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Capítulo 29

Andrea

Acaricio el pecho de Patrick luego de nuestra maratón de sexo, juro que si seguimos así terminaremos bajando quince kilogramos al mes, hay que controlarlo. Pero no me molesta por el momento. Me mira con una sonrisa de medio lado, provocándome, otra vez, jodido infierno, Enzo tiene razón, tiene demasiada resistencia.

Agarro su chapilla militar y la leo por trillonésima vez, el metal molesta entre nosotros, mientras follamos, dormimos, habitamos, cada vez que lo veo sin camisa. Odio la maldita cadena y se niega rotundamente a quitarla.

Es como si siguiera siendo Coronel y no me gusta.
Me hace dudar, y tampoco quiero eso.

—¿No podemos guardarla? —Patrick se ríe y me deja un beso en los labios, Enzo sale del baño con sólo ropa interior mientras se seca el pelo rubio.

—¿En serio te molesta tanto la chapilla?

—Sí —Patrick me besa.

—Ten un poco más de paciencia, no estoy listo para quitarla, lo haré, pero no aún —suspiro y me recuesto al respaldo de la cama mientras Patrick se pone de pie y se pierde en el baño luego de besar a Enzo.

—¿En serio no te molesta que no quiera quitarla?

—Es un poco extraño verla todo el tiempo y que te recuerde de dónde vino, pero no lo quieres ansioso, se la devolví porque no se veía bien —me revuelvo el pelo e intento frenar mi ansiedad.

—Está bien, estoy… yo que sé… no me gusta verla, odio esa cosa.

—¿Pasa algo?

—Siento que valora más su vida como Coronel que lo que tiene aquí, con nosotros —Enzo se sienta a mi lado y tuerce un mechón de pelo dejándolo completamente ondulado.

—Creo que lo estás llevando demasiado lejos, no tienes que preocuparte por eso.

—¿Realmente?

—¿Hizo algo que estás tan desconfiado?

—No, pero… —me besa interrumpiendo mis palabras.

—Pero nada, olvida eso, no es bueno para ti —justo cuando estoy a punto de besarlo de vuelta su teléfono suena en la mesa de noche, le agarro la nuca intentando entretenerlo—. Espera, tengo que atender eso, es Ben.

Gruño y lo dejo ir cruzando las piernas, joder, ahora estoy de malhumor. Enzo lee el mensaje y se queda completamente callado, sé lo suficientemente para saber que no es una buena señal.

—¿Ahora cuál es el maldito problema?

—Son los padres de Patrick —murmura enseñándome un video en el teléfono. Un completo desastre, camionetas volcadas, sangre, casquillos. No hay que ser un genio para darse cuenta de que están muertos o bastante heridos.

—Mierda, eso no es nada bueno —ambos miramos a Patrick que sale del baño sólo con un pantalón negro, Enzo me mira sin saber que hacer o decir.

Joder, esto no será bonito, ya tenía miedo de que nos dejara, ahora si es bastante probable que se vaya. Es egoísta, pero no quiero que ponga un pie fuera de esta casa.

—¿Por qué me están mirando así? —me amarro la sábana a la cintura y le doy el teléfono para que lo vea por sí mismo, la declaración que tanto pánico me da llega enseguida—. Mierda, tengo que irme.

—¿A dónde? —gruño, agarrándole el brazo, Patrick resopla.

—Necesito saber qué le pasó a mis padres y tengo dos hermanos menores que me necesitan, no puedo quedarme aquí como si nada —aprieto el agarre, más enojado conmigo mismo que con él, entiendo sus razones perfectamente, pero aún así hay algo que no me deja verlo marchar.

Tengo un mal presentimiento.

—¿Volverás con ellos? —Patrick coloca las manos en mis mejillas y deja un beso pequeño en mis labios.

—Sólo por unos días, estoy fuera, ¿recuerdas?

—Sí, y fueron ellos quienes te expulsaron.

—Siguen siendo mis padres, estoy enojado con ellos, pero no quiero que los maten —pongo mis manos sobre las suyas y suspiro.

—Quédate aquí.

—Andrea…

—No puedes irte, sé que si te vas, si vuelves a tu maldita vida no querrás regresar aquí.

—No es así —gruñe de repente—, pertenezco a este lugar, aquí, con ustedes, sabes bien eso.

No sé jodidamente nada sobre ti.

—Quítate las chapillas entonces —Patrick me suelta y agarra una camisa de su armario, luego de ponérsela me fulmina con la mirada.

—¿Por qué estás obsesionado con las malditas chapas? Sólo es una maldita cadena.

—Pues demuéstralo, deshazte de ella.

—Esto no tiene sentido —Enzo por fin elige intervenir y me hace caminar al baño.

—Patrick, vete de una vez.

Le hace caso teniendo en cuenta lo fuerte que tira la puerta, desamarro el nudo de la sábana y la dejo caer al suelo antes de meterme bajo la ducha, me digo a mí mismo que estoy comportándome de forma estúpida. No soy un hombre inseguro, pero es lo que él me provoca.

Siento como si lo tuviera y a la vez no, es difícil de explicar.

—¿Andrea, qué rayos fue eso? —Enzo se une a mí en la ducha y me hace girar, apoyo la espalda en los azulejos mientras el agua tibia nos moja por completo.

—Nunca pensé que iba a estar jodidamente celoso de un pasado, ni siquiera es un hombre, sólo es una maldita chapa con su nombre —replico, mi compañero agarra la esponja y la junta con gel para comenzar a deslizarla por mi piel.

—Presionándolo no conseguirás nada —agarro su mano y me río de la declaración.

—De ninguna forma consigo nada, ¿te dijo que te amaba, escuchaste las palabras exactas salir de su boca?

—Prometió que…

—Que nos amaría, bueno, sinceramente no me sirven esas palabras, yo tengo que escucharlo —Enzo me besa, suave, profundo, increíblemente lento, lo suficiente como para hacer que me calme, me encantan estos besos. 

—Yo tampoco le dije directamente las palabras y no lo ves formando un lío por eso.

—¿Así que me comporto de forma ilógica?

—Creo que estás precipitándote un poco, esperemos que regrese y quizás puedas sacarle una confesión.

—¿Confías en él?

—Sí, sus ojos no mienten, nos quiere, Andrea, no está fingiendo.

Bien, no hay nadie más en quien pueda confiar más que en Enzo, estoy seguro de que tiene razón, siempre la tiene.

—Está bien, esperaremos.

Enzo sonríe de medio lado y empieza a frotarme nuevamente, es una total desgracia que ninguno esté para el sexo, así que luego de ducharnos y vestirnos bajamos a la sala de estar.

—Deja de verte tan amargado al respecto —le sirvo la leche a los chicos y ellos comienzan a tomar al instante.

—A veces siento que no tengo ninguna conexión con él, se lleva mejor contigo, nosotros dos sólo somos compatibles sexualmente —Enzo deja caer un plato sobre la encimera, hace tanto ruido que los cachorros se enfurruñan.

—¿Estás hablando en serio ahora mismo?

—Sí.

—¿Estás celoso de mi? —camino hacia él y tomo asiento en una de las butacas, Enzo está del otro lado con mala cara, lo que menos quiero es provocar una pelea entre nosotros.

—No estoy celoso, escucha, me encanta verlos juntos, no me pongo raro cuando lo tocas, no hablo de eso.

—Pues explícalo porque no entiendo lo que dices —agarro su mano y acaricio los nudillos con el pulgar, están ásperos debido a los golpes.

—Tú y yo teníamos una relación de amistad establecida, simplemente evolucionamos a la parte donde tenemos sexo. Con Patrick, es diferente, me engañó, lo torturé, luego yo lo engañé, nuestra relación está jodida.

—Patrick dijo que estaba bien, le pediste disculpas.

—Las cosas no son tan fáciles.

Bien puede ser un mentiroso compulsivo. Estoy paranoico, no confío en él, si resulta que llegó sólo para engañarnos ninguna palabra que salió de su boca fue la verdad.

Eso me asusta.

—¿En qué estás pensando, salir de esto? —Enzo me mira con pánico absoluto, acaricio su mejilla tratando de relajarlo.

—No quiero hacerlo, pero si ustedes se sienten diferente cuando se trata de mí…

—Mírame —agarra mi mano con fuerza, no tengo otro remedio que hacer lo que dice—, ¿diferente? Te dije que te amo. ¿Eso no significa nada para ti? No trates de encontrar lógica. No quería meterme en esto al principio porque veía venir el resultado y mi respuesta es un gran no a que te vayas.

—Pero…

—Tengo la certeza de que no funcionamos si no estamos los tres y no quiero comprobar eso —no puedo evitar reírme.

—Eso no tiene sentido, es normal que dos personas estén juntas —Enzo besa mis dedos.

—Andrea, somos tres desde el principio, Patrick y yo no somos compatibles si no estás tú, nosotros dos seríamos un completo desastre sin él.

—No puedes saber eso.

—Lo sé. No preguntes cómo, simplemente lo hago.

Luego del desayuno cada uno va a sus labores, el día no mejora, sólo empeora, pérdida de dinero, clientes problemáticos, todo absolutamente mal. Llegar a casa tampoco hace una diferencia, alimentar a los cachorros y simplemente dormir.  

Dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete días en los que Patrick ni siquiera contesta el teléfono y estoy al pensar que las palabras de Enzo son una realidad, no funcionamos sin ese hijo de puta. Diablos, el dolor de cabeza no se va haga lo que haga.

Miro mi teléfono, no conozco a la persona que llama, pero respondo pensando que por un algún milagro podría ser Patrick. No lo es. Sólo son más problemas de los que tengo, Gabbana quiere reunirse conmigo y esta vez no cometió el error de contactar a Enzo.

Da igual. Conduzco al centro de reunión con Ben y tres más, ni siquiera le aviso a Enzo de la reunión, eso lo pondría paranoico. Tomo asiento mirando a mi compañía, Gabbana y un hombre rubio, lo peor es el uniforme militar, forma parte de la IMS.

—Andrea, es bueno verte, la última vez tuve que hablar con tu cachorro.

—Que sea la última vez que lo amenazas —Gabbana niega como si mis palabras fueran desconcertantes.

—Las amenazas no están dirigidas a ustedes, sólo quiero al Coronel —miro al hombre uniformado en la mesa.

—¿Quién es él?

—Coronel de la IMS2, Mathew Ilya, un gusto conocerlo —miro la mano que me ofrece, lo ignoro por completo, es el puesto de Patrick, no sé que podría querer un hombre como él de mi.

—¿Por qué hay un Coronel con nosotros?

—Le dije a Enzo que se arrepentiría de esconder al hijo del Mariscal, bueno, llegó el momento.

—No sé de que hablas.

—Tenemos pruebas de que el Coronel los engaña por completo —me pongo de pie, cosas inútiles, por supuesto, debí saberlo.

—No voy a creer un carajo de lo que me enseñes, no me interesa hablar con ustedes.

Mi teléfono hace un sonido, miro a Gabbana que tiene su teléfono en la mano, ahora estoy aterrado de verificar lo que es, no quiero saberlo. Quiero que la mentira siga siendo mi realidad, aún no estoy listo para caerme de bruces contra el suelo. Probablemente no pueda levantarme.

—Revisa tu teléfono —miro al Coronel, parece bastante complacido con la idea de que Patrick sea descubierto, puede ser un video completamente montado.

—¿Por qué haces esto?

—Quiero verlo hundido, muerto, a veinte metros bajo tierra junto a su familia —eso es demasiado odio para una persona.

—¿Por qué?

—Le jodieron la vida a mi madre, es mi turno de joderlos —Gabbana da varios toques en la mesa y me mira.

—Revisa el teléfono, Andrea —saco el teléfono de mi pantalón, es un video, Gabbana se limpia la garganta con un sonido y me anima a verlo—. No es un engaño, esa es la verdad, saliendo de su propia boca.

—¿Cómo podría saber si es cierto? Pueden montar cualquier cosa hoy en día.

—Debes tener expertos, envíales el video y compruébalo, no es creado.

Le envío el teléfono a nuestro técnico informático antes de abrirlo, el hombre que se encarga de estafas en línea, algo que no me gusta y cambiaré en cuanto tenga poder, pero por el momento tiene que quedarse ahí.

—¿Qué consigues con esto?

—Que tú y Enzo dejen de protegerlo, y no existan repercusiones una vez que lo mate.

Trago el nudo en mi garganta, aún si me traiciona, no es muy probable que lo deje en sus manos, amo a ese hombre y nada hará que quiera verlo muerto. Mi informático le da el visto bueno al video, es completamente auténtico, no hay montaje o programas ocultos. Es la verdad y la tengo a sólo un clic.

—Espero que no me hagas perder el tiempo —vuelvo a tomar asiento preparándome para lo que voy a ver, Gabbana hace un gesto y reproduzco el video.

Es completamente decepcionante, porque es su voz, es él, no hay margen de error. Mientras estoy en una maldita mesa rodeado de enemigos tengo que escuchar cada palabra ácida de parte de Patrick mientras habla con sus padres. Que seguimos siendo parte de un plan, sólo un medio para un fin, que no hay sentimientos de por medio, que él no es así, que su prioridad siempre será su trabajo.

Es lindo ver la verdadera cara de tu amante. ¿Me hace un estúpido querer protegerlo de todas formas? No quiero que Gabbana lo mate, no soy ese tipo de hombre.

Aunque estoy al tanto de la traición el amor no ha desaparecido. Sólo fuimos un plan elaborado desde el principio, acercarse fue completamente premeditado para hacernos caer como si fuéramos sólo fichas en su tablero.

Ni siquiera estoy seguro de cómo sentirme, no tengo idea de cuándo me puse de pie o llegué a casa.

Con Enzo, evidentemente la única persona en la que puedo confiar realmente desde siempre. Nadie más. Porque Patrick logró engañarnos por completo.

Ahora lo quiero lo más lejos de mi vida que pueda tenerlo, porque hacerle daño no es una maldita opción. Deberían darme una medalla por ser el mayor imbécil de la historia.

Ahora tiene sentido que no quisiera quitarse las malditas chapillas, ese era el maldito recordatorio de que sólo éramos trabajo.

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