Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitolo 25

ORLENA

Los dos hombres que estaban junto a mí en la habitación se quedaron atónitos al escuchar la respuesta correcta de mis propios labios.

—¿Cómo lo supiste?

—Haciendo cuentas y sacando conclusiones de lo que anteriormente me contaste —me encogí de hombros. Ciega no estaba, aunque tengo aun mis dudas.

Si Giulia Caletti es la superior en el reinado Lepori, ¿por qué se fue Pietro Lepori en verdad?

—¿Sabéis la razón por la que Pietro Lepori se fue? Porque si mamá es la "In alto" de la familia, no tiene nada que ver con la familia Lepori en sí. Ella solo habría manipulado a la familia. Sin embargo, lo de Pietro, pasó mucho antes de que mamá llegará a la mansión casada con papá —miro a mi hermano.

Este tema se pone serio, porque ya no sería una batalla de familia para Pietro, él se quedaría fuera de ese croquis que tenemos montado en nuestras cabezas.

—No la llamaron "In alto" se refirieron a esa persona como "Altezza" —aclara mi hermano.

Entonces todo lo que había pensado hasta ahora era incierto. Y si las únicas dos mujeres que entran a sus reuniones son Graziella y Giulia, tenemos a la gran "Altezza" al mando del Clan. Ahora sí que cuadra lo de Pietro, porque seguramente si debió conocer a Graziella, si no se fue antes de tiempo claro está.

Isacco y Graziella hacen un dúo esplendido. Al parecer se complementan a la perfección. Isacco es la cara del Clan Lepori, el que todos conocen y creen que es el mandamás y luego se encuentra Graziella, la que mueve los hielos, la fría y calculadora mente de la familia tras las sombras de su marido. Hablando y pensando con sinceridad no sé qué es peor, porque jamás vi en estos años que estuve atenta a la información que buscaba de ellos algún indicio de que mi abuela fuera la cabeza de este Clan.

Aunque su hijo y su marido podrían ser sus lacayos, quienes hacen el trabajo sucio y quienes también se manchan las manos a la hora de ejecutar una acción.

Quien podría tener una respuesta certera a esta pregunta —quizás no formulada —es Pietro y por lo tanto, nos podría proporcionar información, y si quisiera para entenderlo mejor la historia completa.

—Entonces no es Giulia, si no Graziella —tanto Valerio como Cesare se quedan pasmados —. "In alto" es su segundo, que en este caso sería nuestra madre —mis ojos recaen en mi hermano —y "Altezza" es nuestra querida abuela, quien por desgracia para ella tiene de cuñado a Pietro.

—¿Pietro conoce a Graziella? —parece que se han invertido los roles y yo les estoy explicando mis teorías y suposiciones, no por ello debo estar en lo cierto.

—Lo más seguro es que se conozcan, otra cosa ya es que se toleren. Pietro lleva años en Noruega. Ahora bien, pudo haber viajado más de una vez hasta Italia. ¿Alguno sabe en qué año murió Enrico Lepori?

—Gracias a varias fuentes de confianza que hemos podido conseguir, sabemos de primera mano que Pietro no emigró a Noruega por cuenta propia, sino que fue más por obligación —la vida de mi tío abuelo Pietro ha tenido que ser un verdadero calvario y más nacer en la familia que nos tocó. Aunque por cuestiones de la vida, lo que le ocurrió por una parte fue bueno; irse.

—Hay que averiguar cuando murió vuestro bisabuelo. Si tenemos toda la información e historia desde el minuto uno de vuestra familia, daremos con la verdadera verdad de todo este tinglado y así desmantelarlo.

—¿Quién nos podrían dar esos datos?

—Quizás esto suena algo descabellado, sin embargo, podría resultar factible —cuando se enteren de por dónde van mis pensamientos me tomarían por loca, no obstante, voy a soltarlo —. Hay que volver a la mansión —los ojos de Valerio y Cesare casi se salen de sus orbitas por mis recientes palabras dichas —. Antes de que digáis algo, sé que es una total locura, pero en la mansión de los Lepori estarán las respuestas que queremos saber y desde ahí podremos coger un avión directo a Noruega y que nos espere Pietro allí, si antes nos comunicamos con él; obviamente.

—Es un completo disparate Orlena, ¿sabes los hombres que rodean la mansión? Además ninguno somos bien recibidos allí, ni yo mismo lo soy ya, después de ayudarte a salir de allí.

Ante las palabras de mi hermano pongo toda mi atención en Valerio, por si expone su opinión frente a nosotros.

—¿Tu qué piensas Valerio? No has abierto la boca desde que lancé la bomba —él estaba pensativo y no nos miraba directamente.

—Lo primero es que si volviéramos a la mansión, sería casi un suicidio, porque da la casualidad de que tendríamos que estar alerta ante todo. Segundo; estaríamos allanando una propiedad privada. En resumen, cometeríamos más de un delito. Tercero, tenemos que saber a la perfección donde se encuentran esos documentos exactamente porque si no si estaremos en grandes problemas. No podemos llegar ahí e ir como si la vivienda fuera nuestra. Cuarto, debemos conseguir los horarios de los vigilantes y el servicio, entre otras cosas. Por último; el quinto, rezar para que no nos descubran con las manos en la masa y acabar con una bala en el corazón.

—Los engranajes de tu cerebro han trabajado a la velocidad de la luz, amigo —mi hermano parece sorprendido y algo dubitativo.

—No me gusta nada por donde estamos yendo sinceramente —en cierta forma, razón no le falta, nos hemos alejado bastante y seguramente tengamos que volver a la mansión —y lamentablemente tendremos que ir, creo que yo no poseo ningún documento el cual nos ayude...—mi hermano se calla por completo. Valerio y yo nos hemos quedado intrigados por saber el motivo.

—¿Qué sucede Cesare?

—Ahora caigo de que en mi poder tengo varios documentos y mis abogados también. Yo por precaución tengo bajo llave y a buen recaudo esos papeles con los cuales nuestra familia caería de inmediato —mi hermano me regala una sonrisa sincera.

Un triunfo para nosotros.

Repudiados 1, Clan Lepori 0.

—Ahora que recuerdo, esa vez en el hospital me comentaste brevemente de la familia y conversamos sobre los documentos e información que obtuviste —me acabo de acordar de ese dato, el cual se había quedado apartado en mis recuerdos.

—Sí, te conté lo de Pietro y poco más —concuerda Cesare —. Ahora bien, hay muchísima más información de lo que crees y quizás, no tengamos que exponernos a tanto, yendo a ese lugar —mi hermano y yo nos miramos fijamente y sé a la perfección en que está pensando.

Yo odio con todas mis fuerzas esa casa y para mí sería un palo muy gordo volver allí, aunque no tanto como si volviera a la cueva. Y si al final tenemos que ir hasta allí, yo lo voy a pasar realmente mal, los recuerdos vendrán a mí.

Yo he estado yendo a un psicólogo casi desde el primer día que me escapé de la mansión, sin embargo, no siempre puedes superar us medos a tal magnitud, pese a que he mejorado mucho, siguen quedando secuelas.

—Si no tenemos todo lo que necesitamos, tendremos que ir pensando en volver chicos —nos informa Valerio con una total calma, que no sé de donde la saca en estos momentos —. No haría falta que fuéramos todos, sería un total suicidio. Somos bastantes —estoy de acuerdo con ellos, nos podríamos dividir en dos equipos —. Unos podríamos ir allí y otros ir yendo a Noruega, pero antes de todo habría que hablar con vuestro tío abuelo. Hay que ponerse en marcha y estoy casi seguro de que hoy no vamos a poder descansar en toda la noche chicos. ¡Manos a la obra!

—Necesitamos más de un ordenador, ¿alguno de los chicos tendrán alguno?

Vamos a contrarreloj. Nosotros somos los que estamos más expuestos, puesto que ellos son los que dominan Italia y nosotros los repudiados de la familia; contando con poca ayuda; por ahora.

—Para no perder el tiempo, es más rápido llamarlos —mi hermano de inmediato saca su móvil y empieza a marcar. Yo voy hasta él y se lo quito de las manos.

—Antes que nada os tengo que hacer una pregunta.

—Dispara.

—¿Vamos a contar con Giotto?

—Claro que sí. Orlena, sé que ha habido trifulcas entre vosotros, no obstante, debo recordarte que Giotto, Valerio y yo somos mejores amigos desde hace años. Entre los tres nos hemos apoyado mutuamente. Los dos tendréis que limar esas asperezas.

Antes de que pueda hablar, Valerio se adelanta de inmediato sin dejarme opción.

—Lo mantendremos a raya y lejos de ti por las dudas Orlena. Ahora bien, todo tendría que haber mejorado, acabas de salir hace un rato de la habitación de él.

Solucionar, no hemos solucionad absolutamente nada. Él es un altanero de pies a cabeza, imposible de doblegar.

—Con todo dicho, hay que llamar a todos para que vengan y traigan todo lo que necesitamos.

Le devuelvo el móvil a mi hermano y los tres vamos llamando a nuestros amigos informándoles que requieren saber hasta que vengan a esta habitación todos y se enteren de las últimas noticias. No nos demoramos mucho en hacerlo. Por lo que hemos hablado justo después de colgar las llamadas, todos vendrían de inmediato; solo habría que esperar un par de minutos hasta que nuestros amigos aparecieran por esta misma habitación.

Los tres nos sentamos en los pies de la cama a esperar que llegaran las visitas. Estábamos esperando en silencio, yo estaba a punto de llevarme las manos a la boca y empezar a morderme las uñas de desesperación por esperar. Menos mal que el camino, alguien tocó la puerta; entre los tres nos miramos para ver quién iba a abrirla.

—Ve tu Orlena —yo sin decir absolutamente nada me levanto rápidamente del colchón para ir hacia la salida en un periquete.

Al otro lado se encontraban Mellea, Idara, Donato, Battista, Angelo, Andreas y Niccolo. La única persona que faltaba por llegar era el pelirrojo.

Mis amigos se adentraron a la habitación y se acomodaron en los sillones y la cama. Antes de que pudiera cerrar la puerta, un pie y una mano se atravesaron en el camino, de inmediato la abro de par en par para que Giotto se adentre y así poder cerrarla de una vez, y por sea caso, lo que hago es poner el pestillo.

Finalmente estamos todos reunidos y toca explicarles el panorama que tenemos frente a nosotros.

—¿Para qué nos habéis citado aquí? — obviamente el primero en abrir la boca, tenía que ser la última persona en aparecer. Se me revuelve el estómago nada más fijarme en su figura.

No lo conozco prácticamente nada, pero estoy casi segura de que su manera de ser no es esta de un prepotente de pies a cabeza, que quiere ser el más escuchado, del que lo hace todo bien y que puede hacer lo que le dé la gana, pasando por encima de los demás a su antojo.

—Cálmate Giotto, no seas impaciente —no entiendo para que le pide algo, que no puede cumplir.

Parece que Giotto ha nacido para adelantarse a los acontecimientos y no tener ni una pizca de paciencia en su sistema.

El pelirrojo al sentir mi mirada, me la devuelve. Me desafía con sus ojos destilando odio por ellos sin siquiera moverse del sitio.

Me siento tan cohibida ante sus ojos, que debo apartarlos y mirar hacia otro lado para no tener su imagen grabada en mi mente por mucho tiempo.

—¿Vais a decir algo de una vez o me largo de aquí? —su voz estaba teñida por un enfado camuflado.

—¿Puedes callarte? Hartas a cualquiera con ese humor que traes —no quería dirigirme a él, sin embargo, no he tenido más remedio. Me hierve la sangre al ver cómo se comporta siempre.

—Me largo —me lanza una mirada envenenada y camina firme hacia la salida, pero es interceptado por Valerio que lo toma por el codo fuertemente para que no se escape.

—Tú te quedas aquí —a Valerio ya le ha cambiado el humor. Todos los demás guardamos silencio, nadie abre la boca para emitir ni un solo sonido —. En cuanto a ti —me señala —, no lo provoques, solo mantente en tu sitio como una buena niña —ahora es el turno del despreciable de Giotto para que una media sonrisa surja en sus labios.

—Estúpido —si en algún momento pensé o dije que este pelirrojo era amable o buena persona, retiro esas palabras, no es nada de eso, y menos conmigo.

—No digas cosas que luego le den motivos a Giotto de atacarte Orlena, sé más inteligente que él —mi hermano avanza hasta mí y posa sus manos en mis mejillas para hacer que le mire y este atenta a lo que me diga a continuación —. Piensa que no existe, es un mueble más en este lugar. Segundo si se refiere a ti para provocarte y que sueltes alguna barbaridad contra él, muérdete la lengua, sé que es fácil decirlo, pero difícil de ponerlo en práctica; solo inténtalo, ¿de acuerdo?

—Y con eso dicho, ¿podemos comenzar? —creo que Valerio se está desesperando y le falta poco para empezar a tirarse de los pelos.

—Adelante, empieza —le da pie mi hermano.

—Lo más importante, ¿habéis traído lo que os pedimos por teléfono? —la pregunta va dirigida a todos, menos a Cesare y a mí. Todos sacan ordenadores portátiles y yo de la impresión abro los ojos de par en par.

¿De dónde han sacado los portátiles? No nos hemos traído tantas cosas porque no queríamos ir tan cargados de viaje y ahora tenemos un montón de ordenadores. Al menos son de último modelo, y son extra finos, que casi no abultan en una maleta.

—Perfecto, bien hecho chicos —les alaba —. Ahora el tema serio tenemos que investigar sobre la vida de la familia Lepori, y necesitamos mínimo desde que nació Enrico Lepori, padre de Pietro e Isacco.

—Yo tengo unos documentos guardados, sin embargo, no tengo esa información. Si conseguimos todo lo que requerimos, no hará falta ir a la mansión, que es nuestra otra opción y la más peligrosa de todas, puesto que es un pantano peligroso de serpentear.

—Si quereis antes de empezar a trabajar pedir unos cafés, hacedlo, debido a que vamos a estar aquí las veinticuatro horas y probablemente más tiempo.

En cuanto Valerio terminó de hablar el barullo en el cuarto comenzó. Todos tenían algo que reclamar y reprochar.

—¡Basta ya! —Valerio da un zapatazo al suelo y una palmada, que dejó mudos a todos —Él o la persona que no quiera trabajar y ayudar se puede largar ahora mismo —su brazo se eleva con rapidez señalando la entrada y con su entrecejo fruncido. Por ahora de buen humor no lo vamos a ver —. Además, ¿vosotros os hacéis llamar mejores amigos de Orlena? Si habéis venido hasta aquí con ella que menos que apoyarla en ello. Y esto no es solo por ella ni por Cesare —le señala a mi hermano igualmente —. Todos a día de hoy estamos en peligro. Queremos desmantelar el Clan Lepori, estos días serán muy difíciles, debido a que estamos solos, solo hay que tener algo de paciencia hasta llegar a Noruega con Pietro, ¿estamos?

Nadie al parecer quería replicar a sus palabras y mis amigos empezaron a reorganizarse juntos. Por otro lado Giotto se fue al lado de Cesare y el mismo Valerio. Giotto también se llevó un regalito departe del portavoz de nuestro pequeño equipo, ya que llegue a escuchar que se comporte de una vez por todas bien, que él es más mayor que todos nosotros y que debería comportase como tal.

—Orlena, ven aquí un momento —me acerque a Valerio y me quede junto a él prestándole atención, puesto que seguramente me diría algo —. Tú vas a ayudarme —me quedo algo descolocada ante esas palabras. ¿En qué le puedo ayudar yo? —. Tengo que hacer una llamada, hay que llamar a la Guardia Nacional de Noruega, vuestro tío abuelo trabaja allí —asiento —. Yo hablaré con la persona a cargo que este al otro lado de la llamada y tu irás escribiéndolo en una libreta, es muy importante —vuelvo a asentir.

—Id al balcón, dejaremos entreabierta la puerta corrediza. Allí podéis estar más tranquilos, pero sin gritar demasiado —nos advierte mi hermano —. No queremos que nadie se entere de lo que vamos a hacer, ¿o sí? —negamos Valerio y yo a la vez.

—Busca una libreta y sal —avanza hasta el balcón y lo veo sentarse en una de las sillas de plástico que hay allí, yo por otro lado miro a mi hermano sabiendo que me dará lo que necesito sin yo abrir la boca.

—Ahora te paso un bolígrafo y un cuaderno, solo espera un segundo —se va hacia su mochila, revuelve un poco en el interior y saca lo que busca, pero sin todavía levantarse, ¿qué estará buscando ahora?

De un bolsillo interno de la propia mochila saca un trozo de papel y lo mete entre la tapa y la primera hoja del cuaderno. Se levanta y me lo tiende para que yo lo coja.

—Ese papel que he dejado ahí son los datos de Noruega, por sea caso Valerio no lo tiene apuntado en su teléfono.

—De acuerdo —salgo al balcón donde me espera Valerio —. ¿Sabes el contacto?

—Lo he estado buscando, pero no, no lo tengo —abro la tapa del cuaderno y le paso el papelito con todos los datos escritos allí.

—Gracias —levanta la cabeza para mirarme —, siéntate ahí —me indica. Me siento frente a él y dejo encima de la mesa la libreta —. Estate atenta —sus ojos me miraban algo impacientes, con una mano tenía sujeto su móvil y con el otro el papelito que le ofrecí de parte de mi hermano.

—¿Vas a llamar ya?

—Sí, mantente en silencio y cuando te haga una señal apuntas todo —asiento —. No puedo arriesgarme a ponerlo en manos libres, podría haber por aquí cerca curiosos que estén interesados en nuestra llamada.

—De acuerdo.

—Yo iré diciéndolo en alto y tú lo irás escribiendo. Si faltara por decir algo, cuando finalice la llamada lo apuntamos.

Tenía que ser rápida apuntando todo lo que me diga Valerio, no me puedo por distraer por nada del mundo.

—¿Preparada? —leo sus labios, mientras que su teléfono ya se encuentra en la oreja.

—Sí.

—Hallo —¿desde cuándo sabe Valerio noruego? —, Ringer jeg den norske nasjonalgarden? —no estaba entendiendo nada de lo que decía y Valerio al ver mi expresión, se le dibujó una sonrisa boba, que me daba ganas de darle un bofetada, pero a la vez, me quería reír también.

No sé qué le estaban diciendo del otro lado de la llamada, sin embargo, no todo era color de rosas, ya que a Valerio se le dibujó una mueca.

—Jeg må snakke med din overordnede, Pietro Spinelli.


***

Palabras en noruego traducidas al español:

Hallo: hola

Ringer jeg den norske nasjonalgarden?: ¿Estoy llamando a la Guardia Nacional de Noruega?

Jeg må snakke med din overordnede, Pietro Spinelli: Necesito hablar con tu superior, Pietro Spinelli. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro