11 | HALLOWEEN COSTUME
HALLOWEEN COSTUME: Donde Draco está realmente estresado por los disfraces de Halloween de sus hijos, Scorpius y Lyra
oigan sé que pasó una semana desde halloween:( pero espero les guste de todas formas
—¡Papá! ¡Mamá!—La dulce voz de Scorpius por primera vez no es para nada agradable para los oídos de Draco. Aún está cansado, siente sus ojos pesados y su espalda doler, y es que el trabajo de Auror no era para nada sencillo. El pequeño Malfoy no lo sabe, pero su padre había salido a una misión de emergencia durante la madrugada y lleva apenas una hora dormido.—¡Despierta porfavor!
Draco gruñe contra la almohada. Quiere pensar que es un sueño —o más bien, una pesadilla— pero debe atenerse a las consecuencias y responsabilidades de ser padre, y empieza a frotar sus ojos. Busca un poco de esperanza a su lado, pero nota que no estás. Probablemente ya te has levantado. Tus horarios se han invertido a los de él debido al trabajo y apenas logran pasar tiempo juntos entre la vida laboral y los hijos.
—¡Papá vamos levántate!—Insiste Scorpius. Con apenas cinco años tiene claro lo que quiere y ni todo el sueño del mundo que tenga su padre lo podrá detener. El pequeño Malfoy sube a la cama, y levanta las sábanas y cobijas que cubren a su padre.—¡Hoy iremos a buscar nuestros disfraces de Halloween!
Draco maldice mentalmente. Recuerda con seguridad haber acordado muchos años antes que aquella celebración muggle no era su estilo y jamás se emocionaría por ella. Pero a ti te encantaba, y cuando Lyra, la mayor, fue lo suficientemente consciente de que con un disfraz y una linda sonrisa podía conseguir todos los caramelos que desease, con gran ambición digna de una Malfoy, Halloween comenzó a ser su festividad preferida. Claramente Scorpius no se quedó atrás, y ahora Draco debía pagar el precio de tener una hija tan determinada para transformar a su hermanito en su secuaz de Noche de Brujas.
— Scorpius, hijo, es muy temprano—Anuncia Draco en un bostezo, sintiendo como las pequeñas manitas de Scorpius toman sus hombros y lo sacuden.
—¡Pero Halloween es mañana!—Reclama.—¡Aún no sé de qué disfrazarme, podría tardarme horas en escoger!
Draco rueda sus ojos. Scorpius ha estado en una etapa extraña de querer tener todo fríamente calculado. Tan sólo tiene cinco años y Draco ya siente que Scorpius tiene rasgos de ese perfeccionismo que te caracteriza.
—Bien, ¿por qué no vas a vestirte? Así me das unos minutos más de sue...—
—Papá, estoy vestido hace una hora—Bufa Scorpius. Sólo entonces Draco parpadea y la imagen frente a él es más nítida. Su hijo está perfectamente peinado y vestido, con sus ojos grises abiertos como platos y una mirada ansiosa.
—Está bien, estaré listo en un rato—Anuncia Draco.
—¡Genial!—De un rebote, Scorpius está fuera de la cama y corriendo escaleras abajo. Draco suspira, y piensa en todas las pociones que necesitará para que su cuerpo combata la falta de sueño. Pero lo vale, todo lo vale, con tal de ver a su hijo feliz.
—Veo que alguien vino a despertarte antes que yo—Tu figura aparece ante los ojos de Draco y su sonrisa aparece de inmediato. Adora verte en las mañanas, con ese aspecto maternal que te caracteriza, una sonrisa dulce y tus ojos brillando hacia él.
—Bueno, hubiese preferido que me despertaras tú—Dice Draco. De inmediato, caminas hasta la cama para sentarte a su lado. Draco ha vuelto a recostarse, tratando de disfrutar un poco de tu compañía y de la cama unos segundos más.
—Ya tendremos tiempo—Aseguras, llevando tus nudillos al rostro cansado de Draco para darle caricias.—Pero por ahora, debemos cumplir nuestro rol de padres e ir por esos disfraces
—Lo sé—Draco se aleja de la almohada a regañadientes, y acerca su rostro a su cuello—En momentos como estos recuerdo por qué no debo olvidar usar protección—Susurra dejando un beso cerca de tu oído.—No soportaría otro pequeño Malfoy
—Te cobraré la palabra—Dices divertida levantándote y caminando hasta la puerta.— Te recuerdo que Scorpius fue un "estoy triste porque Lyra aprendió a leer muy pronto y quiero otro bebé"— Bromeaste.
—No me lo recuerdes—Pide Draco.— Oye, hablando de Lyra ¿De qué se quiere disfrazar? Es su último Halloween aquí— Recuerda Draco.— El próximo año irá a Hogwarts
—Si...—Respondes temerosa.—Sobre eso...
—¿Qué sucede?—Pregunta Draco con curiosidad. Por tu tono de voz, tiene el presentimiento de que algo malo está por salir de tu boca.
—Sospecho que no te gustará para nada la idea...
[...]
—¿¡Helga Hufflepuff!?—Draco no puede creer las palabras que él mismo acaba de pronunciar. Lyra observa completamente serena como su padre comienza a perder la cordura—¿Por qué demonios te quieres disfrazar de Helga Hufflepuff?
—Draco, vocabulario—Regañas en cosa de segundos.
—Tienes razón, lo siento—Bufa Draco frustrado—Pero—Tu esposo apenas puede ordenar sus ideas y estás completamente segura de que Lyra está mordiéndose la lengua por no reír. Ambas habían previsto esta reacción y está siendo igual de dramático que siempre—Lyra, hija—Draco se acerca y alza sus brazos desesperado.—¡De todo lo que se te podía ocurrir! ¿Por qué?
— ¡Porque fue una gran bruja!—Exclama Lyra con seguridad. Es entonces como la pequeña rubia comienza su discurso para convencer a su padre.—He estado leyendo, tu mismo me dijiste que comenzara a estudiar para llegar adelanta a Hogwarts y bueno—Sus hombros se encogen y su sonrisa es firma.—Creo que Helga Hufflepuff fue una bruja muy sabia que defendió principios muy nobles—Añade.—¡Gracias a ella los elfos domésticos de Hogwarts tuvieron un lugar digno y seguro para trabajar!
—¿Esto es porque tu tía Hermione ha cuidado de ti cuando estamos trabajando? Si, definitivamente es eso—Sentencia Draco. Un segundo después, su mirada se dirige a ti y susurra:— t/n, te dije que era mala idea dejarla con los Weasley
— Draco, relájate—Regañas una vez más.
—Tranquila, tengo todo bajo control—Asegura acercándose a ti y tomando tus hombros para charlar unos segundos lejos de Lyra.—Traeremos a Pansy, y listo, en un par de horas Lyra querrá disfrazarse de princesa o cualquiera de esos disfraces brillantes y coloridos
— Draco, estoy segura de que Pansy le diría que use un disfraz lleno de cuero ¿Cómo eso sería mejor?—Debates.
— Cierto—Maldice Draco.—¡Blaise y Theo! ¡Sí!—Exclama entusiasmado de su plan— Seguro pueden convencerla de usar algo como ¡un traje de astronauta! ¡o de calabaza!
—¡Papá!—Lyra interrumpe en un grito que resuena en toda la casa. Draco se voltea, y la pequeña Malfoy tiene su mirada fija y decidida hacia él.— Es mi disfraz, no el tuyo
— Pero, ¿y si nuestros vecinos muggles preguntan de qué es tu disfraz?—Pregunta Draco por última vez, esperanzado. Pero todo está perdido para él. Su hija es una Malfoy, completamente decidida de sí y no hay nada ni nadie en este mundo que la haga cambiar de opinión.
— ¡Les diré que es de Princesa y ya!—Bufa alejándose hacia la chimenea.—Ugh, eres tan dramático
—¡¿Podemos irnos ya?!— Entonces, Scorpius aparece. En realidad, ha presenciado toda la escena sentado en el sofá, ansioso y desesperado por impartir rumbo hacia la tienda de disfraces. Pero su paciencia explota, y sólo quiere poder ir ya mismo.
—Como sea, vamos—Dice Draco. Con complicidad, sonríes hacia Lyra. Ha conseguido lo que quería. Siempre lo hace, y es que en el fondo Draco jamás podría decirle que no a sus hijos.
Aún si eso incluye que su hija esté acercándose a Hufflepuff y no a Slytherin sin nunca haber pisado Hogwarts.
[...]
La tienda es enorme, y está tan llena de disfraces que Draco no puede creer que se trate de una tienda muggle. Después de todo, Scorpius y Lyra siempre han sido niños llenos de curiosidad por la cultura no mágica y les encanta entrometerse en esos lugares. Por mucho tiempo trató de convencerte que era más rápido encantar unos disfraces y ya, pero no lo logró. Y es que con el paso de los año ha ido entiendo que la tradición incluye buscar o crear el disfraz indicado y no hacerlo aparecer por arte de magia.
—¡Al fin!—Scorpius brinca de lado a lado en la entrada de la tienda.—¡Wooow, es increíble!—Exclama emocionado.— ¡Tienen cientos de disfraces!
—Yo iré con Scorpius a probarle algunos—Dices hacia Draco. Aún se ve serio, pensativo, y sabes lo que eso significa. Está divagando.—¿Vas con Lyra?
—Ajá—Responde en seco.
— Cambia esa cara—Sentencias. Tu mano encuentra la suya, y a pesar de que se nota tenso, rápidamente se deja llevar por tu tacto.—Tranquilo—Susurras.— Esto no significa nada
— ¿Dices que aún hay esperanzas de que Lyra esté Slytherin?—Pregunta. Es una estupidez, pero Draco ha soñado desde el día que Lyra nació, que su pequeña se convierta en la futura Princesa de Slytherin. Determinada, audaz, astuta. No dejaría de quererla si su casa fuese otra, pero su orgullo de padre estaría más que regocijante si se tratase de Slytherin.
— Bueno, ella se disfrazará de lo que quiera cueste lo que cueste—Comentas. Lyra está a varios metros de ustedes, tratando de retener a Scorpius a que recorra toda la tiendo solo. Draco los mira y tu corazón se encoge al ver como sus ojos brillan. Él ama a sus hijos por sobre todo, y es tanto ese amor y deseo por cuidarlos que a veces su cabeza imagina inseguridades sobre ellos no siendo felices. Pero son felices, y estás agradecida del esfuerzo que hace Draco cada día por ser un buen padre.—¿Suficiente astucia y ambición para ti?
—Un poco—Dice Draco más calmado.
—Ánimo, sólo estás así por falta de sueño, pareces un bebé—Comentas divertida apretando una de sus mejillas.—Gruñón
— No te burles—Defiende Draco.
— Hey, puedes aprovechar y buscar un disfraz para nosotros—Dices mientras caminan hasta los niños.
—Oh no no—Se niega Draco.—Yo quiero pasarme toda la noche durmiendo, tú los sacarás a pedir caramelos
—Qué lástima—Dices mirando a tu alrededor. Entonces, te detienes en seco, y colocándote de puntillas llegas hasta su oído para susurrar.—Supongo que no podré darte mi sorpresa de Halloween
—¿Sorpresa de Halloween?—Draco te mira atónito.
—Ya sabes, de ese tipo de disfraces que definitivamente no venden aquí—Dices acomodando el cuello de su camisa mientras sonríes maliciosa.—Y que no podría usar en la calle
Entonces, la mente de Draco se ilumina, y extrañamente el sueño parece no importar más. Ha captado tu indirecta, y está ansioso por salir a pedir esos estúpidos caramelos en un estúpido disfraz con tal de recibir aquella sorpresa.
—Bien, me convenciste—Dijo Seguro.
—Claro que lo hice—Respondiste orgullosa.
— ¡Mamá! ¿Vamos!—Scorpius ha regresado, y está justo abajo de ustedes tirando de sus ropas para que le presten atención.
—Claro—Respondes a Scorpius tomando su mano. Antes de que el pequeño rubio te arrastre con rapidez, te giras hacia Draco:—Buena suerte
Entonces, Draco ha está a merced de la vida, frente a uno de sus terrores más grandes; Lyra. Tiene que enfrentar ese incómodo momento que sólo los padres con hijas con conocen; las compras.
— Entonces, Helga Hufflepuff—Comenta Draco rascando su nuca con nerviosismo mientras se acerca a Lyra.
—Así es—Lyra está pensativa. Observa cada sección de la gran tienda y Draco no tiene dudas de que la joven está organizando sus ideas.—Iré a buscar el vestido por allí—Apunta hasta la izquierda del lugar.—¿Puedes buscar algo similar a la copa mientras tanto?
—¿La copa?—Draco la mira confundido. Puede ser la falta de sueño, pero Draco no tiene idea de lo que hija está hablando.
— ¡La copa de Helga Hufflepuff! ¡Fue un horrocrux!—Exclama Lyra frustrada por la incompetencia de su padre.— Vamos papá ¿De verdad te graduaste de hogwarts?
—¿De dónde sacaste esa manera de responder?—Pregunta Draco indignado.
— ¿De verdad te lo preguntas?—Refuta Lyra antes de irse.
Entonces, Draco hace un proceso de introspección, y recuerda su manera de actuar cuando era joven. El insoportable niño respondón e irónico.
—S, lo sacó de mi
[...]
Draco no está seguro de cuánto tiempo lleva en aquella estúpida tienda con esos estúpidos muggles que no dejan de mirarlo. Ha preguntado a cada vendedor, pero no hay copas, y las que hay, han sido rechazadas por Lyra. Definitivamente su hija es muy exigente.
Frustrado, te busca por toda la tienda y encuentra un poco de paz al encontrarte fuera de los probadores. Se sienta a tu lado, y apoya su rostro en tu hombro como si de un niño pequeño se tratase.
—¿Y bien?—Preguntas.
—Lyra encontró el vestido, pero no hay ninguna copa que se parezca a la que quiere—Responde cansado.— ¿Scorpius?
—Está decidiendo en el probador—Respondes en un susurro esperando que Scorpius no les escuche.—El pobre está atravesando una crisis de identidad, no sabe si disfrazarse de calabaza o de dinosaurio
—Ya decidirá—Dice Draco riendo.
— ¿Y qué escogiste para nosotros?—Preguntas con curiosidad.
—Nada me convence, todos los disfraces muggles son estúpidos—Draco rueda sus ojos y recuerda cada disfraz que se ha topado en la tienda.—¿Viste los trajes de brujos y hechiceros? ¡Nosotros no usamos esos sombreros puntiagudos!
—Dumbledore y McGonagall lo hacían—Debates.
— Pero yo me rehúso a hacerlo—Refuta Draco.
—Quizá debamos visitar otra tienda— Comentas y antes de que Draco pueda decir algo, Scorpius sale del probador con un gran traje naranja.
—¡Mamá!—Exclama en un puchero.—¿Crees que me veo gordito como calabaza?
Draco tiene que morder su lengua para no reír. Su hijo está disfrazado de calabaza, una redondita y suave calabaza.
—Creo que luces absolutamente adorable—Respondes a Scorpius.
—¡Pero no quiero lucir adorable!— Exclama frustrado.—¡Yo quiero verme aterrador!—Entonces, notas como el puchero de Scorpius tiembla y sus ojos se humedecen.—¡Los demás niños se van a burlar de mi!
—Hey hey—Dices tratando de calmarlo.—Nadie se va a burlar de ti
—¿Qué tal si pruebas de nuevo con el dinosaurio?—Sugiere Draco hacia Scorpius.—¿Quieres probártelo de nuevo?
—E-está bien—Tartamudea Scorpius mientras toma aire y se traga sus lágrimas camino al probador.
—¿Puedes manejarlo sola?—Pregunta Draco antes de retirarse. Está seguro de que si Scorpius está frustrado, Lyra debe estar peor.
—Eso espero—Suspiras y ves como el pequeño Malfoy se adentra en el vestidor.
Draco camina por toda la tienda, y no logra ver a Lyra. Se pregunta si quizá esta decepción la ha llevado a cambiar de opinión sobre su disfraz, pero sus esperanzas se esfuman cuando la ve sentada en una esquina, con su vestido en mano.
—Lyra Narcissa Malfoy ¿Por qué esa cara?—Pregunta Draco sentándose a su lado.
—Aún no consigo la copa que estoy buscando—Suspira frustrada.—Todas lucen simples—
—Podríamos hechizar una, no es tan difícil—Sugiere Draco.
—¡No!—Se niega de inmediato.—Ni con un hechizo se vería tan genial como en los libros
— Ya se nos ocurrirá algo—Asegura Draco.
—¿Mamá y tú se disfrazarán?—Pregunta Lyra cambiando de tema.
— Si, aún estamos pensando que usar
—Vale, sólo no usen nada que nos avergüence, por favor—Ruega Lyra.
—Deberías decirle eso a tu hermano—Se ríe Draco tratando de animar a su hija.—Está entre una calabaza y un dinosaurio
—Que tierno—Ríe Lyra. Entonces, un extraño ambiente de nostalgia inunda el lugar.—Realmente voy a extrañar pasar la noche de Halloween con ustedes
Y es entonces cuando Draco se da cuenta cuánto ha crecido su pequeña Lyra. Ya han pasado más de diez años desde que la sostuvo en sus brazos por primera vez y se dió cuenta podía existir una Malfoy llena de amor y bondad. Se da cuenta que su pequeña Lyra pronto pasará nada más que vacaciones y Navidad en casa, y crecerá lejos de ustedes.
—Nosotros te extrañaremos más a ti de lo que tu nos extrañarás a nosotros, tranquila—Reconforta Draco tratando de encontrar las palabras adecuadas.—Estarás tan ocupada en Hogwarts que ni te darás cuenta que no estamos allí—Asegura Draco mirando con ternura a Lyra.—Y las noches de Halloween en Hogwarts no son tan aburridas, no te preocupes—Añade.—Sé que encontrarás la manera de crear tu propia tradición de Halloween allí aún cuando nosotros no estemos
—Gracias Papá—Dice Lyra lanzándose a su brazos.
Ese abrazo es algo más. Es un empujón a la mente de Draco y surge una idea fugaz para lograr el cometido de su hija. Pero necesitará hacer un gran esfuerzo.
—Sabes, creo que tengo una idea para lo de tu copa—Dice Draco.—Ve con tu madre, ya regreso
[...]
Lo último que quiere ver Draco es la oficina de Aurores. El trabajo lo ha tenido estresado pero este era el único lugar donde podía encontrar a Potter.
—Malfoy, no quiero ofenderte pero...—Harry Potter mira a Draco completamente atónito en su oficina.—¿De verdad te graduaste de Hogwarts?
—¿Por qué demonios todos preguntan eso?—Bufa Draco para sí mismo.
—Draco, todos los horrocruxes están destruidos—Dice Harry con obviedad.
— ¡Eso lo sé! ¿Pero donde están las ruinas, los restos?—Exclama Draco frustrado.—¿No tienes esa maldita copa rota guardada en alguna parte?
— No Malfoy, de eso se trataba destruir un horrocrux, que no quedase nada de ellos—Le asegura Harry. El pelinegro no puede creer la surrealista escena que tiene en frente; Draco Malfoy desesperado por su ayuda para poder complacer el capricho de su hija.
—Genial—Lanza con ironía Draco. Cansado y agotado por la situación, se deja caer en el asiento de la oficina de Harry completamente abatido.
—¿De verdad Lyra quiere disfrazarse de Helga Hufflepuff?—Pregunta Harry, y Draco está seguro que lo hace sólo para molestarlo.—Vaya Malfoy, veo que el karma hizo de las suyas
—No te burles Potter—Sentencia.—Sólo ayúdame a encontrar una copa que se parezca, tu la viste en persona, ¿Por qué es tan difícil?
—Creo que puedo hacer algo por ti—Divaga Harry jugando con la poca esperanza que le queda a Draco.—Hace unos meses inauguraron un Museo de Historia de la Magia y hay algunas réplicas de los Horrocruxes—Comenta con total tranquilidad.—Podría pedir un pequeño préstamo
—¿Cómo?— Pregunta Draco.—¿Cómo se supone que vas a conseguir una pieza de un museo como si nada?
—Malfoy, soy el elegido
Draco lo mira levantando una ceja. Definitivamente lo último con lo que quiere lidiar es con el ego de Potter. Podrán ser adultos, casados y con hijos, pero las rivalidades son eternas.
—Bueno, en realidad Hermione es de las accionistas principales del Museo, ella podría prestármelo—Aclara Harry con nerviosismo al ver la amenazante mirada de Draco.
—Ahora tiene sentido—Declara Draco.
—Te lo haré llegar en una lechuza apenas hable con ella—Promete Harry.
—Gracias Potter, me has salvado—Entonces, Draco se levanta del asiento, listo para volver en un movimiento de varita hasta la tienda de disfraces.
—No es la primera vez—Declara Harry.
—No te sobreestimes—Bufa Draco antes de desaparecer.
[...]
Draco regresa rápidamente a la tienda de disfraces, tan ofuscado por la emoción de haber conseguido lo que su hija quería, que ni siquiera se detiene a revisar si algún muggle le ha visto aparecer de la nada.
Espera no haber tardado demasiado, y mientras camina por la tienda en busca de Lyra, recuerda que aún debe encontrar un disfraz para ti y para él. No quiere nada llamativo, pero está seguro de que busca algo donde puedas lucirte, sentirte cómoda y que sus hijos no sientan que sus padres hacen el ridículo.
Entonces la solución llega rápidamente. Frente a él, dos maniquíes se aparecen. Es algo clásico, predecible, pero adecuado; vampiros. Ese típica capa roja, unos colmillos falsos. Para él es algo cómodo, no necesita usar más que sus típicos trajes negros. Pero para ti es estupendo, porque puede imaginarte en un ajustado vestido negro y rojo en la luz de la luna.
Draco no tarda en pedirlos y encargarse de pagarlos antes de que los veas. Quiere molestarte y tenerte con la curiosidad por un tiempo más.
Desde el otro lado de la tienda, Lyra te ha encontrado.
—¿Y tu padre?—Preguntas al ver a Lyra sin compañía.
—Me hizo venir a acompañarte—Señal Lyra sin preocupación.—No sé a donde fue
—Que raro—Mencionas confundida.
—¿Scorpius escogió?—Pregunta tu hija.
—Si, tu hermano será un dinosaurio—Dices, y antes de poder decir algo más, Scorpius aparece usando su disfraz.
—¡Rawwr!—Ruge Scorpius hacia su hermana mayor.
—Wow, aterrador—Asegura Lyra en su mejor actuación.
—¿Todo listo?—La voz de Draco los asusta a los tres. Se le ve satisfecho y listo para irse de la tienda lo antes posible.
—¿Y tú donde estabas?—Cuestionas de brazos cruzadps.
—Encargándome de unos asuntos—Dice Draco con indiferencia.—¿Dónde pagamos?—Pregunta, esperando cambiar de tema y que así Lyra aún no descubra su cometido.
—Por allá—Señalas. Entonces, Scorpius empieza a correr con emoción hasta la caja registradora y Lyra corre detrás de él tratando de que no choque con los demás clientes.—¿Encontraste algo para nosotros?
—Si, pero te lo enseñaré mañana—Sentencia Draco.
—Que misterioso—Dices rodando tus ojos.
[...]
Han pasado varias horas desde que llegaron a casa y Scorpius no puede esperar a ir a dormir y que llegue el día siguiente. Queda poco para cenar y Lyra está ayudando a Draco a preparar la mesa.
—¡Mamá! ¡Papá!—Exclama Scorpius desde la ventana.—¡Llegó una lechuza!
—¿Estábamos esperando algo?—Preguntas hacia Draco confundida. No recuerdas haber pagado otra suscripción a un periódico mágico, y aquella lechuza no parece ser ni de tus padres ni del trabajo, ni mucho menos de los correos.
—Yo no—Responde Draco con una sonrisa.—Pero Lyra sí
Lyra no logra comprender las palabras de su padre, pero no tarda en acercarse al ave y recibir el paquete. Dudosa, abre la caja y papel que lo envuelven y sus ojos brillan cuando ve lo que hay dentro.
—¡No puedo creerlo!—Exclama llena de alegría levantando aquella réplica de la Copa de Helga Hufflepuff.—¡Es perfecta!—Agrega con emoción.—¿Dónde la conseguiste?
—Tu padre tiene buenos contactos—Dice Draco con orgullo.
—¡Muchísimas gracias Papá!—Lyra se lanza a los brazos de su padre y lo abraza con fuerza. No puede contener la emoción y pronto está corriendo escaleras arriba para colocar la copa junto a su disfraz. Scorpius curioso corre detrás de ella y estás segura que pronto los escucharás pelear porque intentará tomar la copa sin permiso de su hermana.
—Está realmente feliz—Le mencionas a Draco.
—Eso es lo único que me importa—Dice con sinceridad. Te acercas hasta él para tomar sus hombros.
—¿Ves?—Dices.—Eres un excelente padre
—Lo sé—Se enorgullece Draco divertido.—Esa copa me costó un gran sacrificio
—¿Cuál?—Preguntas curiosa.
—Tener que compartir oxígeno con Potter—Suelta Draco.—Y pedirle el favor
—Wow, un sacrificio digno de un mártir—Te ríes.
—No te burles, si me costó—Se defiende Draco, sin antes tomar tu brazo para acercarte a él por unos instantes y abrazarte.
—Oye, quiero ver nuestros disfraces—Recuerdas.
—Ya te dije que aún no, tendrás que esperar hasta mañana—Sentencia Draco.
—Pero...—
—Cálmate, pequeña impaciente—Dice Draco volviendo a ordenar los platos para cenar. No puedes creer que a pesar del cansancio, Draco siempre está comprometido con ayudarte con la casa.
—No soy pequeña—Te quejas.
—Pero si eres impaciente—Refuta Draco acercándose a ti y besando tu frente.—Y uhm—Entonces, su mirada te recorre de pies a cabeza.—Yo diría que sí eres bastante pequeña—Bromea y antes de poder decir algo, está besándote con rapidez.—Me saldrá una joroba por cuántas veces debo inclinarme para besarte
—Entonces no me beses más—Sentencias.
—¡Pero Amor!
[...]
Halloween ha llegado, aunque aún es muy temprano. Apenas amanece, pero eso no es impedimento para que Scorpius interrumpa en tu habitación gritando.
—¡Es hoy, es hoy!—Exclama con emoción mientras correr a abrir las cortinas.—¡Mamá, Papá, hoy es Halloween!—Grita aún más emocionado.—¡Arriba!
—t/n, ¿Puedes bajarle el volumen a tu hijo?—Murmura Draco a tu lado.
—En primer lugar, es nuestro hijo—Suspiras cansada.—Segundo, no es una radio para que puedas bajarle el volumen
—Podríamos hechizarlo—Susurra Draco.
—Y entonces tu podrías dormir en el sofá—Defiendes.
—¡Levántense!—Scorpius se ha subido a la cama, y tal como el día anterior, su misión es sacarlos y hacer que se levanten, y está en una lucha por quitarles las mantas.
—Scorpius cariño—Dices sentándote y tratando de tranquilizarlo.—Aún es muy temprano, apenas son las ocho—Mencionas.—Halloween se celebra más tarde
—Pero—Scorpius no tarda en llorar. Está ansioso, frustrado y estás segura que la falta de sueño es aún peor para su humor.
—Oh no, lágrimas no—Dices. Esta es la peor manera de empezar el día y Draco puede percibir tu estrés y va al rescate.
—¿Por qué no te pones tu disfraz?—Sugiere a Scorpius.—Puedes usarlo todo el día si quieres ¿Te parece buena idea?
—¡Si!—Grita Scorpius mientras Draco le quita las lágrimas con su pulgar.
—Entonces ve, luego desayunaremos—Añade Draco y ambos suspiran al ver a Scorpius correr fuera de la habitación.
—Lo manejaste mejor que yo—Halagas a Draco.
—¿Te refieres a echarlo de aquí indirectamente? Claro que lo hice mejor que tú—Dice con seguridad. Draco está a punto de acercarse a ti a besarte, pero te apresuras en saltar de la cama y correr hasta el armario.
—¡Hey! ¿Y mis buenos días?—Reclama.
—Te esperas, quiero ir a ver los disfraces que escogiste para nosotros—Dices emocionada y llena de curiosidad buscando entre la ropa.
—Bien, apresúrate—Bufa Draco.
—¿Uh?—Murmuras al ver el disfraz. Al principio no lo entiendes y luego lo miras confundida.
—¿Qué sucede?—Pregunta Draco.
—Creí que no te gustaba como los muggles caricaturizaban al mundo mágico—Bromeas.—¿Vampiros?
—No pude resistirme—Dice Draco desde la cama.—Ese vestido negro se veía tentador, y creo que me gustaría verte con esos colmillos—Dice mientras te guiña un ojo.—Ve y pruébatelo
—Tendrás que esperar a la noche—Sentencias guardando el disfraz de regreso al armario.
—¡Pero!
—Ahora el impaciente eres tú—Declaras.
[...]
Draco no está seguro de cuánto tiempo llevan caminando pero sus pies duelen. Scorpius y Lyra caminan demasiado rápido y está seguro de que han recorrido más calles de las presupuestadas. Al menos, tiene la maravillosa vista de verte con aquel disfraz. Su decisión fue acertada, y no está seguro de si un impaciencia de que esta noche acabe es por el dolor de espalda o por el deseo de llegar a casa y quitarte ese disfraz.
—¡Dulce o travesura!—Exclaman Scorpius y Lyra por centésima vez.
—Wow que lindo dinosaurio y que linda...—La señora que ha salido de aquella casa mira con curiosidad el traje de Lyra. Es común ver Princesas, pero ese estilo de traje antiguo ha desconcertado a varios muggles.
—Princesa—Declara Lyra sin prestarle demasiada atención y ansiosa de que la muggle ponga caramelos en su canasta.
—¡Oh claro una Princesa Medieval, que linda!—Sonríe la mujer y coloca dulces en las canastas de los niños.—Aquí tienen, Feliz Halloween
—¿Cuántas casas faltan?—Pregunta Draco agotado mientras que sus hijos adelantan el paso y ya están en la siguiente casa.
—Todas las de esa calle—Apuntas.
—Ugh—Gruñe.—Ya no quiero ver más dulces—Se queja Draco a tu lado.—¿Cuánto falta para que lleguemos y hagamos travesuras?
—¡Draco!—Regañas en un susurro ahogado.—Vamos, no es tanto
—¡Wow que disfraces tan geniales!—Puedes oír a la siguiente mujer halagar los disfraces de tus hijos. Sin embargo, el pequeño niño a su lado los mira con terror a Draco y a ti. Sobre todo a Draco.
—¡Mira Mamá, ese señor es un vampiro real!—Exclama el niño abrazándose a la falda de la que parece ser su madre.—¡Es extremadamente pálido!—Grita apuntando a Draco.—¡Es el Conde Drácula! ¡Corran!
El niño corre hacia dentro de su casa y Scorpius no puede evitar reírse, tu tampoco. Draco siempre ha tenido ese aspecto aterrador y prepotente, pero asustar niños pequeños es definitivamente otro nivel.
—No te rías, no es gracioso—Se queja Draco.
—Claro que lo es, Drácula
[...]
Con cuidado y en silencio, cierras la puerta detrás de ti. Después de una larga noche, por fin es momento de disfrutar tiempo con Draco. El permanece recostado en la cama, aún sin quitarse el disfraz y mirándote atentamente.
—Listo, están completamente dormidos—Comentas acercándote.
—¿Conseguiste que Scorpius se quitara el traje?—Pregunta Draco.
—No—Ríes y recuerdas tus inútiles intentos por quitarle el disfraz de dinosaurio.—Sospecho que lo usará el resto de la semana
—Pequeño obsesivo—Se ríe Draco. Pronto, al ambiente se tensa y todo es más caluroso. Lentamente Draco ha dejado la cama y está frente a ti, con sus manos en tu cintura y acariciando con suavidad tu espalda baja.—Ahora, por fin solos
—Así es—Susurras mientras entrelazas tus brazos alrededor de su cuello.
—No sé tú...—Murmura Draco con malicia.—Pero esto de actuar de vampiro me ha tenido sediento—El aliento de Draco choca seductoramente en tu cuello.—Y no puedo esperar a morder cada centímetro de ti
Sus palabras son más que suficientes para llevarte al borde del abismo y perder la cordura. Draco nunca ha necesitado mucho más para jugar con tus nervios, paciencia y placer. Es entonces como le oyes murmurar Muffliato hacia la puerta y dejarte llevar cuando sus dientes se clavan en tu cuello, comenzando un camino de besos y mordidas por tu mandíbula y clavículas.
—Recuerdo que dijiste que me tenías una sorpresa—Menciona Draco.
—Tendrás que deshacerte del disfraz para averiguarlo
—Será un placer—Y entonces, Draco está más que concentrado en hacer desaparecer ese disfraz.
Después de todo el estrés, la noche de Halloween termina siendo un éxito para cada uno de los Malfoy, y Draco está seguro que ni todos los caramelos del mundo pueden compararse a la satisfacción de tenerte a ti toda la noche.
--holi¡! espero que les gustase y de nuevo lo siento por la tardanza, realmente me esforcé en este one shot y por eso quedó largo
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