Capítulo 40
Andrea
Vale, estamos en problemas, puedo ver eso, fuimos traídos a este país de alguna u otra manera, empezando por Leandro, ahora el lugar definitivo donde se saldarán los problemas será aquí. No creo que sea bueno teniendo en cuenta que Maddox no tiene jurisdicción en este país. Genial, no sabía que eso podía pasar.
Se supone que es el maldito Mariscal.
Nos hacen pasar al lugar de reuniones y esperamos, Leandro y Ben se quedaron fuera, sólo estamos nosotros tres y Azael. Según tengo entendido la reunión es con el hombre al que Leandro le debe intereses a pesar de haberle pagado más de tres millones, claro, intereses.
Un hombre entra y tres más lo siguen manteniendo distancia, él sonríe y toma asiento luego de dejar una bolsa de cocaína sobre la mesa del medio, me tenso por completo e inconscientemente doy un paso atrás.
Mierda.
Patrick me mira y le sostengo la mirada por unos segundos, estoy bien, sólo es una bolsa, no está cerca de mí, Enzo me acaricia el dorso de la mano antes de tomar asiento frente al tal Ivar.
—Hablemos de nuevo sobre esa deuda que no quieres saldar —Ivar nos mira, abre la bolsa y hace una línea de polvo en la mesa, aspira y tengo a Patrick agarrándome la muñeca.
Estoy bien, quiero consumir, pero tengo motivos suficientes para no hacerlo.
—El Fiore y los hijos del Mariscal, supongo que empiezan a reunirse, ¿debería yo también mostrar a mis aliados o lo dejo como sorpresa?
—Sólo me acompañan, no hay que llevar esto mucho más lejos.
—Sabes bien que el objetivo es ir mucho más lejos.
—¿Por qué? Estoy seguro de que Gabbana no puede ofrecerte algo lo suficientemente bueno como para ir contra la IMS1 —Ivar se echa a reír.
—La cabeza del Mariscal es oferta suficiente.
—¿Qué importa eso? No puede hacer nada con tu territorio.
—Eso no quita que lo intentara, con su cabeza en mi pared nadie se atreverá a intentarlo siquiera.
—Ivar, deja de perder el tiempo, se necesita preparación y aquí estás, hablando —me tenso por completo cuando un hombre conocido sale por donde mismo vino Ivar, imposible no reconocerlo, y es increíble que esté del otro lado.
—¿Markov?
—¿Qué pasa? Ni que hubieras visto un fantasma —Azael da un paso dispuesto a ir hacia él, Patrick lo agarra pidiéndole que se calme.
—¿Qué rayos haces aquí y con ellos?
—¿Se conocen? —Markov chasquea la lengua, me entretengo en lo que parece ser una perforación en el labio, eso no estaba ahí antes.
—¿Cómo crees que los hijos del Mariscal no me conocen? Son problemáticos —Azael parece hervir de rabia, creo que acabamos de conseguir un problema más.
—Puedo afirmar eso, este chico ha matado a un montón de mis hombres.
—Sigue enviándolos y te quedarás sin ellos.
—¿Quieres que te preste a los míos? Son mejores, sin que te ofendas —Markov se ríe mientras hace la proposición, Azael se ve mucho peor, Ivar parece contento.
—Voy a pensarlo.
—¿Alessio y Maxim saben que haces negocios con él?
—Alessio está muerto, tu padre sabe eso de primera mano, y Maxim no quiere saber nada de la organización. Ahora soy mi propio jefe y hago negocios con quien se me da la gana.
—¿Muerto?
—¿Tengo que preocuparme? —Markov mira a Ivar con sorpresa, parecen tener confianza, pero bien puede ser una ilusión mía.
—Hace un buen tiempo te ayudo, no me digas que ahora desconfías de mí.
—Por supuesto que no, te conviene tanto como a mí un cambio de Mariscal.
—Claro, no soy como mis padres, no quiero estar bajo sus órdenes como si fuese uno de sus soldaditos, mira como te paga al final.
—Voy a matarte —Azael evita a Patrick y le va encima logrando tumbarlo, cosa bastante sorprendente, Markov es mucho más grande que todos nosotros.
—¡Azael!
—¿Qué están esperando? Vayan… —Patrick intenta separarlos, Ivar mira a sus hombres para que se metan en la pelea, pero Enzo saca un arma y la coloca sobre la mesa.
—Diles que den un paso atrás, deja que resuelvan sus problemas.
—¿Me estás amenazando?
—Obviamente.
Suspiro, no se supone que esto tenga que pasar aún, no hay rastro de Gabbana o la mujer aliada a él, bueno, ahora que perdí masa muscular es probable que ni siquiera pueda con Azael, sin embargo, es mejor que intentar contener a Markov.
Coloco un brazo bajo el suyo y le rodeo el cuello con el contrario mientras Patrick intenta retener a Markov, por lo que puedo notar es Azael quien se resiste.
—Cálmate, tendrás tiempo para eso más tarde —Ivar se ríe, Markov empuja a Patrick y sacude su ropa, tiene el labio quebrado y uno que otro golpe.
Dice algo en ruso, Azael le responde enojado y entonces Ivar se levanta.
—Váyanse de una vez, tendrán noticias nuestras.
Salgo jalando a Azael conmigo, Patrick discute sobre algo con Ivar, pero no dejo que eso me entretenga mientras saco al chico genioso, hay que ver, tiene actitud.
—¿Qué es eso de que Alessio está muerto? No tengo noticias sobre eso.
—Nuestros padres acaban de llegar, iremos allí.
Azael se queja durante todo el camino, ninguno de nosotros sabía de la noticia, así que no podemos ayudarlo demasiado, probablemente sea Maddox quien arroje un poco de luz sobre la situación. Patrick da dos toques en la puerta de la habitación donde se hospedan y es uno de la guardia quien abre indicando que sigamos.
Maddox está sentado en el sofá fumando un cigarrillo mientras Raphael golpea a un hombre amarrado en una silla.
—Papá, ¿qué pasó con Alessio? —Maddox se levanta y apaga el cigarrillo en el cenicero, Raphael se quita los guantes y los tira al suelo mirando a su hijo.
—Hace tres semanas está muerto.
—¿Cómo es que no sabíamos?
—Es este país de mierda, el que entra no puede salir y las noticias importantes se quedan a manos de Ivar, aunque yo cubrí un poco la noticia por Maxim —Azael parece renuente a creerlo.
—¿Cómo murió?
—Veneno, y por algún motivo Markov piensa que fui yo ¿te lo imaginas, yo, el asesino de Alessio? —Maddox se ríe, su marido lo regaña viendo la expresión enojada de Azael.
—Maddox…
—Ese chiquillo me tiene hasta el último pelo, tenía que ser hijo de ese psicópata.
—Está aquí, ayudando a Ivar.
—Bien, perfecto, podemos matarlo por accidente y darle las malas noticias a su padre —Azael gruñe, incluso yo estoy sorprendido, según tengo entendido sus hijos se criaron juntos.
—No le harías eso a Maxim.
—Pues manténgalo alejado de mi posición, si viene por mí voy a matarlo.
—¿Por qué lo odias tanto? No te hizo nada.
—Deja ese motivo encerrado en un cajón, no necesitamos escarbar.
—Obviamente lo necesitamos, porque él piensa que mataste a su padre.
—Bueno, ¿y qué quieres que haga? ¿Voy y le prometo que no fui yo, que sería incapaz de hacerlo cuando sabe que podría? —Maddox vuelve a reírse, hay botellas de alcohol abiertas, bien podría estar borracho—. No nos engañemos, no me creerá.
—Lo viste crecer
—¿Y qué, me impide algo, quieres que deje que me mate? No gracias.
—Te desconozco —Maddox agarra el frente de su camisa y lo zarandea dos veces, está colérico.
—No me culpes por tus ideas preconcebidas, sabes muy bien como soy. Acaban de verlo, ¿no me digas que quiso darte un abrazo y echarse a llorar por su padre muerto? —lo deja ir y suelta una carajada—. Eso pensaba, que sea la última vez que me cuestionas.
—Claro, las cosas siempre son como tú digas.
—Serás su objetivo, así que te quedas aquí con mi guardia especial.
—No puedes obligarme.
—¿Probamos?
—Si ya terminaron con el drama frente a todos…
—Dime que no mataste a Alessio —y ahora quisiera no estar en la maldita habitación presenciando esto.
—¿En serio me estás haciendo esa pregunta?
—Sí.
—Azael, ya fue suficiente —Raphael interviene, pero eso no parece importarle a su hijo.
—No, que responda la maldita pregunta.
—¿Tiene algún sentido darte esa respuesta? Creerás lo que te dé la gana igual que Markov, un Volkov tenía que ser.
—Es un Smirnov, sabes eso.
—Dile que lo demuestre.
—Respóndeme —Maddox lo mira directamente.
—No fui yo quien lo mató.
—¿Ni padre, o tu guardia especial? —Raphael gruñe.
—Azael, ya es suficiente, no tuvimos nada que ver con la muerte de Alessio.
—Carajo, sabía que ese chiquillo me daría problemas.
—Escuchen, haremos un plan y luego nos largamos de aquí.
—¿Tienen alguna idea con ese plan? —Raphael mira al Mariscal.
—Maddox.
—Adelante, no te gusta mi idea, así que tienes permiso de hacer lo que te dé la gana.
—¿Ahora vas a pelear con todos?
—Bueno, evidentemente no escuchaste a nuestro hijo acusarme de matar a Alessio, ¿estabas en la misma habitación?
—Obviamente, es un niño, hacen cosas…
—No es un niño, hace unos buenos años es un adulto perfectamente capaz de razonar, aunque creo que está tan desequilibrado como yo porque se pone de parte de ese hijo de puta.
—Basta, no vinimos a pelear —se echa reír.
—Es lindo tener menos raciocinio que el psicópata de la familia.
—Maddox.
—Hagan el maldito plan sin mí, es molesto estar aquí —y con eso agarra una botella y da un portazo al salir.
La habitación se queda en completo silencio, Raphael agarra algunos mapas y los coloca en la mesa como si no hubiera pasado nada. Toco el respaldo del sofá tratando de respirar con comodidad, podría jurar que se puede escuchar la caída de una aguja.
—¿Vamos a ignorarlo?
—Azael, deberías estar feliz con lo que hiciste, así que mejor no des una opinión más.
—¿Y tú quien eres para decirme que hacer? —se me eriza el pelo sólo de ver la mirada de Raphael.
—Tu padre, no soy Maddox, a mí no vas a joderme con tus juegos mentales, si no estás de acuerdo con nosotros cámbiate el apellido y ve a vivir con el Ruso.
—Azael, ya es suficiente —Patrick lo agarra del hombro y lo zarandea, este es un lugar donde sinceramente no quiero estar—. ¿Qué pasa contigo? ¿En serio crees que Markov se merece que estés peleando con nuestros padres?
—¿Qué podrías saber tú?
—Escucha… —Raphael es interrumpido por el ruido de su teléfono, lo revisa y resopla, claro, no son buenas noticias, nunca lo son—. Bueno, igualmente vamos a ir con el plan de Maddox.
—¿Cuál es su plan? —pregunto, esto no me da buena espina, se encoge de hombros.
—Tiene la manía de improvisar sobre la marcha, así que no tengo idea.
—¿Qué?
—Se dejó secuestrar, supongo que el plan es rescatarlo.
—Es lindo ver que no te preocupa —replica Patrick poniendo los ojos en blanco, Raphael resopla.
—Patrick, ellos estarán atrapados con Maddox ahora que está de malhumor, los secuestradores preocupan más —si la situación no fuera algo serio podría reírme, pero la gravedad me lo impide—. Me adelantaré, miraré alrededor y luego los llamo, odio estos planes.
—Iré contigo —Raphael mira a Azael y niega.
—No, ya hiciste suficiente, y escuchaste a tu padre, te quedas aquí —se va dejándonos totalmente confundidos, no me gusta esto.
—¿Estará bien?
—Sí, es Maddox, siempre está bien.
Azael intenta irse, la guardia especial se lo impide poniéndolo de un peor humor, ni siquiera Patrick logra calmarlo, así que antes de que siga peleando con nosotros optamos por irnos. La llegada del Mariscal logró ponerlo todo de cabeza.
Esperamos la llamada de Raphael, su plan. Leandro y Ben son los primeros en incorporarse a su posición, yo me acerco a Patrick y le froto el cuello, nunca lo había visto tan nervioso.
—Estará bien, antes dijiste…
—Que siempre está bien —termina y me besa los labios, luego jala a Enzo y hace lo mismo—. Sólo para la suerte, no salgan heridos, los quiero de una pieza.
Y con eso último vamos a la ubicación de Maddox.
Bien, sólo tenemos que entrar, deshacernos de nuestros enemigos y salir sin rasguños. No hay posibilidad para los errores. No lo habrá, esta historia termina con un final feliz para todos.
No seremos la excepción.
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