𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖈𝖎𝖓𝖈𝖔
Illuminati Queens - Katy Perry
El reloj suena, es lo único que hace ruido en esta oficina. Estoy sentada del otro lado de una mesa, esperando a la persona que me acompañará en esta sesión de psicología. Me tomo unos segundos observándolo, he visto uno igual antes. Es realmente estúpido que sea el único adorno entre todas las paredes blancas; sin embargo, no digo nada.
Consejo #4 : Nunca digas nada importante en voz alta, ellos te escucharán.
La puerta se abre de improvisto y una mujer entra, ella porta vestido negro con encajes rojos además de un pasamontañas con redes oscuras en las áreas de ojos y boca que me impiden reconocerle; es totalmente patético que se proteja la identidad de la mayoría de los trabajadores de este lugar, principalmente el área de psicología y medicina porque estos son los que jamás deben revelar sus secretos y negligencias. El maletín que lleva lo deja sobre la mesa, al abrirlo obtiene un cartel tamaño carta.
"Nos enteramos de lo que hiciste", reza el cartel. Gira el pedazo de papel y otra frase está escrita, "Tendremos que trabajar en ello".
La mujer devuelve el papel al maletín y obtiene dos objetos electrónicos, son unos reproductores de cassette. Enciende el primero y una voz distorsionada comienza a hablar.
—¿Qué sentiste al estar en la bañera? —habla la voz, refiriéndose a lo último que hice antes de ser internada aquí. —Sabemos que estabas esperando a que todo acabara pero, ¿qué sentiste? —la mujer pausa la grabación y me observa sin decir nada.
—Creí que podía acabar con todo esto... —respondo evadiendo la mirada, juego con mi ropa nerviosa. —Sentí que podía ser libre.
La enmascarada levanta un cartel, "¿Acaso no lo tienes todo?". Yo asiento, agacho la mirada y muerdo mi labio para evitar llorar, para concentrarme en algo que no sea tratar de golpearla.
—Cometiste un grave error. —continúa la grabación. —Después de todo lo que has sacrificado, ¿te ocasionas este daño?
—No quería dañarme, quería sanar. —contesto, interrumpiendo a la grabación.
"No debes interrumpir", muestra la mujer en un papel. Ahora muerdo mi lengua, esto me está volviendo loca. El tic tac del reloj retumba en mis oídos y es lo único que ameniza la habitación.
—Debes aprender una cosa: Jamás nos dejarás. —amenaza la grabación. —Es en el momento en el que creas que todo terminó aquél en el que te darás cuenta que esto nunca acabará. Estás cumpliendo tu sueño, y no sólo el tuyo... —la mujer obtiene del maletín una fotografía e inconscientemente comienzo a llorar.
La mujer muestra la fotografía de la pequeña Jonbenét, después la gira y muestra el otro lado de la impresión.
—Esto es tu culpa. —enfatiza la grabación. —Tú querías esto.
—No, no es así, ¡nunca quise eso! —comienzo a gritat con desesperación. —Yo no le hice nada, fueron ellos. —mi rostro se humedece mientras grito. La grabación continúa hablando, culpándome de lo que paso con ella.
—¿No fuiste tú? Tal vez es hora de que vuelvas y lo mires por ti misma. —finaliza la grabación tras un estruendoso pitido. La cinta comienza a reproducir sonidos que logro reconocer, es la voz de mi madre cantando una canción de cuna. Canción que no había escuchado desde... Oh, no. No. No.
La mujer toma la otra grabadora de cassete e inicia a registrar la sesión. —Iniciando la prueba de regresión. —menciona ella con su voz rasposa.
Mis lágrimas caen a la vez que personas entran a la habitación, me sujetan a pesar de mis suplicas y me inyectan algo en el brazo. En un rincón puedo verla, a la niña rubia; me observa mientras mientras mi vista se nubla y caigo rendida en un profundo sueño forzado.
No, por favor. No quiero volver a esa noche, no otra vez...
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