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𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖘𝖊𝖎𝖘

Illuminati Queens - Katy Perry

Era de noche, la víspera navideña se había disipado desde temprano tras un día veinticuatro de diciembre como cualquier otro. Me tomó mucho tiempo dormir, observaba al reloj del gato Félix mirar a todos lados, como si esperara que algo sucediera. Tal vez podría ver algo por primera vez.

—Despierta, querida, ya es hora. —me movió mi madre mientras encendía las luces, despertándome a mí y a mi hermana, Jonnie. La luz iluminó nuestra habitación, incluida la mesita de noche que dividía nuestras camas. Mi madre se acercó y retiró mi fotografía, poniéndola dentro de una bolsa de plástico negra; como si fuese basura.

—Mami, ¿qué sucede? —preguntó JonBenét confundida mientras se tallaba los ojos. Después recordó que mamá nos prohibía hacerlo porque dañaba nuestros ojos y tocarnos el rostro nos provocaría granos. Nuestra madre no respondió, sólo acomodó la fotografía de la niña de seis años para que estuviese en medio, como si la mía nunca hubiese estado allí.

Tragué en seco al ver cómo entre ella y mi hermano, Burke, tomaban mi ropa del clóset y la ponían dentro de la bolsa. En ese momento recordé cómo mis padres discutían sobre quién se iría; no entendí de lo que hablaban pero parecía tan serio que al verlos borrar mi existencia de la habitación me llenó de temor.

JonBenét buscó respuestas en mí al ser yo su hermana mayor, a pesar de que apenas tenía 12 años eso era más que suficiente para la niña de seis. 

—Ponte esta ropa. —le señaló mamá sin decir su nombre tras darle una caja plateada, ella obtuvo lo que estaba dentro siendo una bata blanca con una gran estrella en el centro. Jonnie retiró las sábanas de La Bella y La Bestia que le cubrían y siguió la orden.

—¿Mamá? —llamé. Ella sólo me miró a los ojos y asintió, como si yo supiese lo que hay en su mente.

—Levántate de la cama. —respondió ella. Al momento en que me quité, ella se apresuró a ordenarla y a tomar objetos del armario, además de juguetes, para ponerle encima.

Miré de lejos la habitación, no entendía lo que estaba pasando. Observé el reloj nuevamente, el gato anunciaba el inicio de la madrugada. Bostecé ruidosamente, dejando escapar unas lágrimas de sueño mezclado con preocupación. Recuerdo haber pensado "¿También tirarán mis regalos de navidad? ¿Se van a deshacer de mí también?".

—Llévale eso a tu padre. —le ordenó mamá a Burke, después se dirigió a mi hermana y la llevó afuera del cuarto tomada de la mano. Antes de irse me dio una caja plateada más grande. —Ponte eso, Kathy. Recuerda traer la ropa que llevabas puesta.

Me vestí en el espacio entre ambas camas, era un vestido igual al de JonBenét pero de mi talla y, a diferencia de la estrella, este tenía un ojo. Doblé mi pijama y la guardé dentro de la caja, en ella encontré un par de guantes de látex igualmente blancos. 

Observé el reloj una última vez antes de bajar, sus ojos se habían detenido en algún punto a las tres de la madrugada. Nunca había estado despierta a esa hora, no antes de ese día.

Salí de la habitación y me quedé de pie en las escaleras, tratando de saber si se desharían de mí. No quería que me dejaran, no quería dejarlos. Así que me mantuve unos segundos, viendo hacia abajo y sosteniendo la caja con mi pijama dentro. Escuché un par de voces extrañas en el primer piso, conversaban con mis padres; dirigí mi mirada hacia la habitación de Burke. Él estaba allí, en su cama con la puerta abierta. Sentado y cubriéndose con su manta, me observaba con tristeza mientras tapaba sus oídos.

La conversación del primer piso terminó y unos pasos subiendo las escaleras se escucharon, era mi padre. Se acercó a mí y se agachó para hacerme escuchar.

—Kathy, ¿qué haces aquí todavía? Se nos hará tarde. —me cuestiona, observa de lejos la habitación de mi hermano y le hace un gesto con la mano, por lo que el niño se levanta y cierra su puerta. Yo me sentía sumamente nerviosa, no tenía idea de lo que estaba sucediendo. —¿Recuerdas cuánto queríamos que tú y Jonnie fueran famosas? Queríamos que ustedes fueran ovacionadas por millones de personas, queridas por todos y adoradas por multitudes. Tener el mundo a nuestros pies, ¿recuerdas que eso es lo que queríamos? Que eso es lo que quieres.

Yo asiento dubitativa, él tenía razón, ¿cuál sería la razón por la que me han inscrito en concursos de belleza tanto a mí como a mi hermana si no es porque ese era nuestro sueño? Sin embargo, conforme fui creciendo a mí cada vez menos me postulaban en los certámenes y mis padres se concentraban en la juventud de Jonnie, ¿sería esa la razón por la que me querían dejar?

—Bien. —exclamó mi papá tomándome de la mano. —Es hora de bajar.

En la sala observé a dos desconocidos sentados, utilizaban máscaras de rostro completo y no podía distinguir quiénes eran, solo pude ver que parecían un hombre y una mujer por su vestimenta casual. No se movían ni decían nada, solo estaban junto al inmenso árbol de navidad.

En la mesa estaba JonBenét comiendo piña de un tazón, no sabía qué hacer así que busqué a mamá, que estaba en el estudio de papá escribiendo algo sobre varios papeles, ¿es una carta? No, ella lo llamó cuartada.

Mi padre entró al estudio también, llevaba una de las brochas de mamá y algo de pintura. Sin decir nada, quebró el objeto de madera y se lo dio a mi madre, quien justo acababa de terminar lo que escribía. Al estar la brocha amarilla en tres partes, me dio la más pequeña que era el borde del mango.

—Ten, es un recuerdo. —mencionó él.

Con la pintura dorada, mi madre escribió en lo que restó del mango del pincel.

—¿Ya se deshicieron de la bolsa? —preguntó ella.

—Sí, los agentes ya la subieron a su camioneta. Sólo falta terminar con esto. —papá le respondió.

—Bien. —ellá continuó con su trabajo y después de unos segundos. —Voilá. —exclamó.

Mi madre me mostró el mango, de un lado decía JonBenét y del otro...

—¿Korea? —cuestioné refiréndome a la palabra maltrecha.

—Dice Kathy, niña. —contestó rodando los ojos. —Cariño, pásame la soga. —le pidió a su esposo, quien le dio una cuerda blanca. —Mírame bien, Kathy. Sé que nos escuchaste hablar entre semana sobre quién se debe quedar y quién se debe ir pero no te preocupes, mi vida, no te pasará nada malo. Al contrario, tienes la oportunidad de cumplir el sueño que tanto queremos, podrás ser una diosa de la farándula.

—¿Cómo haré eso? —pregunté confundida, mirando a mi madre atar la vara a la soga. ¿Por qué me decían esto a mí si Jonnie había sido nombrada como mi padre? ¿No debían darle a ella la oportunidad?

—No tendrás que hacer mucho, cariño, sólo debes mostrar respeto. —señaló hacia la sala de estar a la vez que daba los últimos nudos a la soga. —Ellos te darán la oportunidad de crecer, solo necesitan algo a cambio.

—Y, ¿qué es lo que quieren? —pregunté ingenua a la situación. Al ver como la mirada de mi madre se oscureció al bajar la soga y ponerla en el escritorio, un escalofrío recorrió mi espalda.

—Llévala al sótano. —le ordenó a mi padre, pero no se refería a mí. Él caminó hacia la cocina, tomó a Jonnie del brazo y la jaloneó hasta el sitio indicado sin decirle nada. Lo seguí consternada mientras mi madre venía detrás de mí.

—¿Papi? ¿Qué está pasando? —preguntó mi hermana repetidas veces pero al no recibir respuesta se dirigió a mí. —¿Kathy? ¿Qué pasa? 

No tenía ni la más remota idea de lo que estaba sucediendo. Traté de concentrarme en algo pero todos los pensamientos eran fugaces y difusos. Miré hacia el sótano donde mi padre bajó a mi hermana y tomó una linterna de los estantes.

—¿Qué haces? —preguntamos ambas al unísono al verlo levantar el brazo. 

—Esto es por tu bien. —le dijo papá antes de golpearle en la cabeza con la lámpara.

—¡No! —grité al verla caer. Mi padre ignoró mi grito, todos en la casa lo hicieron.

Mi madre llegó al sótano y contempló la escena, la miré esperando que reaccionara, ¡debíamos ayudar a Jonnie! Ella me dio el artefacto aún con la pintura fresca.

—Acábala y podrás ser todo lo que soñamos para ti. Todo lo que siempre has deseado ser y lo que tu hermana alguna vez habrá querido. —recitó ella, como si lo hubiese practicado varias veces.

—Si no lo haces, ambas morirán. —añadió uno de los desconocidos enmascarados que se acercaron a ver lo que sucedía. Mis lágrimas comenzaban a salir, ¿qué debía hacer?

Ahí estaba yo, con doce años de edad observando a cuatro adultos presionándome para acabar con mi hermana menor. Ellos me gritaban expectantes.

Mi hermana pequeña se removía en el suelo tras la contusión, su cabello dorado estaba esparcido en el suelo.

—Tienes 5 minutos para asesinarla. —amenazó el hombre observando su reloj. —Si no lo haces antes de que sean las cuatro, toda tu familia morirá aquí y ahora. —hizo un gesto con el brazo y, por la ventana del sótano otra persona se asomó, con un arma de fuego en las manos. No era una tonta, había visto muchas de esas en las películas como para no saber lo que era.

—Pero... —balbucée.

—Tal vez deberíamos empezar con Burke. —añadió el hombre. Desde el primer piso se escucharon los gritos y suplicas de mi hermano. En ese entonces no sabía maldecir, pero estoy segura que habría inventado una mala palabra porque "recórcholis" no expresaba la situación correctamente.

—¿Mamá? —escuché las cansadas palabras de Jonnie detrás de mí. Me acerqué a ella lentamente y me agaché, retiré el cabello de su rostro que se veía ensangrentado. —¿Kathy? Me duele mucho... —me dijo casi inmóvil. Observó cómo mi tristeza emanaba por mis ojos, sintió lo mismo que yo. —¿Qué sucede? ¿Qué es eso? —me preguntó señalando la vara con la soga, la pintura estaba fresca por lo que su nombre se estropeó en ella.

—Perdón, perdón, perdón... —comencé a balbucear mientras me posicionaba detrás de ella.

Las luces de mis memorias comenzaron a moverse, todo se volvía brilloso y borroso. Mi mente se ve en conflicto para mostrarme lo que sigue pero no es necesario, sé muy bien lo que sucedió. Comienzo a escuchar el reloj de la oficina de psicología y por unos segundos volví a la realidad hasta que volví a sumergirme en los recuerdos.

—Kathy, Kathy... ¡Kathy! —escuché la voz de mi hermana susurrarme al oído pero no había nadie más en el auto salvo yo y los dos desconocidos de la sala.

Observé el reloj del automóvil y anunciaba las cuatro de la mañana con veinte, miraba al vacío tratando de asimilar lo que había hecho, ¿acaso fue una pesadilla? No, no lo fue, la sangre en mis manos y la tinta roja seguía en mis dedos. Seguía pensando en lo enfermizo que fue que me obligaran a dibujar un corazón en la palma de su mano.

—No tienes idea del gusto que me da que te hayan elegido a ti. —dijo la mujer en el copiloto retirándose la máscara. Al voltear a verme me sorprendí al reconocerla. —No conviví mucho con la otra pero bueno, tú me caías bien.

—¿Elizabeth? —pregunté al reconocerla, ella era mi media hermana y había ido a su funeral en 1992.

—Esa misma. —respondió ella. —Sabía que lo lograrías, mis esperanzas estaban puestas en ti.

El hombre al volante se retira la máscara mientras pienso, ¿cómo pudo ella fingir su muerte? El auto que chocó, el cuerpo que enterramos... ¿no era real?

—Él es Keith. —señaló al hombre manejando, quien me miró por el retrovisor. —Y ya no puedes volver a llamarme tía ni Elizabeth, mi nombre es Mary.

—¿A dónde vamos, Mary? —le pregunto.

—A tu nuevo hogar en Santa Bárbara, te gustará la playa Californiana.

Observé la autopista por la ventana, reprimí mis ganas de llorar. En uno de los bolsillos del vestido encontré la pieza de la brocha, que fue lo último que mi padre me dio. Me puse a pensar, ¿por qué querían que hiciera eso?

Sin embargo, ahora lo sé. Ellos no querían ayudarme, querían controlar a mi familia: a mis padres por cómplices, a mi hermano por callar el secreto, a JonBenét por decidir cuándo terminaría su vida y a mí por ser la culpable de ello.

Con un chasquido, despierto del sueño.

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Cápsula del Tiempo

En diciembre de 1996, la muerte de la niña JonBenét Ramsey se volvió un misterio sin resolver. El archivo continúa abierto hasta la actualidad y no se ha encontrado rastro del asesino que cobró la vida de la joven ganadora de múltiples certámenes de belleza. 

Muchas conspiraciones se han levantado, así como las sospechas hacia familiares (por haber alterado la escena del crimen múltiples veces) y maestros. Inclusive, en 2006 un ex-maestro de la niña confesó falsamente haber sido culpable del asesinato. Sin embargo, a pesar de su confesión, su evidencia era no conclusiva y no había nada que lo ligara a lo sucedido ese 25 de diciembre.

Los simpatizantes al movimiento "Her name was JonBenét Ramsey" a diario se preguntan cómo es posible que la policía, así como los investigadores privados, no pueda obtener respuestas del caso cuando se les ha reconocido en innumerables ocasiones por hazañas extraordinarias. Si pueden resolver crímenes extensos, ¿por qué no pueden con un simple caso aislado?

Si los familiares se declararon inocentes, ¿por qué manipularon la escena del crimen? Pero sobre todo, ¿por qué contrataron asistentes de relaciones públicas? 

"Investigadores en un punto dijeron que los padres de JonBenét estaban bajo un 'paragüas de sospechas' en el asesinato, y algunas nuevas cuentas arrojan sospechas sobre el hermano mayor de Jonbenét, Burke. Sin embargo, los Ramsey insisten en que un intruso asesinó a su hija y nadie fue procesado por ello nunca."

-Artículo de Waff48 publicado en 2006.

Mientras una niña de seis años era encontrada muerta en el sótano de sus padres en el estado de Georgia, otra de doce años se encontraba en California con sentimientos confusos y un futuro por delante. Sin embargo, sólo una cosa se puede asegurar de aquél suceso: la familia sabe algo que nadie más conoce y, como van las cosas, nadie jamás sabrá.

¿O sí?

JonBenét Ramsey, QEPD.



N/A: Quiero decir que este fue un capítulo largo de escribir y el más largo de esta historia (hasta el momento). Si investigan sobre el caso de la pobre niña, sabrán que lo que digo (de una forma u otra) encaja correctamente.

También explico que no quise manejar directamente la escena de Katy acabando con ella porque me pareció que es algo enfermo de hacer. Porque una cosa es especular sobre una teoría y otra escribir explícitamente el asesinato de un menor.

Y si no sabían de este caso, les aconsejo investigarlo porque está demasiado extraño y por un tiempo me aterrorizó. Creo que, en parte, por eso hice este fic de misterio y terror, para demostrar que los casos que no han sido cerrados esconden aún más de lo que se cree.

Aprovecho para pedir disculpas porque mi idea no es manchar el nombre de la pequeña, sólo es ficción. 

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