Capítulo 26
Andrea
Toco el brazo de Enzo haciéndolo saltar, eso me sorprende también, tiene reflejos de primera, nunca antes lo había logrado. Lo sé, algo le preocupa, pero está hermético, no quiere compartir ese tema. Maldice por lo bajo y deslizo un brazo alrededor de su cintura, lo quita enseguida, más rápido de lo normal.
—No hagas eso —el gruñido me hace fruncir las cejas, estamos en el casino, en una parte donde sólo los guardias pueden vernos, no es que me importe, ya hice las paces con mi sexualidad hace un buen rato.
—¿Cuál es el problema?
—No estamos en privado —quita mi brazo y se aleja varios pasos, la acción me molesta.
—¿Ahora tenemos que mantener las cosas privadas?
—Nunca dijimos nada de contárselo a todo el mundo.
—No tengo que contar nada, sólo quiero… —agarro su mano para intentar besarlo, Enzo vuelve a rechazarme.
—Aquí no.
—¿Cuál es el problema? Ellos saben de nosotros.
—No sigas exponiéndote innecesariamente.
—Enzo…
Ni siquiera vuelve a mirarme mientras se retira, la sangre me hierve, nunca se había comportado así en el tiempo que llevamos saliendo, nuestros malditos guardias lo saben, no hay que hacer un escándalo al respecto. Me encierro en mi oficina hasta que Patrick decide interrumpirme y no es nada bonito con lo que se encuentra.
Estoy de malhumor.
—¿Qué te pasa, por qué acabas de mirarme con molestia?
—Vete a casa, iré en unas horas —Patrick se sienta en el buró y hace que levante la cabeza, la intensidad de sus ojos verdes hace que quiera levantarme y devorarlo.
—Nada de horas extras, quiero a mis hombres conmigo —y sólo con esa maldita frase todo se enfría, Enzo y su maldita actitud me tiene jodido.
—No quiero ir ahora.
—¿Por qué no?
—¿Dónde está Enzo?
—Abajo —quito su mano e intento agarrar un lapicero, Patrick me jala el pelo y hace que lo mire, es tan brusco que a veces sólo quiero mandarlo a volar—. Esto es raro, ¿pelearon?
—No.
—Pero claramente estás enojado.
—No es de tu interés —Patrick se apoya una mano en el escritorio y baja para besarme, su lengua recorre por todos lados, casi logra hacerme olvidar el momento con Enzo.
—Mmm… pero quiero mantener contentos a mis amantes, no peleando entre ellos.
—Olvídalo, vamos a casa —me pongo de pie y camino hacia la puerta tratando de hacerle olvidar el tema, ni siquiera yo lo entiendo, hablar de ello no resolverá nada.
—¿No vas a decirme?
—Enzo está raro últimamente —digo mientras bajo las escaleras, ver a Enzo no toma mucho tiempo, habla con Ben, pero se voltea a vernos en cuanto ponemos un pie abajo.
—También puedo notarlo, ¿qué hizo esta vez?
—No quiero hablar de eso.
—Andrea… —lo paso de largo, no quiero escuchar nada, esto del rechazo era esperado de mi que soy nuevo con lo de ser bisexual, pero sinceramente no lo esperaba de él, supongo que no soy tan bueno como pensaba.
No soy adivino, si hay algo mal debería decirlo, tuvo oportunidades suficientes para hacerlo.
—No te molestes en dirigirme la palabra.
Subo a una de las motos, Patrick nos mira sin entender una sola cosa, eso pronto cambiará, en cuanto lleguemos a casa estaremos en nuestro territorio, la privacidad que quería desde el principio. Conduzco con Patrick pisándome los talones, Enzo mucho más atrás en el Aston y los guardias, el viaje sólo sirve para irritarme aún más.
—¿Y ahora qué rayos hice? —replica Enzo en cuanto ponemos un pie en la sala de estar, los cachorros se frotan contra mi pierna.
—Escucha, esto de andar con hombres es totalmente nuevo para mí, no sabía que teníamos que tener algún tipo de límite mientras estábamos fuera —es Patrick quien agarra mi muñeca y hace que lo mire.
—¿De qué rayos estás hablando?
—Vaya, que linda sorpresa —miro a Enzo con una sonrisa—, así que soy al único que le pones límites.
—No es así, malinterpretas la situación.
—¿En serio? —aprieta la mandíbula, bien, sigue sin querer hablar—. Eso pensaba —me suelto del agarre de Patrick y voy a mi habitación, prendo el maldito televisor sólo para tener un poco de ruido de fondo y me acuesto.
—Andrea —pongo una almohada contra mi cara cuando Patrick entra en la habitación.
—Quiero estar solo.
—Imaginé eso cuando viniste a deprimirte a tu habitación.
—Fue una mala idea —me siento y dejo la almohada a un lado, Patrick se sienta frente a mí y arquea las cejas.
—¿El qué?
—Nosotros, todo esto, fue una mala idea, ¿quién dice que las relaciones de tres funcionan? Nadie controla lo que siente por otra persona, bien puede quererte sólo a ti y yo…
—Ni siquiera termines la oración, Enzo lleva años siendo tu mejor amigo —me echo a reír, ahí está el maldito problema.
—Precisamente por eso, mi mejor amigo, no mi amante.
—Estás pensando mucho sólo de un gesto. ¿Acaso le preguntaste el motivo por el que te rechazó?
¿Preguntar? Llevo haciendo eso toda la maldita semana y no suelta prenda, ya comencé incluso a pensar que el problema soy yo, si me dice que es demasiado para él puedo entenderlo. Voy a entender cualquier maldita cosa que me diga, puedo hacer eso, nos conocemos de pequeños y perderlo no es una opción. Ni siquiera me importa si quedamos como amigos.
Si es que podemos ser amigos teniendo en cuenta todo lo que compartimos.
—Ya ni siquiera habla conmigo, no lo entiendo.
—Hablen como personas normales.
—Tuve un encuentro con Gabbana —dice Enzo de pronto, mientras se recuesta en la pared cerca de la puerta y nos mira, frunzo el seño, no me importa esa estupidez ahora mismo.
—¿Ahora te gustan los cuarentones?
—¿Qué estás sugiriendo exactamente? —me encojo de hombros, me comporto como un imbécil, pero bueno, soy así.
—No lo sé, ¿por qué lo mencionas de repente?
—Sabes muy bien que nunca engañé a mis parejas anteriores.
—Eso no quiere decir que no lo harías —Enzo aprieta los labios como si estuviese enojado, más bien parece evitar reírse de mí por completo.
—Vaya, supongo que ahora si estoy empezando a conocerte, quien lo diría.
—Dejen de pelear como dos putos imbéciles y acaben de aclarar toda esta mierda.
—Gabbana sabe de nosotros, que Patrick está aquí.
—Joder, ese tipo tiene una maldita fijación.
—¿Debería importarnos lo que sepa?
—Dice que lo quiere, así tenga que pasar por nosotros antes —pongo los ojos en blanco, estoy al tirarle una de las malditas almohadas, es odioso.
—¿Qué tiene que ver esto con tu puto rechazo? Porque claramente estuviste rechazándome hoy, y tal parece que con Patrick no lo haces.
—Deja los celos, no son bonitos.
—Bueno, sí, estoy celoso porque estoy recibiendo un trato diferente, y no creo que lo merezca.
—Lo siento, fue un error.
—¿Un error? —murmuro con pesantez, Enzo se frota el pelo despeinándolo.
—Mi trabajo es protegerte, no quiero que Gabbana crea que soy tu debilidad, Andrea, eso no será bueno, está de más pedirles que no se deshagan de sus guardias.
—Deja de comportarte como un puto guardaespaldas y empieza a comportarte como un jodido novio.
—Ya dije que lo sentía —hago una mueca.
—¿Dónde está mi beso?
Enzo suspira aliviado y viene hacia nosotros, se sienta a mi lado y planta un beso en mis labios, pequeño, antes de que se aleje hago que abra la boca y aprovecho para profundizar el beso. Ni siquiera puedo explicar lo que siento, sólo que es diferente a como lo veía antes.
Besarlos es como estar completo, Dios, estoy enfermo, nunca pensé que podría enamorarme, mucho menos de dos hombres. Totalmente surrealista.
—Eres demasiado consentido —se queja contra mis labios, Patrick se echa a reír y nos besa a los dos.
—Yo diría que son unos infantiles.
—Te gustamos así.
—Por supuesto, no digo lo contrario, ahora vamos a ver una película hasta que sea la hora de la comida, estoy cansado de los berrinches.
—¿Quieres ver una película? Que sorpresa —Patrick se pone de pie y se estira.
—Me alegra ver que puedo sorprenderlos de vez en cuando, parece que conmigo no se aburrirán nunca.
Mientras Patrick busca su película, Enzo y yo nos encargamos de acotejar la sala de estar, quitamos la mesa del centro para colocar almohadas y mantas, los cachorros cogen sus lugares enseguida. Patrick marca una película y luego va a la cocina, trae un bol de plástico lleno de patatas fritas, supongo que es lo suyo.
—¿Qué película vamos a ver?
—La era de hielo —responde sentándose en el medio de ambos y apoyando la espalda al sofá, hacemos lo que podemos para no molestar a los chicos que juegan con algunos de sus juguetes.
—¿Vamos a ver animados? ¿Quién es el infantil ahora?
—¿Tienen algo mejor que hacer?
—No —me sigue pareciendo surrealista, pero me acomodo mientras veo a la ansiosa y extraña ardilla buscando un lugar adecuado para guardar su bellota.
—¿Por qué escogiste esta?
—Solía verlas con mis hermanos, terminaron gustándome —Patrick agarra dos papas fritas mientras responde, ni siquiera se dio cuenta de lo que dijo.
—¿Hermanos?
—Bueno, también con Maddox, es un poco infantil a veces —la ardilla en el televisor logra hacer un cráter en el suelo, quito la vista del televisor para mirarlo.
—¿No tienes sólo un hermano?
—¿No?
—Patrick…
—Mierda, olviden que dije eso.
—¿No confías en nosotros? —se frota la frente, supongo que es un tema demasiado importante como para compartirlo con naturalidad.
—Ese no es el problema, nadie sabe, y no voy a ser el primero en romper el silencio —Enzo desliza una mano por su cuello y luego sube para frotarle el cuero cabelludo, entiendo su reticencia, somos mafiosos, y su familia está del otro lado, donde se supone que tienen que luchar contra nosotros.
—No le haremos daño a tu familia, pero bueno, es tu decisión, no te obligaremos a hablar, obviamente todos tenemos secretos.
Patrick suspira.
—Ni una palabra de esto a nadie —gruñe, me alegra que al menos quiera compartir algo de información, no es lindo que tenga la ventaja sobre nosotros—. Tengo dos hermanos menores, Azael es hijo de Maddox, Nash es el segundo, mi medio hermano, primo de Azael, Maddox quería que todos fuéramos familia, supongo que lo consiguió.
—¿Cómo?
—Utilizaron un vientre de alquiler, los genes de la hermana de Maddox y Raphael, todo quedó en familia —se echa a reír.
—¿Qué edad tiene?
—Dieciséis.
—¿Cuántos años les llevas?
—Nueve a Nash, seis a Azael —en el televisor se reproduce el rescate del torpe perezoso por parte de Manny mientras nosotros intentamos averiguar más sobre la vida de Patrick.
—¿Así que tus padres mantienen a tu hermano menor en secreto?
—Sí, tiene el apellido de mi tío, ya era suficiente con tenernos a mí y Azael en peligro, fueron más inteligentes con él.
—¿Hace lo mismo que ustedes?
—Sí, no hay forma de desligarse de esto, sólo el hermano menor de Maddox lo consiguió, vive como un gran artista, debo decir que es demasiado aburrido tener ese trabajo.
Lo imagino, este hombre es todo un amante del peligro, no es que me queje, vivo con un obsesivo de la adrenalina desde los diez años, y también me gusta lo mío de vez en cuando. No me veo con una vida tranquila en Las Maldivas todo el tiempo, estarían bien unas vacaciones, pero sólo por un corto período de tiempo.
—¿Cómo fue criarse con dos padres?
—Quieren saber demasiado —replica, masticando algunas papas fritas.
—Vamos, no le diremos a nadie.
—Depende, en algunas ocasiones fue estresante, Raphael no es muy diestro en muchas cosas, Maddox era quien estaba pendiente de nosotros la mayoría del tiempo —levanto las cejas.
—¿El Mariscal?
—Sí, mi padre simplemente estaba con nosotros vigilando que no muriéramos en el intento de crecer. Maddox es insoportable, como una gallina con sus polluelos, pero fue lo que nos brindó algo de normalidad, no mucha, los dos están jodidamente locos.
—¿En serio? —Patrick pone los ojos en blanco.
—Bastante, son el uno para el otro.
—Supongo que no fue tan mal, ¿eh?
—Para nada.
—¿Qué hay de tu madre?
—Nada de madres, Raphael mató a mi madre intentando salvarme la vida, terminé enterándome aunque quisieron ocultarlo, pero bueno, no soy quien para juzgar, estoy seguro de que fue necesario y la madre de Azael se suicidó. Estamos un poco jodidos, le hacemos daño a todas las personas que tocamos —nos acaricia a ambos con una mirada extraña.
—Patrick…
—Espera —dice de pronto.
—¿Qué pasa?
—Dios, que tonto, puedo pedirle ayuda a mi tío —pestañeo varias veces, a veces no lo entiendo, quizás la locura es heredable, que sé yo.
—¿Pedirle ayuda a tu tío con qué exactamente?
—Puede presentarnos contactos, rutas, un montón de cosas, lleva en el negocio bastante tiempo, casi está retirándose —no entiendo nada, acaba de admitir que su familia es militar, excepto por el artista, y no creo que se refiera a lavar dinero.
—¿Toda tu familia no es militar?
—No me refiero a eso, tengo tíos, deben conocerlos, Alessio y Maxim no van a decirme que no.
—Espera un segundo, ¿estás hablando de Alessio Smirnov, el Pahkan de la mafia Rusa?
—Sí, voy a llamar —Patrick se pone de pie, agarro su mano antes de que pueda alejarse.
—Patrick, es gente poderosa y no podemos…
—Son mis tíos, no hay de qué preocuparse, sólo serán negocios.
Miro a Enzo mientras él sube las escaleras, no sé qué tan buena idea podría ser eso, nos dejaría debiéndole favores a la mafia Rusa, sea su familia o no. Diablos, ¿cómo rayos terminó diciéndole tíos a los jefes de la mafia Rusa con su padre Mariscal? Un total enigma para mí. Al menos ya habla con nosotros sobre su vida, lo considero un adelanto.
Ya no es el mismo hombre hermético que empezó a compartir techo con nosotros, confía en nosotros, hace que podamos confiar en él.
Esperemos que no sea un error.
******
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro