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Los orbes rojizos al estar incrustado en la figura de la fémina morena se percataron de los nervios de esta. Uraraka se exaltó repentinamente al saber que su primera enemiga sería su compañera Hanamoto.
Ciertamente Uraraka no imaginaba que ella sería su primera rival, tenía entendido que Hanamoto había quedado en primer lugar en los exámenes de admisión de los recomendados así que, sin dudas, ella estaba a un nivel diferente al de ella.
Si lo pensaba nunca la había visto en acción realmente, no tenía ni idea de qué trataba su peculiaridad. Prácticamente iba a luchar en contra de lo desconocido.
Aún así, pese a todo, no se daría por vencida. No se rendiría ni mostraría debilidad frente a la pelinegra. Había tomado la decisión de darlo todo hasta ganar y no se resignaría.
Teniendo eso en mente volteó poniendo sus ojos en la pelinegra, la miró determinada.
—¡Hana---! —Su llamado fue interrumpido por la altanera mirada que le propinó su rival.
Al sentirla automáticamente bajó la mirada sintiéndose más pequeña de lo que era a su lado, de un momento toda su confianza se esfumó. Las orbes de la joven arrimaban a la otra, Uraraka se vio incapaz de poder levantar la cabeza. Ni siquiera podía hacer eso.
Dándose cuenta de lo incómoda que se mostraba Uraraka ante ella Hanamoto le sonrió abiertamente. En algunas situaciones la indiferencia que llenaba sus orbes carmesíes se transformaba en hostilidad inspirando una advertencia a esas personas que se atrevían a tratar de sostenerle la mirada. Era algo involuntario y que no le gustaba.
De pronto Hanamoto se dispuso a buscar algo a su alrededor lo que extrañó a la morena. Hanamoto atrajo los pompones de animadoras que antes le había tirado a Bakugō, aunque al éste haberlos explotado olían a quemado y estaban negros en parte.
—Ánimo, ánimo, Uraraka —empezó a hacer poses como animadora, aunque su voz no parecía ir a corde a como la estaba alentando—. Ánimo, ánimo.
Como Hanamoto ya había comido podía darse el lujo de moverse y gastar energías animando. Uraraka rió más animada al verla.
—¿Qué estás haciendo, Hana-chan?
—Lucía desanimada, tenía que hacerle honor al traje de porrista... ¿No lo estaba? ¿Me he equivocado?
—Oh, bueno —más que nada ella estaba nerviosa, pero no lo dijo—. No es que me queje... ¡Más bien gracias por tu apoyo! —Su compañera movió los pompones como respuesta—. Pero, ¿está bien que me animes aún cuando eres mi oponente?
—Por supuesto —su respuesta fue firme e inmediata—. Porque el resultado fue decidido desde que el sorteo nos emparejó como oponentes —resolvió sonriendo amigablemente.
Como Hanamoto demostraba tener toda la inocencia del mundo en su expresión Uraraka creyó haber malentendido algo, incluso hacer escuchado mal. No consideró de primera mano que la Hanamoto estuviera siendo egocéntrica afirmando que ganaría.
—¿Q-qué quieres decir?
—Que ganaré. —La obviedad en su tono espantó a la castaña—. Usted también está dudando de su capacidad por haber sido emparejada conmigo, ¿no es así?
Había dado justo en el clavo. Pero aún llena de dudas Uraraka no se iba a permitir retroceder.
—Pero... ¡El resultado todavía no está impuesto, sabes! ¡Yo no me rendiré sin luchar! ¡Apuntaré hacia la cima! —repitió la frase que anteriormente había sido dicha por su amigo y compañero.
Ella lo decía en serio. Incluso Hanamoto pudo darse cuenta de ello. Y al ver ese agotadora energía, que aseguraba debía guardar si planeaba ir contra ella, no hizo más que provocarle una sofisticada risa, al soltarla Uraraka pensó que se estaba burlando de ella así que, sin querer llegar a ser más grosera que intimidante, paró.
—Mi quirk es el de movimiento —reveló a sabiendas de que su compañera no lo sabía—. Se lo estaba preguntando, ¿no? —Mostró una sonrisa—. No me importa que lo sepa, como gusto se lo he dicho. Así al menos podrá crear alguna entretenida estrategia o lo que usted quiera, de todas formas el resultado será el mismo. —Creyendo que estaba siendo ruda añadió—: En señal de respeto a que es mi compañera le mostraré puedo enseñarle mi poder antes de echarla del ring. ¿Quiere saber la capacidades y limitaciones de mi peculiaridad, querida oponente?
Uraraka se alarmó. Sus palabras eran arrogantes, pero su expresión amigable no había cambiado. Al escuchar esa pregunta y que su oponente estaba dispuesta a dárselas su orgullo fue mayor a su necesidad de saber. No podría simplemente aceptar que se los dijera libremente, aún si con estos tuviera oportunidad de ganar.
—No... No necesito tu ventaja.
—¿Es así? —canturreó—. Espero que tenga razón —dijo poniéndose frente a ella—. Es bueno que no se rinda, es interesante, pero aunque hubiera preferido resolver esto pacíficamente, si no lo hace no habrá compasión de mi parte. ¿Eso está bien para usted?
Uraraka no dijo nada. Hanamoto al no obtener respuesta continuó su camino sin echarle un último vistazo.
Uraraka estaba aturdida, su arrogancia detrás de esa sonrisa fue toda una sorpresa. Agachó la cabeza mientras apretaba los puños, estaba nerviosa.
Como motivación volvió a pensar en sus padres, mínimo tenía que hacer que uno de esos héroes se fijaran en ella para poder avanzar en su búsqueda de un futuro más cómodo para ella y sus padres. Por eso debía darlo todo desde el inicio, para no dejarla ni siquiera comenzar.
—¿Uraraka? —Al sentirla tan lejana Midoriya la llamó—. ¿Te molesta algo? —Preguntó con una idea de qué la tenía en ese estado.
—¡No es nada! —Negó con las manos rápidamente—. Es sólo que no creí que mi primera batalla sería contra Hana-chan.
Midoriya asintió no muy seguro.
—Es fuerte. Su quirk de alguna forma rivaliza con el tuyo, ¿sabes cuál es?
Uraraka asintió. Quería hacer un plan, pero se había negado a escuchar información sobre su poder.
—Ella misma me lo dijo. No sé si fue amable o simplemente egocéntrica...
—Bueno, puede que ambas —dijo recordando lo que había pasado unos días atrás—. Debes de tener cuidado con ella, ¡es increíblemente fuerte y apenas he visto su poder!
—Con el simple pensar que sobrepasó a Todoroki me lo imagino.
—Aunque no creo que se hayan enfrentado en algo parecido a esto, ambos son poderosos —murmuró, si él ganaba la primera ronda tendría que pelear con Todoroki en la segunda—. Hanamoto con tan Sólo verte podría paralizar tus movimientos y ataques. Puedo crear un plan con los escasos datos que he recopilado de Hanamoto, aunque también la considero mi amiga... —murmuró lo último.
Debido a la confesión de All Might y el descubrir que su profesor y su compañera estaban vinculados, él se había acercado a ella en los últimos días. Mayormente hablaba sobre el héroe y lo difícil que se volvía a veces tener que cargar con ese secreto. A Midoriya le agradaba Hanamoto y su forma de pensar, aunque a veces pasaba de verse como una adulta a "comportarse extraño" desapareciendo y volviendo a reaparecer luego de haber hecho algo.
Aún así, sabía que ni le importaría el que él hiciera de estratega contra ella. Casi podía escuchar la voz de Hanamoto canturreando un «gracias por tratar de volverlo más interesante, pequeño héroe».
Ante la propuesta Uraraka negó agradecida, le brindó una brillante sonrisa.
—¡Gracias, Deku! Pero no hace falta, ¡quiero vencerla con mis propios métodos, le demostraré lo que soy capaz de hacer!
—Uraraka...
Estaba decidida, aunque no aseguraba que iba a ganar no le costaba nada intentarlo. Midoriya suspiró atisbando como Hanamoto sonreía mientras conversaba con Kirishima. La pelinegra al sentirlo le miró de reojo, se fijó en ese peculiar destello en su mirada, había algo extraño que no podía ostentar a simple vista.
Era un brillo que les declaraba la guerra de manera poco notoria.
Mientras se llevaban a cabo las actividades recreativas los que no iban a participar en éstas pudieron tomar un descanso. Ya fuera para concentrarse, para calmar sus nervios, podían usar ese tiempo para lo que quisieran. Incluso sus compañeras, aprovechando sus trajes, decidieron usarlo para animar.
Los orbes azules como el despejado cielo de ese día se mantuvieron fijos en la pelinegra quien terminaba de rocoger su pantalón hasta por debajo de la rodilla. Como calzaba botas altas esa acción no dejó nada a la vista.
Al terminar de hacerlo se paró recta, como siempre lo hacía, esperando que la mujer frente a ella hablara.
—Mi Ikiru, esa vestimenta de porrista hizo un horrible contraste con el color de tus ojos —comentó la fémina mayor con voz dulce y sin titubeos—. A parte de eso, te veías muy linda, ¡como se esperaba de mi Ikiru, todo le queda bien! —halagó moviéndose con ilusión—. No es de extrañar que seas tan solicitada si eres bella, inteligente, ágil, fuerte y poderosa.
—Todo eso es gracias a usted, señora Sadashi.
Ambas Hanamoto se encontraban en un espacio alejado charlando con una gran calma, como si fueran ajenas al festival. La mayor de ellas comentó que había podido hacerse un tiempo cancelando algunos trabajos para ir a verla, pese a ser una mujer ocupada no podía dejar de ver a la menor.
Ante tal respuesta la mencionada asintió seguidamente. Se regocijaba por su propio esfuerzo en la crianza de su protegida y sus resultados finales, consideraba que siendo la tutora de la pelinegra había cumplido con total expectativa. Era su mayor orgullo.
—Si mi Ikiru es todo eso y más, ¿por qué ha quedado en segundo lugar en las pruebas hasta ahora? —interrogó poniendo una mano en su barbilla, Ikiru se mantuvo callada esperando que continuara—. Eso es inusual, mi Ikiru siempre va a la cabeza, no eres conformista sino perfeccionista.
Sadashi la conocía, por eso le sorprendían esos bajos resultados. En la etapa de secundaria nunca había quedado en segundo lugar. Ella era Ikiru, por eso sabía que cuando ella perdía era porque le convenía y tenía otros planes.
—Continúo siendo de esa forma —se apresuró a decir—. Las demás pruebas realmente no le importaban al público tanto como la que se aproxima, usted sabe, fue para crear intriga —alegó—. En la prueba final destacaré para así llamar la atención de los héroes y ganaré, sin falta.
—... Confío en tu poder. —Sadashi sonrió—. Eres la favorita a ganar, junto con el hijo de Endeavor... Sé que cuando llegue su enfrentamiento será digno de admirar.
—Me encargaré de ello, según el orden no nos enfrentaríamos hasta el encuentro final.
—¡Será un fantástico cierre! ¡Todoroki-hijo también tiene sus cualidades! ¿Hay alguien más que creas también valga la pena?
Ikiru rumió. No memorizaba todos los quirks de sus compañeros pero podía sacar algunos que tenían una gran ventaja, aunque sólo 13 de su clase habían llegado a la etapa final. Todas sus peculiaridades eran distintas: endurecimiento, ácido, cintas, ombligo láser, gravedad, sombra, motores en las piernas, electricidad, creación, mitad fuego mitad hielo, explosiones, el OFA y movimiento. A lo mejor los quirks que más tenían cosas en común eran el de ella y Uraraka.
—No estoy segura. Supongo que podría considerar al que quedó en primer en el examen de admisión, ellos hacen un buen trabajo.
—¿Uh? ¿No es ese último el mismo chico que ayudaste a salvar el año pasado?
—¿Lo fue? —Inclinó su cabeza hacia un lado, no lo recordaba—. Por lo que he visto sólo un par han demostrado tener un buen manejo de su quirk y formidables habilidades.
—¿Puedes con ellos?
—Puede que me cueste algo de esfuerzo, sin embargo por supuesto capaz de hacerlo.
La respuesta mantuvo satisfecha a la Hanamoto mayor. Se puso seria de repente apoyando su cabeza en una mano.
—¿Y el sucesor de All Might?
—Cierto —dijo, como si lo estuviera pasando por alto hasta el momento—. Todavía no tiene un adecuado control sobre su quirk. Se rompe los huesos constantemente. Sin embargo, es inteligente, capaz de adaptarse y es poderoso, sí, pero su cuerpo todavía no se ha acostumbrado a ese poder —enumeró—. Además de tener ese comportamiento y voluntad heroica, también puede llegar al nivel de los otros así que representa una amenaza.
—¿Y por qué no lo habías considerado? ¿Lo habías olvidado? —interrogó con preocupación—. No sólo tu amígdala sino que también la parte del hipocampo de tu cerebro están algo... dañados, si las cosas se te empiezan a olvidar tienes que contármelo.
Ikiru dio una pequeña sonrisa topándose la cabeza. No quería volver a visitar al neurólogo sólo para oír lo mismo de siempre. De por sí con el psiquiatra tenía bastante.
Era como si siempre le dijeran lo mismo, eso podía llegar a ser cansado. Ella tenía amnesia retrógrada, no alzhaimer.
—No es eso, sólo pensé que era una obviedad —opinó—. No importa, ganaré.
Su tutora sólo la miraba sin decir nada. Sadashi no dudaba de sus palabras, en ese aspecto confiaba ciegamente en su capacidad. Lo hacía porque diariamente veía lo mucho que se esforzaba, lo mucho que había luchado para estar donde estaba y para tener la fama que tenía.
—No tengo dudas sobre ello. —Ikiru asintió. Tenía que cumplir y superar las expectativas impuesta sobre ella a toda costa—. Tú también seguirá sus pasos, uh.
—¿"Sus"? —preguntó sin saber a qué se refería.
—No tiene importancia, sólo balbuceaba —canturreó—. ¡Quiero ver la cara del viejo Endeavor cuando mi prodigio le patee el trasero al suyo! Él dice que no volverá a perder pero sabe la verdad, sólo está siendo orgulloso. ¡Mi Ikiru es tan genial! ¡Es la mejor!
Mientras su tutora se reía sola, probablemente pensando en la futura derrota de Endeavor, ella suspiró. Su tutora se encontraba de buen humor últimamente y no dudaba en demostrarlo. Desconocía la razón, pero en esos momentos prefería vivir en la ignorancia. De todas formas no tenía que saber el motivo si probablemente ni le encontraría sentido. La felicidad parecía venir de cosas pequeñas e incluso sin sentidos, eso decía su psiquiatra. Pero ella nunca comprendía ese tipos de cosas.
—¡Ikiru-shojo! —un largo y animado grito sacó a la rubia de su fantasía.
De inmediato ella lo reconoció, el causante de esa exclamación innecesariamente ensordecedora había sido All Might que se acercaba a ellas con una sonrisa.
»¡Yo! ¿¡Acaso no debería prepararse para su batalla!? ¡Recuerde, no debe salir de las reglas! —A medida que se acercaba se percató de la otra fémina,—. Hanamoto Sadashi... —murmuró—. ¡¡Tanto tiempo sin verla, Hanamoto Sadashi!!
La saludó levantando la mano. La rubia devolvió el gesto.
—¡All Might! —correspondió de la misma forma al llamado, mientras sonreía—. Hemos estado tan ocupados que hemos sido incapaces de tomar el té, no visita la residencia Hanamoto desde hace un año.
—¡Cierto, cierto! He estado ocupado salvando a unos cuantos y más que nada con... —pareció que de repente recordó algo— ¡Mi sucesor! ¡Justo quería pedirte ayuda para él!
—¿Eh? ¿De mi parte? ¿Qué quieres saber?
Hanamoto Sadashi y el héroe empezaron una animada conversación como solían hacer cada cuanto se veían. Era demasiado animada como para Ikiru seguirles el ritmo.
Ostentaban ser cercanos porque ambos habían estudiado juntos en la U.A., la mujer habiendo tomado un departamento distinto. Pese a que Sadashi no se convirtió en ninguna clase de héroe, continuó estando en el mundo heroico a su manera. Aún sin estar directamente involucrada había adquirido una gran fama y poder siendo de esta forma la fundadora de varias empresas y compañías. No se había limitado.
—¡Quiero saber sobre la educación de la joven Ikiru! —Al oír esto ella mostró confusión—. La joven Ikiru es formidablemente poderosa, tiene una gran habilidad y control sobre su don, ¡como dirían; es una prodigio! Parte de ese poder que ha desarrollado sobre sí misma debe ser por cómo la educó —de la nada empezó a reír con orgullo—. Ya le pregunté a Endeavor pero no quiso decirme nada sobre cómo educó al jover Todoroki —habló rápidamente haciendo que lo que dijo apenas se entienda.
—Así que soy su segunda opción —la mujer bufó.
—¡Es sólo que me lo encontré por casualidad a él primero!
—... Bueno, el método de educación que recibió mi Ikiru no es algo por lo que otra persona deba pasar. Fue considerado para centrarse en lo que le hacía falta debido a su estructura cerebral, así que no creo que debas implementar mi método en tu heredero, Toshinori —explicó—. De todas formas ella ha estado a mi lado durante unos 5 años, si Ikiru decidió resaltar por sobre los demás en parte fue por su influencia, Toshinori.
Al oír eso último All Might empezó a buscar la mirada de la joven, no la encontró porque ella estaba mirando al piso. Al creer que estaba avergonzado él tapó su boca con una mano demostrando sorpresa.
Cabe recalcar que Ikiru en realidad estaba viendo pasar a una fila de hormigas en el piso. No había prestado atención a la conversación entre sus dos mayores.
—Harán que me sonroje...
—No lo haga, sería raro verlo sonrojado —el comentario hirió el orgullo del héroe—. Como sea, Toshinori, creo firmemente en que no deberías criar a tu sucesor cómo los demás hicieron con los de ellos; no todas las flores florecen de la misma manera. Puede buscar consejos, pero aquél que conoce a su sucesor eres tú así que debes encontrar una forma que se adapte a lo que quieren y que él pueda cumplir, ambos deben poner de su parte.
—... Lo he entendido —afirmó All Might—. ¡Daré lo mejor de mí mismo para convertirlo en el mejor!
—Deje su creencia de primerizo, la mejor siempre será mi Ikiru —aseguró apenas dejando que el héroe terminara la oración—. ¿Verdad, Ikiru?
All Might no supo qué decir. Ese asunto era algo delicado de tratar.
—Correcto, señora —respondió automáticamente sin siquiera saber de qué hablaban.
Debido a esa respuesta la Hanamoto mayor hizo una mueca a sabiendas de que ella se había distraído.
—Oye, Ikiru —sonrió—, ¿me estabas escuchando siquiera?
—... Más o menos.
Antes de que Sadashi pudiera reprochar sus ojos azules junto a los otros se posaron en alguien que se iba acercando hacia donde estaban.
—¡¡Joven Todoroki!!
Al oír esa doble exclamación el llamado estaba listo para dar la vuelta y marcharse fingiendo ignorancia. Sin embargo, al ver quiénes lo habían llamado decidió continuar hasta donde ellos.
Pudo reconocer a los rubios de ojos azules porque uno se trataba del mayor héroe del país, y rival odiado por su padre, mientras que la otra era una mujer bastante afamada que tenía una relación-conexión amistosa con los otros dos héroes.
El joven e acercó monótonamente, luego se percató que su compañera también estaba ahí. Ella le sonrió, gesto que no fue correspondido.
—Hanamoto, All Might —dijo sus nombres en forma de saludo.
—Todoroki-hijo, cuánto has crecido —comentó—, aunque mi Ikiru continúa siendo más alta —se enorgulleció del mísero centímetro de diferencia. All Might por su parte no vio ninguna diferencia—. Hace tiempo no te veía, ¿cómo has estado?
—... Bien.
—... ¡Un muchacho de pocas palabras, eh! Mejores son las acciones, ¿verdad?
—¡Así es como es el joven Todoroki! ¡Incluso estando serio y callado es genial!
Al escuchar esas cosas de parte de sus mayores él sólo se encogió en su sitio. Ellos eran bastante animados y ruidosos para su gusto.
—Todoroki-hijo es genial, uh —esta vez volteó a verlo sólo para notar como estaban los dos jóvenes parados uno al lado del otro con una distancia de dos metros entre ellos—. Tienes bastantes cosas en común con mi Ikiru y estéticamente se ven bien juntos, ¿qué piensas de ella, Todoroki-hijo? ¿No te gusta Ikiru?
Cuando oyó esa pregunta se quedó paralizado sin saber cómo responder. Miró a la pelinegra y después a su mayor un par de veces seguida, aún así se mantuvo tranquilo, sólo que no tenía cómo contestar.
All Might prácticamente se fue de lado sin saber cómo llegó a preguntarle eso.
—Yo---.
—Oye, oye, oye, Sadashi —el héroe nombró a la fémina en silla de ruedas—, ellos son niños.
—¿Y qué? Tienen 15 años, están en la edad de la primavera —refutó inflando las mejillas—. ¿Por qué no te gustaría? ¿Qué tiene de malo mi Ikiru? —Se dirigió al bicolor.
—A mí---.
—¡Oh, mí! —exclamó la rubia interrumpiendo nuevamente al joven que no entendía porqué le hacía preguntas si no esperaba sus respuestas—. ¿En serio te gusta?, no es de extrañar pero, ¿he sacado a flote un secreto? Lo siento, Todoroki-hijo. Ikiru date prisa y dale una respuesta apropiada al chico.
—¡Ni siquiera lo has dejado terminar, Sadashi!
Ella sacó la lengua con culpabilidad. Aunque él la quiso reprender también quería saber cómo se desarrollaría, así que se mantuvieron mirando como dos vecinos chismosos.
—¿Eh? —soltó Ikiru sin entender el flujo de la conversación—. Todoroki, ¿no me odiabas?
Todoroki, quien realmente tampoco entendía mucho, la miró sabiendo porqué preguntaba eso. Ella continuaba con su típico semblante. En realidad no esperaba que pensara eso.
—Uh, no... —respondió con sinceridad— No te odio.
—Ya veo —Ikiru expandió su sonrisa—. Eso está bien.
—All Might —Hanamoto enserió su expresión viendo la calmada plática de los más jóvenes—, estos niños de ahora sí que son serios, nos dejan a nosotros los viejos con las bromas. —All Might concordó, aunque más que nada Todoroki era el serio e Ikiru simplemente no entendía algunas cosas—. Más importante, ¿qué piensas sobre ellos dos juntos?
—¡Son muy jóvenes! Deben enfocarse en su futuro —respondió absolutamente seguro de que estaba en lo correcto—. Respuesta definitiva.
—¡Tú también eres un aburrido! Nunca es tarde o temprano para el amor —bufó decepcionada de esa respuesta—. Bueno, como el amor es un sentimiento nunca será importante para ella —balbuceó de manera que sólo el héroe lo escuchó, esas palabras hicieron que él decayera.
—Probablemente las actividades de recreación ya terminaron, así que debemos de regresar —informó la menor al sentir como Todoroki estaba inquieto por irse y no encontraba cómo hacerlo sin ser maleducado—. Con sus permisos, nos retiramos.
—Está bien, ¡buena suerte, mis chicos!
—No creo en la suerte.
—¿¡Eh!? ¡Entonces; rompanse una pierna!
—¡Bye, bye! —La mujer agitó una mano en forma de despedida—. Procuren en llegar a la final, una batalla entre prodigios suena espectacular.
Ikiru asintió dispuesta a cumplirlo.
—Hasta luego.
Por mero instinto Todoroki también asintió.
—¡Cuidate, mi Ikiru! ¡¡Te adoro!! —exclamó emotivamente.
—¿Por qué lo dices como si no se fueran a ver hasta el próximo año? —dudó All Might por las exageradas reacciones de su amiga.
Dejando a los dos rubios atrás entre ellos el ambiente se sumió en silencio mientras caminaban en la misma dirección.
—Todoroki —llamó sin mirarlo—, ¿te gusto?
—¿Eh?
No creía que ella fuera del tipo que le importaban esas cosas, aunque siempre estaba haciendo preguntos sin sentidos. La miró de reojo, aunque ella fuera linda nunca la había visto como mujer.
Todavía recordaba esas dos trenzas, una sonrisa y mirada arrogante que luego pasaron a volverse nada. En su segundo año de secundaria había conocido a la Hanamoto. En ese tiempo ella era todavía más alta que Todoroki y le mostró que él no era el único prodigio que existía.
Por las conexiones entre Endeavor y Sadashi, casualidades de la vida, un rechazo de ayuda y el enojo del menor de los Todoroki ellos tuvieron una clase de pelea apenas conociéndose donde la chica prácticamente ganó.
Ella no le llamó arrogante sino cobarde. Cobarde por no aceptarse. Cobarde porque prefería perder sin dar todo de sí mismo. Cobarde por no usar su poder de fuego.
Aún cuando en un arrebato de ira él le contó lo que había pasado en su dura infancia y porqué no pensaba hacer uso de su lado izquierdo, ella no se inmutó ni sintió lástima hacia él. Ella sólo se arrodilló delante de él.
“—No se supera ni a sí mismo, sólo está imponiéndose límites y se cree capaz de superar a quienes dan todo de sí usando la mitad del poder que se te concedió, ¿no se vuelve eso un cobarde arrogante?”.
En ese momento sólo tenían 13 años, pero no actuaban acorde a los estereotipos de su edad.
Aquella situación no le generó odio ni hizo cambiar su rumbo, sólo tenía un nombre más en la lista de personas ha superar.
Pero desde la secundaria ella parecía haber cambiado. Ni siquiera se peinaba como acostumbraba en la secundaria con sus dos trenzas detrás de sus orejas que le llegaban hasta la mitad de la espalda, pero más que el peinado su mayor cambio su sonrisa. Ahora sonreía todavía más, siempre estaba sonriendo. O a lo mejor no había cambiado en ese aspecto, sólo que no veía porqué sonreír tanto ante él.
Recordó que otra persona que siempre sonreía era All Might, claro que en comparación las sonrisas de la joven eran más recatadas.
—No me refiero al ámbito romántico, si eso es lo que cree —aclaró pensando que por eso él había tardado en contestar—. Bueno, no importa, puedo conformarme con no ser odiada por Todoroki —canturreó—. Aunque tanto el odio como el romance son conceptos que no termino de entender...
Otra vez le hacían preguntas sin que permitiera que les contestara.
—Ah, sí —soltó. A la única persona que odiaba era a su padre—. Hanamoto.
—¿Uh? ¿Ahora me devolverá la misma pregunta? —interrogó caminando en reversa para ver al bicolor mientras hablaban—. ¿Qué pasa si digo que sí? ¿Quiere salir? Esto dispuesta a hacerlo si usted invita (a comer, claro está).
Aunque si respondía con una afirmación definitivamente sería una mentira.
—No es eso. —Negó siendo serio, a la hora contestar ella era intensa—. ¿Quién fue que te recomendó, Hanamoto?
Todoroki sospechaba quién lo había hecho.
—¿Por qué le interesa? —Dejó la pregunta en el aire mientras se acercaban a la salida—. Uh, fue All Might.
—¿Uh?
—All Might —repitió—. Soy la recomendada del símbolo de la paz —confesó sonriendo.
Todoroki se mantuvo pensando mientras Hanamoto seguía su camino, de cierta forma lo había sospechado. Mentalmente se preguntó si se había equivocado al sacar conclusiones con Midoriya.
—... La declaración de guerra que te hice hace dos años —habló antes de que Hanamoto se alejara por completo—, sigue estando vigente.
—Entonces discúlpeme, pero con esta será mi tercera victoria seguida.
Hanamoto soltó un bostezo.
La pelea entre Hitoshi y Midoriya recién llegaba su final proclamando al último como ganador, justo como Hanamoto había anticipado.
Pese a que en el inicio de la pelea Midoriya había respondido a un insulto del ojeroso y cayó atrapado en su control mental él logró darle la vuelta a la situación con lo que pareció haber sido una fuerza de voluntad. No había sido interesante al tratarse de una batalla más que nada interna.
No lo lamentaba por el ojeroso, aunque ganara en ese momento la próxima batalla contra Todoroki la tendría difícil al haber revelado sus trucos abiertamente. Además creía que sería una pena si Midoriya perdía tan pronto.
—Hanamoto...
Como respuesta al nombramiento ella volteó la cara encontrándose con el rostro pecoso.
—Ah, Midoriya, le felicito por su reciente primera victoria —dijo sin mostrar emoción alguna hacia el logro de su compañero.
—Uhm... Gracias, Hanamoto.
Midoriya dudó. Si ella, como se esperaba, ganaba en el combate contra Uraraka dudaba de si estaba bien o mal el felicitar a cualquiera que fuera la ganadora como había hecho con él. No sabía a cual lado apoyar así que se mantenía al margen.
«¿Por qué se preocupa tanto?» se preguntó internamente Hanamoto, incluso teniendo su peculiaridad desactivada sólo viendo su rostro podía deducir sus pensamientos. No era como si necesitara su apoyo.
Poco le importaba a Hanamoto si la apoyaba y felicitaba o si iba en su contra y la abucheaba, eso no cambiaría nada, tampoco significaba nada para ella.
—¡La siguiente batalla es la de Todoroki! —exclamó un emocionado Kirishima en medio de Bakugō e Ikiru—. ¿Contra quién peleará...?
—Sero Hanta —contestó, por siacaso había memorizado el orden en el que estaban asignados los combates—. ¿Pero quién es Sero Hanta? Es la pregunta.
—No. Esa es tu pregunta —negó Kirishima—. ¿Cómo puedes olvidar a nuestro compañero de clase cuando incluso nos sentamos con él en la cafetería?
—Oh, ese Sero Hanta.
—¿En realidad sí sabes quién es?
—... Procuraré grabar su rostro.
Kirishima no pudo reírse. El orgullo de Sero sería herido si se lo decía, aunque daba por seguro que Kaminari estallaría en risas. Entonces en él se sembró la inseguridad al no saber si su compañera realmente sabía su nombre.
Por ese pensamiento Hanamoto repitió en voz alta el nombre del pelirrojo hasta que Bakugō la mandó a callar y la pelea comenzó.
—¡¡Disculpen la demora!! Los siguientes son... ¡¡Estos dos!!
—El tipo de las cintas —resolvió Bakugō sin recordar el nombre de aquél que hacía unos minutos formaba parte de su equipo.
Al ver Kirishima como uno de ellos sólo recordaba su quirk mientras que la otra sólo el nombre lo lamentó por la poca presencia de su compañero y amigo.
—¿Cuál creen que será el resultado? —dio una pregunta al aire el pelirrojo.
—Está claro que el maldito dos caras va a ganar.
—Oh, Todoroki Shōto —le corrigió como si quisiera demostrar que esta vez sí sabía de quien hablaban.
—No te pregunté.
—Y si espero a que me pregunten también está mal, qué incomprensible.
—¡¡Start!!
Kirishima que miraba con preocupación el intercambio de palabras cortantes por parte de esos dos empezó a admirar el combate.
Pero la pelea duró un par de segundos antes de llegar a su final. Sero fue atrapado en un ataque congelante antes de que hiciera su segundo movimiento. Kirishima no pudo admirar nada.
De una forma extrema Todoroki logró robarse la atención del público, se tenía bien ganado el ser uno de los favoritos a ganar.
—Ese maldito dos caras... es un puto exagerado.
—Hasta exagera en exagerar.
—No es posible llamar la atención de otra forma, uh, Todoroki —murmuró Hanamoto admirando lo devastador que había sido con un solo ataque—. Para ser notado hay que ser llamativo.
—Sí, pero esto es algo...
El ataque de Todoroki proporcionado por su lado derecha había llegado tan alto que incluso salido del establecimiento donde se realizaba el festival deportivo. Una mitad de Midnight había sido congelada por el mismo. Incluso las personas en las gradas casi habían podido sentir el frío del quirk del chico.
Ese ataque había creado un pedazo de hielo gigante que casi rozaba a los jóvenes.
—¡¡S-Sero Hanta no puede moverse!!
—¡Este pedazo de hielo no me deja ver nada!
—Lo explotaré.
—Tan brusco —se quejó Hanamoto de Bakugō. Él se giró hacia ella con un notable enojo—. Yo me encargo.
Hanamoto se extendió hasta poder tocar el hielo con sus propias manos, al entrar en contacto con el frío de éste pasaron unos 3 segundos hasta que se despegó volviendo a sentarse.
—No hiciste una mierda.
Esa queja la hizo sonreír. Ella señaló al frente.
—Interference.
Al formular esa palabra y chasquear los dedos el bloque de hielo comenzó a agitarse desde dentro hasta que terminó por "explotar" por las hordas de movimientos que se formaron dentro de él y terminó volviéndose pequeños pedazos de hielos, como los de una bebida, que gracias a su habilidad cayeron en un lugar en específico sin molestar a las personas de las gradas.
Supuso que había cumplido su palabra ahora que eran capaces de ver al frente.
Por su acto Kirishima miró incrédulo a la pelinegra, sin creerse el manejo que tenía sobre su quirk. Bakugō por su parte chasqueo la lengua un par de veces, estaba seguro de que se enfrentaría con ella en la final de acuerdo a como todo estaba arreglado.
—Tú también eres una puta exagerada.
—Pero con gracia.
—Con la gracia de un puto cerdo.
—... Hey, Bakugō, hombre, calmate.
En medio del coro de "está todo bien", que las personas habían creado para asegurarse que ninguno entre el público había salido herido, Hanamoto sintió una sensación que no pudo reconocer. Una mezcla de aversión con antipatía salía desprendida de Todoroki a alguna dirección que también desconoció.
Apoyando su cara en una mano se preguntó si ella podía ser capaz de emitir una emoción de tal forma.
La siguiente pelea fue entre Iida y Hatsume, del departamento de apoyo, la cual se extendió. Mientras Hatsume, a quien le permitían utilizar unas herramientas de apoyo, esquivaba los movimientos de Iida daba una explicación sobre sus aparatos, llamados por sí misma "sus bebés". La "pelea" entre ellos duró alrededor de 10 minutos y cuando terminó quien ganó por abandono fue Iida, pero la chica cumplió su objetivo de promocionar tanto el departamento de apoyo como sus creaciones. Básicamente ella tenía el espíritu de vendedora.
La pelea entre Kaminari y Bakugō no fue duradera, de una sola explosión Bakugō lo mandó a volar.
—Mi pelea está a punto de llegar —habló Kirishima, no podía aguantar su emoción.
—Ah, su rival es alguien de la clase B.
—¡Sí, es Tesutetsu! ¡Ese chico se ve bastante varonil!
—En realidad se parece a usted.
—¿¡Ah!?
—Incluso sus quirks son similares. —recordó haberlo visto en acción cuando se fijó en él para robarle la banda.
Aunque el equipo del chico había perdido gracias al suyo uno de la clase B pudo volver por el sitio que quedó vacío cuando Ojiro abandonó la competencia abrumado por ser una víctima de un control mental y sintiéndose insuficiente en el momento del sorteo.
Kirisima mostró sus dientes en una sonrisa.
—En cambio Uraraka y tú son lo contrario —enfatizó—. ¡Ambos koseis son asombrosos! ¡Movimiento y gravedad! —exclamó con ánimos—. ¡Pero estoy seguro que tú ganarás, Hanamoto! ¡Porque eres increíblemente varonil!
Hanamoto ya se había acostumbrado a recibir los peculiares elogios de su compañero, así era como él se expresaba después de todo. Luego de darse cuenta de lo dicho Kirishima murmuró intentando corregirse, tanto por lo de "varonil" como por desvalorar a su otra compañera.
—Garantizo mi victoria.
—¡Entonces nos enfrentáremos en la segunda ronda! —El aura de Kirishima era vibrante, su emoción se expandió para luego disminuir y caer en la realidad—... Si ganamos nos enfrentaremos en la segunda ronda —repitió esta vez sin ánimos.
—¿Le sucede algo, Kirishima? —preguntó por la repentina decaída del chico.
No creía que se hubiera puesto nervioso repentinamente por eso o que tuviera miedo. Suponía que debía ser otra cosa.
—Hanamoto, eres una chica.
—¿Ah? ¿Apenas se da cuenta que lo soy? Qué grosero.
—No, no, por supuesto lo he notado pero ese es el problema.
—¿Problema? ¿Por qué supondría tal cosa?
—... Eres una chica, Hanamoto.
Ella puso su rostro en blanco ya suponiendo hasta donde quería llegar Kirishima, así que sólo dijo—: Lo soy. ¿Y qué?
—Hanamoto yo... no puedo golpear a un chica.
Por su dramática forma de decirlo Hanamoto creyó que en realidad estaba confesando un asesinado y se había equivocado en cuanto a sus palabras. La joven se mantuvo en silencio un par de segundos sin apartar sus ojos de Kirishima, tampoco borró su sonrisa.
—Seré su oponente —recalcó con obviedad—, tendrá que intentarlo.
—Pero...
—No se preocupe, no dejaré que me encaje un solo golpe.
—Aún así...
Hanamoto le hizo un ademán para que se agachara –puesto que él estaba parado– al entenderlo hizo lo pedido. La pelinegra colocó una mano en la cabeza del chico, agresivamente revolvió la cabellera rojiza de Kirishima, sin prestarle atención a sus protestas lo despeinó.
—Entonces pierda ahora y ceda el lugar a un verdadero hombre que pueda hacerlo —pese a que mantuvo su compostura su tono de voz fue más áspero.
«... Un verdadero hombre». De verdad sintió como esas despectivas palabras se clavaban en su alma, estaba haciendo referencia a que él no lo era.
—E-espera Hanamoto, ¿qué? ¡Yo también soy un verdadero hombre, es por eso que no puedo hacerlo!
—Su pelea está a punto de comenzar —avisó Hanamoto sin responder su pregunta ni cambiar su expresión.
No podía aceptar a alguien que no estuviera dispuesto a combatir contra ella por esa razón. No quería aburrir al público con un acto tan patético.
—¡Ah, sí, sí! —Recordó yéndose corriendo—. ¡¡Pero lo soy!!
Cuando Ashido le dio un golpe en la barbilla de Aoyama lo derrotó. El próximo combate que se asomaba era el de Yaoyorozu contra Tokoyami, para luego pasar al de Kirishima y Tetsutetsu. El combate de Hanamoto daría final a la primera ronda de esa prueba.
Hanamoto buscó a su rival con la mirada, pero se encontraba fuera de su rango de visión, probablemente preparándose o calmando sus nervios en la sala de espera. Se preguntaba si tendría tiempo de ver la pelea antes de tener que irse.
Bakugō volvió a su lugar sentándose cerca de ella sólo diciendo un par de maldiciones a la que ella no le prestó atención, tanto así que bromeó fingiendo apenas darse cuenta de su presencia para molestarlo. La quinta pelea terminó con el triunfo de Tokoyami.
Cuando vio a Kirishima subir al ring suspiró sabiendo que, por sus peculiaridades, sería una pelea larga. Cuando dio inicio Hanamoto dejó su lugar para ir a a la sala de espera puesto que su combate sería el próximo.
El movimiento y la gravedad se enfrentarían. La ley de la gravedad y la teoría del movimiento; ambas estaban conectadas al célebre Isaac Newton.
Lo que esperaba de aquella que anhelaba ganar era un pelea decente. Se cuestionaba si su primer combate sería interesante, así que tomó la decisión de ayudar un poco a que lo fuera.
—¡¡Después de esa batalla tan reñida pasamos al último combate de la primera fase!! ¡¡Veremos lo que nos traen!!
La narración de Present Mic junto a Aizawa hacía más emocionante el combate –según él–. Present Mic aportaba comentarios animados y Aizawa utilizaba su razonamiento para explicar algunas escenas.
En cuanto se les permitió ambas chicas subieron a la arena la tensión se sentía en el aire creando un ambiente incómodo para la castaña.
Uraraka estaba nerviosa al igual que emocionada. Su corazón latía fervientemente e intentaba concentrarse porque ella tenía que dar el primer ataque.
—¡¡Son dos esplendidas jóvenes!! ¡¡Brillante como un sol, del departamento de héroes; Uraraka Ochako!! —Anunciaba Present Mic para irritación de algunos—. ¡Y aquella que llamó la atención de los héroes desde secundarian ¡¡La llamada y adorada prodigio; Hanamoto Ikiru!!
Al escuchar su nombre la Hanamoto sonrió abiertamente. Uraraka iba en serio con no abandonar y eso estaba bien, dejó escapar su última oportunidad.
—¡Demoslo todo! —Propuso determinada la de mejilla sonrosadas.
—Demos un buen espectáculo. —Hizo una reverencia—. Sobre todo procure entretenerme.
En el momento que la batalla se tornara tediosa ella la terminaría.
—¡¡Comiencen!!
Apenas Midnight autorizó el inicio de la pelea la castaña corrió tan rápido como su velocidad le permitía hacia ella. Tenía una estrategia para poder ganarle a Hanamoto pero necesitaba ganar tiempo para realizarla con éxito, y sin pedirlo su oponente estaría dispuesta a dárselo.
Antes de que su rival atacara tenía que tocarla con su pad para hacerla flotar, entonces ganaría. Pero el problema era el mismo que la solución; tocarla.
Hanamoto esperó sonriente a que ella se acercara, Uraraka extendió su mano para tocarla pero antes de que pudiera lograrlo su rival había desaparecido de en frente.
Buscó por los lados pero no la encontró. Una ligera risa detrás de ella le indicó su ubicación, como si no estuvieran en medio de una pelea la pelinegra le sonrió saludándola con su mano. Hanamoto la estaba incitando. Y ella respondió a su incitación corriendo nuevamente contra ella.
Mientras esquivaba a la castaña sin dificultad, se fijó en un par de cosas.
Uraraka sabía que no la tocaría, sólo estaba intentando entretenarla. Mientras corría hacia ella la castaña tocaba "disimuladamente" el suelo. Hanamoto había reducido su campo límite a la arena para experimentar sólo los movimientos que se llevaban acabo en donde estaba parada; es por eso que pudo darse cuenta con sencillez de la estrategia que Uraraka estaba llevando a cabo. Por supuesto sentía lo que ella estaba juntando haciéndolos flotar encima de ella.
No dijo nada, en cambio, incluso la ayudó fingiendo ignorancia.
—¿¡Qué es esto!? ¿¡El juego del gato y el ratón!? ¡Mientras una ataca con todo la otra sólo huye riendo!
Hanamoto se movía de un extremo del área al otro sin atacar. Sólo se movía cuando sentía como Uraraka se acercaba.
Estaba muy claro Hanamoto estaba jugando con ella, le estaba dando una clara ventaja prolongando la batalla hasta que ella estuviera lista para ejecutar su ataque final contra ella. Quería ver el potencial guardado de su rival.
—¿¡Me estás subestimando!?
Hanamoto ladeó la cabeza, más que nada trataba de ayudarle, no burlándose de ella. Pero con sus sonrisas fácilmente podría ser malinterpretada, ya fuera subestimandola o ayudándola como quiera reflejaba su egocentrismo.
En un resoplido Hanamoto se acercó un poco a ella para que dejara de hacer ese gesto que denotaba angustia, no quería escuchar tantas quejas. Sin permitirle acercarse levantó su brazo, al momento de bajarlo Uraraka impactó con el suelo soltando un quejido.
A la castaña le tomó menos de un minuto recomponerse y embestir contra ella de nuevo.
—Oiga, Uraraka —Hanamoto la llamó, a lo que ella en vez de responder siguió con su impuesto labor—, ¿todavía no está listo? —señaló hacia arriba.
Como si fueran únicamente conscientes de lo que sucedía en la arena los espectadores se fijaron a lo que se refería.
Uraraka entró en pánico al saber que ella se había dado cuenta de su estrategia después que se tomó la molestia de crearla. A Hanamoto no le tomó mucho tiempo en notar lo que estaba haciendo, encima le concedió el tiempo suficiente para hacerlo.
Un montón de "armas" que había juntado y y hecho flotar estaban acumuladas en el aire para que no fueran notadas. Al verse sin opción Uraraka juntó sus manos, de nada le servía haberse dado cuenta porque su ataque ya estaba listo para ser usado.
Uraraka activó la gravedad.
—¡Yo gano! —Con un grito autoproclamándose ganadora los pedazos que había juntado en el cielo empezaron a descender teniendo como objetivo a un mismo punto: Hanamoto.
—¡¡¡Una lluvia de meteoros!!!
Uraraka sonrió, con una ataque como ese avanzaría justo como lo hizo Midoriya. Había sido algo arriesgado puesto que le llevó tiempo y después de utilizar ese as bajo la manga quedaría incapaz de realizar otro ataque. Valdría la pena si llegaba a alcanzar la victoria.
Si lo hacía llegaría a la segunda ronda. Sus padres estarían orgullosos de ella. Avanzaría.
Al ver como iba descendiendo la "lluvia de meteoros" con intención de aplastarla Hanamoto interrumpió esa caída sin mucho esfuerzo. Uraraka se conmocionó al ver que su ataque había sido detenido antes de alcanzar su objetivo.
Su oponente no tenía ni un rasguño, no la había alcanzado siquiera. Su as bajo la manga no obtuvo el resultado que esperaba. Había sido tratada como un niño jugando con un adulto, así se sentía.
—¿¡E-es una broma!? —Exclamó incrédula—. ¿¡N-ni siquiera un rasguño!?
—¿Esto era lo que esperábamos? ¿En esto estaban depositadas sus "esperanzas de ganar? —Inquirió Hanamoto— Temo que me ha subestimado. Dicho esto; Action-reaction law.
Al pronunciar esas palabras las piedras se abalanzaron en sentido contrario hacia la chica de la gravedad atentando con herirla.
Uraraka intentaba esquivar cada objeto y hacer flotar las que podía tocándola, al sus reflejos no ser tan buenos y debido a que los movimientos de las rocas eran veloces, falló en su esquivo. Cada vez la lograban golpear con más fuerza.
Soltó un alarido de dolor, tocaba las rocas para que no la hirieran, mas, estas eran muchas. Debido a una piedra que le dio de lleno en la cabeza terminó tumbada en el suelo, y estando allí se dio cuenta que en ella nunca hubieron aberturas. Uraraka no podía hacer más qué preguntarse «¿Cómo podría ganarle a alguien como ella?».
No terminó del todo inconscientes, pero sentía las consecuencias de su último ataque mezclado con los golpes que recibió por el mismo.
Uraraka volvió a soltar un quejido. Su estrategia no sirvió para nada, no tuvo efecto alguno en la joven y como si esto fuera poco se lo devolvió haciéndole daño. No lo podía creer, Hanamoto apenas había atacado. No tuvo oportunidad más que la que ella misma le dio.
—Yo... Yo todavía puedo —como pudo intentó ponerse de pie sólo para volver a caer—. Yo...
A parte de su voluntad no le quedaban más fuerzas; y ésta no fue suficiente para ponerse de pie. Había llegado a su límite definitivo.
Su cuerpo no respondía. Sin embargo no quería rendirse, no podía hacerlo.
Mirando como la joven temblaba en el piso Hanamoto se acercó a ella manteniendo una distancia prudente por si de repente se le ocurría atacar.
—Uraraka —la nombró poniéndose de cuclillas—, no puede realizar movimiento alguno, por favor aceptelo. —Pidió—. Pudo hacer más que otros, al menos.
La diferencia de experiencias en combate y habilidad entre ambas era asaz. Tal vez contra otro oponente hubiera podido haber ganado, por desgracia su contrincante había sido Hanamoto.
La morena agachó su cabeza sintiendo las lágrimas bajar por sus mejillas, estaba decepcionada de sí misma por no haber podido hacer nada contra su rival. No logró ganar.
—¡Papá...!
Uraraka tenía un límite de peso y lo había sobrepasado.
Midnight se acercó a la chica. Al confirmar las heridas de la chica y que esta no podía ni pararse tomó una decisión como mediador.
—¡¡Uraraka es incapaz de moverse!! —Anunció la heroína—. ¡¡Hanamoto avanza a la segunda ronda!!
La primera ronda había sido dada por finalizada. Los ganadores de esa ronda avanzarían a la segunda, pero eso no le quitaba valor a los que no pudieron hacerlo.
Se anunció que tomarían una pequeña pausa para regresar a los combates de la próxima ronda.
Hanamoto terminó de acercarse a la morena antes de que llegaran los robots para cargarla y llevarla a la enfermería. Acarició su cabello con suavidad.
—Si Uraraka lo dio todo de sí sus padres han de estar orgullosos, ¿cierto?
Aunque para la pelinegra las situaciones de llanto eran demasiado para ella actuó como le habían enseñado; "cuando una persona llora dale palmaditas en la espalda o la cabeza para consolarla y trata de decirle algo para apoyarle".
Uraraka terminó rompiéndose llorando con más fuerza. En verdad le agradaba Hanamoto.
Ese día la gravedad había perdido ante el movimiento.
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