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19 | I BELIEVE IN YOU parte 2

I BELIEVE IN YOU pt. 2: El día del juicio de Draco está cada vez cerca.

nota de la autora: lo siento por la tardanza:-(espero les guste

Draco no puede creer que te está haciendo caso. Aunque, para ser sinceros, podrías pedirle cualquier cosa y el correría, aún si se encontrase al otro extremo del planeta. Pero no puede creer que después de prometerse que no lucharía por algo sin solución, está efectivamente allí, y se considera así mismo un iluso e ingenuo al estar en el Ministerio de Magia.

Tu carta había sido corta, pero directa. No estaba dispuesto a dejarte plantada, pues por más promesas que se hubiese hecho a sí mismo, no era capaz de jugar contigo. Estabas comprometida por su caso, y lo mínimo que debía hacer ahora era colaborar. Incluso cuando mostrarte sus memorias significaba un gran giro en todo esto.

Draco camina por el Ministerio de Magia sintiendo las miradas de cada mago y bruja que allí se encuentran. La mayoría son miradas de reojo, susurros entre los pasillos, pero también están quienes sus mandíbulas caen al piso y no tienen vergüenza en decir en voz alta cuán impactados están por su presencia.

Draco no les presta atención. Por primera vez en su vida, lo que piensen los demás al verlo pasar le importa bastante poco. Cinco años en Azkaban cambian a cualquiera, y ahora tiene bastante claro a qué cosas desea darles atención. O a quienes.

Tu imagen llega a su mente. Su querida t/n. La primera chica a la que invitó a una cita, la primera que conoció a sus padres, e incluso la primera por la que escribió una carta de amor. Esa chica a la que traicionó, y que dejó que pensara por años que la había utilizado. 

Esa chica ya no estaba. Ahora eras una mujer, una mujer a la cual él ya ha perdido. 

Si es que alguna vez te tuvo. Y esa duda le quema por dentro.

Draco sacude su cabeza. Debe tener su mente tranquila y relajada para que el pensadero obtenga sus memorias de forma clara.

En pocos minutos llega la oficina donde está ubicado el pensadero. Toma una bocanada de aire. Verte lo desestabiliza. Le pone el estómago tenso y su mente divaga. Tal y como cuando eran adolescentes; incluso peor.

—Creí que no vendrías—Tu voz envía vibraciones al instante al cuerpo de Draco. Siente a la perfección como tu voz lo apuñala, porque duele saber que si no logran esto, no volverá a oírla en los próximos diez años.

—Fuiste bastante clara en tu carta—Responde en seco.—Sé que no te gusta perder. No iba a luchar contra eso

—Bien, adelante—Dices apuntando el pensadero.—Suelta todo lo que tengas, tenemos dos horas

Draco espera alguna otra palabra de tu parte. Se habían besado hacía tan sólo un día, y su cabeza se había ilusionado con un encuentro más cercano. Pero la realidad es que no se lo merecía. Draco no siente merecer tu perdón, o si quiera tu simpatía. Tal y como unos años atrás, prefiere tu odio en vez de tu indiferencia, y pagaría lo que fuera porque lo insultes o le grites con tal de escuchar tu voz.

Resignado al notar que no eres capaz de mirarlo, Draco se acerca al pensadero. No lo duda dos veces, y saca su varita. Es la primera vez en cinco años que su magia funciona. Apunta a su cabeza, y lentamente empieza a recordar cada memoria que planea depositar en el pensadero. 

Y tan sólo al poner en su mente cuando su Quinto Año de Hogwarts acababa, siente que su cuerpo pesa y duele. Duele saber que verás todo aquello.

Duele saber que todo aquello que recuerda no puede ser cambiado, y que todo aquello que recuerda fue lo que le quitó cinco años junto a ti.

El tiempo pasa, y aunque sólo se trata de una hora, Draco siente que su cabeza ha dado vuelta por muchísimo más. Cuando su último recuerdo importante cae desde su varita al pensadero, suelta un profundo bufido. Está agotado, pero verte allí de pie esperando por él ayuda a contrarrestar el sentimiento. Si pasar tiempo contigo significa ese cansancio, Draco podría cruzar el océano entero nadando sin dudarlo.

—¿Eso es todo?—Preguntas con tus brazos cruzados.

—Todas mis memorias importantes desde mi Quinto año de Hogwarts—Responde Draco en un suspiro.—Desde aquella vez que mi Padre irrumpió en el Departamento de Misterios

—Perfecto—Felicitas asintiendo y echando una mirada rápida al pensadero. Caminas cerca de Draco con total indiferencia, y eso lo mata. No quiere tu lejanía, no quiere tu indiferencia, pero sabe que no está en derecho de pedir algo.—Entonces, el juicio es dentro de dos días, juntaré esta información y me reuniré con algunos testigos

—¿Conseguiste testigos?—Pregunta Draco confundido.

—Tienes más aliados de lo que piensas—Dices satisfecha. Has planeado mantener en secreto la respuesta afirmativa de Theo, e incluso, la confirmación de otros testigos más.—Así que, nos vemos mañana

—Claro—Dice Draco abatido. Mira el reloj en la pared. Aún les queda una hora.

—Mi oficina estará ocupada por unos asuntos de Hermione, pero podríamos vernos en mi apartamento—Mencionas, entregándole un pequeño trozo de pergamino con la dirección.

Draco asiente, y un pequeño destello de alegría llega a su mente. Le agrada la idea de conocer donde vives. ¿Cómo luciría? ¿Cómo la habrías decorado? ¿Tendría algo de lo que habían planeado con ingenuos dieciseis años creyendo que vivirían juntos luego de graduarse? ¿Tendría plantas de poco riego como siempre quisiste? ¿Habrías colocado cortinas oscuras en tu cuarto porque odiabas el sol en las mañanas?

Draco traga saliva. No debe pensar en eso. No debería pensar en la t/n que conoció y que amó. No cuando cada cosa que él toca, se destruye.

—¿Te quedarás?—Pregunta Draco al notar que permaneces cerca del pensadero.

Tu expresión es algo lastimosa.

—Debo revisarlas—Dices aludiendo a sus memorias.—Debo saber que hay allí que te puede beneficiar en el juicio

—Claro—Susurra Draco angustiado. No creía que las verías tan pronto. Pero, después de todo, algunos problemas es mejor cortarlos de raíz.—Perdón

—¿Por?—Preguntas confundida.

—Lo sabrás cuando las veas—Y sin más, Draco se aleja de ti, abandonando rápidamente la oficina.

Tu corazón se aprieta. Miras el pensadero con recelo. Lo que sea que allí esté, debe ser lo suficientemente sensible para que Draco se fuese con tal rapidez.

¿Y si no hay forma de salvarlo? ¿Y si sus memorias delatan que es realmente culpable de todo lo que se le acusa?

Tomas la pizca de valentía que te queda, y de adentras a sus recuerdos

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Oh, pobre Draco—La voz y la imagen de Voldemort son difusas, pero aún así son escalofriantes y paralizan tu cuerpo al instante. No logras identificar el lugar, pero no es difícil inferir el momento.—Tan indefenso—Susurra Voldemort, acercándose a un joven Draco de quince años, tembloroso y delgado.—Tan patético, igual que el tonto de tu padre—Ríe de forma siniestra.—Lucius es un cobarde que no puede hacer lo que se le pide—Sentencia, y el recuerdo muestra de forma clara como Draco apenas puede respirar.—Pero tu tienes algo que él no tiene. Tu tienes mucho que perder, querido Draco

Miras con atención la escena, y sólo entonces notas que los brazos de Draco están limpios. Ves detrás de él, la imagen de Narcissa, cubierta de lágrimas y cabizbaja.

Aquel era el momento en que Draco había recibido la marca tenebrosa.

Tu me ayudarás mucho más que tu padre ¿No es así?—Pregunta Voldemort acercando su siniestra figura a Draco.

S-sí mi Señor—Apenas formula Draco.

Perfecto—La sonrisa de Voldemort es espeluznante. Sus dientes grises y agrietados provocan que Draco quiera vomitar.—Porque sino lo haces—Entonces, notas como Voldemort apunta a un estante en la esquina, repleto de marcos con fotografías familiares de los Malfoy.—Ellos sufrirán las consecuencias—Sentenció.—Tus padres morirán—Lentamente, eleva cada una de las fotografías mientras sus advertencias son enumeradas.—Parkinson, tu amiguita, también caerá. Todos esos a los que llamas amigos—De pronto, se detiene, y una pequeña fotografía junto a ti en cuarto año es elevada.—Oh, y esa chica ¿Es tu novia?

N-no—Suelta Draco.

No intentes mentirme Draco—Voldemort se acerca a Draco con prisa, apuntando su varita en su cuello.—Puedo ver en tu mente—Declara.—Están tan enamorados. El amor, tan débil

Y-yo no...—Draco cree que mentir aún es una opción, pero es imposible que el Señor Tenebroso cambie de opinión, pues está tomando el brazo de Draco y apuntando su varita en la piel pálida.

Cumple con tu misión—Sentencia.—Elimina a Dumbledore del camino y jura tu lealtad a mi—Ordena Voldemort.—O ella, t/n, será la primera que sufrirá las consecuencias ¿Entendido?

Entendido—Murmura Draco con la mirada perdida.

Oh, y no intentes contarle a alguien sobre esto—Dice Voldemort riendo mientras la varita empieza a penetrar el brazo de Draco.—Ni siquiera a ella. Olvídate de ella—Ordena.—Después de todo, tomará el lado de Potter, y no hay nada que puedas hacer al respecto

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Tu cuerpo tiembla y suda como nunca antes al terminar de ver aquel recuerdo. Una especie de aturdimiento te invade, y es casi imposible mantenerte de pie, por lo que debes afirmarte del pensadero.

Tanto tiempo creyendo que Draco era genuinamente malvado, que Draco había decidido por voluntad propia convertirse en un Mortífago. Tanto tiempo creyendo que te había utilizado; y realmente, de lo único de lo que se le podía culpar, era de haber protegido a los que amaba.

De protegerte a ti.

Aún cuando sea doloroso, pasas los siguientes minutos observando cada memoria de Draco, y cada una es más escalofriante que la anterior. Todas indican de forma clara y evidente las amenazas de Voldemort, y el hostigamiento que vivió siendo un mortífago. El cómo se alejó y se fue apagando, y como a cada día que pasaba, se odiaba más.

Cada una de las memorias demostraban que él no había querido tomar la Marca Tenebrosa. 

Al terminar, entre lágrimas tomas un frasco para tomar las memorias de Draco y guardarlas para el Juicio. De pronto, un recuerdo llega a ti. Al guardar el frasco de las memorias de Draco, tu mano encuentra en bolsillo la botella  que Narcissa te había entregado con sus recuerdos.

Sin pensarlo, viertes el líquido azulado y te adentras a la memoria de Narcissa.

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El momento y lugar del recuerdo es sencillo de reconocer, pues puedes verte allí. Son las vacaciones de Navidad de Quinto Año, las cuales pasaste en la Mansión Malfoy. Por un lado, están Draco y Narcissa en la ventana, y puedes ver tu figura en la nieve mientras disfrutabas el frío.

Realmente te gusta ¿No?—Pregunta Narcissa a su hijo.

Parece ser la indicada, estoy seguro—Declara Draco mirándote a través de la ventana.

Es una pena que debas dejarla—Lamenta su madre.

No quiero hacerlo Madre—Susurra Draco.—No quiero verlo,  no quiero ayudarlo

Es un recuerdo previo a recibir la Marca.

No te estoy preguntando si quieres o no—Sentencia Narcissa.—Debes hacerlo. O estaremos muertos

Ambos se ven angustiados. Madre e hijo con las gargantas apretadas y el corazón adolorido.

Lo entiendo—Dice Draco, pero por la expresión en su rostro sabes que no comprende por qué debe arriesgar su vida de esa manera.

Lamento que tu padre y no te pongamos en esta situación—Habla Narcissa.—Pero ya es demasiado tarde para revertirlo—Agrega.—No hay otra opción

Ves como Draco te observa por la ventana y sonríe. Esa sonrisa de adolescente que te regalaba siempre. 

Iré con t/n—Menciona Draco antes de alejarse de su madre.

Aprovecha tu tiempo con ella—Advierte Narcissa, y el recuerdo empieza a notarse borroso.—Para cuando empieces Sexto año, deberás dejarla lo antes posible

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Tu cabeza se aleja del pensadero, y antes de que puedas tomarte unos segundos para procesar lo que acabas de ver, una voz a tus espaldas te interrumpe.

—Disculpe Señorita—Dice un encargado del Ministerio desde el marco de la puerta.—No quería interrumpirla, pero su tiempo en el pensadero ha acabado

—Lo sé, lo siento—Respondes con la voz temblorosa, recién cayendo en cuenta de que estás llorando.—Sólo, le pido un momento más—Ruegas.—Necesito dejar algunas memorias

No sabes cuáles de tus memorias puede ayudar, pero si necesitas vaciar tu cabeza entera con tal de encontrar algo que ayude a Draco, lo harás.


[...]


Es un sábado frío. La nieve cae sin aviso y tu cuerpo se estremece. Pero no es el frío el que te hace temblar, sino Draco. Ha llegado perfectamente temprano a tu departamento para preparar los detalles del juicio. Un juicio que se acerca peligrosamente, al igual que la idea de volver a perder a Draco.

—Buen día—Saluda Draco cuando lo recibes en la puerta.—¿Qué haremos hoy?

—Preparar tu discurso—Explicas mientras que con tu mano le indicas tu sala de estar.—En algún punto del juicio el Ministro pedirá que des tu testimonio de lo que pasó, así que ensayaremos algunas preguntas

Draco asiente y toma asiento. Tu mente da vueltas. ¿Deberías sentarte frente a él? ¿O a su lado? ¿Quizá lo mejor sería mantenerte de pie? ¿Mantener distancias?

—Perfecto—Asiente Draco.

Decides sentarte junto a él, pero lo suficientemente lejos como para que tu largo sofá deje una distancia entre ustedes. Tomas tu varita, y rápidamente distintos pergaminos vuelan desde tu escritorio hasta el sofá. Sostienes uno de ellos y comienzas a leer.

—Malfoy—Dices empezando a simular la audiencia.—¿Su lealtad al Señor Tenebroso era genuina?

—Para nada—Responde Draco.

—¿Qué razones justifican haber accedido a tomar la Marca Tenebrosa?—Preguntas.

—Miedo, sólo miedo—Asegura el rubio.

—¿Miedo a qué?—Interrogas.

—Miedo a perder a los que quiero

Por un momento tu respiración se corta. Te preguntas a ti misma si aquellas son realmente preguntas adecuadas para el juicio, o si más bien, son preguntas que tu corazón ha querido que sean respondidas por tanto tiempo. Haber visto las memorias de Draco remeció tu mente, cuerpo y alma, y tenerlo frente a ti hablando con tal seguridad y sinceridad es reconfortante. En algún punto, es permitir que tu versión de dieciséis años pueda sanar.

—¿Usted fue amenazado?—Preguntas tragando saliva.

—Sí—Responde Draco en seco. Sólo entonces son capaces de mirarse a los ojos. No es incómodo. Al contrario, se siente como si fuese completamente necesario para no enloquecer.

—¿Alguien más alguna vez supo de esto?—Preguntas.

—Sólo mis padres y Pansy Parkinson—Habla.

—Bien, creo que respondes bastante bien—Dices soltando un suspiro. No sabes que más preguntar que pueda ser polémico o estrictamente necesario de ensayar. En tus planes, los testigos y pruebas debería hablar por sí solas.—Debes intentar que tu declaración sea congruente con lo que dijiste cinco años atrás

Recoges los pergaminos del sofá, y tomas aquel que tiene una copia de la primera declaración de Draco. 

—Recuerda revisarla con detalle—Dices al entregársela.

—Suena como si no me creyeras—Bufa Draco en una carcajada.

Y entonces sientes su dolor. Sientes la soledad que ha vivido. Sientes, o crees que hacerlo, lo difícil que fue para él tener al mundo en su contra.

—Creo en ti Draco—Aseguras sin dejar de mirarlo.—En serio lo hago

Silencio.

—Las viste—Dice Draco cabizbajo.—Mis memorias

—Sí—Respondes.—Te dije que lo debía hacer

—¿Algo que decir?—Pregunta Draco, pero en realidad, no sabe si quiere oír algún comentario al respecto.

—Yo...solía odiarte ¿sabes?—Comienzas a decir.—Creo que en algún punto lo hice—Aclaras.—No lo sé—es difícil encontrar las palabras adecuadas. Intentas tomar aire antes de seguir.—Es decir, fuiste la primera y única persona que he amado así en mi vida—Explicas.—Suena tonto, sólo fuiste mi primer beso, mi primer novio, mi primera vez en todo y yo...

—No tienes que seguir si no quieres—Asegura Draco al oír como tu voz se corta y sus ojos se cristalizan.—Y tampoco debes retener lo que quieras decir sólo porque crees que no es correcto

—No pude entender como de la noche a la mañana dejaste de hablarme y me enviaste una lechuza para terminar conmigo—Sueltas.—Estaba realmente enojada—Recuerdas.—Y luego, una semana después, los Mortífagos entraron a Hogwarts gracias a...ti

—No te culpo por odiarme—Susurra Draco.—También lo hago

—Traté de entender por qué lo hiciste, pero hasta ahora no había podido—Entonces, el nudo en tu garganta se desarma, dejando que las lágrimas caigan por tus mejillas sin aviso.—En aquel entonces todos me dijeron que me usaste, que estuviste conmigo sólo para tener la oportunidad de acercarte a Harry y sacar información sobre la Orden—Sollozas.—Y por mucho tiempo les creí

Draco apenas es capaz de hablar. Muchas veces imaginó esta charla, pero jamás dimensionó cuánto podría dolerle oír esas palabras de ti. Jamás pensó que dolería tanto haberte hecho daño, y peor aún, oírte admitirlo.

—¿Y luego?—Pregunta cabizbajo.

—Luego supe que te enviarían a Azkaban—Continúas con tu relato, intentando atrapar tus lágrimas entre tus dedos.—Y que ya sería demasiado tarde para pedirte explicaciones—Agregas.

El silencio les invade. Tu mente te ruega porque seas completamente sincera y no puedes ir en contra de ellos.

 —Una vez fui a Azkaban, de hecho, las primeras semanas que estuviste allí—Confiesas.—Realmente quería verte y hablar contigo pero al llegar me dijeron que habías pedido explícitamente no recibir visitas mías

—Te lo dije el otro día—Draco te mira sin vergüenza.—jamás habría dejado que me vieras en un lugar como Azkaban, no habría permitido que pusieses un pie allí

—Pero ahora entiendo todo—Dices, tratando de recuperar tu respiración y dejar atrás tus lágrimas.—Y siento que por fin puedo soltar todo ese rencor y sentir que te perdono—Asientes.—Después de todo, no puedo pasarme la vida amargada por un noviazgo adolescente

—Para mi fue más que un noviazgo adolescente—Sentencia Draco.—Eras y sigues siendo lo único bueno que me ha pasado en la vida

Y de pronto, tu estómago vuelve a sentir ese revoloteo, y todo cuerpo se siente abrazado por las palabras de Draco. Inconsciente siempre deseaste eso, seguir siendo la única para él.

—Lo mismo digo—Dices, y la distancia del sofá te harta por completo. Lanzas los pergaminos al suelo, y te acercas a él, tocando su mejilla con la palma de tu mano.—Draco—Tu voz suena desesperada.—No estoy dispuesta a perderte de nuevo—Aseguras.—Y haré todo lo que esté en mis manos para sacarte de Azkaban para siempre

Entonces Draco sonríe. Realmente lo hace y por primera vez en mucho tiempo no se siente miserable.

—Sólo hazlo si eso significa que tendremos otra oportunidad—Pide Draco, mientras sus manos se cuelan por tu espalda.

—Lo prometo—Dices sin dudar.

—Merlín, eres asombrosa—Draco admira cada centímetro de tu rostro, y no tarda en tirar de ti para besarte. Instintivamente, tu cuerpo sube al tuyo, sentándote en su regazo, con ambos cuerpos pidiendo no ser separados. Draco te besa con desesperación, y desea con todas sus fuerzas un hechizo que le permita no perder la respiración y poder besarte eternamente.—Te amo

Sus palabras te congelan al instante. Dos palabras y una corriente eléctrica completamente aterradora y placentera al mismo tiempo.

—No digas nada—Asegura Draco al notar tu silencio.—Dilo cuando salgamos del estrado de Wizengamot

Y eso te ata más a la idea de que debes lograrlo.

—Lo haré—Prometes, y apenas terminas tus palabras Draco está besándote de nuevo.

—Necesito pedirte algo más—Dice de pronto.—Sólo en caso de que no lo logremos

—¿Estás dudando de mí?—Preguntas fingiendo estar ofendida.

—Jamás lo haría—Las manos de Draco acarician tu espalda, recorriendo cada centímetro.—Pero dudo de cuán imparcial pueden ser en Winzegamot

—¿Qué quieres?—Preguntas curiosa.

Draco esconde su rostro en tu cuello, dejando ir un suspiro mientras comienza a besar delicadamente la piel bajo tu oído.

—Déjame sentirte una vez más—Susurra Draco.—Porfavor

—D-draco—Apenas puedes pronunciar. La sensación de su boca en tu cuello despierta cada nervio en tu cuerpo que anhelaba su tacto desde hacía mucho tiempo.

—Si no quieres está bien—Asegura.

—Claro que quiero—Te apresuras en decir. Draco no pierde un segundo más, y deja que la fricción de sus cuerpos se deje llevar por un lento vaivén. Las caderas de ambos necesitan, ruega, por dejar ir las prendas.—Oh por Merlín

Rápidamente las prendas comienzas a caer una por una, y Draco se asegura de no haber olvidado ninguna esquina de tu cuerpo, encargándose de besarlo y admirarlo como si fuese la última vez.

—Espera, aquí no—Detiene Draco.—Mereces que vayamos a tu cuarto y...

—Joder Draco sólo hazlo no importa el lugar—Regañas frustrada.—No pienses tanto y sólo tócame

Y Draco no necesita nada más para saber que sólo debe adentrarse en ti hasta saciarse, aunque eso parezca imposible.

—Lo que ordene su señoría—Dice con una sonrisa burlona en su rostro.


[...]

El domingo retumba en tu cabeza, pero es una molestia extrañamente agradable. El dolor en tu cabeza no es resaca, sino falta de sueño, pero se complementa perfectamente con la sensación de cansancio en tu cuerpo. Un cansancio que relataba por sí sólo las horas que habías estado con Draco.

Para cualquier abogado del mundo Mágico, aquello era una falta a la moral. Pero había valido la pena, cada segundo. Tu cabeza se embriagaba el sentir aún su fragancia en tu piel. 

Apenas amanece, te encargas de limpiar el desastre que habían dejado, en el sofá, la mesa, la cama...en fin.

Las horas pasan rápido, y como cualquier otro domingo, hay una sensación de que siempre está atardeciendo. No te fijas en que es hora de almorzar hasta que tu estómago suena, y el llamado en la puerta avisa que Hermione ha llegado como cada semana a comer contigo.

—Hey, te traje tu comida favorita—Anuncia Hermione entrando con una bolsa en su mano.—Pensé que te daría energías—Comenta.—Incluso podríamos llamar a Ginny

Estás a punto de saludarla y de responder a su comentario, pero al acercarte, el rostro de Hermione se llena de confusión y ¿Asco?

—¿t/n?—Apenas dice mientras frunce sus cejas.—Oh por Merlín

—¿Por qué pones esa cara?—Preguntas confundida mientras le quitas la bolsa de comida para poder repartirla en la mesa.

—En serio lo perdonaste—Menciona Hermione.

—¿De qué hablas?

—¡Vamos t/n no soy tan ingenua, tu apartamento huele a sexo!—Exclama Hermione.

—¡Cierra la boca!—Gritas mientras tus mejillas se enrojecen.

—Sólo digo la verdad—Dice encogiéndose de hombros, mientras saca su varita para atraer dos copas y una botella de vino.—Entonces, ¿Cómo estuvo?

—No hablaré de eso contigo—Regañas.

—¿Sobre cómo te tiras a un cliente? Wizengamot estarían todos avergonzados de tu falta de criterio y profesionalismo—Bromea la castaña.—Cuéntame cómo te fue con sus memorias y todo eso ¿Te sientes lista para mañana?

—Jamás había tenido tanto miedo de ir a Wizengamot—Confiesas.—No quiero perderlo Hermione—Lamentas.—No cuando me costó tanto tiempo aceptar que aún lo amo

—¿Algo en sus memorias demuestra que es inocente?—Pregunta.

—Varias cosas—Dices asintiendo.—Pero me preocupa que para los magos de Wizengamot sean pruebas subjetivas

—Lo harás bien—Asegura abrazándote.

—Gracias

—Por cierto—Hermione va hasta su bolso, y saca una pequeña carta.—Te traje otro pequeño regalo

—¿Qué es?—Preguntas confundida. Hermione no dice nada, así que te limitas a abrir el sobre y abrir el pergamino que allí se halla.

Querida t/n

Lamento que el trabajo me tenga tan ocupado. La oficina de Aurores es un completo desastre desde que algunos mortífagos de Azkaban han salido de manera temporal, nos tienen vigilándolos todo el tiempo. Claramente Hermione me escribió para avisarme que habías tomado el caso de Malfoy. Imagino que debes estar preocupada; pero sé que lo lograrás. No conozco a otra bruja tan determinada como tú (Espero que no hayas leído eso en voz alta, Mione me mataría)

Pero no te escribo sólo para felicitarte. Quería avisarte que pedí un tiempo libre en el trabajo, y asistiré al juicio de Draco en Wizengamot, como testigo. Sé que no éramos especialmente amigos en Hogwarts, pero creo que puedo ayudarte un poco.

Nos vemos mañana.

Harry.

—Debes tener fe—Asegura Hermione.

Y entonces caes en cuenta, de que un testimonio del mismísimo Harry Potter podría salvar a cualquiera de Azkaban.


[...]


Lunes, Wizengamot.

Draco entra al estrado con la cabeza en alto, la mandíbula tensa y su mirada directamente fija en ti. Wizengamot luce tal y como lo recordaba. Una especie de anfiteatro, donde las graderías encerraban el lugar. Su puesto se halla abajo, justo en el centro, donde la luz y las miradas de los magos del tribunal lo juzgan sin cesar.

—Con todos y todas presentes, se abre la sesión—La voz de Kingsley anuncia que está por iniciar la audiencia. Draco te mira. Estás a tan sólo unos metros de él. No pudieron hablar antes de la audiencia, y le parece irónico que las últimas palabras que cruzaron antes de esto fueron prácticamente gemidos.—Caso 345. Draco Lucius Malfoy—Anuncia el Ministro.—Hoy su caso es abierto nuevamente para juzgarlo por los cargos de...

Entonces Draco oye como enumeran lo mismo de siempre. Su lealtad a los mortífagos, espionaje, sabotaje...

Pero no puede dejarse llevar por su enojo. Debe mantener la calma, por ti, por él, por ambos.

—¿Jura solemnemente decir la verdad y nada más que la verdad?—Pregunta otro mago desde su gradería.

—Lo juro—Afirma Draco.

—Que pase al frente su defensa—Ordena Kingsley. Draco ve como te incorporas mirando fijamente al Ministro de Magia. Observa tu ropa, y se maldice así mismo por estar más concentrado en ti que en la audiencia.—Señorita t/n t/a, como defensora del acusado ¿Jura solemnemente decir la verdad y nada más que la verdad?

—Lo juro—Dices con seguridad.

—Damos por iniciada la audiencia—Asegura el Ministro.—Señorita t/a, el estrado es suyo

—Buenos días su Señoría—Saludas tratando de tu voz no exponga lo nerviosa que estás.—Buenos días también para cada mago y bruja que hoy nos acompaña—Añades.—Defender a un ex aliado de los mortífagos no es para nada sencillo—Comienzas a relatar.—Pero lo es aún menos cuando su juicio anterior sufrió tantas negligencias

—Explíquese—Solicita un mago del tribunal.

—En aquel entonces, Draco Malfoy sólo tuvo derecho a que sus padres testificaran—Recuerdas-—Su audiencia duró exactamente diez minutos con treinta y siete segundos—Mencionas, elevando el pergamino que contenía los detalles del juicio de Draco.—Nefasto. Es realmente vergonzoso como a un chico de tan sólo dieciocho años se le juzga de una forma tan indiferente. Y peor aún, con una pena desmedida

—Sus actos fueron desmedidos—Declara una bruja de bastante edad del tribunal.

—Sus actos fueron mal interpretados—Aseguras.—A lo largo de este documento se enumeran las acciones que, según el juicio, eran consideradas delitos—Señalas.—Sin embargo, la mayoría de estas no fueron siquiera culminadas. Y mucho menos mal intencionadas

—¿Intenta decirme que Draco Malfoy intentó asesinar a Albus Dumbledore, con buena intención?—Pregunta la bruja incrédula.

—No precisamente—Corriges.—Pero el acusado no deseaba asesinarlo—Explicas.—Deseaba vivir

En cosa de instantes, todos comienzan a murmurar y a quejarse de tus palabras.

—Silencio—Regaña Kingsley en voz firme y golpeando su martillo.—Porfavor, explique sus razones

—Hoy no vengo a defender a Draco de las cosas que hizo—Explicas.—Sino de los motivos que lo llevaron a eso—Kingsley te mira con curiosidad.—Draco Malfoy puede parecer el villano en toda esta narrativa—Mencionas.—Pero es una víctima más del legado oscuro de Voldemort

—¿Tiene pruebas para comprobar semejante teoría?—Pregunta otro mago en el tribunal.

—Bastantes—Aseguras.—Primero quiero, demostrar que Draco desde sus inicios, no mostró ser simpatizante del Señor Tenebroso, sino más bien, fiel y sumiso seguidor a las palabras de su padre—Explicas.—Solicito su autorización para llamar al estrado a Theodore Nott y Blaise Zabini

—Solicitud aceptada—Responde Kingsley.

Draco está estático en su asiento, y pestañea varias veces al ver a Nott y Zabini entrar. Tan distintos a como los recordaba, pero al mismo tiempo con la misma esencia.

Nott y Zabini entran y se ubican frente a ti listos para responder.

—Tengo preguntas muy puntuales—Anuncias.—¿Ustedes se consideraban amigos de Draco Malfoy en los años 1995 y 1996?

—Sí—Responde Theo.

—En efecto—Se suma Blaise.

—¿Eran cercanos?

—Draco nunca fue de hablar de sus problemas personales, pero siempre estábamos ahí si lo necesitaba—Responde Theo.

—Sobre todo cuando tenía problemas con su padre—Añade Blaise.

—¿Podrían explicar de qué problemas se trataban?—Preguntas.

—Desde que lo conocimos siempre se quejaba de que su padre le exigía demasiado—Empieza a relatar Blaise.—Le exigía ser el mejor de la clase, el mejor en Quidditch

—Y en quinto año la cosa se puso peor—Recuerda Theo en un tono lleno de nostalgia.—Draco recibía cartas de su padre

—¿Alguna vez leyeron lo que decían esas cartas?—Interroga un mago del tribunal.

—Draco solía tirarlas a la basura—Responde Blaise con seguridad.—Una vez yo leí una. Era bastante amenazante

—¿Qué se le exigía?—Te adelantas en preguntar.

—Lucius le pedía que se hiciera cercano a Umbrigde—Relata Blaise.—Porque eso le beneficiaría como estudiante

—¿Consideran que Draco era malo?—Pregunta Kingsley.—¿Era una mala persona?

—Para nada, sólo era un idiota—Bromea Blaise.

—Draco sólo se comportaba como un imbécil, pero no lo culpamos—Theo mira con genuina sinceridad al tribunal.—Lucius era el verdadero imbécil

—Una última pregunta ¿Draco alguna vez manifestó su apoyo al Señor Tenebroso?—Preguntas lentamente.

—Jamás—Asegura Theo.—Sólo repetía lo que su padre le decía

—Muchas gracias—Dices soltando un suspiro.—Su señoría, llamo al estrado a la Señorita Pansy Parkinson

Kingsley no tarda en asentir. 

Te volteas a ver a Draco y lo notas aún sorprendido por la presencia de Theo y Blaise. Él genuinamente no creía que fuesen a declarar por él.

Pronto aparece Pansy. Con su cabello negro mucho más largo, y un costado de su cabeza levemente rapado. Llevaba su clásico maquillaje oscuro, y un vestido largo y negro que hacía juego.

—Buenos días Pansy—Saludas al recibirla.—Tengo entendido que tu condena en Azkaban fue de tres años

—Así es—Afirma.

—¿Puedes decirnos el por qué?—Preguntas.

—Por recibir la marca tenebrosa, ser considerada espía en Hogwarts, y por alojar mortífagos en mi casa—Enumera.

—¿Cuáles fueron tus motivos para tomar la marca?

—Mis padres me obligaron—Responde casi desinteresadamente. El tono de Pansy siempre fue así, nunca fue capaz de mostrar realmente sus sentimientos.—Ellos apoyaban genuinamente a Voldemort. Yo no

—Tu fuiste amiga de Draco desde su primer año ¿No es así?—Preguntas.

—Mejores amigos—Corrige Pansy.

—¿Qué nos puedes decir acerca de Draco obteniendo la marca tenebrosa?—Interrogas.

De pronto, el rostro de Pansy no se ve tan despreocupado. Su vista se pierde y su voz es más suave.

—Fue un proceso bastante silencioso para ambos—Murmura.—Y doloroso—Agrega.—Sólo él sabía que yo también la tenía, y viceversa

—¿Cómo viste a Draco en aquel entonces?

—Más callado, más angustiado—Confiesa.—Vivíamos siendo perseguidos por las advertencias de nuestros padres

—¿Crees que ustedes tenían otra opción?—Preguntas y notas como Pansy muerde su labio para reprimir sus ganas de llorar.

—En lo absoluto—Responde.—Éramos de Slytherin, más de la mitad de nuestros compañeros eran hijos de mortífagos o aliados silenciosos—Recuerda.—Nadie nos iba a ayudar a pasar al otro lado—Lamenta.—Se sentía como si nuestro destino siempre fue ser malos

—Muchas gracias Pansy—Murmuras.

Pansy se pone de pie, y rompiendo con el protocolo, se acerca a Draco y acaricia su cabello antes de retirarse. Un gesto simple, pero que demostraba la complicidad y lealtad que aún se tenían.

—Hasta ahora su señoría, los testigos más cercanos a Draco han hablado, y han demostrado de manera genuina que el joven Draco que recibió la marca tenebrosa, no era más que un chico siendo obligado por sus padres a tomar un lado que el no reconocía como el correcto—Relatas.

—Sin embargo señorita t/a, usted no ha presentado ninguna prueba tangible de que las amenazadas de sus padres hayan existido—Cuestiona la misma anciana bruja.

Al menos aún tenías cartas bajo la manga.

—La familia Malfoy tuvo por años la compañía del elfo doméstico Dobby—Recuerda.—Elfo que falleció en manos de Bellatrix Lestrange—Relatas.—Dobby fue liberado en 1993, y luego se unió a las cocinas de Hogwarts

—¿Entonces?—Pregunta Kingsley esperando que vayas al grano.

—La elfina Winky oyó las historias de Dobby acerca de los Malfoy por mucho tiempo—Hablas.—La elfina no ha podido acompañarnos hoy, pero desde Hogwarts envió esta carta

Entonces, alzas tu varita para enviar el pergamino hasta el asiento de Kingsley. Él la recibe, y coloca su varita en su garganta para que su voz se escuche lo suficientemente fuerte.

—Dobby siempre se quejaba de la familia Malfoy, en especial del Señor y la Señora Malfoy. Lo maltrataban mucho. Pero jamás oí quejas sobre Draco. Sí, era mimado, pero Dobby se compadecía de él. Lo oí muchas veces llorar por eso, a cada año temía más por le joven Malfoy.—Lee Kingsley a todo el estrado.—Él sabía que tarde o temprano Draco tomaría el lado oscuro, pero no por voluntad propia, sino porque sus padres llevaban años anunciándolo

Los magos y brujas murmuran.

—No nos parecen pruebas suficientes—Advierte uno de ellos.

—Lo imaginé—Respondes.—Por eso pido nuevamente su autorización para traer un testigo más al estrado—Anuncias.—Harry James Potter

Kingsley te mira con impresión.

—Porfavor, que pase—Responde.

Si antes Draco estuvo sorprendido, ahora lo estaba todavía más. Su boca se mantuvo abierta cuando Harry pasó por su lado.

—Harry Potter—Saludas.—Fuiste el símbolo más grande de la Segunda Guerra Mágica, y quizás una de las personas con más autoridad en este asunto—Recuerdas.—Tu mismo lo viste aquella noche en la Torre de Astronomía cuando Dumbledore murió ¿Qué recuerdas de esa noche?

—Recuerdo mirar con furia a Draco, me parecía que era muy cobarde lo que estaba a punto de hacer—Relata Harry.—Pero luego vi como tardaba en apuntarle a Dumbledore, oí su voz temblar y vi lo nervioso que estaba. Nunca sabré sus reales intenciones, pero por el lenguaje corporal, Draco no estaba ni cerca de querer dañar a Dumbledor

—Luego, en la búsqueda de los Horrocruxes, tú y tus amigos fueron capturados por los carroñeros y llevados a la Mansión Malfoy—Mencionas.

—Y allí Draco mintió por nosotros—Recuerda Harry.—Fuimos compañeros por años, no era difícil para él reconocernos, pero aún así mintió y pudimos tener algo de ventaja para huir ese día

—Cualquiera podría decir que Draco fue tu enemigo ¿Qué dirías tú al respecto?—Preguntas.

—Como compañero en Hogwarts, claro que éramos enemigos—Pero en la Guerra, creo que éramos víctimas frente a un mismo villano. Voldemort.

Lentamente asientes y le regalas una sonrisa a Harry para agradecerle.

—Su señoría—Dices en voz alta.—Acercándonos al final de mi defensa, quiero presentar mis últimas pruebas.—Anuncias.—En estas botellas pueden encontrar las memorias de Draco Malfoy desde 1995—Las botellas salen disparadas de tu bolso hasta Kingsley.—Memorias que, no fueron aceptadas en su primer juicio. Espero que esta vez sean consideradas

Kinglsey observa las botellas con curiosidad, y los otros magos las observan con recelo.

—La sesión tendrá una pausa mientras observamos los recuerdos—Anuncia el Ministro.

—Oh, y una cosa más—Dices antes de enviar otra botella de líquido azulado.—Estas son las memorias de Narcissa Malfoy—Un recuerdo en primera persona sobre cómo ellos eran conscientes de lo que le hacían a Draco

Pronto, cada mago y bruja del tribunal tiene un pensadero frente a sí mismos para visualizar las memorias. A su vez, Draco tiene uno para comprobar que las memorias sean efectivamente las que él entregó. Les toma bastante tiempo observarlas, y cada segundo que pasa se siente más pesado que el anterior.

Hasta que finalmente Kingsley alza su rostro.

—El tribunal ha observado las memorias—Anuncia.—Señorita t/a, usted como defensora sabe que es altamente cuestionable que usted haya mantenido un vínculo con su cliente

—Lo sé—Dices tragando saliva nerviosa.—Pero las memorias de Draco muestran que él y yo perdimos contacto desde el minuto en que él tomó la marca tenebrosa—Explicas.—Y que yo jamás supe de sus motivos

—¿A dónde quiere llegar?—Cuestiona Kingsley.

—Los testigos y las pruebas demuestran sin matices, que Draco Malfoy no tuvo opción—Explicas.—Draco Malfoy nació y creció siendo manipulado por sus padres—Añades.—Draco fue amenazado de forma explícita por Voldemort, él y sus seres queridos—Todos te miran con curiosidad al ver como sacas una última botella de memorias.—Draco tomó la marca tenebrosa siendo consiente de ello, pero su única motivación fue que él y los que amaba continuaran con vida

Lentamente te acercas al tribunal a entregar el frasco con tus memorias.

—Quizá mis memorias no serán bien recibidas—Lamentas, mientras entregas tu propia botella de recuerdos a Kingsley para que sea visualizada.—Pero es mi última prueba

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¿Qué crees tú?—Tu voz suena en el recuerdo. Apenas comienza a visualizarse con nitidez, pero se logra dilucidar la figura de Draco y la tuya, en la Torre de Astronomía de Hogwarts.

¿De qué?—Pregunta Draco.

De todo esto—Explicas.—De Vold..

No digas su nombre—Detiene Draco.—No lo sé, todo es una mierda

Draco, ¿tu sabes que eventualmente esto va a estallar y tendremos que tomar bandos, no?—Tu pregunta suena con angustia.

Lo sé—Tarda en responder Draco.

¿T-tu lo apoyas?—Preguntas a su lado.—Ya sabes, al Señor Tenebroso

No, no lo hago—Asegura Draco.—Sé que soy un idiota la mayor parte del tiempo—Dice cabizbajo.—Pero no apoyo lo que está buscando. Jamás lo haría

¿Y si tus padres te obligan?—Cuestionas.

Me encantaría pensar que podré escapar de eso—Lamenta Draco.—Pero no estoy seguro

Lo entiendo—Dices asintiendo.—Aún puedes unirte a nosotros

No es tan fácil. Ojalá lo fuera—Draco mira a las estrellas, y luego te mira a ti.—Pero recuerda que jamás haría algo con tal de hacerte daño—Ruega Draco.—Porfavor recuerda eso

Lo haré

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Todo el tribunal guarda silencio una vez que el recuerdo se esfuma. No eres capaz de voltearte y mirar a Draco, no cuando no le habías pedido autorización de emitir ese recuerdo, y sobre todo, cuando él lo había omitido en los suyos. No era un recuerdo crucial, pero tenías las esperanzas de que marcase un poco la diferencia.

—Todo lo que hizo Draco lo hizo por miedo—Dices con voz firme.—Por miedo a perder a los que amaba—Añades.—Pero también lo hizo por amor. Por amor a lo poco que tenía—Tu voz amenaza con quebrarse, pero tomas fuerzas para ocultarlo.—Por protegerlos

—¿Algo que decir antes de cerrar su defensa, Señorita t/a?—Pregunta Kingsley.

—Sólo quisiera recordarle a usted y a todo el tribunal, que ustedes tienen hoy, algo que Draco no tuvo seis años años atrás—Mencionas.—Ustedes tienen dos opciones sobre la mesa. Él siempre tuvo sólo una

Nuevamente, el silencio en Wizengamot es estremecedor.

—Si escogen dejarlo en Azkaban, perpetuarán esa historia—Sentencias.—Pero si deciden darle su libertad, serán los primeros en darle a Draco otro camino—Aseguras con esperanza.—Un camino para hacer las cosas sin miedo—Terminas de decir.—Muchas gracias su Señoría

Entonces, comienza la deliberación. Las voces de todos suenan como un gran estruendo que retumba en tu cabeza. Volteas a ver a Draco, y ves como pronuncia un "Tranquila" desde su lugar. Pasados unos minutos, el silencio vuelve a reinar y Kingsley toma liderazgo en la sala.

—El tribunal ha votado—Anuncia el Ministro.—Frente a las pruebas, memorias y testimonios que se han presentado en esta audiencia, es difícil tener certeza de que el señor Malfoy continuará su vida como un mago honesto y alejado de las Artes Oscuras—Explica.—El tribunal se compromete a conceder su libertad, bajo la condición de que el señor Draco Lucius Malfoy sufra una revisión de su varita una vez al mes, con tal de controlar que permanezca alejado de las Artes Oscuras

Tu corazón se detiene, y por un segundo crees que estás a punto de desmayarte. 

El tribunal se compromete a conceder su libertad.

Quieres gritar, llorar de alegría, pero debes mantener la compostura.

—Muchas gracia su señoría—Dices en medio de una gran sonrisa.

—Dicho esto, el acusado queda exento de sus antiguos cargos—Declara Kingsley.—El caso 345 queda archivado de manera definitiva—Entonces, los pergaminos con el caso de Draco desaparecen a causa de la varita de Kingsley.—Y el mago Draco Lucius Malfoy es considerado un mago libre. Se cierra la sesión

Kingsley golpea con su martillo, y todos los magos y brujas del tribunal se ponen de pie para un descanso antes de la siguiente sesión.

Ha acabado.

Y sin darte cuenta, por primera vez en el día, respiras con calma. 

El tribunal deja el lugar de a poco, y aunque no todos parecen satisfechos, parece ser que no les ha quedado más que ceder. Pronto el lugar está vacío, y te sientes lo suficientemente segura como para ir a celebrar con Draco. Lentamente te volteas para caminar hasta Draco, pero él ya está frente a ti.

—Lo lograste—Dice sonriendo.

—Comienzo a pensar que realmente dudabas de mi—Respondes devolviéndole la sonrisa.

—Ni un segundo—Asegura.

—Te amo—Dice finalmente uniendo su frente con la tuya.—No sé cómo agradecerte

—No tienes que hacer nada—Aseguras.—Sólo no vuelvas a irte

—Nunca más—Promete Draco antes de besarte. Un beso que no se siente con temor, que es libre y goza de la seguridad de que nunca más volverán a separarse. 

—Te amo, te amo—Susurras con emoción.

—Y yo a ti mi querida t/n—Responde Draco.—Gracias por creer en mí


-hola¡! PERDÓN X LA TARDANZA pero volví a la universidad 100% presencial y es HORRIBLE,, en serio lo siento

pero les traigo un story time jajaja el otro día en mi primera clase de didáctica de la lectura, tuvimos que explicar nuestra relación con la lectura y tal, que una compañera contó que había empezado a leer porque una de sus amigas leía en wattpad,,,ENTONCES, toda la clase se EMPEZÓ A REÍR DE WATTPAD y todos riéndose de lo cringe que era wattpad y tal y yo estaba como :D mientras sufría en silencio pq NADIE SABE QUE ESCRIBO EN WATTPAD jajjasj bueno en fin





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