Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 28

Enzo

Intento ignorar la discusión de Andrea con Patrick, los últimos días sólo hacen eso, Andrea está paranoico con esas malditas chapillas, si hubiese sabido que le molestaban tanto no las habría devuelto. Creo que eso nunca fue una opción, Patrick no funciona bien sin esas cosas, Andrea lo sabe, el problema es que mientras más le moleste Patrick se aferrará con más fuerza.

Termino de ponerle azúcar al chocolate y lo muevo, los cachorros andan gruñendo con Patrick y Andrea, se toman la discusión muy en serio, a veces incluso los muerden.

—¿Por qué estamos peleando? —le doy un sorbo a mi chocolate mientras miro al ruso insoportable, en serio, no quiero recordar todas las estupideces que me dijo cuando viajamos juntos.

Suele pasar las tardes aquí, supuestamente para hacernos compañía, creo que es sólo para chismosear, pero bueno, no sé nada, suelo ignorarlo después del momento que compartimos. Debo admitir que tiene buenas ideas, pero una boca muy sucia.

—No es de tu incumbencia.

—Es complicado —murmura, haciendo una mueca—, cuando uno está de buen humor el otro no, una relación de este tipo es como asegurar la guerra en tiempo de paz.

—Nadie te preguntó.

—Pero el sexo debe ser jodidamente alucinante —vuelvo a tomar un sorbo y respondo aunque no fue una pregunta.

—Lo es.

—Verlos debe ser una maravilla —toca mi mejilla, levanto las cejas, tiene que aprender a no tocar cuando quiera.

—Deja de tocarme.

—¿Por qué…?

—No tienes permiso para tocar a Enzo, aléjate de él —Andrea llega a la cocina y le aparta la mano bruscamente, Markov apoya la cabeza en su mano y sonríe.

—¿No me digas que sigues enojado porque lo hice excitarse? Debo decir que fue el que más resistió mi charla sucia.

—Eres insoportable —Andrea ve la tarea de prepararse chocolate más que tediosa, así que termina por quitarme el mío y darle un sorbo.

—Dime, ¿por qué estás tan enojado con mi primo desde temprano?

—No seas metiche, Markov —Patrick es quien lo regaña esta vez, está listo para salir aunque es nuestro día libre.

—Es lo único entretenido estando en medio de la nada.

—No te invitamos a vivir aquí.

—Por eso vengo de visita —replica.

—¿Cuándo te vas?

—Hoy, ya tuve suficiente, tres días es todo lo que puedo aguantar aquí, tengo calor.

—No seas Neanderthal. 

—Mi país es más agradable —Patrick resopla.

—Te gusta congelarte las bolas.

—Tengo quien las mantenga calientes.

—Ninguno como mi hermano.

—No te desquites conmigo, que no tengo la culpa de que pelees con los italianos.

—Sólo con Andrea —recalco, haciendo que los dos me miren con mala cara, Patrick niega.

—Saldré un rato, necesito salir de aquí.

—Voy contigo —agradezco internamente que no se quede con nosotros, Patrick le tira una chaqueta.

—Vamos, cúbrete, no hay frío, pero si hay sol.

—Harás que me ase —eso es lo último que escucho mientras se dirigen al garaje, miro a Andrea que terminó mi chocolate, ahora el suyo.

—¿Ya estás contento?

—No —replica, lavando el vaso y luego sentándose a mi lado—. Me siento como un puto imbécil, otra vez —muerdo mi labio inferior, es un imbécil—, no lo digas, no necesito que confirmes el hecho.

—No dije nada.

—Tus ojos no mienten, sé lo que piensas, siempre lo hago, eres un libro abierto —le acaricio la mejilla y coloco un mechón de pelo detrás de su oreja.

—Deja que vaya a su ritmo con las chapas, que las quite cuando quiera.

—No quiero hablar del tema.

—¿Qué pasa? —pregunto entrelazando nuestros dedos, Andrea mira nuestras manos y aprieta el agarre.

—Joder. Estoy de malhumor, nervioso, ansioso, esperando que algo malo pase y me molesta, no soy así.

—Cálmate, es la primera vez que te enamoras, sé que tienes miedo, pero un paso a la vez, Andrea, no pierdas la calma, el amor se trata de esto, confiar.

—No se siente así contigo —suspiro, obviamente no soy como Patrick, además, tenemos la ventaja de conocernos desde niños.

—Lo sé, Patrick es tu tormenta, yo soy tu calma, no puede sentirse igual, lo mismo pasa en mi caso.

—No sé nada sobre tu vida amorosa.

—No quería que supieras.

—¿Cuántas veces te has enamorado?

—Sólo una vez antes de ustedes.

—¿Quién? No me digas que Clarisse —gruñe con molestia. Clarisse, esa mujer es una gran mancha negra en mi vida, me reprogramó por completo, me hizo dudar de mí mismo como persona, como hombre, fue imposible sentir algo por ella.

—No, ella ni siquiera se dejaba amar.

—No me gusta hablar mal de las mujeres, pero en serio es una perra.

—Estoy de acuerdo.

—¿Quién?

—Era otro de los corredores, me encantaba verlo en la pista, que me sonriera, los toques a escondidas, los besos.

—¿Y qué demonios pasó?

—Tuve que empezar a acostarme con Carlo por el patrocinio, jamás volví a dirigirle la palabra —Andrea me besa, sé que es sólo para hacerme sentir mejor, este tema lo pone de malhumor, no le gusta la historia con los Russo.

—¿Dónde rayos estaba metido en ese tiempo? Aún estoy enojado por no ver lo que pasaba frente a mí.

—Te dije que no quería que supieras, te lo oculté.

—Aún así, no es algo que me haga sentir mejor, debí saberlo, era tu mejor amigo.

—Andrea, no puedes ayudar a una persona que no quiere ayuda —hace una mueca, no se ve muy convencido de mi respuesta, pero ciertamente no quería que lo supiera, estaba haciendo algo completamente humillante, me daba vergüenza que la gente alrededor se enterara.

Nero pasa la cabeza por las piernas de Andrea y él sonríe enseguida.

—Chico, ¿qué pasa?

—Ven, vamos a ver el televisor un rato —prendo el televisor mientras Andrea se acomoda en el sofá, me acuesto a su lado, coloca un brazo alrededor de mi cintura y los cachorros suben para colarse en los espacios.

—A veces soy insoportable, lo siento.

—Esa disculpa está mal dirigida, no peleabas conmigo.

—Lo sé, sólo que con él las cosas son más difíciles.

—Deja de querer controlarlo y no vas a chocar tanto con él.

Andrea suspira y se pone a ver el televisor, no pasan ni cinco minutos para que se quede dormido, incluso yo me duermo hasta que Markov y Patrick entran evitando hacer ruido. Mala suerte que tenga buenos reflejos, no abro los ojos, pero escucho el silbido del ruso.

Bonita vista, ya veo el motivo por el que no quisiste meterte entre las piernas de alguien más. 

Ya te dije que no me hace falta, los tengo a ellos, no voy a engañarlos —Markov se echa a reír.

Quien lo diría, Patrick Werner, te tienen domado.

Cállate.

Recogeré mi maleta y me voy, dile a uno de tus guardias que me lleve.

Ten cuidado de regreso.

Tengo pasaje para Londres, espero escaparme esta vez de Maddox.

Lo dudo, pero buena suerte.

Una vez estoy seguro de que Markov está fuera me levanto y voy a la cocina, Patrick está tomando, evidentemente el lugar al que fue no le brindó el consuelo necesario.

—Debí imaginarlo. ¿Escuchaste toda la conversación?

—¿Qué te asusta tanto? No nos engañaste —vuelve a tragar un poco de vodka.

—Olvidé que no eres el de los berrinches.

—Andrea no es así normalmente.

—Bueno, suele comportarse así conmigo —miro a su pecho, no están visibles, pero por la silueta puedo decir que están ahí.

—¿Qué pasa con las chapillas, por qué no puedes quitártelas? —Patrick coloca el vaso en su frente, al parecer tratando de aliviar un reciente dolor de cabeza.

—Si no están ahí siento que está mal, que me falta algo, las tengo desde que soy un niño, no pueden pedirme que las deje en tres días.

—Ya no son tres días, Patrick, y tienes que entender que te falta lo que estás buscando, sólo quieres algo que te recuerde lo que eres.

—No empieces como Andrea —escupe con furia, pongo los ojos en blanco, soy más inteligente que eso.

—No voy a discutir, pero que conste, espero que ese recordatorio no sea para jodernos, porque es muy difícil que de segundas oportunidades.

—¿Qué estás sugiriendo? —coloca el vaso en la encimera y me mira con recelo, me apoyo en el mármol, es hora de dejar caer algunas verdades que a ninguno nos gusta.

—Imagino por lo que estás fuera de tu Comando, Patrick, no soy un estúpido, viniste con nosotros para engañarnos, lo lograste, felicidades. El problema es que no sé cómo no terminamos en Iron Grills, no sé si tu objetivo éramos nosotros o alguien mucho más grande y sólo querías utilizarnos.

—Enzo… —le hago un gesto para que me deje hablar, no quise saberlo antes, ahora tampoco, es algo de lo que estoy consciente, pero estoy seguro de que no quiero escucharlo salir de su boca.

—Te dije que escogieras por un motivo y espero que esa no sea tu respuesta —digo señalando hacia su pecho, donde están las chapillas.

—Sólo necesito un poco más de tiempo.

—Está bien.

—La razón por la que vine ya quedó atrás.

—Me alegra escuchar eso, llévalo a una habitación —murmuro, señalando a Andrea, Patrick se niega enseguida.

—No quiere verme ni en pintura.

—Créeme, si quiere verte, es la primera vez de Andrea enamorándose, así que paciencia con él.

—Contigo no hace los berrinches.

—Por eso estoy yo con ustedes, los dos son una maldita tormenta tocando tierra —Patrick sonríe.

—Así que tú eres nuestra calma.

—Eso parece.

—Estoy seguro —sentencia acariciando mi mejilla, le agarro la mano y lo miro.

—Andrea y yo nos conocemos desde pequeños, sabemos cómo hablar las cosas, cuándo hacerlo, pero contigo es diferente, no tenemos esa dinámica, no estamos acostumbrados, es cuestión de aprender a comunicarnos, no todo es sexo.

—Estamos comunicándonos —doy un asentimiento.

—También deberías hacerlo con Andrea, ver las chapillas lo pone de los nervios, sinceramente a mí también, pero sé que si digo algo sólo empeorará las cosas.

—¿Cuál es el problema con las malditas chapas? Saben lo que hacía antes de llegar aquí.

A veces no lo entiendo, no puedes tener un futuro si sigues arraigado a un pasado. Es algo que podría decir en este caso, sin embargo, el problema con Patrick es que ser Coronel sigue siendo parte de su presente, nunca ha sido su pasado, y mientras siga así no hay un jodido futuro donde estemos nosotros.

—Lo que hacías, ya no lo haces, sin embargo, esas chapas que representan todo lo que hacías siguen ahí, así que no es tan pasado como quieres hacernos creer —no responde y se pone de pie.

—Mejor lo llevo a la piscina, a ver si suelta la frustración, te esperaremos ahí.

—Iré más tarde.

—No miento, sólo es pasado —sentencia caminando hacia Andrea, veo la ancha espalda y no puedo evitar suspirar.

¿Qué quiere decir con eso? ¿Se lo dijo a sí mismo, ya hizo las pases con eso?

Lo veo despertar a Andrea y llevárselo. Pasado, ¿realmente podemos dejar atrás el pasado? Puede que sea posible, dejé atrás mi mala vida como corredor profesional, sin embargo, ser corredor sigue estando en mi sistema, soy adicto a eso. A Patrick le ocurre lo mismo, anhela lo que tenía como militar, y nosotros no somos suficientes para llenar ese vacío.

Sólo hacemos que se hunda aún más.

¿Fue una buena idea hacerlo escoger entre nosotros y su trabajo?

No, probablemente el tema de escoger fue una ilusión, incluso para él, sigue siendo un Coronel, esas chapas lo demuestran, no puede conformarse con su vida aquí, porque simplemente no es lo suyo. Terminará rompiéndonos el corazón en algún momento, lo sé, el mal presentimiento no ha desaparecido desde esa primera vez.

Debo decir que realmente soy un adicto a la adrenalina, me metí aquí sabiendo el resultado de esta desastrosa relación.

Patrick se irá, es algo que ya veo venir y Andrea y yo no somos nada sin él.

Todo se irá cuesta abajo en cualquier momento.

******

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro