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Capítulo 42. Final

Andrea

Miro mi teléfono leyendo la actualización de Ben, está con Leandro en Italia encargándose de los negocios, en serio, Enzo sabe escoger bien, si no fuera por él no sé en qué estado estaría todo. Suspiro y dejo el teléfono en la encimera, me duele la cabeza y la ansiedad está matándome, Patrick incluso se deshizo de todo el alcohol en su casa.

No puedo despejarme siquiera bebiéndome un vaso de vodka. No puedo decir que no lo entiendo, es lo que me busqué por imbécil.

Voy a la habitación y me pongo algo adecuado para salir, tengo que esperarlo de todas formas, no debe tardar demasiado. Abro una de las gavetas que ni siquiera había revisado buscando un reloj y la vista hace que casi tenga un ataque de pánico.

Agarro las chapillas con el corazón latiendo de forma desbocada, según Patrick no quiere saber de su antiguo trabajo, no quiere ser Mariscal, ni Coronel, dejó el Comando, pero precisamente eso me asusta.

Me aterra que no tenga suficiente y quiera regresar a su vida militar.

Acaricio la cadena hasta llegar hasta las chapillas.

Capitán, Raphael Williams.

Respiro con tranquilidad y las dejo en su lugar, no son suyas. Soy un hijo de puta de desconfiado, supongo que con el tiempo esta sensación mejorará.

—Cariño, ¿estás listo?

—Sí —cierro la gaveta y camino hacia él, no tiene que enterarse de mi pequeña falta de confianza, lo que acaba de pasar puede quedarse como un secreto.

Patrick me besa y desliza una mano desde mi cuello hasta la parte baja de mi espalda, muerdo su labio inferior antes de separarnos.

—¿Hay alguna mejora?

—Azael está despierto.

Pero Enzo no.

Me apoyo en la pared y suspiro, según dijeron, la operación fue bien, sólo podrían antibióticos de forma profiláctica, no era nada especial, se suponía que despertaría en unas horas.

Pero no lo hizo.

Ya son dos semanas y sigue en el mismo estado, incluso Azael está despierto y tenía un pronóstico peor.

—Tranquilo, despertará, sólo hay que darle más tiempo —besa mi mejilla, eso me hace sonreír, ya olvidó que detestaba ese contacto.

—¿Todo bien con tu hermano?

—Aún no hablo con él, papá no quiso dar detalles.

—Pues vamos.

Luego de cerrar subimos al auto, ya que Enzo y Azael están en el Hospital militar nos quedamos en Londres, no es una opción irme sin Enzo, lo único que espero es que despierte. Patrick acaricia mi mejilla.

—Él está bien.

—Lo sé.

—Fue demasiado estrés para su cuerpo, sólo se recupera.

—Patrick, lo sé, no tienes que levantarme el ánimo, despertará.

Luego de un largo viaje entramos al hospital, voy a la habitación de Enzo sólo para encontrar la imagen de todos los días, sigue dormido. Le acaricio el cabello antes de ir con Patrick a ver a su hermano.

Azael está sentado en la camilla y mirando por la ventana, no parece muy feliz.

—Azael.

—Patrick —devuelve con la voz rasposa y mirando a su hermano mayor.

—¿Cómo te sientes?

—Como si me hubiesen disparado a la cabeza.

—No eres gracioso.

—No fue la intención.

—¿Dónde está Maddox? Pensé que estaría…—Azael arquea una ceja como si hubiesen mencionado algo prohibido.

—Le dije que se fuera, no quiero verlo y tampoco hablar con él.

—¿Qué?

—¿Dónde está Markov?

—Markov, siempre con eso. Le dijiste a tu padre que se fuera a pesar de que estuvo preocupado y ahora preguntas por el tipo que te envió aquí —se encoge de hombros, hay algo raro en todo esto. 

—Fue un accidente, y Maddox no es un santo.

—¿Qué pasa contigo?

—No me pasa nada, Maddox es un hijo de puta que no quiere a nadie, logró manipularme todo este tiempo para mantenerme lejos de Markov, pero no voy a quedarme aquí por más tiempo —Patrick achica los ojos, incluso a mí me parece extraño, peleó con Markov cuando se enteró de su traición, fue quien lo amenazó, le disparó.

—¿Vas a irte a Rusia con Markov?

—Sí.

—¿Dices que papá te manipuló para que estuvieras lejos? —asiente—. ¿Qué hay de todas las veces que te puso los cuernos?

—Nunca hizo nada —Patrick niega, peinándose hacia atrás.

—¿Cuál es tu relación con Markov?

—Estamos separados ahora, pero sólo es por culpa de Maddox, cuando Markov sepa que no estuve envuelto en el problema con su padre todo será como antes.

—¿Cómo era antes?

—Como mi esposo, por supuesto, ¿qué son todas estas preguntas? —se me eriza el pelo viendo el aspecto de Patrick, no está feliz con las respuestas, yo tampoco lo estaría, ahora Azael se casó ficticiamente con un hombre que quiere matarlo.

—No dejaste que ningún doctor te revisara, ¿cierto?

—No necesito eso, estoy bien.

—¿Qué edad tienes?

—Veinticinco —esos son cinco años más de los que realmente tiene, su cabeza está funcionando terriblemente mal.

—Mierda, iré a buscar un médico, quédate aquí —le doy un asentimiento a Patrick y me quedo con la versión más joven de Maddox que no parece estar contento.

—¿Cuál es el problema?

—No estoy seguro.

—¿Dónde está Enzo?

—Del otro lado, aún no despierta.

—¿Despertará?

No lo sé.

—Sí, sólo es cuestión de tiempo.

—Buenos días —el doctor le sonríe a Azael, él lo mira con recelo—, ¿cómo te sientes?

—Bien.

—¿Cuál es tu nombre?

—Azael Smirnov.

—Esto no puede ser en serio —ante la queja de Patrick el doctor me mira, supongo que tengo que encargarme de él.

—¿Pueden esperarme fuera?

—Claro —jalo a Patrick conmigo, no pone mucha resistencia mientras está ocupado entrando en pánico.

—Maddox no me avisó sobre esto, es como si hubiese saltado cinco años en el tiempo, se ha inventado cinco malditos años.

—Por lo que dijo ni siquiera quiso hablar con él.

—Se volverá loco en cuanto se entere de esto, incluso cree estar casado con Markov.

—Es probable que su estado no dure mucho, espera que el especialista diga algo —y con eso esperamos hasta que el doctor sale de su habitación, por su cara no dirá nada bueno.

—Señores.

—¿Qué tiene?

—Es algo muy inusual, pero el cerebro de Azael ha creado algunos escenarios ficticios, es probable que sean cosas que deseaba, o simplemente la interpretación a algunos eventos traumatizantes con los que no pudo lidiar.

Vaya, yo que creí haberlo escuchado todo, no sólo hay que preocuparse por perder recuerdos, ahora el cabrón de tu cerebro también puede joderte creando escenarios artificiales.

—Dice que tiene veinticinco.

—Sí, y lleva esos cinco años casado con Markov, la relación con sus padres es inexistente.

—Pero recuerda que él le disparó.

—Ese evento lo interpretó como algo actual, es decir, según él ya estaban casados mientras se desarrollaron los últimos acontecimientos, en sus recuerdos fue un accidente.

—No me importa eso, ¿cómo se quita?

—Decirle la verdad no es una opción, su cerebro hizo esto por algún motivo, interrumpir ese estado puede que lo empeore.

¿Puede empeorar?

Patrick suspira, casi se arranca el pelo de tanto jalarlo.

—¿Entonces hay que seguirle el juego y dejar que se vaya a vivir con el hombre que quiere matarlo?

—Lo siento, pero no puedo aportar mucho más, podríamos darle terapia con un psiquiatra, pero firmó los papeles para retirarse del hospital esta misma tarde.

—Me va a escuchar.

—Tenga en cuenta lo que dije.

Como no es mi terreno decido irme con Enzo a su habitación, me siento a su lado y agarro su mano, quiero verlo despierto, no aguanto más esta incertidumbre. No hay motivos para que siga dormido y sinceramente espero que no sea porque no quiere despertar.

Miro una gota caer sobre su mano y la seco enseguida.

—Lo siento —lloriqueo, besando el dorso de su mano—. Esto es mi culpa. Todo es mi culpa, así que perdóname.

Como los días anteriores no obtengo ninguna respuesta.
Me quito las botas y termino acostado a su lado, no me importa que los médicos o enfermeras me regañen, sólo quiero dormir a su lado.

Despierto una hora más tarde con los toques de Patrick, me seco las mejillas y me siento viendo su cara preocupada, supongo que el estado de Azael es el mismo.

—Es hora de almorzar, no puedes saltarte las comidas.

—Está bien —le doy un beso en la frente y me bajo, Patrick suspira y acaricia su mano.

—Podemos venir más tarde.

—Sí.

Salgo de la habitación mientras pregunto por el estado de Azael, al parecer sigue igual y ni siquiera les dirige la palabra a sus padres. Llegamos a la otra punta del pasillo hablando sobre eso, pero las cosas se ponen muy extrañas, algunas alarmas se ponen a pitar y los doctores comienzan a correr. Eso no me preocupa, sólo hasta que corren hacia la habitación de la que acabamos de salir.

—No —corro hacia allí e intento pasar, puedo ver perfectamente cuál es el problema y mi ansiedad desaparece.

Dios, gracias.

Enzo está despierto y sin cables encima, me echo a reír a pesar de la preocupación de los doctores, él me mira enseguida y parece calmarse.

—¿Nos pueden dejar a solas? —Patrick entra y mira a los doctores, uno de ellos niega.

—No es aconsejable, necesitamos...

—No pedí permiso, les pedí que se fueran.

Ellos se retiran ante el gruñido, Enzo se apoya en la almohada a su espalda y consigue sentarse mejor, sonríe, es lo mejor que he visto en las últimas dos semanas.

—No maltrates a mis médicos, son los que tienen que pincharme —hace una mueca en cuanto escucha su voz rasposa, camino hacia él y lo abrazo, Enzo acaricia mi cabello, Dios, fue una maldita tortura tenerlo aquí tanto tiempo.

—No más, esta misma tarde te vas de aquí —Patrick le besa un lado de la cabeza, Enzo se ríe.

—¿Por qué el apuro?

—Ya esperamos suficiente.

—¿Qué quiere decir eso? —me separo y beso sus labios suavemente.

—Que llevas dos semanas aquí y no estarás ni un día más.

—¿Los cachorros?

—Con Ben, volveremos allí, no te preocupes —Enzo frota su frente.

—¿En serio llevo dos semanas aquí?

—Sí.

—Siento hacerles esperar —Patrick lo besa deslizando la lengua en el interior de su boca casi por un minuto completo, Enzo se separa con las mejillas rojas—, podías esperar a que me cepillara los dientes al menos.

—No más esperar —yo soy el próximo en besarlo, Enzo muerde mi labio inferior y hace un movimiento que lo hace quejarse—. Cuidado. No hagas movimientos bruscos, te hicieron una operación bastante…

—No me importa —gruñe, deslizando una mano bajo mi camisa y acariciando mi piel, el toque me hace gemir—. Espero que la puerta tenga seguro.

—Enzo, no podemos… —me besa y desabrocha mi pantalón, luego besa a Patrick mientras acaricia mi erección, no deberíamos hacer esto, aún tiene dolor, pero su toque hace que me olvide de eso.

—¿Desde cuándo te niegas a esto? —jadeo—. Andrea, deja de culparte por lo que pasó.
Patrick lo agarra del pelo para profundizar el beso, Enzo suspira al separase.

—¿Todo salió bien?

—Sí, finalmente despertaste.

—No me refería a…

—Lo sé —Patrick replica mordiendo su labio inferior, Enzo respira y nos mira con las pupilas totalmente dilatadas.

—Bésense —Patrick ni siquiera espera un segundo, me jala hacia él y me besa deslizando la lengua en el interior de mi boca, asegurándose de recorrer todos los rincones—.  ¿Quién carajo no despertaría si esto es lo que puede ver?

—Quiero… —jadeo, deslizando una mano hacia Enzo y colocándola sobre su excitación, pero la toma y termina besando el dorso.

—No.

—¿No?

—Patrick, ¿por qué no haces que Andrea se corra? —Patrick se separa de mí dejándome con todas las ganas y da la vuelta hasta pararse frente a mí.

Desliza los dedos por mi boca, cuello, pecho, abdomen y a lo largo de mi falo para terminar con el índice sobre la punta, dejo salir un gemido que los hace reír.

—¿Cómo quieres el espectáculo, con la boca o mis manos?

Soy el sujeto en cuestión, pero sé que la pregunta no es para mí, Enzo muerde su labio inferior antes de contestar.

—Con tu boca.

—Vaya, espero que este efecto de calentura no se te quite nunca.

Patrick hace que baje de la camilla y se arrodilla a mis pies, me besa el abdomen y luego desliza la lengua por mi erección, uno, dos lametazos y luego la pone por completo en su boca.

—Oh, Dios —Enzo agarra mi mano otra vez y besa cada dedo mientras Patrick tiene su boca ocupada.

—¿Cómo se siente eso, cariño? —se me humedecen los ojos, agarro a Patrick del pelo y hago que vaya aún más lejos, me mira mal, eso sólo hace que me encienda aún más.

—Jodidamente bien.

Patrick sigue chupando y acariciando de vez en cuando mientras Enzo me frota el cuello. No tengo idea de cuánto tiempo pasa, pero definitivamente estoy al borde.

—¿No quieres correrte para nosotros? —me estremezco y agarro el pelo de Patrick con más fuerza.

—Quiero…

—Sí, cariño, córrete —me contraigo y termino corriéndome con un gruñido. Patrick se pone de pie en cuanto lo dejo ir y va directamente a besar a Enzo, me sonrojo cuando la evidencia de mi corrida baja por el mentón de Enzo.

—¿Y bien, que tal el espectáculo? —me abrocho el pantalón viendo a Enzo limpiarse con un dedo y llevarlo a su boca.

—Muy bueno, ¿cuándo nos vamos de aquí?

—En cuanto firme algunos papeles —ladea la cabeza y lo mira directamente.

—¿Y entonces por qué no vas?

—Porque aún no me corro —gruñe, agarrando su mano y colocándola directamente sobre su entrepierna, Enzo lo mira con una sonrisa.

—Tengo dolor, ¿en serio harás que…? —Patrick lo agarra del pelo y lo besa.

—Deja los espectáculos, no debiste excitarme.

—Puedo ayudarte con eso —cede, lamiéndose los labios y apretando su entrepierna.

—Claro que me ayudarás, Andrea que se encargue de tu problema.

Me echo a reír viendo el desastre, seguimos en el maldito hospital y eso no nos importó mucho para hacer estas cosas. Bueno, sinceramente no me interesa incluso si uno de los doctores abre la puerta.

Tengo ahora mismo todo lo que quería, a Patrick, Enzo y el maldito trono de los Fiore, ¿debería quejarme? Olvídenlo, sólo con tener a estos dos hombres para mí estoy más que satisfecho en esta vida.

Lo demás puede esperar.

******

Fin

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