Illuminati Queens - Katy Perry

Miro hacia todos lados consternada, las sábanas blancas me envuelven y me doy cuenta de que volví a mi habitación... ¿en qué momento? Escucho las puertas de la habitación cerrarse, debió ser la encargada de la regresión quien vino a despertarme.

Me levanto de la cama, mi cuerpo se siente pesado y adolorido; no es la primera vez que me hacen eso pero cada vez que lo intentan puedo ver más de esa noche. Con lentitud me acerco a la ventana y admiro la mañana a través de ella.

Sé muy bien que esa sesión de psicología fue un castigo, ¿cuántas veces me condenarán a revivir mis acciones sólo para sentirse en control? Si dicen que sólo soy un engrane más, ¿por qué no sólo me remplazan? Tal vez soy más de lo que profesan, más de lo que aseguran.

Es un día nuevo y gente distinta está en los inmensos terrenos ordenando cosas y, como siempre, gente realizando los distintos ritos que se nos pide hacer entre actividades. Me burlaría de ellos si la migraña no estuviera, si mis pensamientos no me agobiasen tanto como lo hacen ahora.

En el escritorio está mi itinerario del día de hoy, observo el papel reciclado en el que están impresas mis actividades de hoy. Quién diría que estos hipócritas tendrían corazón para cuidar el ambiente que igualmente destruyen a través de la humanidad.

Oh, por un demonio. En la lista se menciona que en algún momento del día tendré que bailar como descerebrada.

Continúo examinando lo que tengo por hacer y me encuentro con un par de sesiones de conceptualización y... ¿grabación vocal?

Mierda.

Revuelvo los cajones del escritorio, desordenando todo en sus interiores y sacándolos de su lugares. No puede ser posible, ¡robaron mi canción! Esto no puede quedarse así. Bufo frente a la puerta porque primero tengo que ir a la cafetería, el almuerzo es lo primero en mi lista. 

Consejo #5 : No importa que suceda, siempre apégate al itinerario. 

Al llegar a la cafetería, observo a las personas en el lugar y recorro el lugar con la vista. En una mesa veo a Ariana, comiendo en soledad. La noto algo decaída o cansada pero antes de ir con ella voy por mi almuerzo. Mi decepción se expresa en mi mirada al ver que mi desayuno sólo será una porción de frutas y Avena acompañado por jugo. No me juzgues, anoche no cené.

Camino con mi bandeja hasta la mesa pero reconozco una cabellera rubia salir de la cafetería. Ni siquiera sabía que estaba aquí en estos momentos. Bueno, tal vez no se trata de ella, se supone que está de gira.

En fin, me acerco a la mesa donde Ari se alimenta e iniciamos una conversación casual. Ella me comienza a hablar sobre un chico que conoció y que ha estado saliendo públicamente con él. Menciona que al inicio no le agradaba la idea pero se fue acostumbrado bien y han podido conectar con el paso del tiempo. 

Sin embargo, quien no conecta soy yo, dejando la conversación de lado y concentrándome en mis propios pensamientos. Ahora que lo pienso, no pude ir a su funeral; no pude ver su entierro y, durante todo este tiempo, jamás he podido visitar su lápida. Eso porque antes no tenía suficiente dinero como para pagarme un viaje a Georgia por mí misma, después porque cuando estaba en tour mi equipo de trabajo controlaba mi presencia y me mantenían el ojo encima; si alguien me viera visitando su sepulcro las teorías se desatarían.

—Hey... —trata Ari de llamar mi atención pasando su mano por mi rostro. —¡Kathy!

Salgo de mi trance y perpleja la observo, ¿Cómo me llamó?

—Disculpa, ¿cómo me dijiste?

—Kathy, abreviación de Katheryn, ¿no? —cuestiona ella confundida. —Creí que...

—No, no te preocupes... Es sólo que... hace mucho que no escuchaba que alguien me llamara así. No desde... No importa, no es tu culpa. —respondo cambiando mi mueca por una sonrisa falsa para despreocuparla.

Consejo #6 : Así como no debes de preguntar por el trauma de los demás, hablar del tuyo podría darte enemigos o alejar a los amigos. No necesitas dar lástima y tampoco necesitas dar armas para que te ataquen. 

—Oh... —respondió ella cabizbaja, debió suponer algo. —Si te sirve de algo, no era mi intención. Sé que todos pasamos por cosas difíciles y tenemos derecho a sufrir; la pena nos permite crecer, nos permite mejorar. Mi madre suele decirme eso, aunque es extraño, me recuerda que es nuestro dolor lo que nos tiene aquí y ahora. Ella solía decirme sobre los dolores que "incluso si no hay, estás haciendo lo que te hace feliz". Supongo que no podría visualizarme haciendo otra cosa si no es esto y por eso me esfuerzo para continuar, perdería más al rendirme y no podría hacer ni la mitad de lo que tengo previsto. —explica ella con palabras dulces que, tal vez, eran lo que deseaba escuchar.

Me gustaría tener la certeza de que esto me hace feliz, me gustaría terminar de comprender si esto me da lo suficiente y no es más todo lo que consume de mí. De todos modos, sé que ella tiene razón, es muy tarde para rendirme y demasiado temprano para retirarme. Sonrío a sus palabras y agradezco haber podido almorzar con ella hoy. Después de lo de anoche, es lo más cercano a un refugio.

—Ari, estás aquí para cambiar el mundo. Puedo verlo en ti. —le digo mirándola a los ojos. —Jamás cambies eso, por favor.

Me despido de ella con un abrazo y me retiro a una estúpida sesión de baile. Desearía que estas cosas fueran opcionales. Sigo los pasillos a mi habitación para lavarme los dientes, ahí me espera un tonto outfit cursi que deberé portar. Después sigo el nuevo camino de pasadizos que me lleva a la única puerta al exterior... o, más bien, al terreno inmenso que conocemos como jardín.

—Okay, tomen sus auriculares, por favor. —menciona un hombre con ropas blancas y el rostro cubierto con un velo del mismo color. Si tuviera humor, diría que parece que se casará esta tarde. —Katy, estos te corresponden. —me da unos en específico.

—¿Por qué a mí? —le pregunto.

—Porque alguien solicitó que fueras la protagonista de hoy. —contesta antes de dirigirse a los demás. —Asegúrense de insertar bien los audífonos a sus oídos y de comportarse, hoy alguien especial nos estará viendo a través de una transmisión así que lúzcanse.

Lentamente dejo escapar una carcajada que se vuelve cada vez más sonora. Las miradas de los demás se posan sobre mí, algunos se esfuerzan por no reírse.

—¿Hay alguna razón para reírse? —me cuestiona molesto.

—Oh, aún no me decido. —rio y otros detrás de mí también lo hacen.

—¿Decidir qué?

—Si me rio de mi sombrero, de su velo de novia o de que dejé el club de danza en la primaria. —Reconozco la risa de algunos tipos detrás de mí y no sé porqué todo me parece tan divertido ahora.

Un carraspeo en la garganta me alarma.

—¿Hay algún problema? —la voz de Madonna acalla todas las risas, nos observa con autoridad y da la señal de volver a nuestros puestos. Un par de camarógrafos entran y se esfuerzan por hacer que todo luzca a la perfección. —Como tenemos a una protagonista valiente, pongamos su coreografía favorita. —exclama con una sonrisa, observándome. —Pon la 16.

Puta mierda, no la 16. 

La música en los auriculares comienza a sonar e inmediatamente comenzamos a danzar al ritmo de "La Isla Bonita" en una versión perfeccionada para el control mental expresado en forma física. Sí, muy humilde de su parte.

Verás, no es que esta canción nos guste mucho y hayamos inventado una coreografía. NO. De hecho, los auriculares son capaces de aislar el ruido exterior y nos permite una inmersión de audio exquisita. Si no fuera por los efectos secundarios de la canción, disfrutaría este momento.

Porque, para aclarar, no estoy loca. Esta versión de la canción está programada y cuidadosamente calculada para, a través de recursos como su BPM, clave y demás compases, poder generar impulsos eléctricos que llegan a tu cuerpo a través del sonido y la percepción auditiva que está demasiado cerca del cerebro.

No tengo idea qué clase de estúpido disfruta esta clase de espectáculo, no me sorprendería que desee vernos bailar con intereses más asquerosos que simple entretenimiento. Digo, siempre habrá alguien con una celebridad fetiche. Al inicio me provocaba arqueadas el hecho de que muchas personas me observaran de otra manera, conforme avanzas te acostumbras a ignorarlo.

Esto parece un culto sacado de una película sesentera. Bueno, en cierta parte lo es. 

"Sáquenme de aquí", pienso al no poder tener control de mi cuerpo. Mi vista ve a una chica en la lejanía, es la cabellera rubia que había notado hace rato. Sé que es ella.

La coreografía termina, las cámaras se alejan y la música termina. Todos se alejan a seguir con su itinerario pero yo me alejo y voy en dirección a la joven en la lejanía. No puedo creer que esté ignorando el Consejo #5.

Ella está observando el mar que nos divide de las ciudades, tal vez admira cómo está de nuevo aquí y no la culpo. Es como volver a un vacío, tocar fondo y momentáneamente dejar de existir.

—Tay... —trato de llamar su atención.

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Cápsula del Tiempo

Taylor Swift se encontraba en las últimas fechas de su gira Speak Now World Tour en Australia, ¿cómo puede tener tiempo para ir desde Australia hasta La Colmena si un viaje de Estados Unidos hacia AU es de doce hasta veintitrés horas? Sencillo, La Colmena no está en USA.

N/A: Lo publiqué y me faltó la tipografía del capítulo y, de una vez, añadí una cápsula del tiempo y arreglé un párrafo que se veía mal XDDDD