Años atrás

Toda la manada estaban reunidos, algunos con una sonrisa mientras que otros sólo sonreían por obligación.

Por el pasillo decorado de flores blancas caminaba una niña con la cabeza gacha, sus manos aferraban ese adorno que al principio le pareció lindo, pero al momento de saber que fin tenía quiso botar al piso y pisarlo hasta que quede nada, pero ¿Qué culpa tenían aquellas rosas?

La melodía de aquél piano sonaba en todo el lugar espaciado, ese sonido la calmo un poco, Crisanta quería vivir ese momento cuando haya encontrado a su verdadero alfa, cuando su loba se sienta inquieta por estar junto a su mate pero lo único que su loba y ella querían era escapar del alfa que tenían a su lado.

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—Toma, ponte esto —su hermana le entregó un vestido color blanco, era lindo— papá al parecer no te ha dicho nada —oía a hermana mientras jugaba con ese ramo de flores— hoy te casas con el alfa Rick, de la manada vecina.

Crisanta giro rápidamente para ver a su hermana, no sabía si considerar a Carol como su hermana ya que desde que tiene memoria ella nunca ha estado para Crisanta, hasta se podría decir que no tiene recuerdos con Carol, más que solo malas caras de su hermana mayor hacia ella.

Sus ojos se llenaron de lágrimas— Yo no quiero Carol, dile a papá que no quiero por favor —hablo tan rápido que pensó que Carol no le entendió.

—Es tú deber Crisanta, así que no hagas berrinches y cámbiate, la ceremonia es en tres horas. —y su hermana mayor salió de la habitación dejando a una Crisanta devastada.

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¿Porqué su padre le hacía esto? Crisanta amaba tanto a su padre a pesar de que la atención de él siempre a estado en Carol, pero Crisanta es una persona tan buena e ingenua qué casi nunca se da cuenta de quien trata de hacerle daño.

Ella veía con miedo al juez que iba a ser participe en arruinar su vida.

Toda la ceremonia veía un punto fijo, solo tenía 112 años, todavía amaba ver dibujos animados, jugar con las niñas de la manada, saltar en los charcos de agua, jugar con las burbujas que se hacían al momento de darse un baño.

—Señorita Crisanta Fortín acepta usted a Rick Doll como su marido —su vista cayó en su padre, queriendo trasmitirle compasión mediante su mirada, pero lo único que recibió fue una mirada dura carente de amor hacia su hija. —¿Señorita? —ella ni se consideraba aún una señorita, seguía siendo una niña.

—Crisanta —escuchó el gruñido de su padre, alzó por fin sus ojos y por primera vez se detuvo a observar quién sería el hombre con el pasaría su vida amarrada.

—Acepto —apenas murmuró.

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—¡Te di una orden como tu alfa! No debiste salir, no quiero pasar una vergüenza contigo, ¡debes comportarte como una mujer! ¡Ya no eres una niña! —un golpe seco se escuchó en la habitación siendo la razón de que unos sollozos salga de los labios de Crisanta, su mejilla ardía tras fuerte golpe.

Cuatro años de infelicidad ha estado viviendo la pequeña loba, todo ese tiempo fueron contadas las veces que pudo ver la luz del sol, pero siempre traía consecuencias.

—¡Ya no quiero estar aquí!

—Pues sigue diciendo eso hasta que se cumpla, porque déjame decirte mi querida loba —Rick cogió la barbilla de su esposa— tu estas atada a mi para toda la vida —soltó una carcajada— espero que después de tantos años estés lista para consumir este matrimonio, si no es por las buenas será por las malas Crisanta Fortín.

Claramente sintió como un frío se apoderó de su cuerpo, tenía miedo que si no se acuesta con Rick él abuse de ella.

Cuando escuchó la puerta principal ser cerrada subió a su habitación, caminó a su cama y echa bolita se echo a llorar, en todo éste tiempo su familia nunca fue a visitarla, sabía que su padre venía a la manada de Rick por negocios, Crisanta ingenuamente se llenaba de ilusión, añoraba que su padre aunque sea vaya a preguntar como estaba pero por cuatro años nunca pasó ni a decirle un hola.

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Había logrado salir solo por unos momentos, tenía que conseguir supresores ya que su celo estaba a la vuelta de la esquina y no había quién pueda conseguirlos para ella, Rick la noche anterior salió para visitar a la manda del norte y eso significaba que no le vería por casi un mes, algo bueno para la pequeña loba.

Llevaba puesto un abrigo largo y grande, un gorro de lana que tapaba casi su rostro, era invierno y tenía escusas para vestir así.

—Solo saben que la manda tiene su reina pero esta prohibido conocerla, así que tienes prohibido salir de aquí hasta que te conviertas en una verdadera y dejes de comportarte como una niña. —días después de su matrimonio esa fueron las primeras palabras que le dijo Rick.

Así que por esa razón tuvo que cubrir su rostro.

Una vez que pudo conseguir los supresores necesarios para pasar su celo regreso a esa mansión fría sin compañía de nadie, no había sirvientes, lo único que habían eran los guardias que vigilaban a la esposa del Alfa para que así no escape.

Mientras tomaba su siesta un calor infernal avecinó a la pequeña omega, su cuerpo empezó a doler y la necesidad de ser tocada la invadió, su celo se había adelantado y no pudo tomar los supresores.

Jadeaba de dolor tanto ella como su loba, sudaba por ése calor en el que su cuerpo se infundía, no tenía quien le ayude, estaba sola y por más que Rick estuviera junto a ella nunca lo llamaría.

Apenas pudo oír unos pasos por el pasillo pero en el estado medio inconsciente que se hallaba no pudo saber quien era hasta que un cuerpo encima suyo la hizo olvidarse por segundos el dolor y necesidad que tenía.

—Estuve esperando este momento por cuatro putos años —sus ojos se abrieron tanto que a Rick le sacó una carcajada— parece que hubieras visto un fantasma —se burló.

—D-déjame —por un momento se olvidó en que estado se encontraba y empezó a forcejear sintiendo calambres en sus extremidades— no me h-hagas daño por favor —suplicó con lágrimas en sus ojos, odiaba ser tan débil y que llorara por todo.

Rick solo le sonrío de lado, los ojos de aquel alfa se tornaron de un dorado intenso y por más que ella quería que se aleje su instinto animal llamaba con urgencia a un alfa y por la impotencia más lagrimas salieron de sus ojos, su cuerpo se sentía débil y con las pocas fuerzas que le quedaban luchaba contra los besos que Rick repartía en cada espacio de su cuerpo.

—Basta…..

—¿Sabes porqué tu padre te vendió apenas solicite una omega como esposa?

Crisanta negó con los ojos cerrados, sentía que cualquiera que haya sido la razón del porqué su padre la vendió dolería mucho más que las veces que la ignoraba.

—Pues déjame informarte, que te vendió porque tu no eres su hija en cambio Carol si es la verdadera hija del Alfa.

Crisanta abrió con una rapidez sus ojos, sus sentidos se nublaron, Rick se asombró cuando vio que los ojos de su esposa cambiaron a una mezcla que nunca había visto en una omega, bien parecía de un color miel intenso sin llegar a ser un dorado pero no estaba lejos de aquel color.

—Mientes —gruño— ¡mientes! —gritó fuera de si, empujó al alfa con tantas fuerzas.

—¡¿Qué carajos te pasa?!

—Mientes ¡yo si soy su hija! —una lucha de fuerza se formó entre los dos lobos, Rick trataba de que Crisanta se calme pero ella hacia todo para escapar de ese lugar.

Un gruñido feroz se escuchó en toda la mansión y la omega con miedo vio lo que causó, no se había percatado que sus garras habían salido y eso causó que una grande y profunda herida esté en la mejilla izquierda del alfa.

—Maldita —gruño con sus colmillos fuera listo para atacar.

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—Estas hermosa —Jungkook la veía desde la puerta con los brazos cruzados.

¿Cuánto tiempo pasó recordando su trágica vida?

Ese día después que lastimó al rey de la manada pudo escapar de ese lugar, pero cuando llegó a su manada luego de un día caminando su padre la recibió con un sinfín de golpes.

—¡Mira lo que hiciste loba inútil! Rick acaba de irse rompiendo todos los negocios que teníamos y cómo muestra me enseñó lo que le hiciste —una patada se impacto en su vientre, su loba aulló de dolor— no sirves para nada.

Desde ese día nunca se volvió a transformar en humana, se mantuvo años en su forma lobuna, hasta que llegó Jeon Jungkook.

—¿Estas lista? Tenemos una hora de viaje y nos quedaremos en un hotel allá en Surrey.—Jungkook le sonrío, le notaba algo tensa dese la mañana que le dijo que quería conocer a sus padres.

—¿Podemos comparar algo? Me dieron ganas de dulces —Violet le sonrío haciendo ver sus hoyuelos.

—Claro que si cariño —Jungkook beso sus labios con intensidad, últimamente se comenzaba a sentir acalorado cuando tenia a Violet cerca y cuando pasaba lejos una opresión en el pecho se hacía presente. No sabía porqué pasaba eso y eso lo tenía nervioso.

Mientras Jungkook se preguntaba qué le sucedía Violet daba vueltas a unas palabras que le llegaron de repente.

¡Debes comportarte como una mujer! ¡Ya no eres una niña!

¿Y si Jungkook pensaba lo mismo? Ella no podía enamorarlo con sus feromonas Jungkook no era un lobo…

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𝐸𝑙 𝑝𝑎𝑠𝑎𝑑𝑜 𝑑𝑒 𝑉𝑖𝑜𝑙𝑒𝑡

Pido disculpas, he querido subir el capitulo desde hace unas cinco horas pero wattpad me estuvo jodiendo las bolas que no tengo 😂 no dejándome subir el capitulo.

¿Qué les pareció? ¿Se esperaban este capítulo? . 🙃

Dejen sus comentarios los estare leyendo, en otras horitas subiré el siguiente.

Besos Reinas ❤️

ᴍᴀʀᴀᴛᴏɴ 2/?

Park Nochu ©