Capítulo 32
Patrick
Tiro todas las cosas del buró al suelo, me duele la cabeza y tengo el estómago revuelto, odio la sensación de enfermedad y hace un buen tiempo estoy así. Por si fuera poco también tengo que lidiar con los intentos de asesinatos que aún no sé de dónde salen.
De quién.
Ellos saben, pero dudo que quieran decirme.
De todas formas no voy a ir a preguntarles. Maddox abre la puerta y mira el desastre, ahora anda últimamente por aquí, no sé por qué motivo, me irrita aún más.
—Mariscal —levanta las cejas, quería que lo tratara como lo que es, pues bien, ahí tiene.
—No me importa lo que digas, es una decisión tomada, tú y Azael van a retirarse por un tiempo —doy un golpe en el buró, no hace ni medio mes que estoy aquí, no puede sacarme cuando le dé la gana.
—Acabas de reincorporarme.
—Lo cual fue un completo error, los intentos de asesinatos aún no se detienen, así que tienes a los equivocados en Iron Grills.
Como si no lo supiera. Pero no son inocentes, están ahí porque se lo merecen.
—Puedo lidiar con eso —Maddox niega, es jodidamente terco, sólo mi padre puede hacerlo cambiar de idea, y aún así no pasa con regularidad, odio que sea tan sobreprotector.
—Dije que es una decisión tomada, están fuera, esto es contra mí, no contra ustedes, así que hasta que resuelva el problema desaparecen ambos.
—No sabía que Azael estaba en peligro —murmuro, Maddox se revuelve el pelo.
—Dos intentos de asesinatos, y eso sólo en el último mes, supongo que tu teoría de los italianos fue incorrecta —me dejo caer en el asiento, al parecer sí que era cierto que Andrea no estaba involucrado.
—Sí, pensé que Andrea tenía que ver con eso.
—Pero te equivocaste —gruñe, aprieto la mandíbula, odio hacer mal mi trabajo.
—Eso parece.
—¿Tienes alguna idea de quién es?
—Ellos saben —dejo caer de forma inconsciente, tienen que saberlo, alguien les dijo que estaba infiltrado, tiene que ser esa persona.
—¿Quiénes? —miro a Maddox dándome cuenta de que escuchó, muerdo mi labio inferior.
—Andrea y Enzo.
—¿Por qué sabrían quien quiere matarnos?
—Se reunieron con alguien que les entregó pruebas.
—¿Qué tipo de pruebas?
—No lo sé, Maddox, no tengo toda la información, sólo que saben de la conversación que tuvimos en el hospital, les entregaron un video.
—Así que por eso te fuiste —sentencia, que genio, sí, por eso me fui, porque se escogieron el uno al otro antes que a mí, se suponía que tenían que quedarse conmigo.
—¿Dónde está mi padre?
—En casa, está bien, es resistente, sin duda una de sus cualidades.
—No me importa quién esté intentando matarme, no voy a esconderme como una rata —Maddox se echa a reír haciéndome quedar como un idiota.
—Que bien que quieras hacerte el hombre y todo, pero no es negociable, no voy a dejar que maten a mis hijos, así que a partir de hoy tienes escolta, y vives en casa otra vez, con nosotros.
—¿Es jodidamente en serio? Si Raphael y tú se sienten solos compren un perro, no voy a regresar —Maddox me agarra del pelo y hace que lo mire, evito hacer algún gesto que me delate.
—Es una orden, no fue una sugerencia. Patrick, es la casa más segura que hay y ahí se van a quedar.
—No lo fue cuando intentaron envenenar a mi padre y casi terminan matándome a mí —resoplo.
—Aquella vez el enemigo estaba dentro, ahora está fuera y esas paredes te van a mantener a salvo.
—No voy a…
—Puedo obligarte, la guardia especial sigue mis órdenes al pie de la letra, tú me dices si quieres pasar esa vergüenza.
—Te odio —Maddox me suelta el pelo.
—Pues yo te quiero demasiado como para dejar que te maten, así que regresas. Si te molesta mucho lloriquea con Azael que está igual de enojado que tú.
—¿Qué harás? —gruño, poniéndome de pie.
—Primero, hablaré con tus socios, luego veré.
Socios, ojalá fueran sólo eso.
—No te dirán, no quiero que vayas.
—Iré mañana y punto, no tengo que consultarte nada, hago lo que me da la gana.
Eso está jodidamente claro. No tengo duda de que siempre se sale con la suya, salgo de la oficina dando un portazo, cuatro guardias me siguen por todo el pasillo e incluso el viaje en auto hasta la casa de mis padres. Genial, esto era lo único que me faltaba.
Luego de estacionar subo las escaleras de la entrada y me identifico con Laura, ella me deja pasar enseguida, Raphael me mira desde el sofá, ya está bien, todo un milagro que no ande con Maddox.
—Patrick.
—Padre, es bueno ver que estás bien, iré a mi habitación.
—Vaya, si que tomaste mal la noticia —me detengo y vuelvo a mirarlo.
—¿Esperabas algo más? Maddox y tú controlan nuestras vidas como les da la gana —mis palabras desencadenan un tic, doy un paso atrás, él señala las escaleras.
—Sube de una vez antes de que pierda la poca paciencia que tengo.
Obedezco sin rechistar otra vez, y entro a mi habitación, está como mismo la dejé la última vez, hace casi ocho años que no vivo aquí, paso una mano por la sábana de la cama, y miro por la ventana, sólo es un segundo piso, puedo largarme de este lugar sin problema.
Doy un golpe en el marco y maldigo, estoy enojado, no soy un niño como para que me protejan en casa.
—Joder.
—Escapar por la ventana no es una opción, ya lo contemplé, seríamos atrapados a mitad de camino, además, papá no nos dejará regresar así como así —me volteo para ver a Azael, me conoce bastante bien.
—Ya lo sé.
—Podías haberme dicho —el reclamo sólo consigue que la sangre me hierva aún más.
—Sólo quería que lo supieran ellos dos para evitar filtraciones, no pienso que eres un espía, pero eso te dejaría con mucha responsabilidad, era mejor así.
—Ya no soy un niño, lo sabes.
—Por supuesto —digo de forma neutra, Azael me fulmina con la mirada.
—Peleas y todo, pero eres idéntico a ellos.
—¿A quién?
—A nuestros padres —me río a carcajadas, es estúpido decir eso si cada vez que me ven sólo ven una versión más joven de mi padre.
—Mírame, eso es obvio.
—No hablo de lo físico, hablo de tu personalidad, eres más parecido a mi papá de lo que crees.
—Bien, critícame todo lo que quieras, ya no me importa.
—Eres un imbécil que no piensa en los demás, sólo piensas en ti —pongo los ojos en blanco, no me hace falta este drama en mi vida, ya estoy lo suficiente.mente jodido.
—Sólo era trabajo, no tenías que saber que era una maldita actuación.
—Cielos, me siento un completo imbécil por preocuparme.
—No lo hagas, pierdes el tiempo, estoy jodidamente bien.
—Vete al infierno —gruñe marchándose.
—Ahí estoy.
Desgraciadamente no miento.
Bajo las malditas escaleras y reviso los estantes de mis padres, al menos les queda alcohol, me preocuparía si no fuera así. Agarro una botella de vodka y me empino para tragar todo lo que puedo. Para colmo, Maddox irá a hablar con esos dos, prácticamente irá a rogarles que delaten a la persona que en este momento debe ser un aliado para ellos.
No dirán nada si eso me ayuda, estoy seguro de que no les importa.
Vuelvo a empinarme, llegar a la mitad de la botella no es difícil, sigo sintiéndome mal desde que esos hijos de puta me dejaron, el malestar en el pecho no se va, pero es algo con lo que puedo lidiar.
No es amor, no estoy enamorado de esos dos problemas, ya se los demostré, me lo demostré. Me siento en el suelo y sigo tomando, sólo estoy enfermándome, no me importa lo que pase con ellos, no me importa si están juntos, si…
¿Tengo que aceptar que metí la pata?
No lo hice. Esto era lo correcto, por más que quisiera no iba a quedarme con ellos a vivir una vida de mafioso, esa no es mi vida, es la de ellos, yo soy… llevo mi mano al pecho y no siento la chapilla, termino acariciando el cardenal que me dejó Enzo en el cuello, tiene razón.
¿Quién soy actualmente, el Coronel Patrick Werner? A estas alturas estoy lejos de serlo, desde que involucré sentimientos en todo esto mi puesto quedó en medio de algo que no quiero saber.
Siento que me hundo y ni siquiera sé lo que pasa, estoy cayendo en un vacío interminable porque ellos no me escogieron, cuando al parecer era yo quien tenía que escoger.
No lo entendí en ese momento, tampoco ahora, supongo que eso quiere decir que no me importan.
Eso está bien, que vivan felices juntos, no parecen muy afectados por mi ausencia. Trago lo último de la botella y la tiro a un lado, ahora tengo el estómago aún más revuelto, no fue buena idea ligar el ayuno prolongado con alcohol, no dejo que eso me detenga, agarro una botella de Tequila.
Trago como si fuera agua, sólo quiero aliviar el malestar, pero no se va.
—No creo que sea para tanto, definitivamente no como para querer tomarse todo nuestro alcohol —miro a Raphael, parece sorprendido con mi estado.
—Pueden conseguir más, estamos podridos en dinero.
—Es cierto, dame la botella —intenta arrebatarla de mi mano, pero me pongo de pie y la alejo de él.
—Dejen de querer controlar toda mi maldita vida.
—Estamos protegiéndote —dejo salir una carcajada y bebo un sorbo.
—¿Pues dónde estabas mis primeros seis años?
—¿Terminaste? —gruñe, agarrando la botella y dejándola en el lavadero—. Sabes muy bien que pensé que estabas muerto, así que no me vengas con esas. Nunca habías hecho rabietas, no de este tipo. ¿Qué pasó?
—Eso ni siquiera te importa en realidad, tampoco lo entenderías.
Raphael arquea las cejas.
—Vaya, hoy tienes las espinas afiladas, entiendo más cosas de las que crees, siéntate en la sala de estar.
—No quiero… —Raphael me agarra el hombro y aprieta haciendo que me queje.
—No fue una sugerencia, cuando te digo que te sientes en el sofá, simplemente vas y lo haces.
Mierda. Estoy aún más enojado. Recojo todo mi malhumor y me siento en la sala de estar, Raphael cruza los brazos y me mira, ahora me siento como un ratón de feria. Perfecto.
—Ya estoy de… —miro a Maddox que acaba de entrar, él se percata de la situación y ladea la cabeza—. ¿Qué pasa?
—Estoy tratando de descubrirlo, pero nuestro hijo se está resistiendo y lanzando pullas doquier.
—Parece que no fui el único —murmura por lo bajo, Azael se aparece por ahí y pone los ojos en blanco.
—Qué lindo, ¿te pones así luego de pelear con todos?
—Déjenme en paz, todos ustedes.
—Es un imbécil, eso es lo que es.
—Azael —Maddox lo regaña, pero no me importa lo que dice, estoy acostumbrado a pelear con mis hermanos menores.
Me froto la cara y peino hacia atrás.
—Sí, lo soy, lo arruiné todo, estoy jodido.
—¿Qué arruinaste exactamente?
—No quiero que vayas a verlos a Iron Grills, descubriremos quien intenta matarnos, no nos hace falta hablar con ellos —Raphael mira a su esposo, Azael se ve igual de confundido.
—¿A quién hay que ver ahí?
Maddox toma asiento frente a mí, su mirada hace que me sienta incómodo. Como si pudiera ver todos mis malditos secretos.
—Mierda, Andrea Fiore y Enzo Cavallari, ¿de cuál de los dos te enamoraste?
—Eso no sucedió.
—¿En serio? ¿Entonces, cuál es el motivo por el que estás así?
—Eres un jodido mentiroso —le gruño a mi padre, Raphael arquea las cejas.
—¿Se puede saber en qué te mentí?
—En esa cosa de que sólo nos enamoramos una vez, ahora estoy más que jodido.
—¿De cuál te enamoraste, a quién estabas engañando?
—De los dos, ¿eso era siquiera una maldita posibilidad, no se suponía que iba a pasar sólo una vez? Los engañé a los dos.
Raphael hace una mueca, Maddox niega.
—Dios, y fuiste como un imbécil a meterlos en Iron Grills, ¿cuál fue el motivo?
—Te dije que se fueron, cuando llegué no había nada, la casa estaba vacía, sin cachorros, sin ellos, sin ropa, sólo había dinero sobre la cama y una estúpida nota.
—¿Qué decía la nota?
—¿Importa?
—Sí.
—Que tenía el dinero de vuelta y podía volver a lo que quería, bueno, pues adivina, regresé —gruño con exasperación, cada vez que pienso en ello me doy cuenta de que no pensé en otra opción, sólo me aferré a mi futuro más prometedor.
—Patrick, ¿se puede saber por qué interpretaste que era regresar a esto en específico?
—No me vengas con eso tú también.
—Vaya, así que ya sabes que sólo tenías que ir a buscarlos —me pongo de pie, mi reacción fue la más lógica, no tengo que buscar a nadie, ellos se marcharon, y fue la decisión que tomaron.
—Al parecer los dos idiotas pensaron que volvería a ellos arrastrándome como si no tuviese ningún tipo de orgullo.
—Los putos Williams y su orgullo, esa era una mierda que no tenías que heredar de tu padre, pero no, todos son tan imbéciles —escupe Maddox achicando los ojos, Raphael aprieta la mandíbula.
—¿Puedes dejar de ofenderme? Estoy justo aquí.
—Todos ustedes me encabronan —me pongo las manos en la cintura y dejo salir el aire.
—Sólo les muestro que no me importa.
—Bueno, te felicito, demostraste un punto, ahora ellos lo creen.
—No les importa, están juntos.
—Eres un completo imbécil.
—¿Por qué me…?
—¿Qué es lo que te hace pensar que ellos pueden estar sin ti?
—Dijeron…
—Olvida lo que dijeron, ¿puedes escoger a uno y quedarte con él, que hay del otro?
—No voy a responder eso —murmuro, lanzándome al sofá otra vez, Dios, por supuesto que no puedo escoger entre ellos.
—Sabes que tengo razón, si son tres no van a funcionar como un dúo.
—Se conocen desde niños, es fácil que establezcan una relación más fuerte, que no me necesiten.
Raphael se acomoda en el sofá mientras pregunta algo que espero no sea cierto. Porque entonces jodí las cosas más de lo que pensaba.
—¿Y entonces por qué tuviste que llegar tú para que ellos estuvieran juntos?
—¿Están diciendo que ahora los tres estamos jodidos? —Maddox resopla.
—Tú más que ellos, por lo menos van a tenerse el uno al otro, como amigos o lo que sea, pero mírate aquí, haciendo rabietas porque eres muy orgulloso.
—¿En serio ir a perder mi orgullo detrás de ellos me los hubiese regresado?
—Ahora nunca lo vas a saber, porque arruinaste las cosas en grande.
—No puedo creer esto —Maddox niega y brinda una explicación para mí.
—No tenías que ir a perder tu orgullo, sólo tenías que ir a explicarles, disculparte y decir cómo te sentías, ¿o eso era demasiado para tu ego? Tienes menos empatía que tu padre y no te criamos así.
Miro mis manos, algunas gotas húmedas caen sobre ellas, no puedo creer que esté haciendo este espectáculo frente a mis padres y uno de mis hermanos menores.
—Al menos sácalos de Iron Grills, por favor —murmuro, secándome las mejillas, Maddox suspira.
—¿Qué rayos está pasando en tu cabeza?
—No tengo idea.
Maddox se pone de pie para irse, al parecer mi demanda no es lo suficientemente buena, ni siquiera para responder, está bien, me lo merezco, soy un hijo de puta sin corazón. Ya todos estamos al tanto de ese hecho.
—Voy a sacarlos —concede, el alivio llega enseguida, ciertamente soy un niño mimado que espera que sus padres le resuelvan los problemas, todos tienen razón—. Pero sólo si regresas con ellos. Escucha, no me importa si estás del otro bando, si formas parte de la mafia o lo que sea, sólo quiero que seas feliz.
—Eso no pasará, Andrea no me habla, y Enzo no está muy contento con mi presencia.
—Piénsalo bien. Lo que dijo tu padre sigue en pie, es probable que no vuelvas a enamorarte otra vez, así que deja tu orgullo de lado o vas a quedarte solo.
Voy a mi habitación y me lanzo a la cama bocabajo, soy un imbécil, no hay nada que pensar, ellos no van quererme de vuelta, lo mejor es que aprendan a tener una relación de dos. Soy terrible en esta cosa de los sentimientos y si regreso sólo haré más daño.
Soy esto. Sólo Patrick, un imbécil que dejó que los hombres que ama se escaparan sólo por orgullo. Porque, joder, los amo, pero eso no me sirvió de nada, sólo para joder aún más las cosas.
El amor no es para mí, me metí en sus vidas planeando engañarlos, no importa que me arrepintiera en algún momento, el daño estaba hecho, por supuesto que ellos escogerían irse, alejarse de mí. Era la mejor opción, así que no los culpo. Puedo decir eso ahora.
El amor no debería sentirse como si tuviese un bloque apretándome el pecho, no, en realidad no es amor lo que estoy sintiendo ahora, sólo son las consecuencias de toda mi maldita realidad.
Acabo de darme cuenta de que perdí lo mejor que había conseguido en mi vida.
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