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● Capítulo 13 ●

C.

Después de mi conversación con Sharon, el resto del día estuvimos mirando televisión sin nada interesante qué hacer. Aburrida y sin ninguna oportunidad de ser capaz de sacarle algún tipo de información, finalmente me rendí y preferí ir a la cama temprano. Estuve merodeando por "mi habitación" por varias horas, no hacía más que pensar y pensar. "Tengo que mantener la calma, actuar con sigilo". "Sí, por puesto. Puedo hacerlo". "Ella no me intimida, soy mejor". "Haré mi trabajo y luego saldré de aquí cuando todo afuera se calme'.

Duermo con el objetivo aún en mente, y a primera hora en la mañana me dispongo a comenzar mi trabajo, pero claro, con máxima discreción. Me levanto de mi cama y me aseo rápidamente, abajo no se escucha ningún ruido, no como ayer. Bajo por las escaleras hacia el primer piso, no escucho ni un solo sonido. Esto me inquieta, parece no haber nadie en casa, podría aprovechar esta oportunidad y revisar rápidamente... No, sería descuidado, ni siquiera estoy segura si estoy completamente sola en realidad.

Comienzo a caminar por la casa, tratando de encontrar a alguien, pero no hay nadie más que yo. Estoy dispuesta a comenzar a buscar en la casa cosas que lleguen a ayudarme a mi investigación, pero ruidos fuera de la casa interrumpen mi objetivo.

Escucho golpes secos, gruñidos y leves jadeos de cansancio seguidos de respiraciones profundas.

Rápidamente me asomo por la ventana del frente de la casa, no hay nadie fuera, lo cuál me confunde. Camino hacia la cocina lentamente, adivino que voy por el lugar correcto ya que cada vez que me acerco aquellos jadeos se escuchan más cerca. Al entrar en la cocina, me encuentro con una puerta que puede llevar al patio trasero. Con una curiosidad inmensa, abro aquella puerta con el máximo cuidado para no hacer ruido, y salgo de la casa solo para caminar hacia el lugar de dónde provienen los sonidos.

Me sorprendo rápidamente al ver algo que realmente no me esperaba. Encuentro a Sharon sudada, dando golpes con sus puños y patadas hacia un saco de boxeo. Su cabello está desordenado. Suspira, jadea y gruñe cada vez que golpea aquel saco con sus puños desnudos.

Puedo ver que solo esta usando un short negro junto con un top deportivo del mismo color. Su cabello atado en un moño improvisado deja ver su cuello y sus hombros, aunque algunos cabellos se pegan en su frente gracias al sudor.

La rapidez y agilidad con la que golpea el saco es simplemente... cautivante. Qué mujer tan capaz. Qué impresionante resistencia. Está entrenando aún teniendo una herida de bala en la pierna, y no la escucho quejarse de dolor cuando da patadas al saco. Sus movimientos son tan precisos, rápidos y fuertes... Admito que es muy buena en combate cuerpo a cuerpo. Yo peleé con ella, y estuvo cerca de matarme dos veces, con suerte salí con vida, ahora me doy cuenta que entrena muy duro para hacer lo que hace.

Al cabo de unos minutos, Sharon detiene sus movimientos. El saco de boxeo se mueve de un lado a otro antes de que lo tome con sus manos para mantenerlo quieto, luego toma una botella de agua desde una hilera que tiene a lado suyo para beberla hasta que queda completamente vacía. Desde dónde me encuentro puedo notar que el sudor escurre de su frente, pero rápidamente lo limpia con el dorso de su mano.

Después de tomarse un momento para respirar, sigue con su arduo entrenamiento.

Ella se mueve hacia una mesa dónde hay una canasta con varias botellas de vidrio vacías dentro, la cuál toma en sus brazos y camina varios metros con tranquilidad para colocarlas en diferentes lugares al azar. Cada una a una distancia más larga, que incluso la pierdo de vista cuando camina entre los árboles.

Después de unos minutos vuelve con la canasta vacía y camina hacia la mesa para tomar un arma de fuego pequeña, la cuál recarga rápidamente y le coloca un silenciador. Y cómo si fuera nada, comienza a disparar con una sola mano a las más cercanas, dando exactamente a cada una de las botellas con una puntería impresionante. Puedo ver su sonrisa cada vez que escucha el sonido del vidrio romperse y caer en pedazos al piso.

Cuándo termina con las más cercanas, cambia su pistola por un francotirador, con tranquilidad y hasta con elegancia ajusta la mira y recarga el arma para luego ponerse en posición. Desde dónde estoy, no puedo ver más botellas, pero Sharon apunta hacia las profundidades del bosque, lo cuál me hace pensar que ha dejado más en él.

—Bang —dice ella, antes de disparar, y al cabo de unos segundos, se escucha el sonido de una botella quebrar a lo lejos—. Carajo, qué buena soy.

—Mierda... —susurro, para mí misma, cuando me doy cuenta de las tantas habilidades que tiene. Ella es sin dudarlo una total máquina que ha sido entrenada para matar a quién sea que le ordenen, y ella lo sabe totalmente.

Ni siquiera yo con varios años de experiencia y trabajando para la policía tengo esas habilidades. No tengo una puntería excelente, pero la de ella es simplemente perfecta. Lo único que puedo hacer es mirarla sonreír de satisfacción, orgullosa de sí misma al quebrar cada una de esas botellas.

—¿Qué te parece mi puntería, detective? —pregunta de repente, sin siquiera mirar hacia dónde me encuentro, de inmediato mi corazón para de latir. Me ha descubierto mirándola entrenar.

—Bien, supongo —intento responder, con indiferencia. Ella ríe como si le hubiese contado algún chiste.

—Sé que no es fácil para alguien como tú admitir que soy la mejor —presume, antes de sonreír—. Pero así son las cosas, detective.

Mis ojos se viran por inercia ante su intachable ego. Y aunque tiene muchos delirios de grandeza, esta vez es imposible negar el hecho de que tiene razón; hasta ahora es la mujer más fuerte, hábil y capaz con la que me he topado. Tendré que poner mucho empeño para poder siquiera igualarla y darle pelea.

—¿Desde hace cuánto tiempo entrenas? —pregunto, con curiosidad.

—Desde que era una chiquilla inofensiva e inocente —responde, y aunque sonríe, percibo extraña melancolía en su tono—. Fui entrenada por los mejores, y ahora estoy más que segura que los he superado incluso a ellos.

Siendo sincera, no me parece una exageración, pues he sido testigo —y víctima— de sus increíbles habilidades. Conozco el mundo de la mafia, y sé cuán duros son a la hora de entrenar novatos, más si éstos inician desde edades jóvenes. Tener eso en cuenta me hace preguntarme cuántas cosas horribles tuvo que atravesar Sharon para finalmente ser lo que cualquiera consideraría "alguien despiadado y sin sentimientos".

—¿No te duele la herida? Ayer apenas y podías caminar.

—¿Crees que esta es la primera vez que me disparan? —pregunta, seguidamente deja sus armas ordenadas sobre la mesa de la cual las había tomado antes—. Esto para mí no es nada.

—Ya veo.

—¿A ti te han disparado antes?

—Claro, es un riesgo inevitable al trabajar en esto. Recuerdo que la primera vez que me sucedió fue en una de mis primeras misiones. Fue terrible, pero al menos eso me enseñó a ser más precavida y ganar fortaleza.

Ella me mira fijamente, noto como sus ojos se desvían levemente hacia mis labios, como si éstos llamaran de alguna forma su atención. He de admitir que me pone algo nerviosa, así que me muevo algo incómoda, y ella sonríe antes de desviar la mirada; es evidente que le gusta tener alguna clase de efecto en las personas.

—Cuando gustes, podría enseñarte un par de trucos sobre la puntería al disparar —ofrece—, pero no todos, porque jamás te dejaría superarme.

Yo solo río débilmente. En cambio, ella se relaja y toma asiento sobre una larga silla de madera que se encuentra frente a la vista que el patio trasero nos ofrece. Yo la sigo y hago lo mismo, sentándome un tanto alejada, pero no lo suficiente.

—¿Qué opinas de este lugar, detective?

—Aunque no me siento cómoda en lo absoluto, y preferiría mil veces estar en cualquier otro lugar, debo confesar que es un bonito y extravagante sitio.

—Lo sé, alguien como yo no podría pedir menos —exclama, con aires de grandeza.

—Eres sumamente egocéntrica y narcisista, ¿ya te lo había mencionado?

Ella ríe y vuelve a mirarme con picardía, no solo mira mi rostro, sino que me escanea por completo. Yo intento sostener su mirada, pero la evado virando los ojos, ya que sé que solo intenta molestarme.

—Creo que no me lo habías mencionado. Y la verdad, sí, quizás lo soy. ¿Cómo no serlo? ¿Acaso no me has visto?

—Supongo que sí. —Alzo los hombros—. ¿Desde cuándo están tú y Salvatore aquí?

—Desde hace cierto tiempo.

—¿Se conocen hace mucho?

Sí, quizás estoy un tanto preguntona, pero no voy a negar que aún sigo con la curiosidad sobre Sharon y Salvatore.

—Hace muchos años, bastantes diría yo. Él fue uno de mis entrenadores al principio, y con el tiempo, creció gran confianza entre ambos. La verdad, no creo en las amistades dentro de este negocio ni en ningún contexto, pero podría decir que si alguna vez en mi vida he conocido esto, Salvatore sería lo más cercano a ello.

—Supongo que ambos... hacen un buen equipo —susurro, intentando comprender.

—Por supuesto, dos siempre es mejor que uno. —Asiente—. Tú debes saberlo bien, supongo que también tienes tus secuaces.

—Algo así.

Y la verdad, aquella respuesta solo me genera gran nostalgia, pues a la única persona que llegué a considerar como parte de "un equipo perfecto", era a mi padre. A pesar del vuelco que ha dado mi vida estos últimos días, aún el dolor y la agonía siguen estando presentes debido a la pérdida, sin embargo, debo aguantar internamente y en silencio este sufrimiento que me seguirá por el resto de mis días, aún así, si algo sé, es que no es buena idea hablar de esto con una asesina para la cual la vida es lo más cercano a lo insignificante.

—¿Sabes? La clave del éxito dentro de cualquier negocio o área, es el trabajo en equipo —recalca, sin dejar de mirarme—. Estoy segura de que ustedes, como cuerpo de justicia, seguridad o lo que sea. —Vira los ojos, antes de proseguir—, carecen de esto. Por eso no han podido con nosotros aunque "tengan las herramientas para ello".

—No quiero darte la razón, pero no hacerlo sería negar la realidad.

Por supuesto que sus palabras tienen un peso sobre sí. De hecho, quizás la mayor prueba de eso era yo, y como había decidido tomar esta misión por mi propia cuenta sin contar con el apoyo de nuestro equipo. Lo sé, estoy consciente de que al volver, no me esperan buenas consecuencias por parte de mis superiores. Yo he cometido un error, pero aunque sé que es así, no estoy dispuesta a rendirme sin conseguir lo que quiero.

Todo sacrificio debe dar sus frutos, ¿no?

—Y nosotras, aunque nos odiemos y deseemos terminar con la otra, trabajamos en equipo al liberarnos en aquella emboscada y traernos hasta acá con vida —señala—. Así que allí está el secreto para no hacer esfuerzos en vano.

—Vaya, quién diría que un día estarías dándome una lección sin golpes ni insultos de por medio —comento, antes de negar con la cabeza con falsa gracia.

—Tranquila, eso puede pasar dentro de no mucho tiempo. —Me guiña. Yo solo vuelvo a virar los ojos que, a este paso, ya he perdido la cuenta de cuántas veces lo he hecho.

Después de nuestra extraña y pacífica conversación, simplemente nos quedamos en silencio observando los alrededores y notando que, poco a poco, la incomodidad desaparece entre nosotras. Claro, no me siento del todo segura cerca de ella, tampoco han cambiado mis planes ni lo harán, pero sé que pueden llevarse las cosas en paz hasta que pueda marcharme de aquí y cerrar este capítulo.

Y teniendo esa motivación en mente, prefiero esforzarme por intentar recolectar información y, al mismo tiempo, seguir manteniendo las cosas en buenos términos con Sharon y Salvatore, especialmente con ella.

Siguiendo con ese extraño encuentro, al finalizar cada quien parte por su lado, aunque claro, yo no tengo mucho a donde ir, simplemente entro a la casa y tomo lugar en uno de los sillones cerca de una ventana, mirando la lejanía de un cielo claro; aunque me concentro en mantenerme serena y pensar en qué haré cuando al fin pueda marcharme de aquí, es la voz de Sharon la que me regresa a mi actual realidad. Me invita a comer con ella, pidiendo al mismo tiempo que la ayude a cocinar, yo algo dudosa asiento.

¿Por qué es tan amable conmigo?

Seguro que al igual que yo está tramando algo, aún no descubro qué es, pero trataré de seguir con esta apariencia sumisa al mismo tiempo que analizó todos sus movimientos. Mientras tanto, después de comer algo juntas, el día transcurre con las dos mirando las noticias y uno que otro programa que carece de comedia y sentido en la televisión.

El interminable sufrimiento no acaba, pues casi a la media noche regresa Salvatore, Sharon y él conversan por largos minutos, pero para eso deciden trasladarse hacia una de las habitaciones en la planta baja. Sea lo que sea que estén hablando, no parecen querer que yo me entere. Así que prefiero por hoy no hacer malas jugadas que me puedan hacer correr el riesgo de que me descubran en el acto. Deshecho el deseo que me impulsa a escuchar a través de la puerta y, en cambio, vuelvo a mi habitación y decido dormir.

Los días que debo estar aquí no parecen tener una fecha específica de salida, porque a pesar de que el día siguiente llega con mucha tranquilidad, parece que las noticias que ha recibido Sharon la han dejado con un mal sabor en la boca, pues al despertar y buscarla, me encuentro con ella entrenando en el patio trasero, sin embargo, a diferencia de ayer, Sharon entrena con más esmero y seriedad, pareciendo que se esfuerza al máximo por recobrar la fuerza de su pierna y su movilidad.

Eso me aclara que las cosas con Francesco no están nada bien y ahora más que antes, no puedo irme de aquí, él debe estar como un perro tratando de olfatear cualquier rastro que nos lleve a nosotras. Algo que seguramente ni siquiera Salvatore quiere, y mucho menos yo. Aunque es inevitable no estar preocupada por eso, mi atención se fija sin problemas en Sharon, al menos ahora se me hace más fácil saber cuáles reacciones de ella muestran preocupación. Y sin alardear, yo también podría mostrarle la clase de mujer que soy y las habilidades que tengo, pero por ahora seguiré observándola desde lejos.

—No pareces estar de muy buen humor hoy, ¿acaso estás preocupada por algo?  —digo, uniéndome a ella. Veamos si revela algo.

Sharon me da una rápida mirada por encima del hombro y regresa a su mirada al frente, solo para caminar hacia la hilera que se encuentra a su lado y tomar una botella de agua.

—¿Preocupada? Parece que no me has visto bien —dice, sonriéndome, como si mi comentario fuera meramente cómico para ella—. Más bien, haber estado ayer tanto tiempo sin hacer nada, me ha hecho levantarme con más ganas de entrenar hoy.

—Sí, eso no lo dudo —exclamo, y tomo asiento en una de los escalones que hay hacia el patio—. Hoy estás dándole más fuerte al entrenamiento.

—¿Te parece? —pregunta, aunque su mirada risueña me hace dudar en si decirle algo o no. No parece estar muy interesada en mi respuesta, pero sí en cómo la respondo.

—No pareces ser una mujer a la que le guste estar en casa viendo la televisión —comento, cambiando de tema—. Supongo que entrenar es lo único que te divierte.

—Vaya, parece que me has etiquetado como una máquina para matar sin emociones —menciona burlesca, al tiempo que se acerca a mí y toma lugar al lado mío—. Me divierten muchas cosas, pero sí, tienes razón, soy una máquina de matar sin emociones que se podría pasar todo el día entrenando hasta que sus puños sangren y no pueda mantenerse en pie por más tiempo. ¿Y tú?

¿A qué está jugando? Su tono de voz cautivante y ese breve encanto y gentileza que le agrega a sus palabras me deja en extraña confusión. Más porque la muy cínica no parece causarle algún efecto negativo en lo que dice ser y hacer. No sé si debo reírme por lo que dice o temer por mi vida, no obstante, alguien como ella no debe estar bien de sus facultades mentales y es mejor no poner a prueba eso.

—También me gusta hacer muchas cosas, entrenar también es parte de ellas. —Me levanto, intentado no seguir con la conversación, pero ella no parece abstenerse a decir lo que piensa.

—¿De verdad? ¿Por qué no me muestras un poco de lo que sabes hacer? —me pide, mientras enternece la mirada.

¿A caso se muestra gentil para que baje la guardia? No encuentro otra respuesta para su comportamiento, pero veamos que opina de un poco de mis habilidades.

—Por supuesto, yo también estoy aburrida, así que sería bueno un poco de diversión para mí —exclamo, y ella asiente, poniéndose de pie y llevándome hacia donde ella minutos antes entrenaba.

Intento dirigirme hacia donde el saco de boxeo se encuentra, pero Sharon se planta frente a mí, sin ninguna intención de hacerse a un lado. Yo la miro confusa, y aquello aumenta cuando sus manos van a parar sobre mis muñecas, sin embargo, tan pronto como lo hace, comprendo a que se refiere, pues alza mis brazos y los acomoda en un posición de pelea.

—No es necesario un saco de boxeo, cuando bien puedes entrenar conmigo. —Ella se aleja unos pasos y se pone en posición de defensa—. Muéstrame lo que tienes.

Algo me dice que nada de esto va a terminar bien, pero es inevitable no sonreírle y asentir.

La observo de pies a cabeza antes de intentar hacer cualquier movimiento, pues espero que algo la delate para poder dirigir alguno de mis puños a algún punto muerto en su defensa, no obstante, aunque medito por unos segundos lo que podría hacer ella para poder noquearme, el dichoso movimiento que realiza Sharon, es extrañamente una efusiva risa; baja los brazos y se toma el estómago mientras exclama en grandes carcajadas: "No puedo con esto, tu cara de seriedad es muy graciosa".

La miro incrédula ante su falta de sensatez en un entrenamiento de pelea, más siendo cuerpo a cuerpo, así que para intentar recordarle que yo no soy un juego y que esto no es una simple pelea amistosa, avanzo hacia ella con rapidez. Intento que uno de mis puños dé contra su rostro, pero ella con esa posición despreocupada con la que se encuentra, lo utiliza para engañarme y así poder hacer que yo dé el primer movimiento, logrando que ella pueda notar desde dónde puede contraatacar.

Me sonríe y antes de que mi puño tan solo roce su rostro, da velozmente un paso hacia atrás y gira el cuerpo para soltar una fuerte patada que se estrella contra mi abdomen y que me arroja varios metros lejos de ella.

—Nunca hay que confiarse —menciona, a lo lejos mientras se acomoda la ropa—. Tómalo como un consejo para mejorar en tu entrenamiento.

—¡Ahg! —me quejo, mientras se me revuelve el estómago.

—Todavía te falta mucho que aprender. Por ahora, fue divertido mientras duró.

Yo me quedó unos minutos más en el suelo intentado recobrar el oxígeno y la cordura, pues todo a mi alrededor da vueltas. Siento un intenso dolor en el vientre que me obliga a cerrar los ojos e intentar respirar consecutivamente para poder recobrar la conciencia. Aún en el sufrimiento que siento, puedo ver a Sharon como camina hacia el interior de su casa, dejándome sola, como si el hecho de haberme dejado casi al borde de la inconsciencia no le causará ningún tipo de remordimiento, sin embargo, en cuanto el tiempo pasa y puedo aunque sea mantenerme de pie a tambaleos, mi mente me dice que es mejor tener cuidado con ella.

Lo que paso en este momento no lo volvemos a hablar por lo que resta del día. Aunque mi vergüenza de haber sido derrotada es aparente, prefiero que mejor quede en el olvido, aunque es inútil, porque cada vez que sus ojos y los míos se encuentran, solo puedo pensar en como con un simple movimiento y sin estar aparentemente lista para combate, fue tan sencillo para ella derrotarme. Los días siguientes aquella inevitable sorpresa y ese cierto miedo me deja con una duda más grande, pero que prefiero responder solo mirándola entrenar en secreto.

La derrota me ha servido para poder seguir comprendiendo acciones y comportamientos de ella, y como usa el hecho de su actitud despreocupada y cínicamente cómica, para poder saber las reacciones de las personas a su alrededor —incluyéndome—. Tal parece que el cargo de asesina profesional lo tiene bien merecido, pues no hace nada sin antes pensarlo bien y saber que puede obtener a su favor cuando lo haga. Aunque he quedado ciertamente asustada por su comportamiento, no puedo negar que me ha dejado muy impresionada y eso se ve reflejado en mi constante interés por ella en los dias siguientes. Puede que aprenda más cosas de las que esperaba aquí, sin embargo, esa situación solo ha abierto mis ojos y se han quedado fijados en esa mujer de aparenta falta de sensatez.

Recuerden votar y seguirme, se los agradecería mucho. Besos.

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