16 | WORST MISTAKE
WORST MISTAKE: Dónde Draco te ha estado dejando de lado por el trabajo.
Draco ha estado ocupado. Jodidamente ocupado como para si quiera darte un poco de atención. Y es que el nuevo trabajo que ha conseguido en el Ministerio de Magia le ocupa el noventa por ciento de su tiempo; y sobre todo de humor.
Llevas varios días haciendo tu mejor esfuerzo en no molestarle, ni mucho menos recriminarle algo. Pero tu corazón se encoge cada vez más cuando lo ves llegar de noche, cuando debes comer sola desde el desayuno a la cena, y cuando el gran vacío de la casa es lo único que te acompaña.
Lo notas cada vez más distante. No es sólo una distancia física, sino también emocional. Draco siempre ha disfrutado las mañanas contigo, aguantando unos minutos más bajo las sábanas con tal de pasar tiempo contigo.
Pero parece que unos cinco minutos son demasiado ahora.
Es viernes, y por la tenue luz que se asoma por la ventana puedes notar que recién son las siete de la mañana. La alarma de Draco está hechizada para levantarlo cerca de las ocho, y esperas que esa hora de ventaja sea suficiente para saciarte de lo mucho que extrañas a tu novio.
Te acurrucas junto a él, tratas de abrazarlo lo más que puedes, recordando cada músculo de su espalda, la fragancia de su cuello, y esos ojos adormilados.
—Hey—Dice Draco mientras deja un beso en tu frente y se sienta sobre la cama.—Tengo que ir a trabajar
—Pero es sólo un rato—Pides en un puchero.—Porfavor—Insistes, pero parece que Draco ni siquiera siente culpa por ello, y continúa su camino fuera de la cama.—No nos vemos en todo el día
—No exageres t/n—Responde con indiferencia.—Nos vemos por las mañanas y cuando estoy de regreso
—Pero...—Intentas de decir, pero Draco está cada vez más apresurado, por lo que se inclina a dejar un corto beso en tus labios para despedirse.
O quizás, para callar tu queja.
—No puedo retrasarme—Insiste, y pronto, Draco está dejando la habitación para darse una ducha.
[...]
Una semana después, las cosas no parecen variar. Draco continúa levantándose temprano, y llegando tarde a casa. Definitivamente no es la vida que esperabas tener luego de terminar la escuela. Draco y tú se habían prometido tantas metas al salir de Hogwarts, desde vivir juntos hasta viajar por el mundo, pero todo eso parece un recuerdo borroso cuando te la pasas todo el día extrañándolo.
La sala de estar se ve aún más grande ahora que lo piensas. El sofá es perfectamente una cama si tan sólo estás tú. Giras tu vista, y ves la mesa que has preparado. Esperabas que Draco llegase temprano, pero la comida se enfría al mismo ritmo que tu corazón se encoge.
Tus pensamientos son interrumpidos por un ruido en la chimenea. Volteas nuevamente, y ves a Draco salir de ella con total tranquilidad, y en un silencio abrumador camina hacia la habitación.
—¿Draco?—Preguntas desconcertada.—No me avisaste que habías llegado
—Lo siento, estoy muy cansado—Lamenta. Cuando voltea, puedes ver el cansancio en sus ojos.—Tuve un día terrible y sólo quiero dormir
—Oh pero—Te pones de pie, caminas hacia él y colocas tus manos en su cuello, tratando de acariciar su piel y calmar su estrés. Por unos segundos empatizas con él y crees que no es momento para pensar en tus inseguridades.—Te preparé la cena, yo misma, ¿Por qué no comes y luego tomamos un baño? Puedo hacerte un masaje y...
—¿Qué tal la próxima vez?—Dice Draco abatido.—Estoy agotado, en verdad sólo quiero recostarme
—Entiendo—Dices asintiendo.—¿Quieres que te prepare un té?
—No, tranquila—Asegura, y se acerca a darte otro de esos besos en la frente que ha estado utilizando antes de huir de una conversación.—Estoy bien así
[...]
Al menos, el domingo ha llegado; el único día en que Draco se queda en casa. Y a pesar de que no utilicen ese día para salir juntos, te sirve de consuelo verlo descansar a tu lado en una siesta matutina.
Lo ves dormir plácidamente. Ya son cerca de las doce del mediodía, y piensas que es momento de que coma. Vas a la cocina, y preparas algo lo suficientemente llenador para que empiece bien el día. Preparas una bandeja, y su té preferido. Lo llevas hasta la habitación, entusiasmada de despertarlo con un beso; pero Draco está sentado en la orilla de la cama, con su habitual camisa blanca, mientras realiza el nudo de su corbata con la ayuda de un hechizo.
—¿Saldrás?—Preguntas con una clara decepción saliendo en el tono de tu voz.
—Si, el Ministro envió una lechuza pidiendo que fuese, ocurrió algo urgente—Explica Draco mientras toma su abrigo negro con prisa.
—Pero Draco, es domingo—Dices abatida. La situación te ha consumido hasta el punto de necesitar explotar y no crees poder aguantar otro día así.—No hemos pasado tiempo juntos—Lamentas.—Se supone que hoy deberías quedarte aquí y descansar
—Lo siento, en serio—Dice Draco mirando por la habitación buscando alguna especie de excusa.—Pero esto es realmente importante y....
—¿En serio es así de fácil?—Preguntas dolida.—¿En serio es tan fácil ignorar y olvidarte de tu novia así como así?
—No te estoy ignorando t/n, pero el trabajo...—Trata de explicar Draco.
Pero tu paciencia se agotó.
—¿Hay alguien más?—Preguntas sin más.
—¿Qué?—Draco detiene en seco sus acciones, y parece que buscar su maletín ya no está en sus planes.
—Lo que escuchaste—Dices con voz firme.—¿Hay alguien más? ¿Te estás viendo con otra mujer?
—¿Qué cosas dices?—Draco tiene una expresión llena de confusión y no puedes controlar tu rabia.
—¡No me trates como si fuese tonta!—Exclamas.—No estás en todo el día, llegas tarde, siempre tienes excusas para ir corriendo al Ministerio ¿E irás a trabajar un domingo?
—Estás exagerando, lo único que hago es trabajar para que...—
—¡Lo único que haces es dejarme en el último lugar de tu vida!—Gritas mientras las lágrimas corren por tus mejillas y tus brazos se alzan.—¿En qué momento te obsesionaste con el trabajo hasta el punto de ni siquiera poder compartir un día de tu semana conmigo?
—Desde que este trabajo es lo único que tenemos...—Murmura Draco sin mirarte.
—¿Lo único?—Preguntas incrédula.—¡Draco eres heredero de una jodida fortuna!—Refutas.—¿Por qué demonios necesitarías trabajar toda la semana en el Ministerio?
—¡Porque esa jodida fortuna ya no es mía!—Exclama Draco frustrado.—¿Feliz?
Y un silencio los separa por varios segundos.
—¿Qué?—Apenas puedes decir.
—¡La perdí!—Suelta Draco mirándote con angustia.—¡Mi padre me la quitó luego de la Guerra!—Añade. Draco se detiene, notando que el volumen de su voz ha subido demasiado y que lo último que quiere es gritarte. Se toma un tiempo para respirar, y para encontrar las palabras adecuadas.—Mi padre no soportó que nuestro apellido quedase enterrado después de fallarle a Voldemort—Explica en voz baja.—....y se encargó de que lo único que me quedase de él fuese el apellido
—¿Por qué no me lo habías dicho?—Preguntas.
Draco apenas puede hablar. Parece que ha estado manteniendo ese secreto por tanto tiempo que no sabe como reaccionar. Lentamente se sienta de nuevo en la orilla de la cama, y te apresuras en sentarte junto a él y abrazarlo por la espalda.
—Preferí trabajar toda la semana en el Ministerio para poder ganarme un lugar por mi mismo—Comienza a explicar.—Para que te sintieras orgullosa—Confiesa.—Y ya sabes, para darte todas esas cosas que siempre te prometí
Y esos recuerdos vuelven una vez. Memorias de aquel Draco de diecisiete años prometiéndote una gran casa, viajes, regalos, todo con tal de enamorarte.
—Draco, yo nunca te quise por tu dinero—Recuerdas.—No necesito esas cosas
—Sólo quería demostrarte que podía construirme un nombre por mi cuenta—Draco se encoge de hombros.—No quería ser más el hijo de alguien
Y entonces entiendes, que cada hora que Draco pasó en el Ministerio de Magia, fue una hora donde intentó borrar de su nombre su pasado como Mortífago, y demostrar su valor como mago. Como buen Slytherin —y cabeza dura— se concentró tanto en su objetivo y en la ambición que lo movía, que se cegó por completo.
—Lo siento—Se disculpa Draco volteándose hacia ti y uniendo su frente con la tuya.—Perdí la cabeza y no me di cuenta de que he estado comportándome como un novio terrible
—Lo siento yo también—Dices abrazando su cuello.—He exagerado en vez de siquiera preguntarte antes—Confiesas.—Me estaba sintiendo muy sola y me hizo mal sobre pensar tanto las cosas
—No tendrás que pasar por eso de nuevo—Promete Draco, tomando un mechón de tu cabello y acomodándolo detrás de tu oreja.—Mi peor error ha sido hacerte sentir que no eres querida—Lamenta.—Pasaré más tiempo contigo, lo prometo, empezando por ahora
Draco tira de ti, y ambos caen el colchón. Pasan cerca de media hora simplemente abrazados en silencio, con Draco repartiendo besos por tu cuello y rostro, asegurándose de recordarte lo mucho que te ama.
—¿Sabes que no tienes que trabajar tanto cierto?—Dices de pronto.—No necesitamos una gran fortuna—Le recuerdas.—Contigo siento que lo tengo todo—Añades y Draco sonríe.—Además, pronto abrirán vacantes en el Callejón Diagon y quiero ir a trabajar allí
—Tendremos que organizar nuestros horarios—Asiente Draco.—Te adoro t/n, como no tienes idea
—También te adoro Draco.—Respondes.—¿Prometes que no me ocultarás nada más?
—Prometido—Y Draco no entiende como pude ocultarte aquel secreto por tanto tiempo. Tiene frente a sí a la chica más comprensiva, y se jura jamás volver a jugar con tu confianza de esa forma.—Ahora, ¿Qué tal si tomamos un baño? Recuerdo que me ofreciste un masaje días atrás
—Suena perfecto
-otro one shot de regalo por san valentín<3 ¿será que tengo un tercero? mmm...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro