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En la sala común, donde se reunieron las chicas, Ashido y Hagakure comentaban lo duro que les parecían los entrenamientos, que, a pesar de que había transcurrido menos de una semana, el ambiente se sentía verdaderamente como un campo militar (aunque ninguna de ellas había estado en uno antes). Entre quejas y preguntas sobre los movimientos especiales, que si ya habían desarrollado alguno, qué tan claro lo tenían, si sus quirks se habían fortalecidos, Hanamoto se preguntó cuándo el tema del amor tuvo el espacio para surgir.

Uraraka sólo dijo que su corazón se sentía extraño, y justo cuando Hanamoto pensó en indagar en el historial médico de su familia por eso de problemas cardiacos a temprana edad, Ashido mencionó, o más bien aseguró, que la castaña estaba enamorada. Ese comentario hizo que Hanamoto se mordiera la lengua, pues, aunque según su sentido común las enfermedades cardiacas eran una apuesta segura, para las jovencitas ese tema, además de ser más gustoso, les resultó más convencional. La eufórica reacción de Uraraka, a quien le resultó tan repentina la cuestión que hasta terminó flotando, y el como negaba rotundamente el estarlo funcionó más como afirmación para Mina.

—No es bueno presionar tanto —comentó Tsuyu intentando liberar a su amiga de la incomparable insistencia de Ashido.

Ashido soltó un bufido, después de un tiempo esperando había atrapado uno de sus temas favoritos y no quería sólo dejarlo ir. Así fuera tachada de manipuladora traería el tema del amor a la mesa antes de que se fueran a dormir.

—¡Hana-chan! —Exclamó como si fuera su as debajo de la manga— Tú puedes leer los pensamientos de las personas, ¡así que sabes de quién Uraraka está enamorada!

—¡Mina! —Le reprocharon Yaoyorozu y Jirō a la vez.

Como respuesta Hanamoto alzó la mano esperando que esperara a que se bebiera su taza de té. Entre las miradas espectantes pudo sentir como los latidos de un corazón se alzaba con fuerza de entre los otros.

—Está en lo correcto, podría hacerlo —habló una vez terminó—. Pero no estaba prestando atención, así que no lo sé y menos voy a invadir su privacidad, perdón —concluyó antes de que Uraraka saliera por la ventana del pánico.

No mentía, el tema de amor no eran sus aguas, pero tampoco intentó averiguarlo pues no quería que a su compañera le diera un infarto.

Algo curiosa llevó una mano hacia su pecho, pero como siempre sus latidos tenían una frecuencia saludable de no más de 60. Quizá un ritmo lento para alguien de su edad, pero por su condición los médicos lo catalogaban como "saludable". Ese feroz o pausado latir cuando se pasaba por una experiencia de nervios, miedo o adrenalina su corazón nunca la había experimentado, su ritmo variaba únicamente cuando estaba agotada al punto de quedarse sin aire. Al no necesitar cardioaspirinas lo consideraba un «bien por mí».

Antes de que Ashido continuara con su insistencia o se lamentara dramáticamente, las otras le reprocharon con la mirada su impulsivo actuar. Sintiéndose acusada buscó una última víctima y, de forma más planeada que casual, sus ojos cayeron en Hanamoto quien estaba ocupada contando los latidos de su corazón.

—¡Hana-chan! —Volvió a llamar con más ánimo. Pudo notar que ese llamado preocupó a Uraraka, pero su sonrisa les hizo ver al resto sus intenciones no tan buenas— ¿Alguna vez tu corazón se ha sentido raro?

—¿A qué se refiere, Ashido? —Inquirió confundida.

—Deja de hablar en keigo, ¡incluso continúas hablándonos por el apellido! Suenas como si no quisieras involucrarte con nosotras.

Lo dicho por Hagakure no fue lo más agradable del mundo para ella, por más que se lo hubieran tomado como una broma menor. Formaba parte de ella el hablar de esa modo, pero no quería que pensaran eso sobre ella así no fuera totalmente falso.

—No es eso —negó tratando de convencerlas.

Probablemente esas cuestiones salían porque estaba siendo menos alegre últimamente, así que amplió su sonrisa como parte de la solución.

—Volvamos al tema, ya saben, ¡no se puede obligar a otros hablar!

—Es curioso que lo digas, Mina... —Opinó Tsuyu.

—¡Pero no tiene porqué ser Uraraka que hable! —Contrapuso—. Dinos, ¿estás enamorada, Hana-chan? Es difícil de imaginarte enamorada, ¡pero tal vez te guste alguno de nuestros compañeros! Dinos, dinos, ¿tienes un tipo ideal?

En lo que Ashido mencionaba las probabilidades de cada chico y contaba el tiempo que pasaba con ellos las demás sentenciaron su intensidad, esta vez Hagakure se puso de su lado pues se había interesado. Aún así, ninguna pidió que abandonara el tema. De hecho, mentalmente cada una tenía su opinión, diversas y contrarias, de quién era el tipo ideal de Hanamoto. Al no saber la verdad sobre ella tampoco sabían que todas las respuestas eran erróneas.

Hanamoto regularmente preparaba una respuesta de antemano, pero esta vez no la tenía así que rumió. Si era honesta diciendo que nunca se había enamorado ni sentido atracción hacia nadie, saltándose la parte de que nunca lo haría, preguntas sin fin aparecerían. No podía evitar ser «arromantica y asexual», pero tenía entendido de que era considerado raro que una joven de su edad no hubiera experimentado nada de eso, por lo que no quería ser considerada "rara" aunque lo fuera, así que, decidió no ser honesta, como regularme.

En su anterior instituto desde su segundo año las confesiones le llovieron, formaban parte de sus semanas, a pesar de esto no había aceptado ni rechazado ninguna pues, por una ley aplicada en su persona (de la que se enteró tardíamente) que impedía la posesividad y apoyaba el compartir, la cual sonaba incongruente y lo era, aún así había salido a citas sin compromiso de forma seguida. De todas formas su experiencia en el amor era nula, así que no podía decir que tenía o había tenido pareja porque ya se imaginaba las preguntas. Tampoco podía decir que uno de sus compañeros le gustaba ya que causaría graves malentendidos que no podía, y sobretodo no quería, manejar. Por descarte eligió decir cuál era su tipo ideal, creyendo que las preguntas de Ashido eran a opción.

—No es que tenga a alguien... —murmuró fingiendo timidez— pero sí sé que quiero

Ashido y Hagakure estallaron de alegría, las otras se sorprendieron e interesaron. Aunque preguntaron y tenían sus dudas tampoco imaginaban que realmente estuviera interesada en alguien, así que no importó si lo conocían o no, estaban metidas por completo en ellos.

—¡Dios! ¿Es por un ex novio?

—¿¡Cómo es!?

Mala pregunta para ella.

El problema era la pésima imaginación de Hanamoto, el sólo decir las primeras cualidades que le llegaran a la cabeza sería extraño y si mencionaba las de sus compañeros sería obvio. Entonces recordó que una vez Yuzzu le aseguró que si le preguntaban si tenía novio lo mencionara, desconoció sus razones, así que optó por sacarlo a flote ocultando su identidad.

El segundo problema se supuso cuando se dio cuenta de las cualidades que tenía éste, su imagen sobre él era horrible. «Un delincuente hablador a quien varias veces consideré denunciarlo por acoso.» era como lo veía normalmente, hasta ella sabía que esa definición era terrible.

Habiendo separado las malas cualidades y disculpándose mentalmente por incluirlo habló; —Tiene que sonreír y hablar mucho, que sea curioso, animado, determinado, abierto con sus emociones, que se meta a donde no lo llaman... —dándose cuenta que eso fue específico lo cambió— más alto que yo, que sea lindo, pero más tonto que lindo.

«La belleza es subjetiva.» se convenció a sí misma «Las mentiras son las absolutas». Estaba mintiendo de forma descarada, no tenía ningún tipo, pero de esa forma no levantaría dudas.

Las chicas estaban encantadas, tanto que soltaban chillidos cómplices. Como si el amor fuera algo mágico flores decoraban a Hanamoto a sus ojos.

—Oh, ¡oh! ¡Yo creía que en cuanto a personalidad sería como Todoroki! —Comentó Hagakure—. Más bien, ¡creí que sería Todoroki y punto!

—¿Bromeas? Lo dices por puro superficialismo, los dos prodigios juntos serían una nueva jerarquía. En cambio yo creo que los opuestos son los que se atraen —opinó Ashido— Siguiendo esa regla yo apostaba por Bakugō, pero ahora veo que no es su tipo ni por asomo.

—Bakugō se molestaría por todo lo que dijiste. ¿Qué hay de Midoriya? Digo, no es ni por poco más alto, tampoco sonríe mucho ni habla mucho...

—Más bien murmura mucho. ¡En realidad no creo que alguno de nuestros compañeros tengan todas esas cualidades!

Ashido y Hagakure se adentraron en una apasionada discusión para elegir el modelo ideal, esto llevó a la idea errática de ponerse a buscar a ese tipo de chico en toda la academia si era necesario, por más que la joven expresó el no estar apurada para conseguirlo. Ese ánimo era agotador, así que sólo las dejó ser.

La conversación continuó hasta que Yaoyorozu dijo que realmente era hora de ir a la cama, entonces la pregunta hecha a Hanamoto viajó hacia ella. Hanamoto sólo pensó en que, más que haberae zafado de una, bien podría ser que ella misma se metió el pie.

Los días que quedaban del entrenamiento fueron y vinieron, hasta que el día del examen para conseguir la licencia provisional de héroes llegó; en palabras de Aizawa «El momento en que los huevos de la clase A eclosionarían a polluelos semi profesionales».

A pesar de, todavía no sabían qué tenían que hacer en el examen ni en contra de cuáles o cuántas escuelas irían. Sólo sabían que se encontraban en Takoba, que el índice de aprobados anualmente era sumamente bajo, y nada de eso era de gran apoyo. El ambiente estaba lleno de nerviosismo a flor de piel y ansias expresados en palabras casi vomitadas.

Por su parte Hanamoto ya celebraba el hecho de no haberse mareado. No le preocupaba nada más, de lo único que tenía dudas era si la comida sería capaz de mantenerse en su estómago antes de la prueba. Después de eso la prueba sería lo de menos, no dudaba de su capacidad.

—¡Muy bien hagamos esto! ¡¡Nos convertiremos en polluelos!! —Determinó Kirishima como si sus palabras fueran las más normales del mundo.

—¿Está bien gritar algo así tan a la ligera?

Entre risas se alejaron las emociones negativas y formaron un grupo para enunciar el lema característico de la U.A. «Plus ultra.» como si fuera un mantra que impediría el pesimismo. Pero todos se dieron cuenta que en la vociferacion la voz más animada no fue reconocida, esto los puso alerta. Por obvias razones él llamó la atención, y así como no reconocieron su voz tampoco lo hicieron con su rostro; ni siquiera era de la academia U.A.

Era un muchacho alto, fácilmente llegaba al 1.90, tenía una sonrisa de lado a lado, corte militar y porte fuerte denotando el ser excesivamente enérgico.

—No está bien que te metas en grupo de otras personas, Inasa —lo reprendió quien parecía ser, por su uniforme, uno de sus compañeros.

La mente de Aizawa hizo un click al escuchar ese nombre, al escuchar el nombre su duda había sido resuelta.

Inasa reaccionó enérgicamente maldiciendo por su molesto comportamiento y ofreció disculpas haciendo una reverencia dramáticamente erguida de manera que su cabeza chocó con el suelo ásperamente. Por supuesto esto exaltó y espantó a quienes no tenían conocimiento sobre su actitud, el hecho de que se reincorporara como si nada pese a estar sangrando los hizo preguntarse quién era ese chico tan emocionado que parecía ser una fusión de Iida y Kirishima (según Sero).

Hanamoto tomó el sombrero del uniforme de Inasa que había salido volando cuando su frente chocó con el suelo. No intentó ni reconocer el logo de éste, pero los murmullos y algunos de sus compañeros sí. Por lo poco que oyó era una preparatoria elite que, en cuanto a prestigio y reconocimiento, empataba con la U.A.

—U.A. al éste Shiketsu al oeste —comentó Bakugō.

—¡¡Sólo quería intentarlo y decirlo una vez más!! ¡Plus ultra! —Exclamó el animado Inasa— ¡¡Yo mismo debo decir que amo la U.A!! Es un honor competir contra todos ustedes de la U.A. ¡les deseo lo mejor!

Tanto sus actos como palabras eran demasiado intensos, hasta para ellos.

En cuanto el muchacho empezó a buscar su sombrero Hanamoto se acercó de un movimiento. Ella era alta, pero delante de él su altura era algo insuficiente aunque hubiera crecido ligeramente en las vacaciones, fácilmente podría decir que tenía 1.80, así que se lo extendió en vez de colocárselo.

—Usted está sangrando —le avisó dulcemente con su brazo extendido.

Inasa la miró y sus ojos brillaron tanto como la sonrisa contraria.

—¡Yo te conozco! —Aseguró encantado—. Ah, esto no es nada —dijo refiriéndose a la sangre que salía de su frente— ¡y gracias! Qué linda. Pero, como te decía, yo...

Sin dejarlo terminar sus compañeros lo llamaron para que se dieran prisa en entrar al edificio.

—¿Usted...? —Indagó Hanamoto ladeando su cuello.

Había escuchado que él la conocía, pero no tenía ni idea si ella también debía de reconocerlo. Sería de mala educación admitirlo, así que lo dejaría continuar para aguardar la información.

—¿No te acuerdas de mí? —Cuestionó volviendo su rostro hacia ella.

Sonriendo se señaló a sí mismo.

—Inasa, ¿no? —Aventuró según lo que había escuchado.

Al ver su alegría supuso que aventuró bien, ya si preguntaba dónde se conocieron sería una problemática.

—Sí, yo... —Otro grito por parte de sus compañeros no lo dejó hablar, así que se rindió y despidió— Me tengo que ir, ¡nos vemos luego! ¡Mucha suerte a todos!

Hanamoto sacudió su mano despidiéndolo igualmente.

—... No me agrada —comentó Kaminari con un gesto de repulsión al verlo irse.

—Me pregunto porqué —bromeó Sero.

A Hanamoto le costó encontrar el chiste.

—No tenga celos, usted me agrada más —admitió pícaramente.

El rostro de Kaminari ardió, Sero se burló de él, antes de que Hanamoto también le coqueteara, y Mina se sumó luego de estarse riendo por un motivo distinto. Después de percatarse que faltaba alguien miró a Kirishima, quien negó como diciendo que él no estaba celoso y en cambio le preguntó si realmente lo conocía, por su parte Bakugō le sacó groseramente el dedo corazón ni bien se fijó en él.

Aizawa reveló que él también conocía a ese "loco entusiasta"; Yoarashi Inasa. De entre los chicos fue quien recibió la máxima puntuación en el examen de recomendación del año pasado, pero él rechazó su carta de aceptación como si hubiera sido sólo una prueba para sí mismo. A todos les pareció que era extraño como expresaba adorar U.A. y sin embargo no quiso asistir, sobretodo se preocuparon por su fuerza ya que se suponía era más poderoso que Todoroki.

A Hanamoto le preocupó más en el hecho de que lo había llamado por su nombre de pila inconscientemente e intentó hacer memoria a ver si lo recordaba.

—Usted no lo recuerda, ¿cierto? —Habló dirigiéndose a Todoroki.

Él no tuvo que pensarlo mucho, también había intentado recordarlo pero no lo logró.

—Si participó en el mismo examen que yo debería de hacerlo, pero no... —confesó— no lo recuerdo.

—Ah, yo no creo poder olvidar a una persona que me superó —mintió con la intención de provocarlo, pero desde hacía rato a Todoroki le habían dejado de importar ese tipo de comentario—. Es extraño, es como si usted hubiera cambiado en estos meses. Si hubiera sido antes ni intentaría recordarlo.

Los comentarios de Hanamoto lo hicieron reaccionar pues tenía razón. Tal era el efecto que había tenido la academia y, en especial, Midoriya en él.

—Supongo —dijo—. Tú no has cambiado.

Hanamoto rió dándole la razón.

—No tengo (ni quiero) porqué hacerlo.

Para ella era bueno saber que continuaba igual.

Poco después de que se pusieran sus trajes de héroes se les indicó que todos los participantes debían reunirse en el interior del edificio. La sorpresa de estos fue notable al ver la cantidad de personas reunidas en el mismo espacio, pero la algarabía se detuvo cuando el encargado de la comisión de seguridad pública de héroes explicó el proceso que tendrían que pasar para obtener las licencias provisionales de héroes.

Se estimaba que la cantidad de participantes era superior a los 1500, así que, de entre ellos sólo los primeros 100 que completaran las condiciones requeridas pasarían la prueba. El saber que la cantidad de personas que lograrían pasar era tan reducida causó conmoción en los estudiantes, básicamente el examen se basaría en velocidad pero que hubieran tal cantidad de contrincantes era una gran desventaja.

Luego de que la situación y condiciones fueran explicadas les entregaron unos blancos que debían colocarse en lugares visibles de sus cuerpos y seis pequeñas esferas para que golpearan los blancos de sus contrincantes. El lugar en donde estaban se expandió dando a conocer el, excesivamente, gran y variado terreno en el que se llevaría a cabo aquél esperado examen.

Al contrario del examen de admisión esta vez sus enemigos no eran robots sino enigmáticas personas de quienes no conocían ni sus quirks. Era completamente diferente, las reglas eran más estrictas en comparación y el número de esferas que tenían era bastante reducido.

En lo que Midoriya, antes de que el examen comenzara, argumentó que ya que sólo los primeros 100 pasarían no había motivos para que se atacaran entre ellos sino que debían unirse y luchar juntos, Todoroki se fue alegando que si estaban juntos no tendría libertad al utilizar su poder. Bakugō no tardó en tomar una ruta distinta también, siendo seguido por Kaminari y Kirishima. Midoriya se dio cuenta de la silenciosa desaparición de Hanamoto cuando este último desistió de buscarla.

—¿Hanamoto tam...?

—No, aquí estoy.

La negación a sus espaldas lo espantó y casi hizo que chocara su cabeza con la de ella.

Había anticipado que ni Kirishima ni Kaminari dejarían ir a Bakugō por su cuenta, así que, para evitar conflictos innecesarios entre ambos, pues estaba segura que dos de ellos insistirían en llevarla a rastras, se alejó de su vista aprovechando para dar un par de vueltas por el lugar. Bien se había ido, pero había vuelto, y no tardaría mucho en irse de nuevo tal y como los otros.

—Ah, sí, lo estás... Q-qué bien... Yo tampoco creo que sea inteligente movernos solo —admitió creyendo que pensaba de esa misma forma—, así que no te irás como ellos, ¿cierto?

La miró esperando su respuesta. Por más que la analizara no sabía qué elegiría, no era una loba solitaria pero tampoco una oveja de rebaño; haría lo que le facilitara más las cosas y la hiciera destacar.

—¿Sabe qué? Creo que si me quedo podría ser más de ayuda y si me voy estando sola seré un objetivo de captura "fácil", es decir, ellos conocen nuestros quirks pero nosotros no los de ellos —resolvió. Continuó cuando notó como Midoriya creyó que se quedaría—. Creo que no soy tan inteligente, después de todo —dijo queriendo hacerle caer en cuenta de que seguiría el mismo camino que los otros—. Nos vemos luego, ¿le parece?

Antes de que le dijera algo más la cuenta regresiva inició anunciando que la prueba comenzaría en breve. Ella se colocó la capucha y después de hacerle un gesto coqueto utilizó su peculiaridad para trasladarse.

Al final Midoriya no se equivoca, Hanamoto no pertenecía al equipo de seguir órdenes.

En cuanto el tiempo para prepararse dio por terminado una fuerte exclamación anunciando el inicio del examen resonó por lo ancho de todo el lugar. Al escuchar el aviso detuvo su traslado para darse cuenta que había entrado descuidadamente en un desastroso campo de batalla donde las esferas volaban de un lado a otro, pues, claramente, ninguno de los participantes quería quedarse parado viendo a los demás avanzar. La situación simulaba la de una desesperada guerra.

Ella no era la excepción. Ya que el examen se trataba sobre velocidad sería la más veloz.

No le molestó estar en medio deo desastre, en cambio detuvo el desastre que orbitaba a su alrededor para que no fueran capaces de golpear sus blancos ni los de nadie más antes que ella. Por supuesto ninguno se quedó tranquilo por ese truco y expresaron caóticamente el descontento hasta que se dieron cuenta de quien era la culpa. Era inviable mantenerse exenta, en especial teniendo pegado adrede sus «puntos débiles» en lugares tan públicos y fáciles como en su cara.

Hanamoto sólo sonrió y las esferas antes detenidas salieron disparadas manteniéndose como la única a salvo.

Fue un total "salvese quien pueda" donde todos, más de 150 jóvenes, intentaron reaccionar con rapidez esquivando, o al menos ocultándose, para no ser eliminados en los primeros minutos de la prueba. Mientras tanto Hanamoto hizo malabares con otras tantas y, contrario al ataque desordenado anterior, esta vez sí las lanzó en direcciones fijas.

Unos segundos después sus blancos se encendieron y un sonido salió de ellos. El propósito de estos no era únicamente actuar como punto débil, también transmitían y recolectaban información. Y la información que le dio fue sobre como había sido la primer participante en terminar la prueba en tiempo récord por haber pegado más de 30 esferas en los blancos ajenos.

«Tanto entrenamiento para una prueba sencilla» pensó considerando la prueba como "casi aburrida". Aunque bien podía ser sólo fácil para ella pues, además de tener un actuar rápido y preciso, tener un quirk como el suyo llegaba a serle de mucha ayuda cuando necesitaba mantener distancia.

Hanamoto escuchó las indicaciones y lo que debía de hacer ya que había pasado el examen, de paso sintió las malas miradas que le dirigieron los perdedores, pero ella, con tan poco sentido común como siempre, los saludó alegremente. Entonces un extraño viento salido de la nada empezó a soplar.

Al inicio sólo removió su ropa y cabello, pero empeoró convirtiéndose en una fuerte ráfaga que los envolvió. Por la obviedad de la situación Hanamoto se trasladó a la cima de un edificio ignorando el hecho de que ya no podía perder. Vio como, por segunda vez, las esferas orbitaron en contra de la voluntad de los portadores y también el segundo momento de pánico en el área. Sin las esferas no tenían nada qué hacer.

Como no era agradable tener el cabello pegado a su rostro anuló el efecto sobre ella y se cuestionó si debía de anular el viento en sí. Al verlo más como una molestia lo dejó ser.

Estando segura que era la estrategia de algún participante, o quizá parte del ejercicio, se inclinó mientras pensaba que a lo mejor había sido generosa con los participantes que fueron en su contra. Es decir, bien había podido hacerlos perder a todos en el área, pero quiso ser amable.

Contrario a ella el viento no sería amable sino feroz.

—¡Todos están luchando! ¡¡Todo el mundo está tan encendido!! ¡Me gustan cuando las cosas se ponen calientes! —Exclamaron con arrogancia desde el edificio frente a ella  como si disfrutara de las batallas.

Las cuencas carmesíes se dirigieron a quien emitía tales gritos, lo reconoció casi instantáneamente. Nuevamente se encontró con Yoarashi, el joven y loable estudiante de Shiketsu.

Los de abajo ni bien lo reconocieron entraron en pánico sabiendo que volverían a estar en problemas.

—¡Permitanme participar, por favor! —Pidió a gritos Yoarashi justo cuando Hanamoto atentó en saludar.

Con aquella petición la fuerza del viento aumentó considerablemente volviéndose similar a un huracán.

El tempestuoso viento molestó los ojos de la fémina impidiendo que continuara viendo la escena, para cuando se colocó las gafas ya la mayoría de los participantes en el área habían sido eliminados del ejercicio. Todos por el ataque del mismo sujeto, una sola persona derrotó a una gran cantidad de concursantes sólo para pasar. El encargado de la prueba, Mera, hizo notar su sorpresa, aún mayor a la emoción que utilizó para coronarla como primera finalista, al ver como unos 120 participantes perdieron por culpa de Inasa.

Innecesario, quizá, pero justo si su idea era sobresalir. La de Hanamoto sí la había sido.

Mediante cantidad él la opacó por completo. Por sus delirios de grandeza no se lo tomó como un trago dulce, no servía de mucho ser la número uno cuando el segundo robó su atención. Aún así. no mostró sus intenciones ni expresó su disgusto, sólo se inclinó como le interesara el muchacho (o su poder).

Inasa exclamaba entusiasmado algo sobre estar a la cabeza e ir ganando hasta que se percató que era el segundo, no el primero, entonces se fijó en la presencia delante de él y la saludó enérgicamente.

Mientras devolvía el saludo Hanamoto notó que todavía llevaba puesto el gorro de su traje. Al visualizarla los oscuros ojos de Inasa volvieron a destellar brillosos, no tardó en acercarse con la brisa y soltar un montón de palabras que a sus oídos no tuvieron ninguna cohesión estando juntas.

—Hola —saludó teniéndolo cerca. Dio un paso hacia atrás al casi tenerlo encima—, nos volvimos a ver muy rápido.

—¡Te lo dije! Y has sido la primera en pasar, ¿verdad? ¡Eso sí que es estar encendido! —La halagó como si hubiera ignorado el impacto que el encargado admitió haber tenido su cantidad sobre la velocidad— ¡¡Digno de U.A!!

Por algún motivo el cumplido de Inasa se le hizo similar a los halagos que daba Kirishima.

—Usted no se queda atrás, Yoarashi —dijo—. Por cierto, mi nombre es Hanamoto Ikiru —se presentó dando una reverencia.

—No tienes que decírmelo, lo recuerdo, y sigue siendo un placer —aseguró con una sonrisa de lado a lado—. Y deberías de dejarme de hablar tan formalmente "¿usted?" ¿Qué? ¡No soy tu mayor! Y el keigo me confunde. ¡Llámame Inasa, también!

«Qué confianza».

Hanamoto no supo cómo dirigirse hacia él, solía hablarle de esa manera formal hasta a los niños (tanto así que muchas veces ni la entendían) era costumbre tanto como educación, para ella, y sus acostumbrados allegados, había perdido la formalidad su manera de hablar. Sólo hablaba con un tono distinto y palabras simples cuando bromeaba.

Ostigada por la atenta mirada y creyendo que a lo mejor estaría bien hablarle de esa manera, pues de tal forma no sospecharía que lo había olvidado, hizo un esfuerzo. Le daba igual mientras lo complaciera.

—Está bien.

—¡Bien! ¡Me gustan las amistades sin tantas formalidades!

Hanamoto no supo qué responder, no es como si hubiera dicho que quería ser su amiga o algo, así que sólo rió y propuso el dirigirse juntos a la sala de espera sólo para darse cuenta que ninguno sabía donde quedaba por no prestar atención a las indicaciones.

No tuvieron que andar desorientados en un territorio tan grande, llegaron a la sala de espera justo cuando nombraron al tercer finalista. Al llegar los dispositivos que se habían colocado con anterioridad fueron removidos de los concursantes aprobados y las esferas fueron recolectadas. Yoarashi habló sobre quién sabe cuáles héroes en todo el transcurso hacia y estando ahí no paró, de vez en cuando exaltaba una cualidad de estos y la comparaba con ella como si fuera su objetivo principal, pero no paraba de hablar.

Hanamoto siempre había intentado ser habladora, mientras más hablara sería más fácil de abordar, pero con él estando animado negándose a darle un final a la conversación parecía más como si estuviera hablando consigo mismo, pues apenas respondía. A veces hacía pausas expresamente para permitirle hablar, y luego volvía a desbocarse. Después de llevar varios minutos de conversación vio imposible el decirle que no conocía a ninguno de los héroes que había mencionado, que no tenía menor conocimiento sobre ellos y hasta quiso que llegara Midoriya para presentárselo, después de todo ese fanatismo hacia los héroes era similar con la distinción de que Midoriya se podía controlar. Admiraba la energía y entusiasmo del chico porque le parecía agotador incluso aunque fuera honesto.

En ese momento consideró que quizá no había sido una buena idea del todo el drogarse para suprimir una de sus peculiaridades, ya que por la cantidad de personas resultaba molesta, antes del viaje. Al menos leyéndolo se evitaría el tener que adivinar la conversación que Yoarashi alegaba haber tenido con ella después de la prueba que le hicieron a los recomendados de U.A. ni adivinar sobre qué debía decir sobre los héroes además de «qué genial», «oh» y «bien por ellos».

Cada vez más y más chicos llegaban a la amplia sala de espera, lo que les hacía asumir que la prueba no tardaría más tiempo en acabar. Ya habían alrededor de 50 integrantes en el lugar que conversaban entre sí, comían y bebían mientras la prueba continuaba. Curiosamente 50 concursantes después de ella ninguno de sus compañeros habían logrado pasar.

Justo pensando en eso dirigió su mirada a la puerta al sentir como se volvía a abrir, viendo al poseedor de una cabellera bicolor entrar a la habitación volvió su mirada hacia Inasa, había encontrado una callada excusa para salir de esa presunta conversación.

—Yoarashi —lo llamó suavemente atrayendo su atención de inmediato—, me disculpo por esto, pero... —Viendo que Yoarashi ya planeaba reprocharle su forma de hablar reformuló— Sólo iré a saludar a un compañero que acaba de llegar, ¿me disculpas?

—¿Ah? ¿A quién? —Con esa característica energía buscó a algún estudiante de la U.A., Hanamoto tuvo que señalarlo. Al encontrarse con Todoroki, quien acababa de sentarse, su mirada llena de entusiasmo se volvió una hostil en esa misma dirección confundiendo a la de ojos carmesíes por ese inesperado cambio que no entendía—. Ya veo, entiendo, ¡nos vemos!

Ni bien se despidió Inasa se puso a hablar con otro chico casualmente, como si lo hubiera estado haciendo desde hace rato. Sin prestarle mucha atención Hanamoto se dirigió hacia su compañero pasando por la mesa de snacks de camino.

—Buen trabajo —le saludó apáticamemte poniéndose enfrente de él.

Su saludo fue devuelto con un movimiento de cabeza y las mismas palabras, al ya haberse fijado en la presencia de la chica no le sorprendió su aparición.

—Creí que podría haber sido el primero de la U.A. en aprobar.

—Resulta que ha sido el segundo, me disculpo —informó tomando asiento midiendo la distancia correcta—. ¿Segundo ganador de U.A. o primer perdedor? ¿Cuál es su visión?

Nuevamente no obtuvo reacción, ni siquiera un «¿para qué te disculpaste si ibas a decir algo como eso?». Ya no servía de mucho meterse con él.

—No es nada —dijo al rato—... ¿Con quién estabas?

Esa pregunta le hizo ladear el cuello. El muchacho no era curioso respecto a los demás, así que le resultó extraño.

—Oh, él. Es Yoarashi; la persona que me opacó.

—... ¿Enemigo entonces?

Hanamoto no supo si fue un intento de broma o si lo dijo en serio, así que rió.

—Ni tanto, si hubiera sabido que cantidad era más que velocidad hubiera acabado con la mitad de los concursantes tan sólo empezar —aclaró con egocentrismo. Todoroki creyó que era mejor agradecer que no se había enterado—. Hablando de Inasa, lo he usado a usted como excusa, me disculpo —mencionó rápidamente.

—¿Para salir de la conversación con él? —Inquirió señalando con la mirada al musculoso muchacho.

Pese a que la conversación era trivial y ambigua, diciéndolo de esa manera sonaba descortés. De todas formas asintió.

—Ya me disculpé por ello, ¿bien?

—¿Ya veo? —Respondió sin tenerlo claro—. Tal vez haya sido por eso que me dirigió esa extraña mirada.

—¿Eso cree? Yo no lo creo. Más bien, en cuanto se lo mencioné él buscó a mi compañero con entusiasmo, al verlo a usted cambió.

Ante su abierta suposición Todoroki sólo mostró confusión sin saber porqué hacía esa acusación con una calmada sonrisa en su rostro. Él no lo entendía, y menos se acordaba de aquél chico.

—¿Fue así?

—Así fue —afirmó—. No sé si fue odio o qué, pero, sabe, él es bastante abierto y enérgico con los demás, así que esa parece ser una suposición racional, ¿no?

Todoroki asintió convencido, Hanamoto, complacida de haber resolvido el percance –de una no muy grata manera–, empezó a comer.

—... Pero no sé por qué lo haría, ni siquiera lo recuerdo —habló repentinamente, sin más opción Hanamoto le prestó atención—. Si a él igualmente lo recomendaron debí conocerlo en el examen de admisión, pero, no lo recuerdo.

No entendió porqué su compañero le daba tantas vueltas al asunto, normalmente Todoroki no era del tipo conversador. Quizá tenían en común el no querer ser odiados, pero hasta hacía poco era inevitable odiar a la persona que era Todoroki.

—Justamente podría ser eso. No es lindo saber que ha sido olvidado. —No mencionó que era mejor hacer como ella y fingir que sí lo recordaba—. Probablemente usted no lo recuerda porque estaba tan sumido en la prueba que no le prestó atención a su alrededor —propuso.

—Creo que eso fue justo lo que sucedió.

—Si quiere saberlo podría preguntarle directamente, es lo único que puedo decir —concluyó con su pequeña "plática de ayuda"—. Al final, si le agrada o no, ese no llegará a ser asunto mío —canturreó ignorando la presencia de su compañero. Lo miró de reojo teniendo en cuenta sus palabras—. Restarle importancia de esa forma sonó más egoísta que amable, ¿verdad?

—Ah, no importa. Tienes razón después de todo.

Todoroki le miró. Aunque sus palabras trataran de denotar preocupación su expresión realmente daba a relucir que a ella no le interesaba el tema. Es por eso que prefirió no sacarlo e ignorarlo.

«Qué mal, qué mal, qué mal.» repitió Hanamoto en su cabeza. Por fortuna se trataba de Todoroki, así que seguro y no le importaba mucho.

—Sólo bromeaba... Perdón. —Esperaba que sus palabras esta vez acertaran, seguía creyendo que la mejor manera de saber algo era indagar—. ¿Quiere? —preguntó sonriente ofreciéndole de los aperitivos que había tomado.

Luego de dudar él tomó agradeciendo, Hanamoto tuvo que reprimir un «esperaba que no quisiera» para no hacerlo sentir incómodo. Después hubo una serie de apacible silencio entre ambos, interrumpido bastante veces por comentarios de Hanamoto, pero ninguna conversación sostenible.

El encargado admitió que el examen avanzaba con un buen ritmo, la cantidad de personas aprobadas y, en especial, eliminadas aumentaban con frecuencia causando desesperación a los que aún estaban en medio de la prueba. El hecho de que la U.A no hubiera perdido a ningún alumno hasta el momento no había pasado desapercido, en cambio, cada vez más chicos de la academia lograban pasar.

El examen pronto terminaría.

—¡Chicos, lograron pasar en una pieza! Estaba tan preocupada —comentó Yaoyorozu en cuanto llegó.

El grupo de Bakugō había logrado pasar la prueba, también Sero, Uraraka y Midoriya lo habían logrado. Así que, se encontraron reunidos en la sala de espera.

—¡Yaomomo! ¡Estamos bien! ¡¡Estamos súper bien!! ¿Cómo llegaron tan pronto?

—¡Aprobamos hace poco! Hana-chan fue la primera en pasar.

Hanamoto saludó haciendo una señal de victoria.

—¿En serio? ¡Qué genial! Un logro más para la academia.

—¿Cómo que de la academia?, es sólo mío —determinó fingiendo con exageración un tono egoísta y ofendido.

Más de la mitad de la clase rió.

Kirishima no tardó en acercarse a ella confiadamente, Hanamoto creyó que le reprocharía el no haber estado con ellos, pero en vez de eso la felicitó y ella automáticamente devolvió el gesto. Tuvo que inclinar su cabeza un poco para frotar su mejilla con la contraria, las mejillas de Kirishima se sonrojaron, y no exactamente por el contacto, así que la soltó creyendo que esa era la intención de esa muestra afectuosa.

—La tuviste fácil, ¿eh?

—Me gustaría decir que se equivoca y sobrevalora mis habilidades, pero está en lo correcto.

—Ya lo esperaba, desapareciste muy pronto —confesó—. La verdad estoy tan agradecido como Kaminari de que no hayas ido con nosotros...

—¿Está siendo grosero?

—Un poco... —Admitió burlonamente, Hanamoto se mostró ofendida—. Si supieras, un chico extraño nos convirtió en masas amorfa. Jamás creí que eso pasaría. Bakugō lo remató.

—Oh, ¿se volvieron más feos? —Inquirió dándole gracia a Kirishima.

—Creo que Kaminari estaba a punto de vomitar.

—Suena repugnante, debió ser divertido.

—¡Qué cosas dices! —Carcajeó creyendo que su compañera se asquearía más al contárselo—. Si hubieras sido transformada... Es difícil imaginar, creo que lo lamentaría en la tumba del chico.

—Exagera.

Teniendo en cuenta lo asqueroso que sería no se rebajaría a experimentarlo, también creía que el muchacho lo lamentaría.

Poco después una gran conmoción fue sembrada en el lugar por la voz de Mera dando por finalizado el examen en cuanto 100 participantes aprobaron. Los de la sala se animaron, incluso celebraron sin temor de molestar al resto, en especial los de Yuuei.

Todos sus compañeros habían pasado exitosamente la prueba, justo como ella estaba esperando. Lo que no esperaba eran los gritos atribuyéndole el logro a la suerte y demostraciones de alegría.

—¡¡Muy bien!!

—¡Increíble! ¡Somos increíbles!

—¡Todos los de la U.A. pasamos la primera ronda!

Hanamoto no entendió, estaban festejando por haber cumplido un deber. Como estudiantes de una prestigiosa academia mínimo debían de poder cumplir lo que les imponían, para ella debía de ser normal y la sorpresa sería fallar. No trató de entender más puesto que las emociones que ellos denotaban le eran completamente desconocidas. A lo mejor estaba siendo prejuiciosa, ya que para ella fallar nunca era una opción por lo que el asombro no se presentaba al ganar.

Prontamente la falsa alegría de Hanamoto no pudo competir con la real, así que mantuvo su distancia acompañándolos con una sonrisa. Y aunque ella no estuviera alejada de donde los demás se encontraban los veía cada vez más lejos. Por primera vez no quiso estar ahí, y no supo porqué.

La celebración se detuvo cuando la televisión en la pared se encendió y el encargado se presentó pidiendo la atención de todos. En ella se mostró el campo de batalla en el que habían estado anteriormente, y luego no más; hubo destrucción. Al segundo todo el lugar, los edificios y demás fueron derrumbados por explosiones causando un gran caos tanto en el área como en algunos asustados estudiantes.

La información de que el examen todavía no había terminado, que en esa destrucción se llevaría a cabo la siguiente y última etapa del examen, los puso atento. Allí tenían que demostrar sus maniobras de rescate, atención, carisma y trabajo grupal. Los encargados no sólo querían ver sus estrategias y habilidades en batallas, también probarían sus habilidades para llevar a cabo operaciones de rescate correctamente.

Desde la pantalla pudieron ver que en el escenario habían personas con apariencias de niños y ancianos, que en realidad se habían sometido a todo tipos de entrenamientos y formaban parte de la C.A. (compañía ayudennos), ellos se dispersarían por el campo en espera de su rescate. Tomarían el rol de víctimas heridas.

Sus habilidades de rescate serían calificadas por un sistema de puntos, aquellos que excedieran el puntaje promedio obtendría la licencia, por lo que, la cantidad de aprobados disminuiría una vez más. También se anunció que la prueba daría comienzo dentro de unos 10 minutos en los que podían hacer lo que quisieran.

—Estemos juntos, ¿sí? —Propuso Kirishima— Quiero decir, en el mismo equipo.

—¿Y Bakugō?

—Por supuesto.

La forzosa expresión de horror de la chica fue todo un poema.

—Creo que nuestros caminos deberían quedarse separados por otro rato —murmuró mirando de reojo al cenizo.

—Oh, hombre... Digo, mujer, vamos. Mientras más mejor, y Bakugō es un buen chico.

—Si usted lo dice.

Él no supo si le dio la razón o contuvo sus comentarios.

—Ha estado tranquilo, lo juro.

Hanamoto lo consideró. No importa que tan tranquilo estuviera, si ella se acercaba él se alteraría y su calificación estaría en riesgo por su imprudencia. Habían otros grupos, pero dudaba que la aceptaran con los brazos abiertos en uno de otra escuela, y ella era una malcriada, así que tampoco quería ser dirigida por Yaoyorozu (ni quitarle su lugar). Si bien en un equipo con Bakugō sería una lucha constante, y quizá hasta violenta, por el poder, Kirishima y Kaminari estaban ahí.

«Sero se ha desententido... —pensó al no verlo con ganas de unirse a ellos— sin duda es el más listo».

—Soy amable, así que acepto, pero le cobraré todos los puntos que me quiten.

—Eso será un remordimiento para mi conciencia.

Nuevamente miró a Bakugō de reojo, y por la expresión de Kirishima pudo jurar que él ni estaba enterado de su intromisión al grupo ni estaría de acuerdo.

Como si tuviera buenas nuevas Sero llegó saltando luego de alterar a Kaminari y Mineta dejando metido en un "merecido" lío a Midoriya. Lo llamaron tanto infeliz como suertudo, pero deseando más su desdicha que su felicidad, murmurando unas obscenidades sobre como lo habían juzgado mal y que era un maldito con ricitos y voz chillona. Fácilmente llamaron la atención montando un espectáculo sin preocuparse por su alrededor.

Al verlos, y en especial oírlos, Hanamoto quiso intervenir dando un «tiempo fuera» ya que, aunque el problema no fuera de su incumbencia, estaban montando un escándalo que hacía ver mal a todos los de la academia. Decidió dejarle esa reprensión al presidente de la clase y fingir que era de cualquier otra escuela que tuviera más etiqueta.

—Hana-chan, te tengo un chisme —dijo alegremente Sero acercándose antes de que Kirishima intentara reclutarlo.

—Aquí están mis oídos —respondió de inmediato. No tuvo que inclinarse pues sólo era un centímetro más alta—. Kirishima, disculpa nuestra grosería.

Él asintió viendo como Sero susurraba en el oído de ella. Al mismo tiempo se fijó en los múltiples, y tardíos, cambios de expresiones en el rostro de la muchacha. Entonces se interesó y también quiso saber.

La cara de Midoriya palideció al saber que sólo harían un mayor malentendido, Kaminari se encargó de cerrarle la boca para dejar que Sero hiciera su trabajo de difundor.

No era como si a Hanamoto le importara mucho el hecho de que Midoriya hubiera sido descubierto con una chica, más bien «la sexi —en palabras de Sero— y bonita» Kami de la academia Shiketsu, desnuda encima de él en medio de un examen. Inesperado, quizá, pero no revelante. Mas Mineta y Kaminari esperaban con impaciencia que regañara al avergonzado pecoso, quien no había tenido chance de explicar el malentendido, o que al menos tuviera una reacción de asco hacia él, así que por las expectativas dedujo que tendría que decir algo al respecto.

Pensó en varias palabras adecuadas, y se dio cuenta que usualmente éstas irían dirigidas hacia Kaminari y, sobretodo, a Mineta. Lo estaban insultando por envidia. Sin querer insultarlo de más sólo le dirigió un glorioso intento de mirada despectiva dejándolo helado (como Sero le pidió que hiciera).

—Y no sólo eso, sino que también argumentó que esa chica se transformó en ti.

—¿Cómo dices?

—¡Tenía tu físico!

Realmente no le importó que lo hiciera, hasta se preguntó si había utilizado las medidas correctas al hacerlo, pero ella se encogió ocultándose detrás de Sero y llamó «pervertido» al pobre de Midoriya. Esa palabra se clavó en su pecho, así que, ignorando las quejas de Mineta y Kaminari se vio obligada a pedirles disculpas muchas veces, alegando que sólo bromeaba, para que el pecoso no llorara.

Al final terminó siendo parte del show y recriminandole a Sero, Kaminari y Mineta por ello. Iida intervino después, pero al enterarse de lo sucedido no supo a quién reprocharle.

—Son todo un circo, eh —comentó Kirishima una vez volvió a su lado.

—¿Por payasos? —Inquirió—. Ha visto el desenlace, ¿quiere saber el causante? —Preguntó refiriéndose a lo sucedido.

Kirishima fingió pensárselo, como si no le gustara la idea de calumniar a los otros pero estuviera interesado.

—Bueno...

Hanamoto se inclinó ligeramente para llegar a su oído y, como si hubiera cambiado de opinión, dijo; —No puedo decírtelo, es un secreto.

Un secreto que media clase ya sabía.

—¿Y por qué lo mencionaste?

—Usted es lindo cuando se frustra.

Medio acostumbrado a los juegos de Hanamoto Kirishima sólo se sobresaltó un poco.

—Eso suena poco varonil...

—Es broma —confesó—. No lo puedo decir porque Sero dijo que usted es un santo.

—¿Yo qué? —Esta vez se ruborizó más.

No sabía qué tan bueno era lo que decía o si era bueno ser considerado de tal forma.

—Ya ve, no he sido yo sino Sero —aclaró. Desatendiendo las palabras de Kirishima rumió—. Espere, ¿por qué yo no soy considerada una santa?

La inquisición lo incomodó ligeramente, al final se encogió de hombros y Hanamoto ladeó su cuello preguntándose si era bueno o malo ser o no ser considerada así.

—Quizá porque eres... —repentinamente tuvo un ataque de timidez— coqueta, a veces. Muchas veces. Casi siempre.

—¿Eh? —Soltó alargando la "e"— ¿Y eso es malo?

—Tu amigo viene para acá —dijo Kirishima cambiando de tema.

Se percató que con "amigo" Kirishima se refería al chico de Shiketsu, y a los 5 concursantes que habían pasado en general. Desde que la primera fase había avanzado la sala de espera se dividió en grupos, cada integrantes de las escuelas participantes estaban en distintos lugares de la habitación según su escuela perteneciente. El grupo de U.A. era el más grande.

—Ah, también está la amiga de Midoriya.

—¿En serio no me contarás?

—Ya no sé si quiero hacerlo.

El grupo de Shiketsu que había pasado se acercaron a ellos, más directamente a Bakugō con quien el estudiante cubierto de pelo estableció una breve conversación finalizándola con una disculpa. Al parecer éste quería que ambas escuelas mantuvieran una buena relación, pese a lo que el «grosero chico de ojos rasgado» les había hecho y dicho.

Por su expresión todos se dieron cuenta de lo poco que le importaba a Bakugō la relación entre ambas escuelas, pero no le dio tiempo de demostrarlo.

Los ojos rojizos femeninos se desviaron hacia Todoroki, rápidamente él notó su mirada y ella luego procedió a sonreír confiadamente. Dando pequeños saltos se acercó a Yoarashi tomándole la mano, esa acción lo desconcertó, pero no se opuso sino lo contrario, y lo confundió más aún que lo llevara hasta donde Todoroki.

Ella le guiñó un ojo al bicolor mientras se alejaba de ellos, no hicieron faltas palabras para que él supiera lo que quería que hiciera puesto que lo había dicho con anterioridad. Sus intenciones eran que dejara de especular y preguntara directamente sobre el asunto.

Yoarashi dejó atrás su mirada de confusión posando sus ojos en Todoroki, al no entender que hacía ahí dio la vuelta decidido a irse.

—¡Eh, espera! —Llamó Todoroki al del corte militar. Esto hizo que parara y, en cambio, se diera la vuelta, la mirada que le dio fue la misma que recibió de su parte cuando entró a la sala de espera; una de incomprensible odio—. ¿Acaso te hice algo...?

No podía pensar en una razón concreta para que él lo detestara, y eso lo hostilizaba.

Al estar tan cerca se dio cuenta de lo alto que era, de que lo estaba mirando altivamente desde arriba, cosa que no pasaba con Hanamoto.

—¿Oh? —Soltó con aridez— Bueno, mis más sinceras disculpas, pero... La verdad es, hijo de Endeavor —ser llamado así alarmó al contrario—, que los odio a ambos —sus pupilas fueron retraídas y su ceño se frunció dándole un aire más amenazante—. Desde ese momento, parece que tu comportamiento ha cambiado un poco, pero... pero, esos ojos tuyos... son los mismos que los de Endeavor.

Yoarashi, dándole una última mirada, se fue con sus demás compañeros.

Esas palabras fueron lo suficiente fuertes para molestarlo, detestaba que lo asociaran con su padre. Todavía sentía las llamas de odio hacia su progenitor, y que dijera aquello sólo le hacía recordar lo que quería olvidar.

—Hombre —soltó Kirishima entre risas tan incómodas como el ambiente—, ¿qué fue eso? ¿Qué acabas de hacer?

—Yo creí que un favor —dijo, no del todo segura.

Se suponía esa sería la forma en la que compensaría su fallo de antes, donde a su parecer había sido mal educada, pero no sabía que había estado esperando teniendo en cuenta la forma de ser de Todoroki. Aún así, no se metería en un asunto emocional como ese.

Antes de que Kirishima le pidiera nunca hacerles favores, aunque no sabía a qué se refería con hacer hecho un favor, un fuerte ruido invadió el lugar. Después del ensordecerlos el encargado prosiguió con darles la introducción dando a conocer que la segunda fase del examen estaba dando inicio.

La prueba de búsqueda y rescate, la última del examen, dio comienzo.

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