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✨Capítulo Único✨

Interrumpo su lectura desde un principio para decirles que la portada y el banner fueron hechas por la hermosa preciosa de jeonkuluar pueden comunicarse con ella al +555notengosunumero. Muchas gracias bebé.

Cubriendo su rostro con el velo verde pasto, solo dejaba ver sus ojos dorados como los de un felino. Taehyung salió de su casa por la parte trasera. Era pequeña y delicada, situada en el fondo del bosque casi al pie de la colina, refinada con todos los obsequios que le daban, pero, jamás dinero.

Se acercó a los cultivos y arrancó un poco de lo que sería la cena de esta noche. La luna se posaba delicadamente iluminando su espalda, traspasando las finas ropas y delineando su silueta, un cuerpo digno de manjar de dioses.

Eso era algo por lo que el Rey lo había enjaulado prácticamente, privándolo de cosas básicas, lo trataba como un príncipe, concediendo todo lo que él quería en cuestión de riquezas, gloria y poder.

Taehyung se sentía más como un juguete, le daban todo lo que el "quería" pero, no lo que necesitaba. Para su desgracia, resultó ser uno de los chicos más hermosos que llegaron del extranjero, después de la Guerra entre Corea e Inglaterra, donde éste último salió victorioso. Fueron seleccionados todos los jóvenes de distintas familias, sin importar status social, posición, edad, poder o dinero. La única solicitud era tener mente abierta.

Que estúpido.

¿Quién en el siglo XVIII no tiene mente abierta?

Exacto.

Nadie.

Él quería libertad, quería ser normal, pero no. Tenía que servir de ejemplar para la nueva ley que habían aprobado.

El grupo de extranjeros era grande, multitud de jóvenes raptados de su país fueron divididos en dos grupos, en uno te convertían en esclavos, trabajar al rey y a sus gobernadores, siendo maltratados físicamente. El otro grupo te convertía en un ser digno de lascivia y codicia.

En ambos tu vida no te pertenecía, eras vendido al Rey primeramente y luego una cantidad de dinero que pagaban porque trabajaras o te dejaras violar.

En ambos, había maltrato, uno físico y el otro emocional.

Más de una vez Taehyung quiso ver el lado de bueno de estar en el lado donde abusaban de él.

No le golpeaban hasta botar sangre o hasta que sus heridas fueran profundas y lo más probable es que dejaran cicatrices grandes e irremediables.

Pero le golpeaban el corazón, desgarrando su intimidad, y dejándolo agotado hasta que los hombres se cansaban de tanto echar semen en un agujero ajeno.

No podía verle el lado positivo, por más que intentó buscarlo.

Solo le quedaba una razón para aguantar ese infierno. Una esperanza.

Una hermosa esperanza llamada Jeon Jungkook.

Dos años atrás Jungkook fue llevado a otro lugar, donde sería independiente y saldría adelante para demostrarle al mundo que su gente no se dejaría dominar.

Estaban preparándose para la guerra.

Una nueva.

La definitiva.

Antes de irse como un fugitivo y como un traidor, prometió a Taehyung buscarlo y llevárselo lejos.

Donde pudieran ser felices y amarse como siempre habían querido.

Ese día que se fue estaba nublado, tan nublado como su corazón. Su pesado corazón, entristecido por la ida del amor de su vida.

Ese día se dieron el último beso, cargado de promesas y amor.

Y luego se fue.

No sabía nada de él, habían dicho que todos los fugitivos estaban muertos, pero, en su corazón sentía que Jungkook aún seguía vivo. Su corazón lo sabía.

Anhelaba creer que fuera así.

Deseaba.

Y esperaba que fuera así.

Podía ser una manera de su ser mantenerse firme ante todo.

Dos años donde seguía con la certeza de que estuviera vivo.

Aun con la nueva ley.

Una ley en donde las relaciones sexuales y la prostitución eran normales, podían tener sexo con alguien que no conoces y no sería tomado como violación o delito, solo que para hacerlo se debía pedir permiso al Rey.

Esta ley solo se implementaba para personas no casadas, las que estaban unidas en matrimonio y luego había una infidelidad de por medio eran castigados y dependiendo de qué tan grave haya sido la situación se castigaba desde golpes hasta la muerte.

En cambio, las personas solteras, podían acostarse sin tener un absoluto compromiso, solo debían pedir permiso. Esta ley era más considerada un abuso, puesto que el que deseaba acostarse no debía haberlo hablado antes con la persona en cuestión o sería catalogado como una relación ilícita. Todos los sujetos van al Rey deseando acostarse con alguien, luego pagarían dependiendo del objetivo, y caso cerrado. Todos se benefician.

Menos ese grupo de jóvenes que eran tomados como ejemplar para esa Ley, que también promovía el racismo, puesto que las únicas víctimas eran los jóvenes extranjeros.

La ley permitía sexo sin compromiso y sin ser castigado.

Era la aberración para el resto del mundo.

La mayoría de los practicantes de esta ley se convertían en violadores, por la fuerza tomaban lo que no era suyo ni les pertenecía. Solo un recipiente donde vaciar su placer.

Las relaciones sexuales eran algo sagrado, no una inversión como el Rey lo colocaba.

Esto había desatado peleas y discordia entre sus habitantes, que celaban y se obsesionaban con los chicos que tomaban, llevándolos hasta la muerte.

No eran castigados por ello, de todos modos, el Rey obtenía su beneficio y eso era lo que le importaba.

Taehyung suspiró y se levantó luego de recoger sus cultivos, cerró los ojos un momento aspirando la poca libertad que se le daba. El viento soplaba fuerte y abrazaba cada parte desnuda de su cuerpo, acariciándolo como nadie lo había hecho desde hace mucho tiempo.

Sus ojos abrasadores se fijaron en el brillo de la luna, redonda y perfecta.

-Jungkook... - susurró - ¿Dónde está? – Eso se lo preguntaba a la Luna siempre que salía, cada noche, que trataba de aspirar un aire que no fuera caos y sexo.

Como siempre no obtuvo respuesta, en cambio, el nudo en la garganta se formó.

¿Y si realmente estaba muerto?

Negó con su cabeza alejando lo más que podía la idea de su mente.

El hizo una promesa. Y el no queda en paz hasta que la cumplía.

Sus pasos eran sigilosos, calmados y suaves de retorno.

Llegó a su puerta y suspiró pesadamente, estaba ese cartel que significaba de todo y nada bueno.

F.U.C.K

Fornication Under Consentimient Of The King

Ese era el nombre de esa Ley: Fornicación con el consetimiento del Rey.

Cualquier puerta que tuviera ese cartel significaba sexo con el permiso del Rey.

Allí adentro se llevaba una guerra de quien se corría más rápido.

Una guerra que tiene como protagonistas los genitales de esas personas.

El sentimiento de asco se adueñó de él apenas dio el primer paso dentro de la casa. El olor a alcohol y a tabaco siempre lo repugnaría, bañado con alguna especia de azufre y pino.

Dejó el bol en la mesa y se dirigió a pasos lentos a lavarse las manos.

Por favor que sea diferente...

-¿Taehyung?

Que sea diferente...

-He llegado, mi señor – seguido de los pasos firmes, se escuchó como las cortinas eran corridas.

-¿Dónde estabas? – preguntó con voz tosca y fuerte.

Dominante.

-En el huerto mi señor – Seca sus manos con total tranquilidad – No sabía que usted vendría, me hubiera preparado antes señor – Da la vuelta para enfrentarse al Rey.

Con mucha rabia debía admitir que el Rey era muy guapo.

Demasiado para su gusto.

Su rostro perfilado, sus ojos oscuros pero con un brillo que te jalaba hacia él, su cabello castaño con rizos suaves, pero que a la vez tienen la fuerza para detener la pequeña corona que colgaba en su cabeza, su cuerpo era digno de un guerrero, extra formado, con músculos sobre músculos, esa estúpida sonrisa ladina que a muchos hace suspirar y mojar ropas interiores volviéndolos océano, a Taehyung le daba asco, siempre había algo detrás, todo era intencional, se veía inocente pero estaba cargado de maldad pura. Un jugador profesional, todo manejado y fríamente calculado por él.

-Contigo me gusta lo espontáneo – dijo y se acercó a él, quitando su velo con delicadeza, que en vez de ser una tortura placentera era una tortura repugnante, el castaño deseaba que pasara eso rápido, pero, con el Rey nada era rápido, el sexo era salvaje, bestial, como le naciera, pero eran varias rondas.

Según el mismo Rey, nunca se saciaría de su cuerpo.

Taehyung cerró sus ojos para no ver esa mirada lujuriosa, mentalmente contaba cuantas ovejas vio pasear en la mañana para pasar el tiempo, para no salir con una grosería o patada porque la pagaría bien caro.

Lo había hecho antes y no terminó de buena manera.

Casi le cortan la lengua y cosen su boca.

El toque en su cadera desnuda lo tomó por sorpresa, abriendo sus ojos clavándolos en los oscuros frente a él.

-¿Te deleitas, preciosura? – preguntó acercándose a su mejilla.

-Sí, señor – Mintió susurrando, debía actuar como que aquello le daba placer o sería castigado – Las manos de mi Rey son placenteras.

-Mmhh – vibró en su cuello – Eso me agrada – se coloca derecho y coloca la mano de Taehyung en su hombro – Desvísteme, Taehyung.

Fue una orden, que acató.

Sería una noche larga y cansina.

Haría lo que quería que hiciese, lo que se esperaba que hiciese.

No era más que un esclavo sexual, buscaban placer y se los daba.

Nada más.

No le nacía hacerlo, entraba en un estado de neutralidad donde no pensaba ni sentía. Solo actuaba.

No haría nada de corazón.

Nada de verdad.

Si no es con Jungkook...


Seis de la mañana y el Rey se había quedado durmiendo a su lado. No podía conciliar el sueño con él allí. Por lo que había estado en vela, justo cuando el sueño iba venciendo sintió unos dedos cerca de su entrada, tuvo el impulso de patearlo y luego disculparse diciendo que estaba dormido, pero, los próximos movimientos que el Rey ejecutó en él eran suficientes para despertarlo por la fuerza.

Resignado, con su entrada adolorida, fue utilizado por última vez, hasta que tocaron a la puerta y de mala gana el Rey se fue prometiendo volver.

Taehyung solo asintió, yendo a ducharse para dormir, dormiría todo el día y con su sueño acumulado y pesado, probablemente pasaría hasta la madrugada.

La ciudad estaba atestada de soldados, confundidos por las repentinas bombas que caían dentro. Los habitantes escondidos en sus casas, algunos corriendo y otros orando para que lo malo pasara.

Jungkook caminaba con su frente en alto y sus armas en mano, había dado la orden de no tocar ninguna casa, no matar a los habitantes. Solo soldados y al Rey.

Que de éste último se encargaría personalmente.

El muy hijo de puta abusó de Taehyung y eso no se lo perdonaría en su desgraciada, miserable y puta vida.

Su informante dentro del palacio le contó las aberraciones que cometían con su gente, colocándolos de vulgar ejemplo para satisfacer sus necesidades. Algunos fueron vendidos como esclavos de todo tipo, otros huyeron y se unieron a sus tropas.

El Rey se prepararía para morir por sus propias manos.

Sus ojos azules como llamas flameantes tenían su objetivo en la mira, sus manos se movían por si solas mientras daba un paso en el palacio. Los soldados que se acercaban con sus armas uno a uno iban cayendo. Sus ojos estaban fijos en la figura del trono.

Llegó justamente frente a él.

Ambos se miraron con profundo odio.

-Llévate a Taehyung y déjame a mí y a mi pueblo en paz – Fue la propuesta y la primera oración del Rey.

El Rey también sabia de esa relación extraña que ellos tenían. Antes de que Jungkook se fuera, jamás se había atrevido a tocar un solo pelo, luego de que se fue quiso venganza, tocar algo preciado del miserable Jeon Jungkook, violando, abusando y golpeando a su preciado Taehyung.

Una propuesta justa y sólida, viendo que por él regresó.

Pero, eso no era el por qué regresó Jungkook.

Amaba a Taehyung, cada día deseaba verlo y llevárselo a salvo, pero, no solo liberar a Taehyung si no a todos aquellos de su gente que pasaban por lo mismo, aunque sabía que todo lo de Taehyung era para joderle la existencia y para que uno de sus arranques de impulsividad dominaran y colocara en riesgo al resto.

Fue muy difícil para él sujetarse y mantener la calma cuando los informes de los maltratos, abusos sexuales, entre otras cosas sufría Taehyung.

Ahora su intención era asesinar al rey.

Liberar a todos, e irse en paz a su nación.

Todo estaba arreglado y faltaba poco para completar el plan de ser libres, de no ser más despreciados y de estar con su Taehyung.

Su amado Taehyung.

Levantó la espada para herirle, pero fue respondida. Una confrontación, una batalla fuerte y dura entre dos hombres que tenían muy en claro su deseo y objetivo.

La cabellera rubia de Jungkook estaba sujeta en una coleta que poco a poco se desarmaba entre golpe y golpe. El sonido sordo de las espadas chocando con más fuerza de la necesaria; algo había claro y era que no estaban buscando herirse, no.

Estaban buscando la muerte segura del otro.

Y ninguno descansaría hasta ver al otro inundado de sangre y con el alma abandonando su cuerpo.

Un punto de descuido al uno de los soldados que estaba en el suelo hacer el amago de levantarse distrajo al muy inagotable Rey, punto que aprovechó Jungkook para enterrar la espada con fuerza por uno de los laterales de la armadura que llevaba, con su otra mano sacó una espada más pequeña y con una velocidad del demonio la clavó en su cuello.

Sus ojos denotaban la ira guardada y contenida que llevaba por años.

Los ojos desorbitados del Rey lo observan por última vez y una forma de sonrisa jaló en sus labios, la sangre salió a borbotones de su boca manchando su preciada túnica.

Jungkook lo soltó dejando de largo a largo en el suelo.

-Hasta nunca, hijo de perra.

-Señor Jeon... - se acercaron dos de sus escuderos, Seokjin y Jimin. Éste último habló - ¿Se encuentra bien?

-Eso parece – sacó las espadas verificando que estaba muerto, su piel fría y sus ojos sin vida lo confirmaron - ¿Qué hay?

-La gente ya fue abordada en barco. Probablemente se desate un caos para elegir al próximo Rey. Algunos quieren quedarse en su pueblo de origen, otros quieren irse – respondió Seokjin.

-Tienen libre albedrio. No obliguen a nadie a irse – Sus ojazos estudiaron al escudero. No hizo falta que hablara, sus ojos hicieron una pregunta, sin necesidad de hablar.

-Bueno... Tuvimos que.. S-señor T-Taehyung no quería y-ya sabe... - Jungkook se cruzó de brazos enarcando una de sus cejas.

-¿Y?

-El jefe Yoongi le dio un somnífero, está dormido en su habitación del barco – Una sonrisa apareció en sus labios.

-Taehyung es terco. Más vale que no le hayan hecho nada más – dijo con voz dura y demandante, Jimin quiso orinarse encima en ese momento, pero, se concentró en negar lo más rápido que sus articulaciones le permitieron.

-N-no señor.

-Bien – envainó su espada – Verifiquen todo, ya es hora de irnos. Nuestro trabajo terminó.

-Como ordene mi Señor – hicieron reverencia y se fueron pitando.

Desarmó su coleta, las hebras cayeron desordenadas y alborotadas. Se estaba preparando mentalmente para explicarle todo a Taehyung, era terco, impulsivo y torpe. Aun así, lo amaba como un puto loco. Se imaginaba la cara de espanto en cuanto lo viera, el solo pensamiento lo hacía temblar.

Debía prepararse mentalmente.

Mientras se acercaba a su barco observó a las personas zarpando los otros barcos, niños, mujeres y hombres subían con lo que sus manos podían cargar, suspirando pensó que por fin serian libres.

Subiendo a su barco se acercó a Yoongi y Hoseok sus más confiables amigos.

-¿Todo bien?

-La escoria murió, la gente es libre y Taehyung está conmigo. – Sonrió – Todo está bien.

-Está dormido – Suspiró Namjoon que salió de la planta del fondo – Menuda guerra nos ha dado tu dulzura.

-No le digas así – le amenazó dirigiéndose a la habitación, casi a la puerta dijo por encima de su hombro – No quiero interrupciones.

-En pocas palabras... - respondió Namjoon encogiéndose de hombros.

Bajó las escaleras, caminó por el pasillo y abrió la puerta de su habitación, encontrándose el cuerpo de Taehyung en la cama.

¡Dios! Se veía tan lindo.

Durmiendo placenteramente –aunque estuviera anestesiado– sus labios formaban un tierno puchero, su piel canela cubierta por unos pantalones anchos y una camisa grande, sus mejillas sonrosadas y su cabello despeinado hicieron a Jungkook dar un vuelco, era como la primera vez que lo vio.

Con total delicadeza cerró la puerta de la habitación, se despojó de sus armas, no las necesitaría ahora. Se acercó a la circular ventana y la abrió para dejar entrar ese aire fresco, el primero que disfrutaba. Lavó sus manos y se sentó esperando a que la dulzura durmiente se despertara y se convirtiera en espanto y fiera al verlo.


Una cachetada lo hizo caer al piso asustado, parpadeó un par de veces para enfocar donde se encontraba. Su instinto le hizo mover la mano hacia su cinturón buscando una espada, pero, se detuvo a medio camino cuando vio el rostro lloroso y enrojecido de Taehyung.

Su mano ardía, le había golpeado con fuerza pensando que era un sueño, una mala jugada o alucinaciones suyas. Sentía muchas emociones en ese instante que no sabía cuál descifrar y dejar dominar. Lo había extrañado demasiado, pero estaba molesto con él.

¿Cómo se atrevía a aparecer de esa forma?

Sus manos se cerraron en puños viendo fijamente a Jungkook, que con mucho esfuerzo le mantenía la mirada. Era la primera vez que veía esa mirada en Taehyung y sinceramente, le daba miedo su próxima reacción.

No se esperaba una gran cachetada.

Sentía los dedos de Taehyung tatuados en su mejilla.

-Eres un idiota – vio sorprendido a Taehyung – ¡Creí que estabas muerto! ¿Sabes cuantas noches lloré por ti? Eres un gran hijo de tu madre, Jungkook... – Susurró al final sollozando, sentía las ganas de gritar en se momento.

Taehyung sabía que no era su culpa, que la vida fue bien perra con ellos, pero, necesitaba expresar lo que había sentido en ese tiempo. Solo y desamparado. Su respiración era agitada, se sentía feliz por verlo.

Jungkook sentía tristeza y dolor, impotencia por haberlo dejado, no fue la mejor decisión que tomó, pero, no tenía opción. Sabía que todo lo que sentía Taehyung era confuso, que él fue un idiota al dejarlo solo, afrontando las aberraciones que le vinieron por estar vinculado con él. Tenía miedo de que Taehyung lo rechazara por haber huido como un cobarde. Por no haber podido entrar antes y rescatarlo.

Tomó aire profundamente – Taehyung... – susurró. Esa voz hizo al menor estremecerse – Perdóname – el rubio bajó su cabeza y continuó – Acepto que me patees porque soy hijo de puta al haberte dejado solo, por no haber afrontado las consecuencias de mis actos. Perdóname por dejarte acarrear con algo de lo que no tienes que ver. Para mí, es difícil aun admitirlo, pero, dame.. – suspiró, no sabía cómo proseguir, dudaba que pudiera hacerlo – dame tiempo – susurró al fin – por favor...

-Lo sé – respondió el menor, Jungkook lo miró atónito – Tienes que ver con la muerte del príncipe. Estabas ahí.

Se había enterado y le había dolido, no le agarró un odio ni rencor, pero, sintió tristeza al no haberse enterado por sí mismo y no ser tratado como una presa.

Las lágrimas bañaron el rostro de Jungkook – Taehyung...

-Lo que hizo el Rey con la ley no fue pensando en mi o en ti. La ley estaba ordenada, solo que la modificó luego de la rebelión.

-Yo no... - la opresión en el pecho de Jungkook era grande. Él lo sabía, lo supo desde hace tiempo. La idea le rondó por la mente y le asustó.

¿Y si Taehyung ya no le amaba?

Había actuado pensando en un juntos por siempre, pero ¿Taehyung querría eso también?

-Actualmente – logró decir – estamos rumbo a casa, al llegar te dejaré en paz, prometo alejarme de ti completamente Taehyung, pero, por favor, no me odies – dijo en un susurro.

Le dolía, la situación le dolía.

-¿Por qué dices eso?

-No puedes estar con alguien que asesinó y fue cobarde. En vez de afrontar mis cargos huí, quise redimirme de otra forma. Fui egoísta, te abandoné.

-Prometiste regresar... - le interrumpió Taehyung – Y aquí estás – Se arrodilló frente a Jungkook – No veo que me hayas abandonado – Se atrevió con muchos nervios en acunar el rostro contrario entre sus manos – Estuvo mal y no te lo voy a negar. No pienso acariciar eso malo que hiciste, pero, no hay nada que se pueda hacer para remediarlo, Jungkook – el mayor se atrevió a mirarle a los ojos – pero pude continuar y seguir adelante porque confié en ti. En que regresarías por mí – dijo en un hilo de voz – No fue fácil, para nada. Cada día intentaba verle el lado positivo, algo por lo que aferrarme para no enfocarme en lo que vivía cada día. Quise morir más de una vez, estaba enojado contigo. Me sentía tan desamparado y solo que caer de una colina, ahogarme o pasar el filo de una espada sobre mi garganta se me hacía tentador. Volví a creer en ti, Jungkook. P-porque y-yo – sorbió su nariz – Yo te amo Jungkook.

Hasta ese punto, ambos estaban llorando. Al escuchar Jungkook esas palabras no resistió más y atrajo a sus brazos a su pequeño, su dulzura. Lloró como nunca antes lo había hecho, no merecía tenerlo. No merecía su amor, pero, gracias a él siente que tiene otra oportunidad en la vida.

-Gracias – susurró – Gracias por creer en mí, pequeño. Deseaba con todas mis fuerzas regresar y llevarte conmigo, cada día que pasaba y sabía lo que vivías me hacía odiarme más. Sentirme impotente e inútil al no hacer nada. Me mantuve firme por ti, por la promesa de volver a verte. De rescatarte. De estar contigo. Ahora tal vez no pueda perdonarme por ello – tomó el rostro del menor para limpiarle las lágrimas – pero a tu lado tengo una razón para seguir, tengo esa esperanza de que algún día me perdonarás por ser tan idiota.

Taehyung sonrió – Muy idiota – Jungkook correspondió el gesto.

-No serás más víctima de todas esas aberraciones. Eres libre Taehyung ¿de acuerdo? Lo que quieras hacer o decidir lo voy a respetar. Eres libre, a dónde quieras ir irás. Mandas sobre ti mismo. Yo no me voy a entrometer en tu vida si así lo deseas. Eres libre... -susurró.

Taehyung le abrazó – Quiero estar contigo, Jungkook. Iniciamos mal y nuestra relación es extraña, pero, podemos sanar juntos – se alejó para sonreírle, despejándole la frente y acariciando esos lindos cabellos – Podemos hacerlo.

Jungkook observó esos ojos dorados mirarlo y estudiarlo, como si fuera lo más preciado. En un segundo su boca tomó la contraria, acariciando esos labios que desde hace dos años no probaba. Ambos se fundieron en un cálido beso explorando y avivando emociones primerizas para ambos, al mismo compás latían sus corazones, sus manos acariciaban todo lo que podían, al fin y al cabo era el comienzo.

Ambos juntaron sus frentes, luego Jungkook habló – Te Amo, Kim Taehyung y estoy donde quiero estar – sonrió.

-Te Amo Jeon Jungkook y también estoy donde quiero estar.

Y con esa nueva promesa lograron afrontar su pasado y presentarse firme ante su futuro.

Jungkook logró perdonarse y no culparse de su pasado.

Taehyung pudo ser libre, sentirse limpio y aceptado.

No fue fácil, pero tampoco imposible. Después de todo, ambos tomaron la decisión de amarse, de soportar todo por amor, por esa confianza mutua.

Lograron sanar juntos, y amar todas sus cicatrices. Aunque pasaron por cosas fuertes e inaceptables, nada pudo contra ellos. Porque cambiaron los papeles, ellos le dijeron Fuck a la vida, y Fuck a sus circunstancias.

Entonces, supieron lo positivo que había dejado la Ley F.U.C.K.






¡Hola a todos! Muchas gracias a todos por haber leído éste maravilloso O.S jajaja lol un poco... Loco, muy loco. Pero, así soy yo. Locura de pies a cabeza.

Espero les haya gustado y gracias por llegar hasta aquí. Gracias por tu voto y comentario que me hacen feliz y me motiva a seguir escribiendo 💜

Los tqm
Nos vemos en una próxima historia.
💜💜💜

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