008
Lo ví sorprenderse ante mi repentina confesión, lo entiendo, también yo hubiera reaccionado así, tal vez incluso peor.
Detuvo su andar y se paró frente a mí, dispuesto a escuchar la versión extendida, pero no se veía molesto ni disgustado, estaba simplemente expectante a lo que fuera a decir.
— Me gustas. Cuando hicieron la reasignación y resultó que nos tocaba en el mismo grupo, y luego ví tu foto de perfil, no sé, llamaste mi atención. No quiero que pienses que soy un loco fanático obsesivo.
— Nono — se apresuró a corregirme —, está bien, creo que comprendo, prosigue.
— Bueno... Quise acercarme a ti primero con la intención de conocerte, y en todo el tiempo que llevamos platicando y conviviendo... Me gustaría ser algo más que amigos. Eres una persona increíble, eres muy divertido, y lindo, e inteligente, me gusta el tiempo que pasamos juntos y la forma en que nos relacionamos, por eso he llegado a la conclusión de que me gustas, y mucho.
Guardé silencio un par de segundos, sentía la boca seca, mi garganta se sentía áspera y mi voz había salido mucho más tímida de lo que me hubiese gustado, pero bueno, el mensaje ya era claro. Observé su rostro, había un precioso rubor cubriendo desde sus pómulos hasta sus orejas, sus manos cubrían gran parte de su rostro, pero podía notar que estaba sonriendo levemente por lo abultado de sus mejillas. Al menos había esperanza.
— Aún así — continué —, sé que tú no has pensado en mí de esa forma, y que esto probablemente te parezca algo muy espontáneo, así que tengo una propuesta.
Alzó nuevamente la mirada hacia mí, sus dedos se entrelazaron en una expresión tímida a la altura de su abdomen, hubiese podido morir de ternura en ese lugar y momento.
— Oh, bueno, te escucho.
— Me gustaría que te tomes tu tiempo para pensarlo, y salgamos por mientras, tengamos citas o algo parecido, si tú estás de acuerdo, claro. Es una forma de que podamos irnos conociendo más a fondo sabiendo lo que yo tengo en mente.
— Ah, bueno, me parece bien, creo que es una buena idea... ¿cuánto tiempo me das para pensarlo?
— El tiempo que necesites, yo puedo esperar el tiempo que sea necesario. Y tú respuesta al final no tiene por qué ser positiva, solamente quiero asegurarme de hacer mi mayor esfuerzo por ganarme tu afecto, si al final no lo logro, está bien, eres libre de tomar tu decisión.
Él asintió y cruzó sus brazos, su mirada se dirigía al suelo, estaba pensando, y su silencio me ponía los vellos de punta.
— De acuerdo. Gracias por decirme, y gracias por proponer ese plan, me parece bien y acepto... Pero, si llego a hacer algo que te haga sentir mal o algo, por favor, dime, a veces no me doy cuenta de lo que hago hasta mucho después.
— No te preocupes por eso, tú sigues siendo una persona libre — comenzamos a caminar con dirección a la salida del campus, la única parte negativa de esto era que partíamos en direcciones diferentes.
— Pero no es justo, porque, bueno, tú estás esforzándote, es justo que yo también lo haga.
Dios, si me hubiera dicho que yo también le gustaba en ese momento, le hubiera creído completamente.
— Bueno, bueno, si algo pasa yo te aviso, ¿sí?
— Okis. ¿Ya te sientes menos nervioso? — y se atrevía a reírse de mí, increíble.
— Ah, basta, todavía me tiemblan las manos.
— Ya, ya, no pasa nada — tomó una de mis manos entre las suyas para frotarla, mi cuerpo se tensó de repente —. Ah, por cierto, debes saber que a mí me gusta mucho el contacto físico con gente a la que considero cercana, así que si llego a sobrepasar tus límites, también tienes que decirme, ¿bien?
Mi vida, podrías tomarme de la mano todo el día y yo sentiría que camino sobre nubes.
— No te preocupes, Min, a mí también me gusta, así que no es molesto.
— Buenop — tan lindo, mi vida, haciendo pucheritos cada que habla.
— Ah, por cierto, te traje algo, las hice yo mismo.
Saqué de mi mochila una bolsita con galletas que luché por mantener lo más presentable posible. Estudiar enfermería y tener tantos materiales que cargar todos los días era difícil la mayor parte del tiempo.
— ¡Wah! Se ven lindas, ¡gracias! ¿Me puedo comer una?
— Claro que sí, son para ti.
Hizo un bailecito de felicidad mientras abría su obsequio, no te veas tan alegre con lo que yo hago, siento el impulso de abrazarte mucho rato.
Dios, no quiero tener que despedirme ahora, quiero pasar más tiempo con él hoy, podemos hablar de lo que sea, de la vez que su primo le rompió un póster de su banda favorita, o de la vez que a su mamá se le olvidó recogerlo después de un concierto. Solamente quiero verlo, escucharlo, estar con él más tiempo.
Oh, cierto, aún le debo la nieve.
— ¿Sigue en pie lo de ir por una nieve?
Él me miró asintiendo, tratando de masticar rápido la que considero era su cuarta galleta. Tal vez debí haber hecho más.
— Vamos, aprovechemos que no hay mucha tarea hoy. Por cierto, están muy ricas, eres un buen cocinero, es genial porque yo solo sé calentar agua.
— Puedo ser tu chef personal, y gratis — rió fuertemente, su risa era una dulce melodía para mí.
— Pero gratis no sería justo, tengo que remunerarte de alguna forma...
Haz un comentario de esos una vez más y no respondo por lo que pueda hacer.
Te amo tanto, MinHo, gustar expresa apenas un pedacito de lo mucho que siento por ti, nunca jamás sentí nada igual por nadie, si alguien me preguntara la definición de amor seguramente describiría lo mucho que siento por ti, la forma en que me puedes tener bajo la palma de tu mano sin siquiera saberlo, la forma en que dominas cada uno de mis pensamientos. ¿Decir que te amo es apresurado? Llevamos ya muchos meses platicando, creo que pronto será un año, y mi cariño a ti solamente se ha intensificado, tanto como el fuego en una fogata cuando añades leña, mis sentimientos por ti me queman, me lastiman, me duele amarte tanto, duele la sola posibilidad de que llegues a odiarme, la sola posibilidad de que llegues a alejarte de mí.
Pero, incluso si algo así pasa, creo que no seré capaz de odiarte, ¿cómo podría hacerlo? Sería injusto. Sería injusto tratar con tanto rencor a la persona que me dió tanta felicidad, sería injusto pensar que eres horrible cuando muchas veces he jurado que eres hermoso, sería injusto pedirle a mi corazón que desprecie a quien una vez amó tanto. Tú, tu sonrisa alegre, tu expresión despreocupada, tu suave voz y tu mirada brillante, tal vez ni siquiera estés consciente de lo mucho que tus simples acciones provocan en mí, pero tampoco puedo molestarme contigo por eso.
Simplemente, te amo tanto.
Si adivinan quién fue el protagonista en la vida real de esta historia, la próxima semana les subo cuatro capítulos. ¿Jalan?
Aunque no sé si salgan cuatro más... Probablemente sí porque son pocas palabras por capítulo...
No sé, ya estoy divagando, es todo, los amo, chauss
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