7🖍
Damon entró a la tienda de juguetes y miró alrededor, era demasiado para escoger y no tenía ni la más mínima idea de lo que hacía un niño de tres años, había muchos juguetes, rompecabezas, kits de médicos.
Suspiró y fue con la encargada, Damon olfateó, era una Omega, lo cual era bueno ya que utilizaría por una vez su rango a su favor.
—Buenos días —la encargada lo miró con las mejillas completamente enrojecidas.
—Oh, buenos días ¿en qué puedo ayudarle?
—Mmm… quisiera su ayuda, visitaré hoy a un niño de tres años y me gustaría llevarle algo, ¿puede ayudarme?
Ella sonrió de medio lado, algunas hebras de cabello negro cayeron delante de su oreja.
—Claro, ¿cuántos desea?
—Sorpréndame —dijo con una sonrisa coqueta.
La Omega se sonrojó aún más y comenzó a poner cosas en una bolsa, la cuenta no excedió los cien dólares, Damon se fue de la tienda satisfecho y con el número de la empleada después de prometer llamarla.
Una lástima que no pudiese estar con Omegas, en verdad les agradaban.
Subió a su auto y condujo a la dirección escrita en la servilleta, la casa era grande, más de lo que pensó después de descubrir que el niño no tenía padres, evidentemente su abuela tenía una buena posición económica.
Damon miró arriba, el día no estaba muy agradable, se veían algunas nubes negras, no era un buen pronóstico y jugar fuera no sería una opción, no veía noticias, ahora se arrepentía de ello.
Tomó su regalo y caminó hacia allí, tocó el timbre, algunos ruidos se escucharon y luego la misma mujer mayor del día de ayer le abrió la puerta, Mikel atacó sus piernas aferrándose a él y echándose a llorar.
—¿Qué pasa? — preguntó cargándolo, el niño se aferró a su cuello y lo olisqueó.
—Viniste —lloriqueó, Damon le frotó la espalda y se echó a reír.
—Lo prometí —la mujer rubia abrió la puerta y sonrió levemente.
—Pasa, gracias por venir.
Damon asintió como agradecimiento y entró con Mikel encima, parecía una garrapata en vez de un cachorro.
—¿Viven solos aquí? —preguntó sin pensar mientras veía el amplio lugar, Damon se dio cuenta de su indiscreta pregunta cuando ya la Omega estaba contestando.
—Ah, sí, mi esposo falleció hace un tiempo.
—Lo siento —murmuró.
—Gracias, toma asiento —Damon se sentó en el sofá, el niño no se despegó, la omega frunció el ceño—. Mikel, suéltalo, no se irá a ninguna parte.
Mikel negó frotando la cabeza contra él, Damon sonrió de medio lado y le acarició la cabeza.
—Puedes quedarte ahí o ver lo que traje para ti.
—¿Uh? —los ojos verdes de Mikel brillaron con la proposición, Damon levantó la bolsa.
—¿Quieres ver?
—Ujum —murmuró el cachorro mirando hacia la bolsa, Damon la dejó a su lado, Mikel salió de su regazo y gateó por el material, luego comenzó a sacar algunos juguetes, Damon miró a la abuela.
—Lo siento, no pregunté su nombre —la mujer abrió los ojos con sorpresa y negó.
—Oh, Dios, que mala educación, olvidé presentarme, soy Regina.
Damon miró al cachorro, sabía que su madre estaba en el cielo, pero no había querido decir nada sobre su padre.
—No sé si es demasiada indiscreción, pero sus padres, ¿ambos murieron?
—Su madre sí, su papá no quiere verlo desde que nació —dijo la mujer con pena.
—¿Era su hija? —preguntó acariciando el pelo del cachorro.
Damon no podía evitar compararlo con Misel, su cabello, sus ojos, la forma de mirarlo, quizás estaba aquí sólo porque el niño le recordaba a ese Alfa, Mikel estaba feliz viendo cada cosa, él se entretuvo momentáneamente con un muñeco.
Regina resopló mirando a su nieto.
—No, para nada, soy la madre del padre que lo rechazó.
—Oh —Regina suspiró con cansancio.
—No lo apoyo, pero tampoco puedo decir que no lo comprenda, fue difícil.
—Siento preguntar —ella sonrió.
—Está bien, hacía un tiempo que no hablaba con nadie, mi hijo ni siquiera sabe lo que pasó con su padre.
—¿No le dijo?
—Me da miedo decirle —Damon la miró.
—Debería hacerlo, si espera mucho, será más difícil después.
—Es cierto —dijo mirando su teléfono.
—¿Qué es…?
Damon miró al cachorro, él había encontrado una caja con un rompecabezas, estaba bastante intrigado por ella, Damon abrió la caja y sacó una pieza, Mikel la tomó y miró con mucha atención.
—Es un rompecabezas, ¿quieres armarlo?
—Sí.
—Bien, entonces sentémonos en la alfombra —dijo bajándolo y sentándose junto a él, Damon vació la caja en el suelo y luego de buscar juntó dos piezas como prueba—. Tienes que juntar las piezas.
Mikel tomó dos piezas al azar y las unió, él estaba confundido.
—¿Así?
— No, tienen que coincidir así, ¿ves? — murmuró juntando otras dos y enseñándole el relieve—. Al final quedará así —dijo mostrando el dibujo en la caja, eran algunos animados de perros y gatos.
— Si — dijo comenzando a rebuscar en las piezas.
— Es un buen chico — murmuró automáticamente mirándolo, Damon tragó mirando a Regina, no quería molestarla, ella sonrió de medio lado.
—Sí, sé que mi hijo lo amaría, quizás por eso no quiere conocerlo.
—No me gusta —gruñó Mikel cómicamente dejando el rompecabezas a un lado, él apuntó hacia la ventana—. Afuera.
— ¿Afuera qué? ¿Quieres jugar afuera?
—Sí.
Damon hizo una mueca, no había nada de sol fuera e incluso estaban cayendo gotas, él negó haciendo que Mikel hiciera un puchero.
—Está lloviendo, mejor nos quedamos dentro, ya que no te gustó el rompecabezas, ¿dibujamos? —preguntó tomando el libro que había comprado junto a los crayones, Mikel sonrió.
—Sí.
—¿Puedo dejarlos solos un minuto? —murmuró Regina mirando su teléfono, Damon asintió.
—Sí, no se preocupe.
Regina salió de su vista y Damon miró al cachorro, él ya había escogido que colorear y estaba viendo a un león entre la maleza, Damon sacó los crayones y se los tendió.
Regina regresó diez minutos más tarde, ella tenía los ojos un poco rojos y agarraba el teléfono con fuerza, no preguntó, ya había sido demasiado de su indiscreción por un día.
Damon devolvió la vista al dibujo de Mikel y frunció el ceño, había algo extraño.
—Mikel, ¿qué animal es este? —dijo apuntando al león rosado, era un color raro para escoger, quizás Mikel aún no se sabía los colores.
—¿León?
—Sí, ¿y de qué color son? —Mikel miró el dibujo, se veía totalmente confundido.
—Umm…
—Amarillos, este es el amarillo —dijo enseñándole el crayón.
—Uh… yo…
Mikel se echó a llorar poniéndolo nervioso, Damon lo llevó a su regazo y le acarició las mejillas mientras trataba de calmarlo, la intención fue enseñarle el color no regañarlo por el dibujo.
—Lo siento, el león es bonito, de hecho, nunca había visto uno tan bonito —Mikel lo miró entre sus pestañas húmedas, se veía realmente tierno.
—¿En serio?
—Sí.
Damon se divirtió con el niño, jugaron con los muñecos y Mikel lo había sorprendido con sus dibujos, era bastante impredecible con los colores, había aprovechado para enseñarle, pero Mikel se resistía demasiado.
La hora de la despedida llegó y Mikel se opuso fervientemente a soltarlo, no quería que se marchase, y hasta había llorado de nuevo, Damon prometió visitarlo de nuevo.
Mikel por fin se calmó y lo dejó ir, Damon corrió a su auto y se secó el pelo con su pañuelo, estaba lloviendo a cantaros y después del día movido sólo quería tirarse en su cama y dormir hasta mañana.
Condujo y se detuvo en su estacionamiento, debía correr si no quería terminar completamente empapado, corrió y se paralizó al llegar a la escalera, había alguien ahí sentado, él claramente lo estaba esperando.
Su pelo estaba completamente mojado, la ropa era la misma historia desde que estaba bajo la lluvia sin cuidado alguno, Damon caminó hacia él y colocó una mano en su mejilla, a pesar de estar empapado podía ver claramente que estuvo llorando.
—¿Misel? ¿Qué pasa? ¿Cuál es el problema? —Misel tomó la mano en su mejilla y apretó el agarre, sus ojos parecían más cristalizados.
—No sabía a donde más ir.
—¿Hace cuánto tiempo estas aquí? Estás helado —murmuró, Damon lo jaló para levantarlo y apuntó a su apartamento—. Hablemos dentro.
Damon no sabía que pasaba, pero dejar a este Alfa en ese estado sería un crimen, Misel lo había ayudado e incluso hizo cosas bastantes extrañas para ello, él le devolvería ese favor esta vez.
No tenía nada que ver su aspecto de cachorro, su pelo rojo completamente mojado, sus ojos enrojecidos, los labios casi morados, sólo devolvería el favor que debía, la intención no era aprovecharse de él.
……
Misel nunca tuvo intención de terminar aquí, para nada, sólo era el único lugar al que podía venir, no tenía amigos, ni pareja y no le hablaba a su familia, por decirlo de alguna forma no tenía a donde más ir.
Damon lo miró de forma extraña y le ordenó ir a la habitación de Yulián y bañarse ahí, Misel acató la orden sin resistirse, había venido por ayuda y ahora no la rechazaría.
Se bañó y puso algo de ropa de Yulián, por suerte su aroma ya prácticamente ni se sentía por lo que lo matizaba con sus propias feromonas, Damon estaba frente al sofá frotando su cabello mientras lo esperaba, Misel se sentó a su lado sin saber cómo empezar la conversación.
Damon lo miró.
—¿No vas a secarte el pelo? —Misel no contestó, Damon suspiró, colocó su toalla a un lado y tomó la que tenía en sus hombros para empezar a frotar su pelo.
Misel mordió su labio inferior dejando que le secara el cabello, Damon bajó la toalla una vez terminó de secar lo más importante y lo miró, él estaba deseoso por preguntar, pero no lo hizo.
—Haré algo de comer —sentenció poniéndose de pie y caminando a la cocina, dejó la toalla en un cordel en su camino, Misel lo siguió y se sentó en una butaca.
—¿Sabes cocinar?
Damon agarró los ingredientes que iba a utilizar, colocó una sartén en el fogón y empezó a cortar la sazón.
— Sí, toda mi vida viví solo, así que tuve que aprender a la fuerza, era eso o morirse de hambre.
Misel miró sus manos buscando algo en que entretenerse, estaba ocupando espacio aquí y Damon ni siquiera había dicho una palabra sobre su estado, suspiró.
—¿No vas a preguntarme?
—Hablarás cuando estés listo —murmuró levantando la vista hacia él, Misel se echó a reír, aunque la situación no le daba ni pizca de gracia.
—¿Sabes por qué estoy aquí?
—No —dijo colocando algunos ingredientes en la sartén.
—Porque no tengo a donde más ir, acabo de enterarme de que mi padre murió y simplemente pensé en salir para desahogarme con alguien, pero terminé aquí —admitió, Damon volvió a mirarlo.
—¿Tus amigos?
—Rompí mis lazos con ellos y mi mejor amiga me traicionó, ahora tampoco es una opción, ella murió.
—Qué miserable —Misel frunció el ceño y lo miró enojado.
—Que tú me tengas lástima me hace sentir peor, porque creo que estás en la misma situación.
—Yo al menos tengo a Yulián —Misel sonrió de medio lado ante la declaración.
—¿Y dónde estaba Yulián cuando pasó aquello?
Damon detuvo lo que estaba haciendo, incluso apagó el fogón y se apoyó en la meseta.
—¿Viniste a pelear conmigo? —gruñó con los ojos dorados—. Si es así, no voy a decirte que te vayas porque fuera está realmente feo, pero puedo ir a dormir.
Misel mordió el interior de su mejilla, Damon no tenía nada que ver con sus problemas, pero por alguna razón siempre acababa atacándolo, suspiró y lo miró entre sus pestañas.
—No, lo siento, me siento tan mal que sólo quería hacer daño con mis palabras.
—¿Qué pasó con tu padre?
—Al parecer fue un infarto.
—Lo siento —dijo retomando de nuevo la cocina, Misel mordió su labio inferior y por fin respondió.
—Gracias.
Misel esperó la comida sin volver a molestar, Damon en verdad sabía cocinar y lo demostró haciendo pollo agridulce, estaba pasable, tampoco diría que era increíble, lo importante era que se podía comer.
Misel lavó los platos como agradecimiento y luego fue a buscar a Damon, él estaba mirando por la ventana y se giró en cuanto lo sintió cerca.
—¿Viste el parte meteorológico los últimos días?
—No. ¿por qué, no llueve en este tiempo?
—No lo sé, espera, pondré las noticias —murmuró caminando hacia allí, Damon prendió el televisor y puso las noticias.
“…fuerte tormenta local severa terminó de formarse al final del mediodía como se venía explicando avanza rápidamente luego de subir de categoría, se les pide a todos los ciudadanos que no salgan de casa bajo ningún motivo, los vientos son severos y continuaran hasta mañana en la noche, sobre todo cerca de las costas, to….”
Damon apagó el televisor y lo miró, Misel se peinó hacia atrás, tendría que quedarse por esta noche.
—Lo siento —murmuró sentándose en el sofá, Damon resopló con diversión.
—¿Qué sientes, haber provocado una tormenta?
—Dios, este día fue terrible, en serio terrible —murmuró colocando las manos en su rostro, Misel pudo ver a Damon arrodillándose frente a él y sacó las manos para poder verlo.
Ahora que estaba realmente cerca podía detallarlo mejor, sus ojos no eran tan oscuros como pensaba, eran marrones con algunos sectores en verde, la nariz fina, sus labios.
Misel tragó, Damon estaba hablando, pero no podía concentrase en eso mientras miraba el movimiento de su boca, sólo podía acordarse del beso que habían compartido antes.
—¿Qué?
—¿Estás bien? —murmuró Damon tocando su frente, Misel lo jaló haciéndolo quedar entre sus piernas y lo besó.
Quería olvidar todos sus malditos problemas y, ¿qué mejor forma que esta? Los labios de Damon eran firmes contra los suyos, él estaba sorprendido por su acción como si nunca se lo hubiese esperado.
Misel quería ir más allá que un simple toque de labios, él mordió su labio inferior haciendo que Damon se quejara, aprovechó el momento para profundizar el beso y explorarlo por completo.
Misel no lo pensaría demasiado, quizás había perdido la razón por completo y estaba haciendo esto.
¿Pero realmente le podían decir loco por querer besar a este hombre con tanta intensidad?
Incluso sus malditas feromonas lo hacían estremecer.
Misel había acabado de romperse, esa era la única explicación para tan alocado pensamiento.
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