Rompí dos puntillas tratando de sacarlo. El chico parecía ser tan real, no me estaba quebrando. Hasta que esos paisajes y los olores me regresaron a la preparatoria.
Ese pequeño pueblo en el que vivía no era para mi y aquel día tumbada en mi cama, pensando en lo que será; me levanté, buscando en el botiquín algo que hiciera sentir viva, que me hiciera sentir lo que no sentía desde que dejé a mi ciudad, a mis amigos y a mi novia.
Aquellas pastillas me ayudaron, al igual que el resfriado.
Rompí dos puntillas tratando de sacar mi historia, la historia que nadie conoce de mí pero es real, y puede que lo mantenga como un secreto, pero está viva.
Estoy en los huesos, ahora trato de regresar a todas esas memorias, con mis pies en la arena y todas las risas.
Rompí dos puntillas tratando de sacarlo: porque fui adicta a los fármacos, mi nariz se secaba y mi mente se sentía volando en clase con aquella anestesia. Rompí dos puntillas porque fue mi desición.