Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 19

Enzo

Termino de dar las órdenes pertinentes y voy a la oficina de Andrea, ahora se hizo con un lugar nuevo en el casino, era una de las habitaciones antiguas en la planta, ya que dijo que no quería la antigua oficina. Según él no era su estilo. Entro sólo para toparme con una escena sexual, dos vasos de whisky se mantienen sobre la mesa mientras Andrea tiene las mejillas enrojecidas y jadea por la persona que le está dando sexo oral.

Por eso es mejor no traerlo, Patrick está más extraño de lo normal, todo es alcohol o sexo, está desconcentrado, algo lo irrita más de la cuenta. Ni siquiera se inmutan con mi presencia. Por Dios, dejaron la maldita puerta abierta.

—Al menos cierren la puerta la próxima vez, tenemos empleados —replico, sentándome en una de las sillas frente al buró. Andrea agarra el pelo de Patrick que es lo único que puedo ver desde mi posición y sonríe de medio lado.

—Tú eres el único que entra sin tocar, estábamos esperándote.

—¿Por qué no están trabajando?

—No había nada que hacer, ven aquí —Andrea me invita, pero no estoy de humor para eso, puede seguirle perfectamente el lado sexual a Patrick, porque a él, evidentemente sólo le gusta entretener de esa forma.

Es un adicto al sexo y no lo piensa dos veces.

—No, iré a trabajar —Andrea gime y se aferra con fuerza al pelo de Patrick, es bueno en ese tipo de cosas, en todo para variar.

—Bésame.

Me pongo de pie y doy la vuelta por el lado contrario de Patrick, tomo asiento sobre el escritorio y lo agarro del pelo, tiene las pupilas completamente dilatadas. Muerdo sus labios varias veces, sólo para provocarlo, se estremece, una vez satisfecho con su reacción deslizo la lengua en el interior de su boca, sin prisa, endemoniadamente lento, como le molesta y gusta a la misma vez.

—¿No piensas darle un descanso a la boca de Patrick? —Andrea me jala hacia él y vuelve a besarme, se tensa y me muerde mientras se corre, conozco su maldita rutina.

Nos deja ir, y Patrick por fin se pone de pie, paso la lengua por mi labio lastimado, Andrea no es cuidadoso a veces. Patrick me agarra y une nuestros labios, el sabor metálico de la sangre y el de Andrea se mezcla en mi paladar, mientras su lengua atormenta la mía. Ya es hora de que alguien le ponga un maldito límite.

—Hay que trabajar —jadeo contra su boca. Patrick me acaricia el pecho, no pasará, no vamos a tener sexo en la oficina, lo hicimos en la mañana, así que bajo del escritorio y doy la vuelta.

—¿Cuál es el problema? —Patrick agarra su trago abandonado y comienza a tomar, ese justamente es el problema, que es puro alcohol y ganas de sexo todo el maldito tiempo.

—¿Cuál es tú problema? Ni siquiera puedes dormir.

—Vaya, no sabía que era más importante dormir —se sirve otro trago y mira a Andrea—. ¿Tú también te quejas por eso, quieres dormir más?

Pongo los ojos en blanco y salgo de la oficina, en serio, no estoy para lidiar con borrachos desde temprano, bajo las escaleras y voy a la habitación de descanso del servicio. Me siento en uno de los asientos individuales luego de saludar a la gente alrededor y coloco el antebrazo sobre mis ojos.

No sé cuál es el problema con ese hombre.

No estoy en contra del sexo, por supuesto que no, ningún hombre lo estaría, pero él está llegando a un punto en el que lo quiere a toda hora y aprovecha por completo que somos dos. Es como si quisiera olvidarse de todos sus problemas.

Tengo un mal presentimiento sobre él, mis instintos me dicen que hay algo mal y no suelo ignorar eso.

—Enzo —quito mi brazo y me percato de que los demás se fueron, ahora es Ben quien está sentado frente a mí—. ¿Tienes algún problema?

—¿Hace cuanto nos conocemos?

—Cinco, seis años aproximadamente.

—¿En ese tiempo se han equivocado mis instintos alguna vez?

—No que yo sepa —me echo a reír, porque en realidad sabía esa respuesta—. Supongo que eso no es lo que querías escuchar.

—No.

—¿Patrick?

—Sí, Patrick, es un verdadero problema.

—¿En qué sentido? —me froto la frente, estoy tenso y ahora comienza a dolerme la cabeza. En todos los malditos sentidos que puedan existir. Es un mentiroso de primera.

—¿Realmente te crees su historia?

—¿Sobre la expulsión?

—Esa —me pongo de pie y busco un pomo de agua, vuelvo a tomar asiento, incluso me siento la boca seca.

—No lo sé, ¿le crees?

—No, está aquí por otra razón y Andrea y yo estamos enredados con él hasta el fondo, somos los hombres más imbéciles que existen, no es inteligente involucrarse con un ex-coronel, si es que es lo que dice ser  —agrego, bebiendo un sorbo de mi agua, al fin mi garganta descansa un poco.

—¿Qué harás?

—Esperar a que la mentira se venga abajo, accedí a esto, sólo hay que esperar que saque las garras.

—¿No confías ni un poco en él? —miro a Ben, es una pregunta complicada. Complicada en el sentido de “es mi amante, debería confiar en él”, lástima que pueda responder eso sin pensar. El sexo alucinante aún no me ha jodido el cerebro.

—Quiero hacerlo, pero no.

—Dios, Enzo, ¿ por qué te involucraste con él si crees que hay algo mal?

—Porque es irresistible, si quiere tenerte en su cama es ahí donde vas a terminar, debí irme cuando tuve la oportunidad, pero…

—No querías dejar solo a Andrea —termina por mí, me echo a reír.

—Debí marcharme, ahora no sólo estoy enredado con Patrick, también con Andrea, incluso yo estoy sorprendido de mi estupidez.

—Enzo…

—Olvídalo, me voy a casa, tengo dolor de cabeza —gruño, poniéndome de pie.

—¿Quieres que te lleve?

—Sí, eso estaría bien.

Luego de una conducción moderada, Ben estaciona el auto en el garaje y camino a casa luego de agradecerle, saludo a los cachorros mientras busco analgésicos por ahí, me tomo dos y voy a mi habitación. Necesito dormir, los cachorros siguen mi ejemplo y se acomodan alrededor.

—Cariño —gruño cuando siento la caricia en mi pelo y el cuerpo de alguien contra mí.

—Mmm…

—¿Te sientes mal?

—Estoy bien, sólo me duele la cabeza.

—¿No quieres comer algo?

—No —Patrick sigue acariciándome el pelo y deja un beso pequeño en mi cuello.

—¿Estás enojado conmigo?

—No.

—Las respuestas cortas me dicen todo lo contrario.

—No estoy enojado, Patrick, pero deberías hablar de lo que te molesta, agotarnos todo el tiempo no es tu respuesta —me levanto de la cama, mi dolor de cabeza está aquí, no creo que pueda seguir descansando.

Supongo que es hora de hablar sobre lo que de verdad está jodiéndolo.

—¿Qué es lo que quieres que diga exactamente?

—Patrick, yo no quiero que digas nada para complacerme, no se trata de eso. Sólo di lo que te molesta.

—Me molesta todo, ¿estás contento ahora? —gruñe poniéndose de pie, bien, por lo menos es una respuesta, ahora hay que saber lo que significa.

—¿A qué te refieres con todo?

—A jodidamente todo, estar fuera del Comando, no tener mi trabajo, estar aquí.

Con nosotros.

—¿Y qué quieres hacer?

—Nada, no puedo cambiar eso, lo único que me queda es demostrarles que estoy mejor aquí.

—¿Estás mejor aquí? —pregunto, sólo porque acaba de admitir que eso también le molesta, Patrick se acerca y acaricia mi mejilla.

—Sí, los tengo a ustedes, ¿cierto?

—Primero créetelo tú, luego se lo dices a los demás —termina de perder la paciencia cuando lo alejo, al menos la poca que le queda, ya todos sabemos que no es un hombre de paciencia.

—Eres un maldito problema para todo —levanto una ceja, ese comentario es una mierda, sólo quiere irritarme.

—Mala suerte que quisieras follar conmigo también, debiste quedarte sólo con Andrea —pone los ojos en blanco y se ríe, es probable que perdiera aún más tornillos.

—Él también está insoportable, aunque es más complaciente que tú —la pulla ni siquiera me molesta, da igual, esto es lo que hace una persona que no quiere hablar de sus problemas, sólo trata de desviar la atención tratando de hacerme sentir mal.

—Bien, ya que no soy nada complaciente supongo que puedo largarme de aquí, no necesito escuchar estas estupideces, fuiste tú quien me incluyó en esto.

—Vaya, te resististe mucho, ¿cierto?

—Por Dios, vete al infierno, no te desquites conmigo el jodido problema que tienes, yo no soy el problema, eres tú.

—¿Así que yo soy el problema ahora?

—¿Por qué carajo están peleando otra vez? —Andrea se cruza de brazos en la puerta, niego.

—Me voy, sinceramente no necesito estar aquí. Este imbécil es más de lo que puedo aguantar.

—No te vas —gruñe Patrick agarrándome la muñeca.

—¿Qué?

—No vas a poner un pie fuera de esta casa pensando en dejarnos.

—No quiero quedarme, ¿vas a obligarme? —lo reto con la mirada, es terco, no cede de ninguna manera.

—Vamos a resolver el problema —sentencia Andrea, Patrick es rápido para contestar.

—No hay ningún problema.

—¿Escuchas eso? —chasqueo la lengua y retiro mi mano, Patrick se molesta aún más—. Tú también sabes que es una mentira.

—Patrick…

—¿Vas a culparme a mí? Empiezo a ver las desventajas de la relación, que los dos se pongan en mi contra no es nada justo —Andrea niega.

—Si me pongo de tu parte estaríamos haciendo lo mismo, además, no estoy de parte de nadie, sé que tienes un problema. Es bastante obvio.

—¿Cuál sería ese?

—El que acabaste de admitir —murmuro.

—¿Qué extraño el Comando? Sí, ¿y qué, se resolverá ese problema? —ninguno de los dos dice nada ante su arrebato, eso lo hace reír—. Supongo que no.

—Es normal que extrañes lo que hacías antes, habla de eso, simplemente quéjate, estás envenenándote tú mismo.

—Que estupidez. Soy yo quien se va de aquí.

—Patrick —intento agarrarlo, pero me evita por completo.

—Deberían darse mimos entre ustedes, iré a buscar a alguien que no joda tanto. 

—Patrick.

Sin decir otra palabra se marcha, ir tras él sería echarle más leña al fuego, supongo que necesita tiempo para enfriarse, esperemos que en serio no busque a otra persona.

Es un hombre demasiado testarudo.

—¿Y ahora qué hacemos?

—Esperar que regrese —Andrea se deja caer en mi cama.

—¿En serio crees que va a regresar?

—Por supuesto, es su casa, regresará cuando se le pase la rabieta.

—El problema es que regrese con compañía.

—No conseguirá a nadie, eso es una tontería. Está atascado aquí, con nosotros.

—¿En serio lo crees?

—No pierdas la paciencia, sólo es un berrinche porque no está haciendo lo que le gusta, no lo obligamos a hacer lo que hizo para que lo expulsaran, no somos culpables de nada.

Incluso si dije lo de no perder la paciencia, Patrick termina desapareciendo, ignorándonos, no importa dónde busquemos, ni siquiera el localizador que le puse a los vehículos sirvió.

No voy a tomarlo desprevenido dos veces.

Ahora sólo queda esperar que regrese.

Claro, si decide regresar.

******

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro