Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

6. El camino de la redención (Redenzione), P2

Parte 2.

.

La llegada del día no le trajo suficiente paz mental pues, apenas abrió los ojos, notó como Deathmask salía del cuarto de baño secándose el cabello dirigiéndose pensativo a la ventana donde se quedó de pie por varios minutos observando fijamente al frente. Parecía buscar respuestas en su cabeza o alternativas a una situación en particular; bien podría ser, al problema que tenían entre manos y que, parecía, no tener más que una de dos soluciones: o enfrentaban a los malvados o huían de ahí para no volver hasta mucho más adelante.

—¿Crees que lograrán rastrearnos hasta este sitio? —preguntó Shiryu incorporándose sobre el colchón.

—Vaya... —comentó cáncer sin mirarlo siquiera— Vas despertando y ya comienzas con tu molesto interrogatorio. ¿Por qué no puedes relajarte un solo minuto, chiquillo? Por lo menos podrías iniciar el día con un "buenos días" —replicó irónico y molesto.

—Buenos días, ¿puedes responder mi pregunta?

—Es probable que lo hagan si permanecemos aquí más tiempo. Es por eso que debes marcharte de Sicilia, yo también cambiaré de ubicación.

—Eso significa que no volverás a Grecia conmigo. Estás empeñado en molerlos a golpes hasta que te maten, ¿cierto?

—Yo esperaría sobrevivir...

—¡Es increíble que seas tan necio! —replicó el dragón enojado.

—¡Y es increíble que tengas tanto empeño en meterte en lo que no te importa! —Deathmask se giró de golpe observándolo con furia, con una ira que ya le conocía pero que no esperaba ver durante el viaje haciendo que Shiryu diera un respingo sin poder evitarlo—. ¡Escúchame con atención: este es mi asunto y lo que yo haga no te importa! ¿Quién crees que eres, mi dios acaso?

—¡No, solo soy una persona preocupada porque te metas en un problema cometiendo una tontería! —replicó el dragón muy seguro de sí mismo— Te conozco bien y sé que si esas personas cruzan un límite, no creo que todo termine en una simple sesión de golpes e insultos. ¿No has pensado que podrían matarte antes de que llegues si quiera a la puerta del lugar?

—¿Y por qué estás tan seguro de que iré al matadero para ser su víctima? —pregunto cáncer sin dejar de perforarlo con la mirada— No me conoces Shiryu. Ahora que sé que están pendientes de mis movimientos, no iré a buscarlos yo mismo, dejaré que vengan a mí y los encararé sin miedo. ¿Necesitas más razones para volver a casa? ¡No te metas en problemas y vete de una vez!

—¿Por qué no me pides ayuda? —dijo de pronto sin pensar, sin analizar ni cuidar sus palabras— Estoy aquí, ¿por qué no te ayudo a resolverlo? Creo que entre los dos sería más fácil, podríamos pedir ayuda a las autoridades de ser necesario.

—No —respondió cáncer firme—. Ellos podrían matarte apenas te vean.

Deathmask lo observó sin entender, sin razonar el por qué ese chiquillo tonto estaba tan deseoso por unirse a un pleito que no le correspondía, ¿se sentía con habilidades sobrehumanas acaso? El planeaba resolver el problema a su manera sin ayuda externa, aunque algo le decía que Shiryu había leído sus intenciones y estaba más preocupado por la vida del maleante: el joven asiático sabía que deseaba matar a la persona que lo hizo volver a Palermo.

El siciliano se dio cuenta de que, en realidad, el chiquillo del cabello negro era más perceptivo de lo que parecía, sus instintos eran agudos. La peor parte, es que como era tan insistente no se marcharía por mucho que le exigiera.

No lo haría aunque lo llevara a rastras al aeropuerto, era un hecho.

—No soy tan débil como me veo —indicó firme—, no me subestimes. ¡Estoy de acuerdo en que se haga justicia si algo malo ocurrió en el pasado, pero nunca si esta conlleva a que alguien termine muerto! —finalizó levantándose de la cama dirigiéndose al cuarto de baño con pasos firmes—. Eso es lo que pienso, por eso quiero ir contigo. Quiero entender qué sucedió con esas personas y llevarlas ante la ley de la forma apropiada.

Deathmask lanzó un largo suspiro sin añadir más. Ahí estaba su asquerosa moralidad a flor de piel, por lo visto, nada lo haría cambiar de parecer, así que discutir resultaba inutil en todos los sentidos. Relajo un poco su postura pensando que haría a partir de ese momento apartando la mirada del joven delante de él.

—Iré abajo a buscar qué comer —dijo cancer de pronto sin añadir más saliendo de la habitación.

Si tan solo Shiryu no fuera tan mojigato, podría confiar en él lo suficiente como para hablarle un poco de lo que cruzaba por su mente. No obstante, tenía que planear una estratégia lo suficientemente buena para que ambos no terminasen muertos esos días. Si bien los acosadores no podían saber que estaban hospedados ahí, si que enviarían a esbirros suyos a patrullar la ciudad hasta encontrarlos, eso era un hecho.

—Ese hombre —pensó con cuidado plantando la mirada en la taza con café colocada en la mesa frente a él—, no cesara de buscarme ahora que estoy aquí, no parara en enviarme mensajes intimidantes. Y yo no dejaré de cazarlo mientras viva hasta dar con él y destruirlo —pensó decidido mientras sus ojos brillaban con una luz siniestra y mortecina esbozando una sonrisa torcida sin poderlo evitar.

Shiryu tomo asiento delante de él sin cambios en su semblante.

—¿Nos iremos de aqui cuanto antes?

—Sería lo más prudente, sin embargo no creo que nos encuentren en este sitio tan escondido —respondió Deathmask probando uno que otro bocado—. Lo mejor que podemos hacer es comportarnos como si nada hubiera sucedido, solo debemos esperar y verás cómo aparecerán de la nada.

Ambos salieron del hotel caminando con paso lento al malecón ubicado varios metros al este, iban sin prisas tratando de parecer casuales aunque Shiryu era bastante malo en fingir normalidad. Sus nervios e instinto de supervivencia estaban elevados al máximo no pudiendo evitar observar discretamente a su alrededor. Deathmask iba varios pasos atrás de él, de nada valía señalar nuevamente que ese comportamiento era ridículo puesto que el chico no sabía aparentar y solo conseguiría que estuviese más alerta.

—Qué testarudo es... —pensaba negando molesto con la cabeza colocándose sus gafas oscuras.

Al llegar al malecón observaron el hermoso mar delante de ellos, algo que no habían podido hacer desde que llegaran a la isla. Las costas rocosas eran azotadas por las constantes olas mientras que, varios metros más allá, se veían los colores de diversas sombrillas colocadas en las playas repletas de turistas. Por unos momentos, Deathmask deseó estar en medio de aquel tumulto perdiéndose en el anonimato mientras gozaba de una soleada tarde de verano junto al mar.

—La vista es hermosa —decía Shiryu sin apartar la mirada de aquel bello espectáculo relajándose por unos momentos mientras su acompañante parecía hacer lo propio pues estaba inmerso observando el mar fumando tranquilamente.

—Lo es —respondió calmado pero neutral sacando de su mente toda clase de disparates, tan solo dejándose llevar por el sonido de las olas sin prestar atención a las personas que les pasaban por un lado.

Si iba a morir esos días, su mayor anhelo sería que lanzaran su cuerpo al mar aunque nadie colocara una placa conmemorativa en el cementerio. De hecho, lo que menos deseaba era que alguien grabara su nombre en piedra. Un nombre que no significaba nada para los habitantes de aquella podrida ciudad; las únicas personas para las que podría significar algo su olvidada identidad, yacían bajo tierra desde hacía mucho tiempo.

Se preguntaba si sus dos únicos amigos echarían de menos su ausencia. Afrodita y Shura, las únicas personas con quienes había logrado compartir más de un momento de paz desde que se trasladó a Grecia tiempo atrás.

En esos momentos, cayó en cuenta de que, tal vez, esos serían sus últimos días en la tierra que sus ojos miraban pues, algo muy dentro de él, pensaba a conciencia que no saldría vivo tras cobrar su deuda pendiente, tampoco se sentía motivado a continuar si es que llegase a sobrevivir. No tenía planes a futuro y el intentar llevar una vida ordinaria no le parecía atractivo en absoluto, nunca se había considerado apto para la clase de relaciones que llevan las personas comunes y corrientes.

A lo largo de varios años solo había buscado satisfacer las necesidades de su cuerpo y su curiosidad respecto a ciertas cosas, pero nada más que eso. Sus relaciones con la mayoría de las personas a su alrededor eran más bien distantes sin cruzar ciertos límites autoimpuestos. Sus fantasmas lo atormentaban demasiado sin permitir que nadie lo ayudara. Solo deseaba callarlos para poder pensar con calma que haría después de esos días en Palermo si la buena fortuna le permitía seguir con vida. Sin embargo, Shiryu dio un respingo a su lado sacándolo de sus meditaciones, al girarse sobre su lado izquierdo se encontró con dos personas que estaban detrás de ambos observándolos gravemente.

Deathmask pareció reconocer el rostro de uno de los dos hombres que los esperaban vistiendo de una forma tan ridícula, que este no pudo menos que lanzar una sonrisa irónica mientras Shiryu se ponía en guardía preparándose para cualquier cosa.

—Debes tener pelotas para ignorar la advertencia que te enviamos ayer —uno de ellos era un hombre bajo de estatura y ancho de cuerpo que vestía un atuendo compuesto por un pantalón claro y una camisa floreada. Su rostro estaba cubierto por unas gafas oscuras y en su cabeza llevaba un sombrero de paja—. Te creíamos muerto desde que escapaste de Palermo. Debiste quedarte donde sea que estuviste todo este tiempo, no sabes el error que cometiste al volver —indicó amenazante aproximándose con paso lento.

Ambos hombres vestían exactamente igual aunque, era evidente, que en sus bolsillos llevaban sus armas de fuego y, seguramente, no iban solos. Quizás los otros miembros de aquella inesperada comitiva estuvieran en los alrededores.

—¡Lárgate hoy mismo, F...! —insistió el mismo hombre sin relajar la postura.

—F... —dijo Deathmask con un tono de voz que heló la sangre de Shiryu notando como su semblante se volvía más y más amenazante aunque no pudiera entender gran cosa de la conversación— Hacía mucho que nadie me llamaba así. Haz el favor de no volver a hacerlo, esa persona dejó de existir hace mucho tiempo. En cuanto a ti, Antonio, ayer respondí el mensaje que mandaste con el patético mesero de tu mugroso patíbulo disfrazado de restaurante.

—Lo sabemos, ese rosario fue un mensaje muy claro. No has olvidado lo que ocurrió con esos dos ese fatídico día. Podemos tomarlo como "vida por vida" —indicó con sonrisa falsa y ánimos de negociar.

Sin dejarse intimidar, Deathmask en ningún momento bajó la guardia ni accedió a las demandas de los dos sujetos. Al contrario, parecía encantado de hacerles creer que caería en su trampa, que no se marcharía de la ciudad estando consciente de las consecuencias. En esos momentos a Shiryu le pareció que el plan de su acompañante era llevarlos a su territorio y rematarlos ahí mismo sin piedad a juzgar por la expresión de su rostro.

La misma expresión que tuvo cuando se apareció frente a la cascada en Cinco Picos retandolo a enfrentarlo en su territorio en el Santuario.

—Escucha —repitio el sujeto conocido como "Antonio" con calma aproximándose un par de pasos más—. Si dejas la ciudad ahora mismo, olvidaremos todo este asunto. Nadie se meterá contigo en ninguna otra parte de la isla. Un trato "vida por vida" y todo olvidado. ¿Qué dices, F...?

—Suena tentador, Antonio. Sin embargo, esa negociación no te incumbe. Quiero hablar con Bernardo directamente y escucharlo de propia voz, pues he venido hasta acá para tener una charla amena con él —respondió irónico pero autoritario.

Los dos hombres tragaron duro retrocediendo unos pasos estando uno de ellos tentado a sacar su arma deteniéndose de último momento.

—Sabes que es imposible que hables con él —indicó Antonio autoritario.

—Bien, pues no me marcharé bajo ninguna circunstancia —sentenció Deathmask endureciendo aún más sus facciones—, no me importa que tu y toda tu gente me intercepten en las calles con amenazas. No temo a las consecuencias como podrás imaginarte.

Se aproximo a ellos un par de pasos haciendo que ambos retrocedieran asustados.

—¡Cría cuervos Antonio, ¿lo recuerdas?! —la voz de Deathmask parecía haber salido de las profundidades del infierno pues se escuchaba cavernosa e inmisericorde— Vuelve con tu repugnante jefe y dale mi mensaje. ¡No dejaré Palermo hasta haberme cobrado todo! Todas y cada una de las cosas que sucedieron aquí las cobraré con creces, ¡¿entendiste, maldito bastardo?!

—Estás muerto F... No sabes en lo que te has metido —Antonio sacó su arma sin perder la calma apuntando a Deathmask quien solo observaba divertido.

—Hazlo —respondió casi riendo—. ¡Si tienes cojones, hazlo! —insistió burlón perforandolo con sus ojos azules excitado por el momento.

—¡Maldito bocón de mierda! Más vale que estés listo porque te ejecutaremos cuando menos te lo esperes.

Sin añadir más, ambos se retiraron de ahí con paso rápido mientras Shiryu observaba toda la escena horrorizado.

—¿Qué demonios has hecho? —demandó preocupado— Los provocaste de la peor forma y ahora ambos corremos peligro. ¡Nos matarán apenas nos vuelvan a ver!

—Te dije que esto sucedería —replicó molesto—, solo sigo su juego para que me lleven con la persona con quien debo encontrarme. Esos dos no tienen importancia, no son más que un par de perros falderos.

—Un par de perros armados, ¿no viste las pistolas que llevaban en sus bolsillos?

—Por supuesto, pero no le temo a las armas de fuego —respondió sonriendo satisfecho sin cambiar su semblante siniestro—. No me detendré a estas alturas del viaje. Si no quieres marcharte, es tu problema ahora. Yo no pretendo parar hasta haberme entrevistado con la persona que vine a ver.

—El llamado Bernardo —dijo Shiryu en un hilo de voz.

—Así es.

—¿Qué ocurrió con ese hombre, por qué lo odias tanto?

—Lo sabrás a su debido tiempo —sin añadir más encendió un cigarrillo relajando su postura y su rostro pues, poco a poco, este se tornaba más normal y menos agresivo—, cuando llegue el momento te diré qué asunto tengo con él.

Las piezas estaban colocadas sobre el tablero, el mensaje estaba enviado sabiendo que dentro de poco "Bernardo" caería en la provocación apareciendo delante de él. Deathmask preparaba el terreno para el reencuentro sin importarle las palabras de su acompañante, las objeciones que Shiryu pusiera carecían de importancia a partir de ese momento.

Palermo sería el escenario de su venganza.

.

Continuará...

.

*Notas: Masky no tiene un nombre como tal, por eso usé "F..." había pensado en darle uno, pero ninguno de los que encontré me gustó así que llámenlo como mejor les agrade. Escucho sus sugerencias jeje. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro