Patrick

Me levanto de la cama y rebusco mi ropa por toda la habitación, lo de anoche estuvo bien, pero fue suficiente, ahora tengo que regresar a la vida real y mi trabajo. No es que me queje, mi cómplice de bebidas todavía está durmiendo, bocabajo y prácticamente desnudo.

Comienzo a vestirme evitando echarle otro vistazo, tengo que resistir la tentación de volver y repetir, el simple pensamiento me hace verificar la hora. Una hora para las seis, quizás si somos rápidos pueda llegar a tiempo.

Andrea gruñe contra las sábanas, flexiona los músculos de la espalda y se gira, la campaña que muestra la sábana me hace salivar, creo que esa misión de resistir acaba de convertirse en algo difícil.

Flexiona un brazo y con su mano derecha intenta dirigir los mechones de pelo castaño a los lugares correctos, sin embargo, caen por detrás de su oreja y se asientan en un reguero mucho más abajo de las costillas. Tiene la piel oliva a nivel del pecho llena de moretones y chupetones, puedo ver perfectamente la cadena alrededor del cuello con el anillo que muestra su rango, sólo es el maldito Sottocapo, no es tan importante, sólo el hijo de una persona de interés.

Me pongo la ropa interior y agarro el pantalón de una esquina.

—Gattino, ¿ni siquiera una ducha? Podemos compartir —la oferta es considerable, miro mi reloj, mi auto es rápido, aún así no tengo tiempo.

—Tentador, pero tengo que irme —Andrea hace una ruido, me entretengo en la barba de tres días, sus labios finos y esa mirada peligrosa, sé bien que tan peligroso es, un Fiore, el Sottocapo de la familia, pero nadie puede culparme por agregarlo a mis experiencias de una noche, el tipo es sexy y estaba hasta arriba de alcohol.

—¿Y qué tal estuvo tu noche? —me puse el pantalón antes de dirigirle una mirada.

—¿Estás buscando elogios?

—Puede ser, un hombre nunca se cansa de escuchar eso —camino hacia él y deslizo los dedos por el largo cabello castaño para hacer que me mire, su mirada interesada casi me hace ceder, pero ciertamente tengo que conseguir mi camisa y largarme.

—Mmm… cariño, he tenido mejores.

—¿Es una maldita broma? —gruñe poniéndose de pie, agarro mi camisa de la cama y me río viendo su cara torturada, no debió preguntar.

—Querías mi opinión, digamos que en una escala del uno al diez eres un cuatro.

—Merda —replica en su idioma natal, me acerco a él y me froto contra su erección, está enojado, pero sigue igual de encendido.

—¿Estás en desacuerdo?

—Sí, maledetto bugiardo.

—Oh, ahora soy un mentiroso.

—Puedo arreglar esa maldita puntuación —Andrea agarra mis muñecas y las coloca por encima de mi cabeza, me acorrala contra la pared más cercana y desliza un muslo entre mis piernas.

Resoplo con diversión, no hay nada peor que dañarle el ego a un tipo luego de una noche de sexo, ups, su error por querer buscar cumplidos.

—No lo creo, tuvo su oportunidad, Signore Fiore, fue bueno, pero ya se acabó —rompo su equilibrio y logro soltarme, Andrea me fulmina con la mirada.

—Al menos dime tu nombre.

—Buon viaggio di ritorno, Andrea —digo antes de salir.

Conduzco al Comando, me doy una ducha en mi habitación, me pongo el uniforme y me uno a tiempo a las tropas, se formaliza el saludo, luego entrenamos un rato. No hay misiones a la mesa, se supone que estamos tomando un descanso por la reciente misión.

Fue un operativo demasiado grande y nos agotó a todos.
Recibo una llamada de mi secretaria pidiéndome que vaya a la sala de juntas, evidentemente el General quiere verme por un asunto oficial, las rarezas están a la carta del día. Entro a la sala y veo al actual General de la IMS2 a la cabeza de la mesa.

IMS2, Investigación militar sección dos, rama separada directamente de la IMS1, creada con los mejores para las misiones más peligrosas. Estoy bastante satisfecho con mi puesto, retirarme de la IMS1 fue una gran oportunidad para salir de la sombra de mis padres.

—Coronel Patrick Werner, tengo una misión especial para usted —levanto las cejas, como Coronel tengo derecho a escoger mis misiones, obtener un trabajo como orden directa ya no está dentro de mis planes, pero supongo que es importante.

—¿De qué se trata? —pregunto tomando asiento, el General desliza una carpeta hacia mí y la abro para comenzar a leer, por desgracia, la foto de mi objetivo me entretiene más que la misión.

—El objetivo está haciendo negocios en Londres, así que es una misión de infiltración, lo necesitamos dentro de la familia Fiore.

Sigo mirando la foto de Andrea Fiore. Bueno, el trabajo podría ser más fácil de lo normal ya que hice contacto anoche con el objetivo. Nada tiene que salir mal, sólo entrar, actuar un poco, conseguir a mi objetivo y luego salir como si no hubiese pasado nada.

Esto sólo es una ventaja.

Andrea Fiore está entre mis manos y ni siquiera lo sabe.

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