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Ni bien la prensa se enteró por un filtro de que el símbolo de la paz, All Might, había adquirido una nueva profesión y ahora actuaba como maestro dando clases en la U.A. se dedicado a rodear los límites academia haciéndoles preguntas y acosando tanto a estudiantes como a profesores. Como el hecho había sido noticia nacional los reporteros buscaban alguna primicia entrevistando a los que habían podido convivir con él, y con algo de suerte quizá cruzar sus caminos con el héroe.

Eso no dejaba exactamente alegre a los entrevistados; interrumpían su camino y no a todos les gustaba la atención, les molestaba o simplemente no estaban acostumbrada a ella poniéndolos en un estado de nerviosismo.

Hanamoto, que era una excepción de ambos casos, se encontraba tranquila mientras se ponía en medio de las cámaras posando tanto como se lo pidieran. Estaba acostumbrada a esas situaciones de atención, las aprovechaba, y los entrevistadores lo sabían. Otra persona que lo sabía era su maestro Aizawa, así que sabía sería reprendida si se entretenía mucho y perdía el tiempo. Trató de ignorar las cámaras tanto como pudo, «con todo el dolor de su alma», para fastidio de la prensa que no había obtenido nada.

Mientras se abría paso su camino fue interrumpido cuando un grupo de personas se acercaron a ella. No podía salir de entre la multitud y no era del tipo que pasaba disimuladamente.

Si usaba su peculiaridad saldría de esa molestia situación, pero sólo entraría en alguna otra molestia como lo sería ser reprendida. Como recién llegada razonó mentalmente convenciéndose que no debía causar problemas, mientras no llegara tarde a clases podría pararse.

Una de las periodistas no reparó e invadió su espacio personal, sostenía un micrófono y detrás de la mujer se encontraba un camarógrafo. Hasta hacía solo unos momentos les había ignorado, pero no dejaban de allanarla con preguntas que ni siquiera le daban tiempo de responder.

-¡Hanamoto-hime! ¡Era casi obvio que ibas a ser una heroína desde que hiciste aquél valeroso acto!, pero, dinos; ¿qué te hizo elegir la U.A.?

-¡No, no! ¡Mejor dinos qué piensas sobre tener al héroe número uno como profesor! ¿¡Tú para qué has venido sino!?

-¡Entrevistaré a quien quiera sobre lo que quiera! ¡Todos quieren oír sobre la nueva generación de héroes!

Hanamoto retiró su idea de responder preguntas al ver aquella discusión. Siquiera se ponían de acuerdo entre ellos. Ante el interrogatorio se volteó dando la cara antes de que se volviera una pelea, brindó una sonrisa con los ojos cerrados que les encantó.


-No creo que debería compartir mi opinión con el público -eespondió con un tono amable-. Ese tipo de cosas son información clasificada después de todo.

-Entonces, ¿¡no es buen profesor!?

No le sorprendía el reinado de la prensa amarillista.

-Eso en absoluto tuvo que ver con mi parlamento anterior -alegó de inmediato.

-Entonces, ¿por qué no puedes compartirla, Hanamoto-hime? -Se sumó uno que empezó a tomarle fotos desprevenidamente-. ¡Dame tu mejor ángulo!, no, olvidalo ¡todos tus ángulos son bueno! ¡Era de esperarse de una joven que hace aparecido en revistas de alta moda!

-¿¡Eso es cierto!?

-Es de esperarse, ¡estamos hablando de la hija de una reconocida diseñadora!

Hanamoto mantuvo su sonrisa. Si seguía prestándole atención no llegaría a tiempo a su primera clase, y ellos no parecían querer irse hasta conseguir algo o ver al héroe. Por suerte, más bien experiencia, la joven tenía sus maneras de salir de esas situaciones, y ya que quería salir rápido pues estar rodeadas de personas sin previo aviso hacía doler su cabeza optó por deshacerse rápida pero amablemente de ellos.

Decidió hacerlo a su juguetona forma.

-Disculpen, tengo un par de cosas que decir -dijo llamando la atención mientras sonreía. Los reporteros le prestaron atención pensando que hablaría sobre el héroe-. Primero, soy menor de edad así que si llega a circular en algún periódico o web algunas de esas fotos o grabaciones sin el consentimiento adecuado tendrán como consecuencia una demanda. Segundo, los demandaré por difamación si alguna prensa amarillista tergiversa mis palabras. Tercero, si no me dejan continuar con mi camino me veré en la obligación de reportarlo en la dirección de manera que no podrán acercarse a la academia nuevamente -advirtió con un tono juguetón soltando todo a la vez. Los que la rodeaban entraron en un estado de pánico porque por supuesto nadie quería que algo así sucediera-. Ok, si lo han entendido permitanme cruzar, por favor.

Habiendo dicho eso la multitud de dispersó de su lado para dejarle el paso libre mostrando una cara de horror. No esperaban ser amenazados por ella y menos con ese tono tan amable. Parecía que les estaba pidiendo un favor, pero sus palabras demostraban lo contrario.

-Ratas, es difícil tratar con las Hanamoto... -comentó la periodista -. Bien dicen que "de tal palo tal astilla".

-Es sólo que conocen su posición de poder y la utilizan terroríficamente bien...

Por su lado la de ojos rojos procuró adentrarse al terreno de la facultad, pues no quería llegar tarde. Aún sin que fueran héroes eran acosados por los medios de comunicación, aunque sabía cómo sacárselos de encima, no sabía qué esperar con un futuro heroico.

Mientras caminaba a un paso nada apurado, pero firme, sus ojos fueron dirigidos hasta una persona del montón que la miraba fijamente como otros, sólo éste lo hacía de una forma más amenazante de lo normal. Sólo sus ojos fueron atraídos por aquél instinto asesino que no reconoció y parecía fuera de lugar. De entre la multitud de personas pudo resaltar a un un peculiar sujeto de piel pálida, casi amarillenta, y cabello azúl grisácea. Y al verlo sus pensamientos llegaron a ella, pensamientos nada agradables que la hicieron considerar el encargarse de él o llamar a alguna autoridad que sí tuviera permitido hacerlo; pensamientos antisociales. Sin embargo no hizo nada, mientras él tampoco hiciera nada no podía ser castigado por imaginar y menos sin prueba.

Algo extraño la removió ligeramente, como un presentimiento. Su lógica no la hacía capaz de creer en cosas como el mal augurio ni la suerte, pero los presentimientos solían aparecerse con frecuencia. No eran «presintimientos« como tales sino que, por causa de su quirk, solía ponerse alerta antes de tiempo y justo se había activado. Al no significar nada bueno tenía que mantenerse en guardia, sobre todo estando rodeada de personas.

Aunque sus ojos quedaron atentos a él manteniéndose encima suyo no detuvo su paso, ella simplemente ladeó su rostro y lo saludó con una mano amigablemente desde lejos. Aquél saludo no fue devuelto ni recibido gratamente.

«Grosero y antisocial».

Una bolsa de papas fue abierta un asiento al lado del de ella. Debido a que el sonido la sacó de sus pensamientos sus ojos instintivamente se dirigieron ahí encontrándose con Kirishima que agitaba la bolsa delante de ella.

-¿Ese tipo de comida chatarra a estas horas, Kirishima?

-No desayuné lo suficiente, tampoco son del todo "chuchería" -alegó Kirishima mostrando como en la etiqueta decían que eran nutritivas-. ¿Quieres, Hanamoto?

Aunque hubieran pasado poco tiempo conviviendo juntos Kirishima había observado algo en su compañera y era que ella, aunque no lo pareciera, tenía un apetito voraz. En horas de almuerzo le había demostrado que era capaz de comer más que él, claro que de alguna forma no perdía la elegancia por más que tuviera tres platos vacíos a su lado.

-Bueno... -Sonrió tomando lo que le ofrecieron-. Qué amable, Kirishima, te lo agradezco.

-¡No es nada!

-¡No pueden comer en el salón! -Les reprendió Iida llegando de la nada, hizo una seña de negación. Pero ellos sólo continuaron masticando- ¡Paren de comer!

-Lo haremos en cuanto terminemos.

-¡No es correcto!

-En realidad, lo incorrecto es comer en horas de clases, el profesor no se ha presentado en el aula aún. -Fue corregido por Hanamoto-. Así que usted se equivoca, Iida.

Kirishima, riendo, le tiró la bolsa ya vacía al más alto. Él la agarró antes de que cayera al suelo y llevó ese desperdicio a la basura, de nuevo se posó a un lado de ellos señalándolos con sus manos.

-¡No puedes tirar basura al piso!

-¡No seas así, hombre! Ni siquiera cayó al piso, tú lo atrapaste.

-Buen trabajo, Iida, protegiste maravillosamente el impecable piso.

-Sí, bien hecho.

-Ah, no es nada... ¡No es divertido, chicos!

Kirishima rió, fue acompañado por una ligera sonrisa de la pelinegra. Al más alto esto no le hizo ni una pizca de gracia, mas pudieron ahorrarse un discurso por parte de Iida por la presencia del profesor asignado a la clase, de inmediato el de lentes fue a sentarse.

El desarreglado Aizawa sostenía una gran cantidad de hojas de papel que correspondían al desempeño de sus alumnos.

-Espero que hayan descansado del ensayo de batallas de ayer -sijo con su característico tono desanimado-. Me tomé la libertad de mirar a sus notas y evaluación.

El maestro regañó a Bakugō y Midoriya diciéndole lo imprudente que habían sido, ambos aceptaron la reprensión algo avergonzados.

A pesar de su físico, ánimo y andar metido la mayor parte del tiempo en una clase de saco para dormir, Aizawa en el uso de razonar era extremadamente bueno. Tenía más de un truco bajo la manga que sacaba en las batallas, un héroe excepcional qie mantenía el perfil bajo por gusto propio.

-Ahora, sigamos con las cosas del salón -habló-. Lamento tener que decirles esto, pero... -continuó, los chicos se pusieron alerta suponiendo que era otra prueba- necesitamos elegir a un presidente de la clase.

No entendieron sus lamentos. Muchos de sus estudiantes increparon alegremente porque al fin se llevaría a cabo una actividad parecida a una escuela normal. Ni bien habló muchas manos fueron levantadas queriendo ser elegidos pues sonaba como la posición de un líder. La mayoría de estudiantes en el aula querían postularse y lo demostraban animadamente. Parte de la excepción era la Hanamoto, por más que tratara de analizar ese puesto decidió no involucrarse en ello pues el encargarse de dirigir y hacerse responsables de otros de esa manera parecía traer más percances que beneficios.


Tenía entendido que un presidente debía de dar el ejemplo, preocuparse por sus compañeros y ser solidario. Era lo más parecido a guiar a un grupo, tal posición debía de ayudar a acelerar la construcción de las bases de un héroe. Ni bromeando se metería en ello por voluntad propia.

Ese puesto no era de su interés, pero estaba más que claro que la persona que los había reprendido estaba esperando a tener esa oportunidad. De hecho había llegado a creer que por sí mismo decidió auto-proclamarse presidente de la clase.

Habiéndose decidido a no involucrarse se centró en una persona al otro lado de la clase, Midoriya levantaba la mano de forma tímida muy al contrario del cenizo, que se sentaba delante de él, quien tenía su mano lo más alto posible soltando gruñidos. No podía evitar pensar que el último chico, quien de vez en cuando la miraba ferozmente como si quisiera traspasarla, le recordaba a alguien, mas era incapaz recordar dónde lo había visto antes. Y eso que aseguraba tener buena memoria.


-¡¡Silencio!! -Exigió Iida llamando la atención de todos-. ¡Eso es una tarea que debe tomarse con responsabilidad donde tienes que soportar el peso de los demás sobre ti!

Luego de un largo monólogo democrático que aburrió a medio camino Aizawa accedió a la propuesta de Iida, el presidente se decidiría por votación.

-Hana-chan, Hana-chan -la llamó repetidamente Uraraka acercándose a ella

-¿"Hana-chan"? -Cuestionó la muchacha.

Aunque supiera que se dirigieron a ella tal trato de confianza por parte de alguien con la que apenas había pasado palabra la confundió.

-Lo siento, no recordaba del todo tu apellido. ¡Pero es un bonito ápodo, ¿no?! -Se disculpó mientras reía-. Por cierto, ¿ya decidiste por quién votar?

-Yo supongo que el más capacitado para esa posición sería Iida, ¿no? -Ladeó la cabeza-. Además... - miró de reojo al de lentes- Parece ansiar esa posición más que cualquier otro, aunque no quiera mostrarlo.

-¡Tienes razón! -Concordó sonriendo-. Iida es tan correcto, siempre yendo por el pro del honor y... ¡tiene gafas!

-¿Ah? ¿Gafas?

-¡Sí! ¿No las has notado?

-Es poco posible no hacerlo, pero no entiendo a que se refiere con eso.

-¡E-es porque las personas con gafas suelen ser líderes e inteligentes! ¿No es así?

-¿Ese no es un estereotipo? ¿No sólo lo hacen por problemas en su visión? -Cuestionó rotando la cabeza seguidamente. Sin darse cuenta Uraraka imitó esa acción-. Da igual, ¿a quién le concederá su voto, Uraraka? ¿Midoriya?

Sorprendida porque hubiera adivinado a la primera Uraraka asintió repetidamente avergonzada por ser obvia. «¿Debería decirle que sólo leí su mente?» consideró pendiente al brillo de sus vivarachos ojos.

-Yo creo que Deku puede guiarnos...

-¿"Deku"? -Volvió a cuestionar la pelinegra haciendo una clase de mueca por los cambios de nombre que la morena hacía de la nada.

En especial lo hizo por el significado de ese nombre, una cosa distinta era que a ella le abreviaran el apellido.

-No es su nombre, ¡pero le queda muy bien!

«¿No le está llamando inútil? ¿Pero en realidad está tratando de ser ofensiva? ¿Él está de acuerdo con ser llamado de esa forma?» pensaba Hanamoto sin cambiar su gesto sonriente. La morena parecía mostrar inocencia por lo que no estaba segura de si estaba en lo correcto o no, después de todo si él lo aceptaba nada podía hacer.

-Bueno...

-¡Tú también serías buena presidenta, Hana-chan! -Habló Uraraka interrumpiéndola de repente-. Hay tantas opciones...

-No se agobie por mí, no me postularé.

-... ¿Por qué no?

-No puedo cargar con el peso de los demás sobre mis hombros.

-Acabas de decir una cosa muy raras, Hana-chan.

-Mi apellido no es "Hanachan", es Hanamoto -la corrigió con amabilidad.

-¡Pero Hana-chan es un ápodo muy adorable!

La elogió hasta que ella terminó cediendo; a la muchacha realmente no le importaba como la llamaran.

Luego del escándalo durante las elecciones del presidente de la clase, en el cual increíblemente se postuló la mayoría de la clase y casi todos votaron por sí mismos, muchas decepciones y otras sorpresas, al final quien resultó ganador de las elecciones fue Midoriya convirtiéndose así, para disgusto de algunos, en el presidente de la clase por 3 votos y la vicepresidente resultó ser Yaoyorozu por 2.

En el momento de las votaciones Hanamoto concedió su voto a su compañero de lentes, quien al enterarse de que al menos ella votó por él poco le faltó para hacer una estatua a su nombre y rezarle diariamente (bromeó diciendo que creía que si ganaba la dejaría comer en clase por ser una simpatizante a su partido, Iida rápidamente respondió que no era esa clase de político corrupto). Pero con un voto no llegó ni siquiera a rivalizar con la vicepresidente al mantenerse tan puro y honesto que decidió no votar por sí mismo. Terminó siendo una aplastante derrota, ya que el resto de los que se postularon al igual que él tuvieron un voto cada uno. «¡No podemos ser comparados cuando ustedes votaron por sí mismo y alguien más votó por mí!» había alegado para disgusto general.

El momento del descanso matutino por la que muchos esperaban llegó más rápido para muchos por la animada clase de votaciones. La sagrada hora del almuerzo había dado inicio.

-Me gustan las chicas con apetito tales como tú, Hana-chan -comentó Kaminari, un rubio eléctrico de manera literal, viendo a Hanamoto terminar de comer. Ella había sentido su mirada desde hace rato pero no dijo nada al respecto.

El ápodo se propagó como un infeccioso virus, así que no regateó.

Hanamoto comía más de lo que alguien con su tipo de musculatura y edad acostumbraba, dos porciones de comida se volvían nada para ella. Con educación ante todo, pero seguía siendo una sorpresa ver esas dos porciones en un momento y al otro ya no más.

-¿A qué se refiere, Kaminari?

-Ah, cuando hablas de esa manera tan formal me siento como un señor, aún así no pares de hablar de tal forma. -Fantaseó en voz alta-. Dilo otra vez, Hana-chan, esta vez di mi nombre.

-"Denki-san".

-Si tú lo dices no es igual -reclamó al de ojos rojos apenas oír el tono ronco, éste soltó una carcajada mientras se burlaba.

Hanamoto les miró notando como el dúo delante de ella se llevaba de maravilla en tan poco tiempo. Sin darse cuenta ella había terminado involucrada en medio de ambos de manera que incluso había sido guiada hasta esa mesa por ellos, aún cuando planeaba comer en el patio en vez de la cafetería.

-¿Por qué me han nombrando de esa forma? -Preguntó la chica sorbiendo de su jugo-. Uraraka lo ha hecho igual.

-Por ella misma. Ashido le preguntó tu nombre a Uraraka, ella dijo que así te llamabas -respondió Kaminari sin dejar de mirarle-, ¡y nosotros lo escuchamos!

Hanamoto por su parte supuso que ese "nosotros" había sido medio salón de clases. Kirishima le miró esperando que alegara algo creyendo que quizá a ella no le gustaba ser nombrada de esa manera, pero se equivocaba pues en realidad a ella no le incomodaba ser llamada de esa manera, pero tampoco le gustaba. Simplemente le daba igual y preguntaba porque tal vez ellos no se habían enterado de su verdadero nombre por ese malentendido.

-Literalmente no es mi apellido, es más un ápodo. Mi apellido es Hanamoto, Hanamoto Ikiru, un placer conocerlo de manera más formal.

Al terminar de hablar la chica colocó una mano en su pecho inclinando la cabeza hacia adelante para demostrar respeto con una reverencia, ya que aún cuando trataba con chicos de su edad era tan formal los otros dos no pudieron evitar pensar en ella como la definitiva niña de alta clase social.

-L-lo mismo digo -respondió torpemente rubio sin saber cómo corresponder esa formalidad-. Entonces, supongo que no quieres que te llamamos por ese ápodo...

-Oh no, no es que me molesta. Pueden hacer lo que quieran.

-Ah, eres tan linda. ¿Quieres de mi comida, Hana-chan?

Antes de que ella siquiera respondiera la comida se había adentrado a su boca, Kaminari aún sostenía los palillos mientras se estiraba para llegar al lugar de la pelinegra. Él ya había hecho eso varias veces anteriormente ya que Hanamoto no rechazaba la comida, tampoco parecía molestarle ser alimentada de tal forma.

Kirishima miró extrañamente a Kaminari dándole un codazo por lo bajo por el abuso de confianza.

-No pensé que comieras tanto -mencionó Kirishima sin parar de masticar-. A pesar de que eres tan pálida y delgada, ¡fue una sorpresa! ¡Comes más que yo!

La cantidad de sus comidas no era un tema agradable. Sabía que comía más que muchos, pero lo hacía por el bien de su quirk así que podía ser saludable.

-Es porque necesito estar correctamente alimentada para cuando utilice mi peculiaridad -alegó firmemente-... Además estoy en mi etapa de crecimiento.

-¿Y planeas crecer aún más? -Preguntó el rubio-. ¡Eres más alta que nosotros! En especial que yo. ¿¡Cuánto mides!?

-Ah -hizo memoria-, en verano medía 1.75, pero el estilista dijo que había crecido desde entonces así que... Creo que actualmente tengo alrededor 1.77.

Hanamoto era bastante alta y esbelta, bastante, superaba la estatura promedio de las mujeres y hombres japoneses estando en su plena adolescencia.

-¡¡Eres casi una cabeza más alta que yo!! ¿¡Cómo creces tan rápido!? ¿¡Genética o algún secreto!? -Exclamó Kaminari con un excesivo entusiasmo-. Entras en el TOP de los 5 más altos de la clase, justo debajo de Iida, increíble -suspiró-. Y da la casualidad de que también me gustan las chicas altas.

-¿Prácticas el modelaje, cierto? -lo interrumpió Kirishima molestando al rubio. Como respuesta ella asintió. Estaba involucrada en ese tipo de cosas desde que recordaba-. No lo entiendo, pero tu altura debe de ser un factor conveniente para ti.

-Lo es.

-¿Puedes hacer eso a tu edad? -Nuevamente Hanamoto asintió- Al final, cada vez termino más convencido de que eres mi tipo ideal -admitió Kaminari-. Alta, piel blanca como la nieve, cabello negro como la noche, ojos rojos como la sangre -recitó como si fuera un poeta de mala clase- ¡Flor invernal, Blanca Nieves!

-Pft, ¿qué hay con eso? ¿Blanca nieves era alta o comía mucho...?

Pese a que Hanamoto no entendió la gracia de ese intento de chiste él ya se había echado a reír siendo acompañado por su amigo.

-Oye, ¿por qué tus mejillas están sonrojadas? ¿Te avergonzaste? -Dijo Kaminari acercándose para picar la mejilla izquierda de Hanamoto.

Kirishima lo acompañó tocando la derecha sólo para comprobar que estaban cálidas. Creyendo que era culpa de ellos, sin saber si de trataba de vergüenza o enojo, estuvo a punto de pedir perdón

-Mis... -sintió el calor en su rostro- Oh.

Eran malas noticias.

Sin que pudiera decir mucho un fuerte y ensordecedor sonido invadió el gran comedor alarmando a todos los estudiantes que se encontraban reunidos en la cafetería.

-El nivel 3 de seguridad ha sido violado, estudiantes por favor evacuen prontamente.

Incentivado por la alarma el caos no tardó en formarse. La reacción del miedo no se hizo esperar.

-¿¡Nivel tres!?

-Según los códigos eso significa que alguien se infiltró en la escuela -explicó Hanamoto como si nada.

-¿¡Infiltrados!?

El pánico se disparó en el lugar por mero instinto de supervivencia, la respuesta a la crisis fue inmediata, pero sin el orden deseado pues casi todos salieron corriendo sin tener tiempo de pensar en alguien más que ellos mismo. Y ya que Kaminari, Kirishima y Hanamoto apenas se habían puesto de pie tuvieron el infortunio de ser arrastrados por la masa. Los estudiantes de todos los departamentos podían reunirse en la cafetería, por lo que eran muchísimos.

El detalle estaba en que la Hanamoto tenía un problema con ese tipo de situaciones, ni bien sus ojos se encontraron con un tumulto de personas su cabeza empezó a doler como consecuencia de las voces de los pensamientos de todos mezclándose en su cabeza más el como era llevada por los otros.

«Pues vaya educación de primera para momentos de emergencia han recibido... Y mal día para haberme saltado el tratamiento».

Hanamoto cerró los ojos con el objetivo de no escuchar las voces acumulándose de más, incluso en aquella situación podía mantenerse en un estado pacífico que si los demás no tenían no serviría de nada. Realmente no le agradaba la idea de marearse hasta vomitar sólo porque los demás habían sido traicionados por sus nervios, por más que los entendiera no veía la lógica en un desorden que podría ser capaz de aplastar a alguien si se descuidaba.

-¡Ah, Hana-chan!

Mientras consideraba la idea de detener el caos por sí misma de una manera que sería imposible ignorarla sintió como si alguien agarrara con fuerza su brazo. Kirishima, viendo como la muchacha simplemente se había dejado llevar por el oleaje de persona al punto de incluso relajarse, había podido agarrarla pero todavía estaban siendo llevados. Hanamoto realmente parecía ser de los que «no luchaban contra la corriente sino que se dejaba llevar».

-¡Todos, detenganse! ¡Calmense! ¡Calmense! -Kirishima trataba de detenerlos aún sosteniendo a la chica.

-¡Oh, vamos, chicos!

-Probablemente me entren ganas de vomitar.

-¡Ah! Hanamoto, ¡no lo hagas!

«Tan dramático».

-¡¡Todos calmense...!! -Un fuerte grito resonó por la cafetería con la intención de llamar la atención, la voz de Iida fue reconocida por sus compañeros de clase-. ¡¡Todo está bien!! -Y aunque Iida se encontrara pegado a la pared de la salida haciendo una pose extraña mientras gritaba la mayoría se mantenía en sus caóticos asuntos.

Mientras la mayoría no hiciera caso no llegarían a resolver el problema de la aplastante y calurosa aglomeración, así que Hanamoto casi se vio en la obligación de intervenir por lo bajo para su propio bienestar. Lo que menos quería era vomitar.

-Ok, esto será un inconveniente.

Hanamoto chasqueó sus dedos por detrás de su espalda; el sonido del chasquido se perdió entre la algarabía y un brillo amatista se esparció por lo largo y ancho de la cafetería sin notarse de más. El desorden se detuvo de inmediato junto con los "nada glamurosos" movimientos de los estudiantes. Al pasar esto entraron en una confusión por el hecho de que todos se detuvieran al mismo tiempo. Kirishima, tan agradecido como confundido, miró a la chica sin saber qué sucedió pero ella sólo mantuvo su sonrisa manteniendo en secreto que había sido su culpa.

-¡Chicos, chicos! -Iida, creyendo que le estaban haciendo caso, habló- ¡¡Sólo es la prensa!! ¡No hay nada de qué preocuparse! ¡Todo está bien! -Continuó gritando de manera que sus cuerdas vocales casi lo lamentaban sólo para asegurarse de que todos lo oyeran-. ¡Estamos en Yuuei, chicos! ¡Comportemonos como estudiantes que somos de la mejor academia!

Luego de una confusión y exclamaciones de alivios que confiaron en que "sólo era la prensa" el desorden se calmó. Le habían hecho caso, aún con el nerviosismo presente en el ambiente y sus cuerpos por haber temido lo peor todos se habían calmado hasta disolverse para volver a sus asuntos.

Mas para Hanamoto había algo que no cuadraba del todo, no podía simplemente creer que unos periodistas se habían adentrado tan fácilmente en una academia que supuestamente tenía una de los mejores mecanismos de defensa anti-intrusos. Así que, aprovechando el despite general, la Hanamoto deslizó su muñeca liberándola del agarre de un despistado Kirishima que ya no se acordaba de ella, después de todo tenía que comprobar qué tipo de personas habían en la prensa como para adentrarse de esa manera sólo a causar caos. Si había algo extraño o fuera de lugar quería verlo por sí misma.

-Hombre ¿estás bien? -Preguntó Kaminari acercándose a Kirishima mientras se mostraba espantado por lo sucedido.

-¡Eso fue riesgoso! -Exclamó el del cabello de puntas-. ¡Ah, pero Iida actuó como todo un hombre!

-Tienes razón, me recordó a esas señales que están arriba de las salidas de emergencia -asintió. Luego miró a su elrededor-. ¿A dónde fue Hana-chan? ¿Acaso fue arrastrada por ese montón de personas?

-¿Hanamoto? No lo creo, se encontraba aquí en el frenesí -dijo tocando la palma de su mano-. ¿Sabes? Creo que lo de Blanca Nieves sí le va; su piel es extremadamente fría..

Kaminari asintió como si fuera una clase de orgullo haber acertado, pero después hizo una mueca de rechazo al entenderlo.

-¿Eh? ¡No la andes toqueteando!

-¡No es así! La estaba ayudando, hombre.

Realmente era tan extraño como pensaba, probablemente más.

Sus orbes bajaron la vista viendo el desastre por encima. Habían héroes rodeando el lugar, entre ellos pudo distinguir al director de la academia y a Recovery Girl. Ella estaba justo encima de ellos, ocultándose ligeramente para no ser regañada por estar allí sin permiso, de cualquier manera podría alegar que fue casualidad y no tendría nada de extraño, pero prefería prevenir.


Ya que siguió a los profesores había encontrado rápidamente la razón del desastre; la puerta trasera de la facultad había sido totalmente destruida, más que eso, prácticamente la habían desintegrado y por eso los reporteros se habían adentrado a la academia como si nada. La seguridad impenetrable de la academia había sido arruinada haciéndola ver no tan segura. Definitivamente una persona normal de la prensa no habría podido hacer tal cosa.

Tal acto podría sólo ser una jugada desesperada de mal gusto de la misma manera que podría ser una declaración de guerra hacia la academia.

Hanamoto era una persona que podía pensar las cosas de más así como podría simplemente no pensar en nada, pero ya que su mente estaba desocupada ella había optado por ocuparla. Por lo mismo estaba sentada en el techo de la academia analizando mentalmente a todos los que había visto fuera de la academia esa mañana para apresurarse a sacar conclusiones, y es que aunque hubieran bastante personas la más sospechosa fue a quien había saludado y no le hizo caso; el chico de cabellera celeste que desprendía un aura tan oscura como su cabello.

Por supuesto no era como si tuviera alguna prueba ni como si lo fuera a acusar sólo por verse sospechoso, así que sus pensamientos sólo fueron callados mientras continuaba trazando otras posibilidades. Por el momento si tenía que ver con alguno de los que había visto apostaría por aquél que poseía la mirada sangrienta oculta entre la capucha de un abrigo negro, aquél solitario chico que no tenía cámara ni micrófono alguno y menos parecía ser fanático de los héroes. Por más que intentara no juzgarlo superficialmente no podía ignorar los pensamientos internos que provenían de él; aquél chico que tenía intenciones antisociales contra todo lo que lo rodeaba quería especialmente ver a All Might.

«¿Se enojó porque no consiguió un autógrafo?» se burló para sus adentros.

Hanamoto se puso de pie empezando a sonreír juguetonamente mientras danzaba bajando del techo para dirigirse a su clase. Pese a esas acciones tan despreocupadas no sabía si para un héroe tener un año ajetreado y caótico como el que se imaginaba sería ese era bueno o malo.

Hanamoto al no ser para nada fanática del caos guardó el haber visto la destrucción de la seguridad en la puerta trasera para sí misma, después de todo sus compañeros estaban calmados por más que no pararan de cuchichear entre ellos, y suponía que se metería en problemas si contaba a voces algo que los maestros parecían tener controlado -ya que tampoco atentaban con decir nada-. Un sacrificio por el ambiente pacífico de la clase.

Para ella lo único resaltable de las horas de clase fue la renuncia de Midoriya a su cargo de presidente que recién había adquirido, en cambio decidieron que Iida era más adecuado, después de todo él había mostrado sus habilidades de liderazgo durante el incidente a la hora del almuerzo.

Al día siguiente al desastre se había decidido que la práctica heroica sería un ensayo de rescate donde iban a ser supervisados por un equipo de tres personas, All Might, Eraserhead y otro héroe que se mantenía en incógnita.

-El ensayo de rescate... Parece que será más difícil esta vez.

-¡Totalmente!

-Vamos idiota ¡¡de eso se trata el trabajo de un héroe!! ¡No puedo esperar!

-Si se trata de una inundación, ese entorno es mi especialidad, ribbit, ribbit.

Delante, detrás o al lado de ella comentaban tan animados como acostumbraban sobre sus ideas u opiniones de las prácticas heroicas. Ya que el anterior ensayo les había dejado emocionados ahora estaban dispuestos a trabajar más.

Por supuesto ella trabajaría lo que tuviera que trabajar mientras consiguiera créditos por hacerlo.

-No se adelanten -dijo Aizawa tratando de controlar a su entusiasta grupo de estudiantes-. Como estaba diciendo, esta vez es decisión de cada uno si usan sus trajes o no -señaló los vestuarios-. Algunos de sus trajes probablemente no se adapten a la tarea en cuestión, después de todo. El área de entrenamiento es bastante lejos por lo que tendremos que ir en bus, eso es todo vayan a prepararse.

-¡Wow! -Exclamó la de tez rosa al ver a la Hanamoto en su traje personalizado, para bromear procedió a ponerle el gorro de su traje a la más alta- ¡Tú y tu traje son tan geniales!

-Gracias. Y su vestimenta tiene un cruce de colores original, desprende un aire alegre -le hizo un cumplido-. En mi opinión personal es algo abigarrado.

Desconociendo el significado de la última palabra Ashido lo tomó como un halago total.

-¿¡De verdad!?

-Sí -afirmó sin que Ashido se diera cuenta de que ella más que elogiarla le había aconsejado.

-¡Vamos, Hana-chan! -Le haló Ashido sacudiéndola-. ¡Es un paso más adelante para volvernos heroínas!

-Menudo optimismo.

-¡Vamos! -Le apresuró.

-Ya voy.

Ashido la guiaba mientras conversaba alegremente manteniendo ese ánimo tan característico de ella. Hanamoto no comprendía del todo cómo estaba siempre tan emocionada y animada, así mismo la contraria no podía saber cómo ella siempre se encontraba en un estado sereno.

Aunque Iida hubiera explicado en un inicio que para conseguir que todos se sientan sin problemas en el bus se formarán en dos filas de acuerdo a sus números al final todos subieron sin necesidad de realizar lo dicho por él, éste se sentía decepcionado por haber armado un plan sin sentidos alguno.

El viaje en bus fue ruidoso, sus compañeros eran del tipo hablador después de todo, pero también calmado. Al menos hasta que cambió de asiento por cuestiones de sus mareos. Unas de sus debilidades eran los transportes como esos, y más que nada, el movimiento que estos hacían. El problema fue su compañero de asiento, se había sentado al lado del ofensivo Bakugō (quien por sus acciones no tenía tan buena imagen a sus ojos), él se la pasó todo el recorrido mirándola mal, como si su insólita presencia le molestara y tener que soportarla fuera un martirio. Literalmente era así, más que nada porque él sabía quién era ella y por lo mismo todos sus actos le molestaban pues al contrario ella parecía no recordarlo, y eso era lo más irritante. A Hanamoto no le molestó su mirada (cosa que sólo alimentó su frustración), en cambio intentó platicar con él, pero él no le prestó atención sino que la insultó en varias ocasiones.

No se cambió de lugar, no porque el autobús estuviera en movimiento sino por ser educada, y, quizá, por ser odiosa, ya que dado sus comentarios él estaba loco porque se fuera. Ninguno de los dos se movió, como si hubietan entrado en una competencia de quien aguantara más al otro (empate) mientras la imagen del contrario se empeoraba en sus cabezas.


Aunque el viaje no fue tan largo Bakugō lo sintió eterno.

-¡¡Increible!!

-¡¿Esto es U.S.J o qué?!

«U.S.J: Universal Studios Japan.»

Como esperaba Hanamoto las animadas exclamaciones no tardaron en presentarse. El lugar adentro tenía diferentes tipos de desastres, era lo suficiente enorme para causar sorpresa entre ellos.

-Inundaciones, deslizamientos de tierra, incendios... Etc, etc. -Una persona con traje de astronauta se presentó delante de ellos-. Esta es un área práctica de entrenamiento que he creado para simular todo tipos de desastres y accidentes -agregó acercándose-. Y su nombre es... -hizo una pausa dramática-¡¡"Ultimate Space For Jams"!!

Aunque no sabía cuál era su nombre ni qué tipo de heroína era ella identificó a aquella persona ya que la había visto en la academia un día antes justo cuando ocurrió el accidente.

-¡Es la heroína del espacio "número 13"!

Por supuesto para esos casos podían contar con la información que Midoriya tenía de los héroes.

-¡Wow, siempre me ha gustado número 13!

Aizawa y la heroína recién aparecida conversaron sobre algo que el resto no fue capaz de escuchar. El profesor asignado les dijo que All Might estaría con ellos pero su presencia no era notoria, supuso que era por la desaparición de este que hablaban.

-Antes de que empecemos quiero añadir una cosa, o dos... o tres... o cuatro.

La heroína número 13 explicó en qué se basaba su quirk y lo peligroso que podía resultar pues tenía una facilidad para matar personas, pero eso no lo hacía diferente al de ellos y para explicarlo mejor hizo énfasis en que los quirks si eran mal empleados podían hacerle daño a las otras personas incluso accidentalmente, pero que sus peculiaridades no existían para matar sino para ayudar. Ante todo tenían que utilizar esa fuerza para proteger, no para dañar.

-¡Eso es todo! ¡Tienen mi gratitud por escucharme tan atenta y pacientemente! -Agradeció dando una excelente reverencia.

Admiraron la cortesía de la heroína e incluso le aplaudieron.

-¡Bravo, bravo! -El más cautivado por aquella cortesía había sido Iida.

-¡Asombroso!

En un momento Hanamoto sólo dejó de aplaudir. Sintió como el calor se apoderaba de sus mejillas y luego algo más que la tomó desprevenida.

Miró de un lado a otro sin entrar en pánico, y como si fuera un perro entrenado para seguir rastros empezó a rondar de un lado a otro. Guiada por unos movimientos fue acercándose hasta donde se encontraba su maestro. Sabía que algo no andaba bien, tanto sus mejillas como peculiaridad se lo decían. Para confirmar aquella creencia Hanamoto se reclinó en la barandilla revisando el lugar. Fijó su vista en un punto específico encontrándose con algo que se supone no deberían esperar.

-Bien, primero lo primero... -Empezó a hablar Aizawa. Paró de hacerlo al sentir un tirón de su ropa.

-Un vórtice negro está abriéndose, señor -avisó la chica sin ostentar miedo-. ¿Es una señal de peligro o es algo esperado?

Esperando que no fuera lo que creía Aizawa miró a donde el dedo de Hanamoto señalaba, y de inmediato entró en un estado de alerta, lo que dejó en claro para ella que no formaba parte del entrenamiento. Otro disturbio sería causado, o más precisamente el inicio de la guerra.

Hanamoto también observó donde ella señalaba, lo que encontraron sus ojos no le sorprendió. Confirmó que no estuvo equivocada al creer que el chico era un completo antisocial y tenía que ver con el incidente, sus sospechas fueron comprobadas pero ya no había necesidad de acusarlo.

«Me pregunto si llegaremos a tiempo para el almuerzo».

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