-Mami, ¿qué estás haciendo?-preguntó mirando a la mujer de cabellos castaños

Sus ojos negros brillaban y parecían tener una capa de agua en estos. No podía comprender muy bien porque la mujer frente a él estaba de esa manera, simplemente no era algo que él pudiera comprender.

La mujer se cubrió la boca con una mano y ahogo un gélido lastimero, observando nuevamente a aquellos papeles y luego a su hijo. Los grandes ojos de su hijo, tan lindo y hermosos pero tan carente de expresión, tan vacíos.

-Lo siento, perdóname, lo siento...-hablo con voz sollozante. Dejando los papeles y agachándose a abrazar a su hijo pequeño-perdóname, perdóname, lo siento tanto-se disculpaba sin parar

El niño no se movió en ningún momento, escuchando los pequeños sollozos de su madre y los brazos de esta a su alrededor. Su expresión no cambio y seguía de manera neutral. Aun no entendía porque su progenitora lloraba o aquella mirada que le daba. La misma mirada cuando leyó aquel sobre de sus resultados.

Estiró sus brazos y decidió hacer lo mismo que ella. Habia visto como los niños de su escuela hacían eso con sus madres o padres. Le dio ligeras palmas en su espalda mientras escuchaba como sus sollozos se incrementaban y lo acercaba más a ella.

-No llores, no llores-dijo con voz neutral, sin expresar nada en ningún momento.

La mujer siguió llorando mientras abrazaba a su pequeño. No podía creerlo pero aquellos papeles no mentían. Su hijito sufría lo mismo que él, su padre.

Padre que se había suicidado hace cuatro años, cuando su pequeño nació.

Alexitmia

Tan solo esperaba, y rogaba, que su hijo no termine con el mismo destino.

-Mami...-murmuro suavemente

No entendida, no comprendía. ¿Por qué su madre lloraba de esta manera?

Sus ojos vacíos y carentes de expresión miraron de reojo el cabello de su madre. Preguntándose la razón de su tristeza.

Miro detrás de su madre. Se mantuvo viendo aquel lugar por unos segundos y con su mano comenzó a dibujar pequeños círculos en su espalda, pensando que aquello la calmaría un poco.

-Tranquila, mami... Nada te pasará, te protegeré-prometió inconscientemente aún con esa voz vacía

La mujer se sorprendió por unos momentos y agarro los hombros de su hijo para apartarlo suavemente. Lo miró a los ojos, esos ojos vacíos y carentes de expresión. Sus labios temblaron y las lágrimas volvieron a inundar sus ojos.

-Mi niño... Todo estará bien...-sonrio tambaleante-ya lo verás...-aseguró a pesar de su voz al sollozar.

El niño se quedó mirando a su madre. Estaba mintiendo pero se le veía tan segura que no pudo contradecirla. Asintió suavemente.

-Lo sé, mami. Lo sé-afirmó y la mujer volvió a envolverlo en un abrazo.

Suspiro un poco y volvió a corresponder aquel abrazo. Ellos jamás olvidarán aquel día de otoño, mientras las hojas caían y demostrando un nuevo ciclo por vivir.

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Nacido del invierno a de aparecer

El destino congelara y cambiara

Ni siquiera los hilos lo detendrán

A aquel ser que lo armarán sin notar

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Estén atentos mis oyentes

El destino más de uno ha de cambiar

¿Listos para ver lo que traerá?