› › S e v e n ‹ ‹
Debido a la peligrosa situación a la que fueron expuestas los estudiantes se generaron traumas en ellos y, por esta misma situación, ya que dos profesores se encontraban en mal estado el director, al lado de la junta de héroes y maestros, decidieron conceder un breve descanso de las clases. De esta manera al día siguiente del ataque de los villanos la academia se mantuvo temporalmente cerrada. El director decidió aprovechar esos dos días libres para reforzar de cabo a rabo todo el centro, pues no quería que algo así se repitiera. La orgullosa academia tenía una reputación y unos estudiantes que proteger, no podían continuar con ese orgullo si los estudiantes se sentían inseguros dentro de sus instalaciones.
Y es que parecía algo poco creíble pensar que fueron atacados por villanos y continuaran con su rutina escolar como si nada. En un futuro encontrarse con villanos formaría parte de su día a día, después de todo ellos serían héroes, pero por ahora tenían todo el derecho de sentirse inseguro hasta dentro de sus casas. No tenía nada de malo tener miedo o sentirse nerviosos, el asunto era cómo tratarían de controlarse.
—¡¡Muy bien, escuchen!! ¡¡Es la hora del período escolar de esta mañana!! ¡¡Tomen sus asientos, todos!!
—A excepción de ti, todos estamos en nuestros asientos.
Y cómo no, luego de dos días sin asistir el presidente Iida se encontraba muy hiperactivo. Algunos todavía se mostraban nerviosos ante cualquier ruido fuerte, tanto que unos se encontraban tratando, incluso algunos obligándose, a actuar normalmente y fingir que nada había sucedido.
Iida suponía que como el maestro faltaría, puesto Aizawa estaba ausente en el aula empezaron a suponer que no iría, tendría que tomar su rol de presidente y mantener el curso en orden. No sería de extrañar que se tomara una licencia cuando su daño en la pelea contra los villanos había sido de gravedad.
Teniendo todo eso en cuenta la sorpresa no se hizo esperar al ver al maestro con el rostro repleto de vendajes entrando al salón con total normalidad pese a que les habían dicho todas las fracturas conminutas y faciales que había sufrido.
El grito a coro por la imprevista llegada dejó la cabeza de Hanamoto resonando. Estaba segura de que Aizawa había obtenido daños en su visión, no en su audición.
En realidad Aizawa no se veía en su apogeo en cuanto a salud se refería, aún así llegó a trabajar demostrando que, sin duda alguna, él estaba comprometido con su trabajo.
—No se preocupen por mí —les pidió acercándose a su escritorio—. Después de todo, la batalla aún no termina para ustedes.
Pensando que se estaba refiriendo a un nuevo ataque de villanos la mayoría empezó a temer abiertamente por lo que se avecinaba.
Por el contrario Hanamoto había dejado de darle vueltas al asunto de los villanos. Como no habían cumplido su misión era obvio que regresarían, el no saber cuándo era lo único amenazador. Pero Aizawa no anunció ninguna otra filtración, sería el colmo, sino que les informó sobre el acercamiento del festival deportivo.
Los ánimos subieron tanto que el ataque de los villanos se sintió como un cuento lejano o una ilusión creada por sus propias mentes. Si la finalidad del festival deportivo era subir los ánimos lo habían logrado exitosamente.
Por los momentos de terror que solían pasar olvidaban fácilmente que estaban en una escuela y como tal debía tener actividades normales. Sin embargo aquél festival no era como cualquier otro, después de todo era Yuuei. Era para que cada uno demostrara su potencial y así conseguirles una oportunidad en el mundo profesional, si un héroe se fijaba en ellos durante esa actividad les sería vestajoso. Ni hablar si ganaban.
Por supuesto que ella iría a por el premio mayor.
—¿¡Por dinero!? ¿¡Quieres ser un héroe por dinero!?
Por alguna razón la pregunta de «por qué quieren convertirse en héroes» surgió en el grupo de Midoriya, Iida y Uraraka. Los primeros dos habían quedado sorprendidos porque la respuesta de Uraraka no había sido tan "encantadora" ni esperada como creían sería.
Avergonzaba de su propia respuesta la morena empezó a mover ansiosamente su mano sintiéndose impura al ser impulsada por algo vanal, pero necesario.
—Sí, eso creo, definitivamente —resolvió—. Bueno, lo siento, sé que suena mal... ¡¡Como si no estuviera siendo pura como un héroe!! Y clmo Iida lo está haciendo por grandes ideales y esas cosas ¡estoy avergonzada!
—¡No lo estés! ¿Por qué no habría que admirar el aplicarse para aspirar a una vida cómoda?
—Sí... Aunque es inesperado...
—¿Por qué lo sería? —preguntó una sonriente Hanamoto que casualmente pasaba por su lado para dirigirse a la cafetería.
—¡Hana-chan, ¿escuchaste?! —cuestionó Uraraka avergonzándose aún más—. Qué pena...
—¿Por qué? —volvió a cuestionar ladeando su cuello por pura confusión—. ¿Está mal hacer algo por dinero? ¿No es un sentido básico e incluso una necesidad del ser humano? Ustedes saben, las razones no son importantes mientras cumpla correctamente su labor. Al final las motivaciones que parecen ser puras pueden ser el disfraz de soberbia y oscuridad internalizada. —Su opinión hizo callar a los otros dos haciéndolos sentir mal por haber reaccionado tan bruscamente sin considerar lo que decía—. Como sea, es sólo mi punto de vista, no pretendo que con mis palabras sus opiniones cambien. Y usted tampoco debería avergonzarse de su motivo, Uraraka.
Al oírla y ver como sonreía en su dirección Uraraka se sonrojó más de lo acostumbrado. No podía evitarlo al prácticamente ver como brillos y flores rodeaban a su agraciada compañera.
—Hana-chan tiene una mentalidad profunda... —comentó Kaminari apareciendo detrás de ella— y tan complicada.
—Lo que pasas es que eres lento y algo tonto, hombre —alegó Kirishima.
—Somos un grupo vanidoso, eh —se burló Kaminari.
—No digas eso...
—¿Ah? ¿Ustedes estaban detrás de mí?
—¡Lo hemos estado desde que saliste del salón de clases! ¿No vamos para el mismo lugar de todos modos?
—Ah, cierto —concordó—. Antes de —se dirigió al grupo de Midoriya que los miraban extrañados— me disculpo por mi interrupción anterior en su conversación.
—¡Oh, n-no es nada! Saber tu punto de vista fue interesante, tan maduro como tú.
—¡¡Completamente cierto!! ¡Lamento haber sido tan desconsiderado, Uraraka!!
—¿E-eh? Oh, no, no fue así...
—El presidente es un intenso... —opinó el rubio.
—Lo es. —Y Kirishima lo apoyó.
—Ya veo, si no les ha molestado entonces me da gusto haberlo hecho. —Sonrió para luego mirar al pecoso—. Escuche, Midoriya, tengo algo que confesarle, pero ¿vendría conmigo a otro lugar?
—¿Eh?
—¿Confe---?
—¿¡Eeeeh!?
Entre los cincos crearon un bullicio al escuchar las palabras de Hanamoto, para confusión de la pelinegra sus expresiones mostraron sorpresa junto con un sonrojo. Claro que ninguno de esos sonrojos se comparaban al de Midoriya.
—¿¡Ya estamos en la época del año donde florecen los cerezos!?
—¡E-eso es muy directo!
—¿Y-y-yo? ¿P-por qué? ¿¡Yo!?
—¡Es imposible que a a Hana-chan le guste Midoriya! ¿¡Cierto, Kirishima!? ¿¡No es cierto!? ¿¡No soy yo más su tipo!?
—¡Yo qué sé!
Entre Midoriya murmurando incoherencias, Iida estupefacto al igual que Uraraka y un Kaminari que sólo zarandeaba a Kirishima asegurando que Midoriya no podía ser el tipo de su compañera, Hanamoto ladeaba la cabeza de un lado a otro inocentemente sin saber qué parte de la oración habían malinterpretado.
—¿Gustar? A mí no me gusta Midoriya —dijo—, eso creo.
—¿Ha dicho "creo"? —murmuró Kaminari.
—Definitivamente lo ha hecho —confirmó Kirishima.
«Kirishima y Kaminari se han vuelto un par de chismosos, uh».
—Entonces, ¿¡cómo le dices alguien que quieres confesarle algo!? ¡Midoriya no es el padre de una Iglesia, sabes!
—Hey, Midoriya, ¿ya te habías hecho ilusiones, hombre?
—¿Eh? N-no...
—¿Por qué luces decepcionado entonces?
—¿Esos son los únicos conceptos de confesión? —canturreó Hanamoto—. Bueno, me corrijo; sólo acompañeme por favor, Midoriya.
—A-ah, sí, voy. —Asintió embobado sin poder mirarla, ya se estaba preparando mentalmente para lo que fuera—. Los veo en la cafetería, chicos —les dijo a Iida y Uraraka.
—Lo mismo digo —canturreó la joven.
—¿Me adelanto a comprarte lo de siempre, Hanamoto?
—Por favor y gracias, Kirishima.
En cuanto Midoriya se dio la vuelta para empezar a caminar siendo guiado por Hanamoto cayó en cuenta de algo; estaba a solas con ella. Estaba solo con una chica, y esa chica era ella. Con eso en mente, se puso tan nervioso al punto de empezar a caminar mecánicamente mientras su cara parecía una fresa debido al sonrojo encima de sus pecas. Sus ojos estaban tan fijos en la espalda de Hanamoto que no le prestaba atención a su entorno, sólo la seguía.
Su mente le hizo creer que estaban "a solas" aunque estuvieran en la academia con personas alrededor.
Le parecía extraño que le pidiera que lo acompañara sólo habían hablado ocasionalmente –casi siempre el primer paso era dado por la chica– y cuando lo hacían él apenas era capaz de responder. Podía jurar que Hanamoto creía firmemente que él era un rarito y si lo hacía no podía refutar por las impresiones que le había dado. Pese a que quería esforzarse para causarle tan buena impresión como ella le había causado, pero podía asegurar que había sido una misión completamente fallida.
A su parecer ella era bastante increíble. Lo había comprobado en el momento que ella pudo ser capaz de encarar al Nomu que le dio pelea al mismísimo All Might, no, incluso antes de eso, lo supo desde el primer momento en que la vio. Por eso, si era posible, le gustaría que ella pensara lo mismo sobre él.
Aunque quizá sólo estaba pensando de más, simplemente no podía evitar ser así.
Cuando se dio cuenta de su entorno divisó que se dirigían a la sala de descanso de los profesor. Sin saber qué esperar entró en pánico, ¿qué había hecho como para ser acusado por alguien tan imperturbable como ella? Sin haber respondido su propia cuestión procedió a pensar que ese día iba a ser expulsado.
—¿Nervios? ¿Miedo? —cuestionó Hanamoto—. ¿Cuál es? ¿Por qué está nervioso-aterrorizado, Midoriya? ¿O es otra cosa?
Al darse la vuelta se encontró con una terrible e inquietante expresión en el rostro de Midoriya, y ella no pudo decir que emoción estaba queriendo transmitir así que intentó adivinar. Midoriya era bastante expresivo. Casi excesivamente expresivo. Aún así, sus expresiones la confundían.
—E-e-eh, ninguna, no es ninguna. —mintió suponiendo que ella se estaba preocupando por él—. Sólo... ¿por qué estamos aquí?
—Se lo mencioné cuando estábamos de camino.
—¿¡En serio!? ¡L-lo siento! Estaba tan absorto que no te escuché.
—Está bien, no es problema —trató de apaciguarlo—. Supuse que no me escuchó, usted caminó hasta aquí cambiando su expresión cada cierto tiempo y murmurando cosas extrañas. Es usted tan expresivo que no puedo entenderlo.
Al escuchar eso su sonrojo volvió a expandirse.
—¿Eso... no es contradictorio?
—El Señor Héroe me pidió que lo llamara y trajera hasta aquí —cambió de tema tocando la puerta de la oficina—. Alegó tener que conversar con usted respecto al festival deportivo.
—¿Con "señor héroe" hablas del maestro Aizawa?
—No, no lo hago. Me refiero a All Might.
Al terminar de nombrarlo la puerta de la oficina se abrió dejando ver a un hombre de complexión huesuda y cabello rubio desaliñado; llevaba un traje unas tallas más grandes que él y tenía un bento un la mano.
—Vamos a almorzar —ofreció como si fuera una estudiante más mientras sonreía.
Al verlo Midoriya se exaltó tanto que se posicionó delante de la joven olvidando que no podría obstruir su vista debido a que ella era considerablemente más alta.
—¿¡All Might!? ¿¡Por qué estás...!?
Al darse cuenta de lo que estaba diciendo tapó su boca. Miró de reojo a la chica que estaba a su lado y maldijo internamente el tener la costumbre de pensar en voz alta.
Al principio Hanamoto no entendió porqué la miraba con tanto pavor, al comprenderlo tapó su boca con su mano izquierda y abrió los ojos más de lo normal dando un par de pasos hacia atrás.
—No puede ser, ¿este hombre tan desaliñado con apariencia de esqueleto es All Might?
—Eso fue rudo, joven Hanamoto...
En cuanto escuchó a la chica Midoriya no pudo estar más paniqueado. Había metido la pata hasta el fondo revelando estúpidamente la verdadera identidad de All Might, casi había olvidado que sólo él sabía ese secreto.
—¡N-n-no! Sólo me confundí porque, porque... ¡porque All Might tiene un traje parecido a ese! —trató de convencerla pensando que no era muy tarde para solucionar su error—. ¡Es imposible que esta persona sea All Might! ¿¡Cierto!? ¿¡Cierto!?
—Están siendo rudos conmigo.
—Pero usted dijo... —sin cambiar su expresión se dirigió al mayor— ¿Es usted All Might? Tengo que decírselo a todos...
Cuando Hanamoto dio la vuelta para simular correr en dirección contraria Midoriya la retuvo como pudo.
—¡¡Eso sería imposible!! —Midoriya la detuvo como pudo.
Midoriya estaba tan nervioso que sus ojos estaban empezando a llenarse de lágrimas por la culpa mientras se lamentaba por ser tan ingenuo.
—Joven Hanamoto... —habló All Might con una tranquilidad que impactó al chico— estás asustándolo, a este paso se desmayará por sentirse culpable.
—¿En serio? ¿He exagerado? —cuestionó volviendo a su acostumbrada expresión, el rubio asintió—. En ese caso, perdoneme, Midoriya, sólo estaba jugando con usted —hizo una reverencia en su dirección—. Ya lo he traído como acordé, señor héroe.
—Eso veo, muchas gracias.
Midoriya pasó de estar paniqueado a punto del llanto a sentirse extrañado y fuera de lugar, como si se estuviera perdiendo de algo. Estaba desconcertado por la actitud de esos dos, y no era para menos.
—¿Eh? ¿Qué? ¿Qué está pasando?
—Se lo he repetido un par de veces ya; lo he ido a buscar por encargo del señor héroe —volvió a recordarle—. Aunque más bien yo me ofrecí para que no gastara su tiempo heroico.
—¿S-su tiempo heroico? No me digas que... —su cerebro todavía estaba procesando lo que sucedió— Pero eso significa...
—Se ha tomado su tiempo en darse cuenta, eh —canturreó—. Yo sé lo mismo que usted, Midoriya —al oírlo él se exaltó—. Sin embargo, eso no quita el hecho de que usted no sea capaz de reprimir sus palabras ni expresiones, lo mismo pasó hace unos días. Midoriya, ¿no será usted un chismoso reprimido?
—¿Lo sabes...? —repitió lo único que su mente pudo ser capaz de retener.
—Sí, lo sé. ¿Qué tal mi expresión de sorpresa? ¿Qué calificación merece?
—... Un perfecto 10 —respondió desanimado, había gastado todas sus energías en el momento de infarto que experimentó.
—Gracias, he practicado.
—¿Practicado...?
—Practicado —repitió—. Midoriya, ¿se encuentra bien?
Midoriya le suplicó a Toshinori con la mirada que le explicara qué estaba sucediendo. De por sí él estaba tratando de entender pero fue incapaz. ¿Por qué ella también lo sabía? ¿Cómo era que ella, además de saber su secreto, también sabía que él lo sabía? ¿Por qué él no sabía que ella lo sabía? ¿Por qué le había jugado una broma tan cruel? ¿All Might había hecho ese bento por sí mismo?, tenía muchas preguntas rondando en su cabeza.
Al percibir las súplicas de Midoriya el héroe profesional rió con ánimos por la escena que ellos dos habían montado.
—Vamos, entren y vamos a almorzar. —Nuevamente mostró su bento—. Ya te lo explicaré todo, Midoriya mi chico.
—Yo creo que más bien deberíamos llevarlo a la enfermería.
—Él está bien, así es como es.
En cuanto entraron a la oficina y cada uno tomó asiento Midoriya volvió a querer transmitirle con la mirada un mensaje. Estaba listo para escuchar lo que tenía qué decirlr, aunque también estaba bastante tenso y dubitativo.
—Joven Midoriya, no entiendo su lenguaje visual y tampoco tengo el poder de leer mentes —le recordó al sentir como su alumno lo estaba traspasando con la mirada.
—¡Ah, sí! Lo siento.
—Joven Hanamoto, por el shock que le causaste casi se le olvida que puede hablar...
—E-eso no es---.
—Nuevamente le pido disculpas por mi grosería, Midoriya.
—N-no, está bien, yo me lo busqué al soltar la lengua. —Negó moviendo sus manos—. Más importante, ¿no tenía algo que decirme, All Might?
—¿Ah? ¿No quieren almorzar primero?
Al escucharlo Hanamoto se puso de pie.
—Ah, cierto, debo de irme —recordó—. Ya he cumplido con mi deber de traerlo, me esperan en la cafetería.
—¿Cómo que te vas? También tienes que oír esto.
—¿Yo también? —Ladeó su cabeza, el héroe asintió—. Está bien, mientras sea rápido.
—¿Realmente están decididos a no almorzar conmigo? —el silencio de sus estudiantes lo hirió—. Qué crueles...
—Lo siento, All Might.
—Mis disculpas, señor.
Él simplemente se resignó y cambió de tema.
—Joven Midoriya —nombró el hombre—, en el incidente que ocurrió en la U.S.J., cuando fuiste a mi rescate porque estaba a punto de transformarme te diste cuenta que de repente habíamos cambiado nuestra ubicación lo que evitó que mi identidad fuera revelada a los otros, ¿cierto? —Como respuesta él asintió—. La causante de eso y quién me cubrió fue esta joven.
—¿E-en serio?
—Así fue —expandió su sonrisa—, joven Midoriya, como ya sabe, ella es Hanamoto Ikiru —como respuesta la mencionada sonrió— y es mi recomendada.
Midoriya abrió la boca con sorpresa. Había escuchado varias veces que ella había entrado por medio de una recomendación, pero no que All Might lo había hecho, de hecho se mantenía en silencio. Le pareció extraño.
—Ya veo... —murmuró— ¿Hanamoto es como yo?
—No, para nada —interrumpió Hanamoto al escuchar la pregunta.
—Uhm, no exactamente, pero tampoco están muy lejos. —All Moght buscó las palabras apropiadas para poder explicarle—. Más bien, la joven Hanamoto es como mi hija, aunque también te considero igual joven Midoriya...
El pecoso estuvo más que sorprendido al escucharlo, ni bien vio su expresión la pelinegra dedujo que había malentendiendo algo.
—¿¡Eh!? ¿¡Es tu hija!?
—No literalmente, él quiere decir que me ve como tal.
—¡Ah!
Midoriya notó que ellos dos realmente no eran para nada parecidos físicamente, más bien, eran todo lo contrario. Si tuviera que encontrar algo similar entre ellos sólo podría destacar sus sonrisas.
—Es porque la conozco desde que ella era pequeña y no sabía ni cómo sonreír. —Ante tal comentario Midoriya se enrareció por la referencia, Hanamoto le indicó a All Might por señas que se detuviera—. Soy un amigo de la familia Hanamoto, después de todo —dio una sonrisa nostálgica—. Claro que nada de esto fue lo que me motivó a recomendarle; ella excedía los requisitos necesarios y llamó la atención al punto de que su nombre se dio a conocer, eso lo sabes. La joven Ikiru se valió de sí misma, sólo quiero resaltar eso.
Midoriya asintió reconociendo los actos de la chica.
—El señor héroe no sabe cómo criar un sucesor, así que me sobornó con ser recomendada si entraba en esta academia para ayudarlo, aún cuando lo más cercano que tuve a "criar" ha sido cuidar las plantas del jardin me asignó como su "niñera".
—¿¡N-niñera!?
Midoriya se sonrojó por la vergüenza y esperaba que al menos ella no hubiera dejado secar la planta.
—No hagas que lo malinterprete... Confío profundamente en ella —dijo, como si no estuviera presente la persona de quien hablaba—, es por eso que ella sabe los mismos secretos que tú; conoce mi identidad, la naturaleza de mi quirk y que tú eres quien lo heredó.
Midoriya miró a Hanamoto, como respuesta ella asintió confirmándolo. Definitivamente no se imaginaba que, de entre todos, ella sabría sobre lo de All Might.
Entonces hizo conexión con las cosas que ella decía de vez en cuando haciendo referencia a su relación con el héroe. En su momento le resultó extraño e incluso sospechoso pero uniendo las piezas tenía hasta lógica desde cierto ángulo. Incluso All Might la llamaba por equivocación por su nombre de pila añadiéndole su respectivo "shojo". Tenía bastante sentido.
All Might se había preocupado tanto por él que recurrió a ella para, en parte, que lo ayudara.
La miró de reojo, ella se percató de eso y le sonrió.
—L-llevemonos bien —fue lo único que se le ocurrió decir—, como compañeros de secreto.
—¿Ese término no suena algo extraño?
Midoriya dudó.
—¿Tú crees?
Hanamoto soltó una risa por lo bajo.
—Será un placer, pequeño héroe.
—¿"Pequeño héroe"? —recitaron los dos hombres al mismo tiempo.
—¿Soy tan pequeño?
Primero había obtenido el mote de «Deku» (con un significado embellecido por Uraraka) y ahora también estaba "pequeño héroe".
—No, creo que es más porque soy yo soy el "Señor Héroe".
—Ambas cosas, más que nada por su acción de "ese día" —respondió—. El señor de los héroes y su heredero; pequeño héroe.
—Hablas como si estuvieras en el período Edo. —Toshinori rió—. Como sea, ahora les diré la razón por la que los mandé a llamar.
—¿Plural?
—También tienes que quedarte a oírla, joven Hanamoto.
—Pero tengo hambre.
—Puedes comerte mi almuerzo.
Motivada por su estómago decidió acceder. Mientras Hanamoto comía All Might reveló que el tiempo en que podía mantenerse en su forma musculatoria se había reducido a 50 minutos, una hora y media si lo extendía. Esa noticia entristeció bastante al de cabello verdoso.
Al final los percances derivados por la pelea del otro día eran mayores a los que Hanamoto había anticipado. Cincuenta minutos para salvar Japón era poco tiempo y cada vez se iba acortando más su tiempo. Pronto llegaría el día en que All Might se tuviera que retirar, lo sabía.
Para no preocupar a Midoriya el rubio le quitó importancia a ese tema y se concentró en el festival deportivo que se avecinaba. El festival deportivo de Yuuei se trata de un gran evento del cual el país entero estaría atento tomando nota de los resultados, aprovechando eso All Might quería más que nada que Midoriya se hiciera notar. Quería que le hiciera saber al mundo que el símbolo de la paz de la próxima generación había aparecido; que era él. Que el nombre de Midoriya Izuku tenía que resonar con fuerza desde su época en la preparatoria.
Pero Hanamoto Ikiru no estaba a favor de que dejara una huella más profunda que la suya. «Como si me fuera a quedar viendo como alguien más se queda con el oro».
—Naturalmente quiero que los dos tengan éxito para que se conviertan en héroes del próspero mañana —admitió—. Pero la joven Hanamoto no tiene problemas en hacerse notar. ¡Den lo mejor de ustedes!
—¡Sí!
La nombrada tardó en reaccionar, a pesar de que se comió el almuerzo de él seguía teniendo hambre.
—Dejaré en claro desde ahora que no se la pondré fácil sólo porque somos compañeros —confesó Hanamoto refiriéndose al objetivo de Midoriya—. Quizá le dé una mano, sin embargo, yo seré quien gane. No tengo intenciones de dejarme opacar.
Su tono afirmativo angustió al pecoso. Él también estaba decidido a ganar y cumplir con lo que All Might quería, no importaba quiénes fueran sus rivales lo haría. Estaba decidido.
—No planeaba que me ayudaras en un inicio —admitió Midoriya—. No sería justo y sé que ambos, no, todos queremos ganar, ¡haré que todos conozcan mi nombre por mis propios métodos!
La determinación del joven enorgulleció al héroe profesional, pero no le hizo gracia a la contraria.
—Y cuando tu nombre sea reconocido, yo lo opacaré —aunque continuaba sonriendo Midoriya se sintió intimidado—. Mi primera impresión sobre usted durante aquel incidente fue "¿será un tonto?" porque en ese momento se había lanzado a una pelea sin tener siquiera un quirk, ni saber defenderse. Usted sabía que no ganaría y aún así no dudó en atacar —empezó a contar de la nada—. Justo ahora está haciendo lo mismo, ¿sabe?
Al decir eso Midoriya se sorprendió, sus palabras fueron afiladas y se incrustaron en él. Ni su tono de voz ni su sonrisa habían cambiado, aún así se notaba ligeramente distinta. Había sonado como un Bakugō calmado, incluso un más egocéntrica y pasivamente agresiva.
Toshinori se encogió. Un poco de rivalidad no era mala, pero inconscientemente Hanamoto podía llegar a ser hostil. Temía por su discípulo, sin embargo no podía meter la mano entre ellos dos.
No obstante, al notar la determinación en la mirada del estudiante se dio cuenta que no debía temer por él.
—Es porque... ¡si no lo intento no hay forma de qué sepa si puedo hacerlo o no! —exclamó tratando de sonar firme—. No hay forma de qué me rinda.
—"Tonto como un héroe". No lo entiendo, pero estoy conforme con que no se rinda, si lo hiciera no sería interesante —se puso de pie dirigiéndose a la puerta sin mirarlo—. Dé lo mejor, no sea alguien mejor con las palabras que con las acciones. Con su permiso me retiro, nos vemos en clases.
Hanamoto abrió la puerta y no fue hasta que la cerró que Midoriya, inconscientemente, respiró aliviado. Por supuesto cumpliría lo que dijo con acciones, de lo que no estaba seguro era si ganaría. Después de todo había visto parte del potencial de Hanamoto en acción, en cambio él continuaba rompiéndose los huesos cada vez que utilizaba su quirk.
También estaban Bakugō, Todoroki, sus amigos... En la batalla se irían todos contra todos por llegar a la cima. Debía de continuar esforzándose.
—... La joven Ikiru es increíblemente inteligente, lógica y racional —empezó a enumerar entre suspiros una vez se fue, incluso se tomó la libertad de llamarla por su nombre de pila—. Así que no crea que lo haga dicho porque sus palabras la enfadaron o algo así. Aunque la joven Ikiru haya dicho eso, estoy seguro que no lo dijo en mal... Es sólo que siempre se ha mantenido por encima del nivel de los otros y puede que eso la haya hecho un poco arrogante. Es competitiva, sí, pero cuando le hablé sobre ti me dijo: "él puede contar conmigo, no tengo problemas con eso" y "lo ayudaré en lo que pueda" —recitó sus palabras—. No es que no le agrades, es sólo que para ella es algo difícil expresarse como quiere.
Midoriya sonrió ante la preocupación de All Might. Él no la había malinterpretado, sólo pensaba que su compañera era competiriva y que, como todos, quería ganar. Sólo que ella no lo manifestaba como un deseo sino como una aseguración.
Él creía firmemente que si Hanamoto había mantenido interesado a All Might realmente sería una rival formidable. Tenía que entrenar para vencerla y a todos los demás. Para llegar a la cima tendría que pasar sobre ellos.
Revisó la hora en su celular. La jornada escolar de ese día había sido dada por completada por lo que podían irse. Organizó su mochila colgándosela del hombro.
—¿Ya te vas, Hana-chan? —preguntó Uraraka viendo como acomodaba sus cosas.
—Sí.
—¿Vas a la estación de trenes?
—Sí, el día de hoy mi chófer no pasará por mí.
—¡Entonces, yo también voy! Te acompaño.
Aunque la castaña empezó a apurarse en guardar sus cosas Hanamoto abrió la puerta sin darle importancia a lo que Uraraka dijo. Así mismo como la abrió volvió a cerrarla.
—¿Sucede algo, Hanamoto? —interrogó Iida al verla cerrar la puerta con tal rapidez.
—De casualidad, ¿existe alguna actividad en este salón después de clase?
—¿Eh? No, no que sepa. —Juntó el entrecejo al no saberlo—. ¿Por qué lo preguntas?
Como respuesta Hanamoto abrió la puerta. Iida se quedó pasmado.
—¡Whoooa!
Uraraka que se había situado cerca de Iida se sorprendió igualmente al ver tal cantidad de estudiantes amontonados fuera del aula, incluso tomando fotos de ellos. El único que parecía disfrutar esa atención era Aoyama. Eran estudiantes de distintos departamentos de Yuuei, pero actuaban como si fueran de la prensa.
La razón de esto era nada más y nada menos que el acercamiento del festival deportivo. Debido al incidente anterior la clase A se había vuelto la favorita, la que parecía tener más oportunidades para ganar. Lo que para el resto de las clases resultaba tedioso.
Tenía que irse antes de que aterdeciera, pero ellos obstruían su camino. No quería utilizar su quirk sólo para pasar entre ellos.
—¿Puedo ayudarlos en algo?
Como respuesta hubo un bullicio puesto que hablaban todos al mismo tiempo. Era como cuando Midoriya murmuraba a su lado, y por lo tanto ella no entendió nada.
—¡Digannos sus quirks! —pidió uno alzando la voz más que el resto.
Efectivamente ellos sólo querían obtener información de su clase por el acercamiento del festival deportivo.
—¿Ah? Sólo sé el mío. ¿Cuáles eran los del resto?
A ella no le importaba si lo sabían o no, lo único que le impedía contestar era el no recordar todos los quirks.
—No se los digas, retardada —le regañó Bakugō—. Están espiando a la competencia, ellos quieren ver a los sujetos que salieron con vida de la emboscada de villanos —explicaba con un tono neutro—. Nos están examinando antes de la gran batalla, idiota.
Bakugō se acercó a la puerta donde ella se encontraba recostada.
—Eso lo sé. Entonces no les digo. —Ella parecía inmune a las ofensas del cenizo—. ¿Yo también debería espiarlos? —Se dirigió a Midoriya que estaba no muy distante.
El chico dio un pequeño brinco cuando le habló, por lo ocurrido antes en la oficina creía que ella estaba molesta, pero actuaba normal. A lo mejor su maestro había tenido razón en lo que dijo.
—No creo que eso sea lo mejor...
—¿Por qué? Suena injusto... Aunque, bueno, de todas formas eso no cambiará el resultado predeterminado.
—Hanamoto... —soltó Midoriya creyendo que diría algo egocéntrico que los provocaría, pero ella se contuvo.
Bakugō, en cambio, no se contuvo. Bordemente se dirigió a las personas que se encontraban fuera del aula.
—No tiene sentido intentarlo, así que, ¿por qué no sólo se van al carajo, maldita muchedumbre?
Por ese comentario Iida, como buen presidente, regañó a Bakugō mientras la multitud de estudiantes lo insultaban y de paso a toda la clase. Nada de eso le importó al de cabellera ceniza. Y entre disputas e insultos un chico de entre la multitud pasó adelante.
—Vine a ver de que están hechos, chicos, pero no pensé que fueran así de arrogantes —comentó con decepción el joven de cabellera liliácea y ojeras marcadas—. ¿Son todos los niños enlistados al departamento de heroísmo de esta forma?
Midoriya quiso negarlo, pero con Bakugō delante y Hanamoto a un lado no pudo. Los ejemplos vivos de la palabra estaban representando a la clase.
Bakugō parecía irritado por todo. Desde atrás Midoriya e Iida le hacían señales al chico para que no le hicieran enojar. Él no pareció captar eso, o más bien ni le importó y siguió con su parlamento.
—Hay un montón de chicos que están en el departamento de educación general u otros departamentos porque fallaron en el de heroísmo, ¿lo sabían?, basados en los resultados del festival deportivo ellos pueden incluso entrar en revisión para ser transferidos al de heroísmo, y lo contrario también puede suceder —esas palabras lograron alterar al inseguro pecoso—. ¿Espiando a la competencia? Por lo menos yo, del departamento de educación general... —él parecía querer ser unos de esos suertudos, posó sus orbes en Hanamoto que estaba recostada en la puerta para proceder a ojearlos a todos con rencor— trapearé el piso con ustedes; considerenlo una declaración de guerra.
Las cuencas rojas se fijaron en su espalda cuando se retiraba. El chico sabía de lo que hablaba porque él había fallado. No hablaba por hacerlo, tampoco lo hacía sin bases. El chico del departamento general era bastante atrevido. Los estaba provocando. Aunque de cierta forma era bueno que despertaran su espíritu de competencia.
—¡¡Oigan ustedes!! ¡¡Yo soy de la clase B!! —Nuevamente se acercó otro chico. Esta vez era uno con dientes similares a los de Kirishima—. ¡Me dijeron que lucharon contra algunos villanos! ¡¡Así que vine a escucharlo directamente!! ¡¡Pero no quiero escucharlo de algún bebito!!
Ese tipo de actitud era algo chocante con la del cenizo cuando se enfadaba. Como dos gotas de agua.
—¡Espera un momento hombre! ¿¡Qué acabas de hacer!? —le gritó Kirishima a Bakugō—. ¡Ahora tendremos enemigos acosandonos!
—Eso no importa.
—¿¡Qué!?
—Nada de eso importa una vez que estás en la cima.
Pensar que esas palabras salieron de una boca que hasta ese día sólo maldecía y echaba pestes. Por alguna razón eso mantuvo motivada a la clase y los conmovió.
—¡¡Oh, hombre...!! Cuánta hombría en tan pura simpleza.
—Él tiene un punto. La cima, eh.
—¡No escuchen a ese imbécil, lo único que hizo fue conseguirnos a más enemigos sin razón alguna!
—... Bakugō tiene razón.
Muchas opiniones disonantes se presentaron.
—Kacchan... —murmuró Midoriya estando de acuerdo, ya no se tratarían de simples juegos.
«Jugar durante el proceso de llegar a la cima es más divertido, sólo está siendo ofensivo para provocarlos... Qué ternura.» pensó Hanamoto saliendo de entre ese ambiente emotivo.
Realmente no le importaban ese tipo de cosas. Si los espiaban o no, qué más daba. Las palabras de Bakugō también le daban igual pues desde un inicio ella sólo apuntó a la cima. En todo lo que hacía siempre mantenía sus ojos ahí. En su caso no tenía ningún sentido aspirar a un lugar más bajo.
—Va siendo hora de que me marche —le anunció la castaña al de ojos esmeraldas—. ¿Tardarás más, Deku?
—Ah, sí.
—Ah, Uraraka, usted dijo que vendría conmigo, ¿cierto? —Hanamoto se acercó a ella.
—¡Sí! Las dos vamos hacia la misma estación, ¿no?
—Casi lo olvidaba.
La realidad fue que ella se había acordado cuando, gracias al uso de su peculiaridad, estuvo fuera de la academia. Luego de considerar que sería descortés irse de esa manera pues prácticamente la estaba dejando plantada optó por volver a por ella.
Uraraka le sonrió. Como una acción inesperada Hanamoto la tomó de la mano mientras le devolvía la sonrisa.
—¿Q-qué? —Uraraka sintió un ardor en sus cachetes.
La contraria no dijo nada, simplemente usó su habilidad. En un abrir y cerrar de ojos se encontraron en la salida de U.A.
—Bakugō molestó a los otros estudiantes, creo, así que dejó una mala idea sobre nuestra clase. —respondió antes de que preguntara—. Es más fácil hacer esto que pasar entre ellos.
Uraraka asintió caminando a la par de su compañera.
—¡Hana-chan, eres genial, ¿sabes?!
Hanamoto agradeció. Ella también lo creía y hasta se esforzaba para ser considerada de esa forma.
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