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Se podría decir que todo comenzó por ese día.

Explosiones, fuego, destrucción y gritos. Una nube de humo negro envolvía la terrible escena dificultando la vista de los involucrados que corrían exasperados buscando protegerse.

Las víctimas incrementaban a medida que el fuego se expandía debido a las constantes explosiones creadas por el villano, al mismo tiempo los edificios y construcciones a su paso eran masacrados sin pesar por tal agresivo poder. El atacante demostraba ser un villano del alto nivel, y no sólo ese era el problema en aquél momento. La situación se complicaba cada vez más al llevarse a cabo en un sitio angosto y habitado, lo que embrollaba a más involucrados y entorpecía a los héroes profesionales.

La alegría del villano lodoso y explosivo se hizo presente mediante una sonora risa al ver como la heroína gigante no podía enfrentarlo debido a que su tamaño le imposibilitaba llegar hasta donde él sin causar un caos, mientras que el poder de otro héroe profesional presente se basaba en la madera, así que, viendo que sólo podría agraviar la situación debido al fuego se dedicó a rescatar a los damnificados.

Los bomberos estaban concentrados en el fuego, mientras que los policías y otros héroes de bajo nivel se encargaban de mantener a raya a los periodistas o personas curiosas que querían presenciar la horrible escena. Ninguno de los héroes profesionales presentes tenían la capacidad de enfrentarse directamente con el enemigo sin quedar atrapados por su quirk, lo que les hacía imposible rescatar al estudiante que había sido capturado y usado como un rehén-recipiente por el villano pese a la resistencia que opuso.

Todo intento de ir contra el viscoso enemigo resultaba en vano, nadie parecía poder detener aquella catástrofe. Se lamentaban por el inocente estudiante atrapado, pero lo único que podían hacer por el momento era esperar a que alguien con una individualidad ventajosa apareciera para ayudarlos. Sintiéndose inútiles al no poder hacer nada porque la situación era un campo minado para los profesionales todos mantenían la esperanza de que alguien llegaría y lo salvaría.

Sin entender lo sucedido los espectadores reunidos por el ruido sumada por la curiosidad se cuestionaban el porqué los héroes sólo estaban paralizados como si ignoraran la situación en la que se encontraba el muchacho de secundaria, no tomaban en cuenta que ellos hacían lo que podían ya que "lo que podían hacer" en esa situación era poco.

Tal y como un acto desesperado, y sin saber quién era, un chico de entre la multitud con un uniforme igual al del joven capturado se lanzó corriendo hacia el villano esquivando a la policía que mantenía a los demás distanciados de la escena.

Como si sus piernas se hubieran movido por sí solas, sólo lo había hecho sin parar en las consecuencias, ni siquiera los gritos de las personas que trataban de detenerlo llegaron a sus oídos pues su desesperación fue mayor. Contrario a los demás él no podía quedarse estupefacto únicamente mirando desde lejos cuando su compañero estaba sufriendo a unos metros lejos de él. Su voluntad era tan fuerte que, aunque él también estuviera aterrado, sentía que debía hacer algo para ayudarlo.

En un vano intento de atacar al enemigo y disimular su falta de quirk lanzó su mochila. Impulsado por la sensación de que el rostro del cenizo estaba expresando un claro pedido de auxilio, y por sus intensas ganas de volverse un héroe como era su sueño desde niño, escarbó entre el pegajoso ser que atrapaba al chico intentando sacar el cuerpo de su compañero de aquella masa que lo envolvía. Incluso el cenizo atrapado y hasta el mismísimo villano estaban atónitos por la impertinente acción del joven temerario.

Sin embargo, como si desde el inicio todos excepto él hubieran sabido que fue una decisión suicida, sus intentos resultaron ser en vano.

El villano estaba dispuesto a acabar con él al mismo tiempo que ahogaba al rehén en su consistencia. El joven impertinente pudo ver como su vida pasaba delante de sus ojos, aún así no se arrepintió de su decisión porque hizo lo que pudo. En cambio se fijó que desde el principio hasta lo que parecía ser el final sus esperanzas se habían tornado cada vez más vacías.

Estaba seguro que si pudiera cambiar algo de sí mismo sin duda alguna sería su falta de peculiaridad. Antes de que el villano atacara al joven o que los profesionales pudieran hacer un último intento para salvar a alguno de ellos una persona se adelantó.

Fue descrito como «un brillo amatista que apareció de repente entre el espeso humo». En el momento de distracción por el abierto regocijo del antisocial el joven rehén fue extraído del cuerpo del villano que había sido usado como una prisión y, de igual forma, el otro joven fue alejado del ataque enemigo. De inmediato la risa del infame fue suplantada por un grito de dolor mezclado con ira.

La persona que recién había hecho su aparición sostenía al que había sido el rehén sin mirarlo, éste se encontraba inconsciente por el increíble dolor que le había causado el delincuente.

Mientras tanto el muchacho pecoso de destellos verdosos había sido posicionado detrás tirado en el piso, se encogió sobre sí mismo al sentir como su corazón parecía querer salir de su pecho debido al terror por haber pensado que estaba experimentado sus últimos momentos, su respiración estaba cortada por la adrenalina que había experimentado. Pese a su vista borrosa intentó contemplar a la persona los salvó. Al mismo tiempo el ser contrario dirigió sus enfadosos y resaltantes ojos hacia la persona que apenas había aparecido.

Entre el fuego y el humo que los rodeaban resaltaba distinguidamente una joven chica de apariencia refinada que beatíficamente contrastaba con la escena. Su cabello negro que caía en dos trenzas por su espalda se movía en la misma dirección que el fuego y su rostro estaba decorado con una modesta sonrisa que mezclaba la tranquilidad y arrogancia haciendo relucir que no veía la situación como un peligro, lo cual no hizo más que enfadar al villano.

La intensidad de su mirada, profunda y misteriosa, causó que aquél ser que estaba delante de ella retrocediera por mero instinto de supervivencia.

—Perdone la intromisión tardía —canturreó la muchacha dulcemente en dirección al villano—. Si hubiera sabido con anterioridad que los civiles podían ayudar en este escenario no hubiera tardado tanto en venir, de manera menos imprudente —aclaró refiriéndose a la forma en la que el chico saltó a la escena—. Espero mis disculpas sean bien recibidas, señor villano.

El joven estudiante se escandalizó en sus adentros por todo lo dicho, tanto por el tono como por sus palabras en general. Ninguna persona con sentido común tendría el valor de hablarle tan a la ligera a un villano tan terrorífico como ese. El ser también se escandalizó horriblemente, sólo que ni de broma lo dejaría para sus adentros, ser subestimado de tal forma se trataba de un completo daño a su gran orgullo.

—¿¡De qué hablas, hija de perra!? ¿¡Tú quién eres!? —gritó con agresividad, pero la chica no se inmutó ante tal reacción—. ¡¡Definitivamente estás muerta!!

Inmediatamente intentó atacarla, pero con un movimiento de manos de la pelinegra él fue impulsado hacia atrás por unas ondas de movimiento provocando que chocara con un par de objetos. Soltó un alarido de dolor por el golpe, y sin el poder del rehén no pudo soltar explosiones. Por supuesto ella no tenía pensado dejar que ese ser de tan espantoso aspecto físico la tocara ni que se llevara a esos dos jóvenes.

Aprovechó que el villano no se había recuperado para analizar a profundidad el escenario en donde se encontraba. Al mismo tiempo tocó con su dedo un objeto que simulaba ser unas esposas en sus muñecas, al hacer esto aquellas se rompieron obteniendo la posibilidad de actuar libremente.

Cuando las esposas rotas cayeron al suelo bastó un chasquido de sus dedos para que las llamas que los rodeaban se fueran volviendo más lentas mientras se reducían en tamaño y voracidad hasta finalmente extinguirse por completo.

—¿Q-quién? —cuestionó con voz trémula quien había intentado ser el héroe fallido del momento—. No es que lo civiles puedan ayudar... yo, ¡yo sólo tenía mis motivos para hacerlo!

La nueva intrusa ladeó el cuello. El muchacho, aún consciente, terminó cerrando los ojos por el cansancio. Aquellos momentos tan agitadores y todas esas emociones mezcladas que había experimentado en menos de 24 horas lo habían sacudido con tanta fuerza que apenas tenía control sobre sí. Pudo volver a abrir los ojos por un par de segundos para encontrarse con una sonrisa que transmitía una calma inquebrantable. Definitivamente en otra circunstancia se hubiera sonrojado hasta más no poder por su culpa, pero esta vez no, no tenía fuerzas suficientes para hacer eso.

—Es algo tarde para señalar ese punto —replicó con una interminable suavidad—. Ahora, con el movimiento de las llamas apaciguado, el rehén explosivo y el pequeño héroe a salvo los profesionales podrán realizar su labor —enumeró para sí misma. El estudiante se exaltó al reconocer como lo había llamado y repitió aquél nombre varias veces en su cabeza—. Bien, si les dejo el mérito a los profesionales no obtendré injustas repercusiones por entrometerme, así que...

Se giró hacia el de ojos verdes esmeraldas poniéndose de cuclillas delante de él. Con su brazo izquierdo rodeó al rubio cenizo que se encontraba inconsciente, se las arregló para agarrar a ambos chicos tan bien como su delgada figura se lo permitió. En tanto lo hacía el chico que tenía delante intentó analizar su rostro, pero sólo pudo fijarse en el logo de su uniforme.

Al verlo lo distinguió de inmediato, después de todo se trataba de un centro educativo de sumo prestigio en la prefectura. No era como la secundaria Aldera a la que pertenecía, ni se asemejaba; ella pertenecía a una secundaria femenina de elite especializada en "talentos", lo que seguro la hacía de una familia destacada. Asumió por sus acciones que hasta podría tratarse de la hija de algún héroe.

—¿¡Crees que puedes robarme el poder de ese niño y salir ilesa como si nada!? ¿¡Quién te crees que eres!? ¿¡Una heroína!? —volvió a gritar el villano, esta vez con mayor rabia.

Ante la amenaza y el atentado del ser viscoso ella sólo sonrió haciéndolo de menos por completo. A su psre

—Al final, ¿qué es un héroe? —preguntó entre canturreos mientras acercaba a ambos chicos—. Sólo estoy realizando una buena acción que nadie más fue capaz de hacer. Si eso es ser un héroe... creo que lo soy, sólo en parte. Y, bueno, adiós señor villano.

Su sonrisa y guiño mostraron sus intenciones de irse, intenciones que el villano no pretendía aceptar bajo ningún concepto.

—¡De ninguna manera!

Posterior a que el villano pudiera tocarla y absorberla ella, con ayuda de su peculiaridad, se trasladó hacia un lugar seguro para los tres dejando en solitario al delincuente. Su retiro del escenario indicó la luz verde que ella pretendía.

Junto con los dos jóvenes llegó a salvo a donde se encontraba la multitud de espectadores. Casi de inmediato apareció All Might, el héroe número uno que tanto esperaban, quien con tan sólo un puñetazo acabó con el villano creando un huracán de viento por la magnitud del golpe. Por ese mismo golpe empezó a caer una manga de agua, ya que con la presión del aire creó nubes, que terminaron con el terrorífico show. Tal era el poder del Símbolo de la Paz que sin problemas podía cambiar el tiempo atmosférico tan sólo con su puño derecho.

Una lluvia de aplausos y vociferaciones de admiración producida por los presentes, tanto espectadores como profesionales y víctimas, fue dirigida a All Might inundando los oídos de todos. El héroe contestó levantando un brazo y riendo como señal de victoria, una enorme característica del héroe.

—El señor héroe hace su aparición, uh —tarareó por lo bajo mirándolo desde lejos—. Qué bueno, qué mal. Si hubiera actuado antes no me hubiera desviado del camino.

Y si no hubiera sido porque algunos de la prensa la rodearon aquella joven fémina se hubiera marchado tal y como llegó. Claro, no se opuso a que la belleza de las cámaras capturaran la suya.

Prontamente los héroes se dispusieron a buscar las partes del villano lodoso que se habían dispersado por el golpe. Otros acogieron a los jóvenes para que no fueran rodeados por observadores indiscretos y aprovecharon para regañar fuertemente al joven quirkless que había puesto su vida en peligro. Contrario a éste el que había actuado de rehén una vez despertó fue halagado por todos. Halagaron su valentía y fortaleza ante la agoniosa situación a la que se enfrentó, incluso la joven "salvadora" lo elogió entre canturreos, pero ninguno de aquellos halagos fue bien recibido sino ignorados.

Los héroes profesionales y demás agentes que se encontraban allí intentaron reprender a la chica para que otros jóvenes no fueran inspirados por ella para arriesgarse como lo hizo, pero todo se tergiversó de manera que terminó siendo exaltada, especialmente por el público.

La sociedad en general no hacía más que estar enamorada de las buenas obras, por esto mismo los actos heroicos siempre eran el foco de atención. La joven tenía todo esto más que presente en su mente, por esto las reacciones animadas no fueron una sorpresa más sí una clase de molestia.

Inesperadamente había fur rodeada por la prensa, una vez el héroe número uno desapareció justo como llegó fue catalogada como nueva presa para el periódico. Ella simplemente apareció de repente y se robó el show, como algo que siempre hacía, como una rutina personal. Engrandecieron su acción llamándola épica, aclamaron a su valor por enfrentarse al villano, le tomaron fotos para hacerla una primera plana y, por supuesto, a su lado los héroes que no pudieron irrumpir fueron empequeñecidos. No la retaron sino que la exaltaron.

Como si estuviera acostumbrada aquellos constantes flashes y las exclamaciones mezcladas que desconcentrarían a cualquiera no fueron suficientes para perturbarla. Los halagos entraban y salían a montones por sus oídos sin detenerse, ante estos ella reaccionaba de la forma más elegantes contestando con modestia y con sonrisas sincronizadas, como planeadas.

Las cámaras de la prensa la amaron desde que se posaron encima de ella, amaron la historia de cómo ella pudo hacerle daño al villano y salvar a aquellos que "un grupo de profesionales no pudo". Como siempre los amarillistas de la prensa buscaban cualquier abertura para hacer quedar mal a los profesionales encubriéndolo detrás de un falso querer exaltar a otros.

La realzaron más al saber quién era ella, y no les costó mucho descubrirlo.

—¡Joven! —llamó con exigencia un entrevistador adelantándose demás hacia ella—. ¿¡No serás tú la señorita de la casa Hanamoto!?

La pregunta dio justo en el clavo. La de pelo negro no dio la vuelta hasta recoger los restos de unos peculiares brazaletes que se había quitado antes, entonces miró al interrogante.

—La misma.

Luego de confirmar aquella pregunta brindó una deslumbrante sonrisa y desapareció del lugar dejando al resto en frenesí con las palabras en la boca y maldiciendo por haber perdido la oportunidad de estrevistarla. Incluso los menores que habían terminado involucrados en el asunto sabían de donde provenía aquel apellido.

«Hanamoto» era un apellido renombrado que tenía los tres grandes; influencias, poder y dinero. Un apellido que se abrió paso hasta tener peso absoluto en la sociedad. No era nadie más que la hija de una aclamada mujer que se había ganado un lugar en el intenso mundo de la moda y el heroísmo creando un puente entre ambos. Su tutora era una diseñadora de trajes de héroes, empresaria delegada, una mujer con poder. Ella era una Hanamoto.

Ya de por sí aquella joven estaba debajo de los reflectores y las cámaras apuntaban hacia ella en todo momento. Sin embargo, después de aquél acontecimiento, lo estuvo aún más y sin quedarse ciega.

Tanto el rehén cenizo como ella lograron difundirse y ser una noticia prominente durante un largo tiempo. En periódicos, televisión y el internet, la noticia estuvo presente en todos los medios. Los tres estudiantes de secundaria fueron tan reconocidos que hasta estuvieron en la mirada de los héroes profesionales, aunque el otro involucrado no lo estuvo de buena manera.

La pelinegra sigilosa, pero que contaba gran presencia, sólo había hecho «una pequeña acción inicial en el mundo heroico» –como se decía en el semanario televisivo– que había dejado grandes expectativas y presión para que fuera una futura heroína.

Y si eso era lo que todos querían eso mismo les daría.

Poco después de su presentación heroica a sus puertas habían aparecidos visitas que animarían a cualquier fanático de los héroes en general. No bromeaban al decir que el mundo heroico simplemente se volvía loco a la hora de buscar candidatos.

Resultaba increíble como una acción, una simple decisión, podía cambiar todo un entorno de repente.

En cuestión de días había pasado de ser una estudiante destacada de secundaria a una apuesta de heroína recomendada. Todos los recitales y concursos fueron intercambiados por un exigente y constante entrenamiento. Y es que no lo pudo evitar, una vez logrando ser el foco de atención en el mundo heroico no podía dejar que su luz se apagara, aquella luz que desprendía era imposible de apagar.

Si lo que se esperaba de ella era que fuera una heroína con gusto y sin problemas lo haría realidad. 

Aquél día era una fría mañana que helaría las mejillas de cualquiera. El cielo estaba cubierto de nubes grises, era un típico clima de aquella temporada. Aunque hacía semanas había dejado de nevar todavía prevalecía el frío invernal.

Cubrió sus manos con unos guantes tratando de protegerlos del frío exterior. Dentro de su morada no penetraba el cruel clima, pero pronto saldría de su acogedor hogar y parecía que ni el largo abrigo que llevaba encima de su uniforme podría darle la calidez que buscaba.

Pese a la frialdad que había afuera su mente no reparó en la idea de quedarse en casa, no dudó ni un segundo en abrir la puerta para ponerse en marcha.

—Ya es de día, a pesar de que aún no sale el sol para avisarnos —recitó suavemente una voz femenina parando los pasos de la joven—. Falta una hora para el comienzo, pero la puntualidad es un factor importante y más para un examen —razonó. Por obviedad y sin mirarla la contraria dedujo por su tono de voz que estaba de buen humor y también supo a que se debía—. Con la recomendación de varios héroes tan reconocidos, y con la mía, no veo la necesidad de que tomes ese examen. Mi Ikiru simplemente debería estar automáticamente admitida.

Debido al incidente en el que se había involucrado hacía ya casi un año atrás varios héroes profesionales insistieron por voluntad propia en recomendarla. El haber llevado en registro un apellido que le aportaba fama e influencia sus posibilidades para ingresar por el medio de recomendación aumentaron atrozmente.

—El examen es justo para ver mi potencial en batallas y cómo desempeño mi peculiaridad.

—Ya lo has demostrado con aterioridad —enfatizó casi haciendo un mohín—. Pocos estudiantes de secundaria podrían llegar a tu nivel, no podría haberte dado una mejor educación y entrenamiento. El hijo de Endeavor ha demostrado tener una singular peculiaridad al ser un híbrido, así que él y yo realizamos una inocente apuesta —reveló sonriente—. ¡Mantén la guardia alta, querida!

La vibrante rubia se jactaba de su método de crianza, sin embargo y pese a sonreír sus ojos no demostraban ningún grado de alegría.

—Seguro, señora Sadashi. —Por primera vez en la conversación se giró para verla, sus orbes tuvieron que bajar para encontrar los de la mayor—. Hasta que usted vuelva y yo por igual —dijo en señal de despedida dedicándole una solemne reverencia.

Se tuvo que inclinar para ser besada como despedida. No sólo lo hizo por su altura, la mujer de ojos azules vivarachos y cabellera rubia llamativa, aquella que se encargó de forjar la fama de su apellido, era paralítica, así que se encontraba en sillas de rueda. Le sonrió apáticamente concediéndole el permiso para que se fuera. La más joven no tardó en hacerlo.

Su recorrido hasta la academia U.A. a pie no fue corto, tampoco largo.

Poder tomar el examen de la preparatoria U.A. por recomendación se trataba de un prestigio, no por nada sólo el 0.2℅ de quienes tomaban el examen eran aceptados. La U.A. sin duda se trataba de unas de las mejores academias, con pocos rivales, para convertirse en héroe; el añorado trabajo con el que soñaban la mayoría de niños. Una profesión que parecía traer honor, poder y admiración –sin contar el dinero– automáticamente. Una profesión que, como todo, nunca le había llamado la atención, y sin embargo, como a muchos, le resultaba tentador los beneficios que podía sacarle. Y estos no eran pocos.

No se trataba de un sueño de la niñez, no lo hacía por su deseo de proteger al prójimo, ni siquiera por sentirse superior al resto de las personas. Ella tenía en mente algo más profundo, o, quizás, más superficial. No tenía razón para fingir tener motivos puros, sin aparentar bondad. Simplemente iba a cumplir un deber, su deber.

Luego de un recorrido en auto, que por unos imprevistos resultó tomar más tiempo, llegó con anticipación al punto asignado en el que se realizaría el examen; Yuuei. Ya que desde siempre había sido una persona segura de sí misma y con plena confianza en sus habilidades no titubeó ni dudó a lo largo de la prueba.

Y como había asegurado en todo el examen logró tener un rotundo éxito digno de halagos. Tan rotunda era su simple presencia que al enterarse que concursaría una parte de las concursantes que tomarían el mismo examen se habían retirado antes de convertirse en adversarias para recurrir al normal, al solo una poder pasar la prueba preferían tener una segunda oportunidad que mantener un vanal orgullo.

Hanamoto llenó sus oídos de cumplidos, como de costumbre. No le importó las vibras de algunos adversarios, eso era lo de menos.

Con poder, rapidez y elegancia logró ser admitida en la U.A. como la número uno mediante el examen que llevaban a cabo los estudiantes recomendados. Cumplió y excedió con las expectativas que le habían impuesto.

Desde siempre había sobresalido en todo lo que se proponía, como si destacar formara parte de su naturaleza. Aunque la decisión de convertirse en una protectora de la sociedad fuera premeditada, se trataba de algo de suma importancia.

Brindó sonrisas afables evocando agradecimientos silenciosos por la generosidad contraria. Y en cuanto el examen dio por terminado se marchó sin esperar nada.

El sol ya había salido por completo y la temperatura iba aumentando así que apenas llegar a su morada se deshizo de las prendas que antes la protegían del frío, después de todo ya no eran necesarias.

Al contrario que los exámenes de la U.A. que realizaban los estudiantes promedios, quienes no eran recomendados, ella no tenía que esperar para saber si había podido o no entrar, los resultados fueron absolutos e inmediatos. Fue avisada que en unas escasas semanas las clases en la preparatoria darían inicio, pero ella no sentía ni emoción ni nervios.

Una ligera melodía de música clásica recorría toda la sala, un pastel acompañado de té caliente eran el complemento perfecto para aquél ambiente que por sí misma había formado. Era un sofisticado y relajado ambiente, como solía desprender de su persona, en el que se encontraba sumida.

Sus ojos se fijaron en el objeto sobresaliente que había encontrado en la entrada y utilizando su poder lo atrajo hacia ella.

Era un sobre de un vibrante color que al revisarlo no encontró peligro alguno en él. Supuso que lo habían dejado con destino a su tutora e iba a proceder a dejarlo en su lugar, pero al leer un nombre escrito en la parte trasera lo abrió.

Dentro de éste habían unas cuantas fotos de un joven; ejercitándose, estudiando e incluso previo a tomar el examen general de admisión de la U.A. Pese el cambio del sujeto se denotaba que eran de distintas fechas, pero de la misma persona.

El nombre de aquella persona había rondado por sus oídos desde hacía meses, uno días más que otros, pero se hacía notar. Parecía que el momento en el que lo conocería, y no por bocas ajenas, estaba rozando su puerta. Aquello no le hacía ilusión, tampoco le interesaba. Simplemente nada lo hacía.

Contempló de soslayo las fotos, tomó una en específico y la alzó admirándola desde otro ángulo. Una pequeña sonrisa se posó en su rostro casi por instinto.

No se trataba del joven más atractivo que había visto, ni tampoco del más resaltante. Físicamente no parecía tener nada singular que lo hiciera destacar de entre otros, lucía como un chico bastante común. Esos detalles la hicieron preguntarse mentalmente por qué él de entre tantos.

Realmente no sabía qué tenía en especial como para ser el noveno portador del One For All y sucesor del símbolo de la paz. Pero, sin duda, se encargaría de descubrirlo.

—Midoriya Izuku... —leyó el nombre con desdén.

Los cambios en su vida llegaron acompañados de ese nombre subrayado.

❀.

¡Hey-o! Cambio completo en el primer capítulo, vea.
Por alguna razón en el anterior primer capítulo era... muy cliché, porque ya varias personas habían comentado que sentían como siempre hubieran leído eso antes, aiñ.

Esto es más original, ¡un vistazo a la nueva mentalidad de Ikiru también!, y por supuesto vamos al grano desde el inicio¿ ah.

A mi parecer está full "chuipi" la redacción, pero si espero a ponerlo perfecto jamás lo subiría. Acomplejadaquién.

Espero les guste, honeys.

Con cariño:
Reiko.

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