6🖍
Damon pidió un vaso de refresco en lo que llegaba su cita y caminó hacia una de las mesas, había escogido un local mediano donde servían comida agradable.
No sabía los gustos de ese Alfa, así que optó por algo casual, llevarlo a un lugar caro estaba descartado, no podía gastar mucho dinero en tonterías, aunque Yulián fuese generoso con su paga.
No le gustaba gastar el dinero.
—¡Ay¡
Damon miró hacia abajo, algo pequeño impactó contra sus piernas, era un poco más alto de sus rodillas, el pequeño niño miró hacia arriba frotándose la nariz, sus ojos verdes estaban cristalizados.
Damon pestañeó y lo cargó como reflejo, secó las lágrimas que empezaban a caer por sus mejillas y le sonrió para tranquilizarlo.
—Todo está bien —murmuró, el niño tenía algunas pecas en las regordetas mejillas, su cabello completamente rojo y rizado.
Damon sonrió cuando Misel le vino a la mente, él seguramente fue un niño muy parecido a este, el parecido era alucinante.
—¿Dónde está tu mamá?
—Cielo —dijo con tristeza, Damon tragó mirando alrededor.
—¿Papá?
—No —dijo moviendo la cabeza.
—¿Y con quién estás aquí?
—… —el niño no habló, simplemente lo miró.
—¿No sabes?
— …
—¿Ya no me hablarás? —el pequeño pelirrojo se aferró a su camisa y aspiró directamente de su cuello.
—Huele bien —murmuró, Damon se echó a reír, su aroma a limón no solía causar estos efectos.
—¿Sí? Tú también hueles bien, ¿nos sentamos?
—Sí —Damon caminó a su mesa y lo sentó en sus piernas de frente para él, el niño seguía aferrado a su camisa.
—Aquí está su jugo —dijo la camarera colocando el vaso en la mesa, Damon la miró.
—Señorita, si alguien viene preguntando por un niño, ¿puede decirle que está aquí? Creo que nuestro pequeño amiguito se perdió —murmuró pellizcándole las mejillas, el pelirrojo cerró los ojos.
—Claro, no te preocupes —dijo la muchacha acariciando la cabellera roja.
—¿Quieres jugo?
—Ujum… —Damon sonrió y cogió el vaso para ayudarlo, el niño colocó las manos alrededor y tomó dos sorbos, luego no quiso probarlo de nuevo.
—¿Cómo te llamas?
—Mikel.
—¿Y porque estás aquí? —Mikel lo miró con insistencia.
—Por ti.
—¿Qué?
—Hueles bien —Damon se peinó hacia atrás mirando al chiquillo.
—¿Viniste hasta aquí por mi aroma? —Mikel lo miró sin entender la pregunta, Damon miró su reloj, aún faltaba un poco para su cita —. ¿Con quién viniste?
— …
—¿No sabes o no quieres decirme? —él negó, Damon suspiró—. ¿Cuántos años tienes? —Mikel enseñó tres dedos con orgullo—. Así que tres.
—¿Puedo quedarme contigo?
—No, ¿y no te enseñaron que no puedes irte con desconocidos? —el niño lo miró como un cachorrito triste.
—Pero tú hueles bien.
—Eso no importa, no puedes irte con cualquiera.
—Eres bonito.
—¡Mikel! —gritó una mujer rubia de mediana edad muy cerca de ellos haciéndolos saltar, ella se veía muy nerviosa, el niño hizo un puchero mirándolo y se aferró a él—. ¿Qué te dije sobre separarte de mí? —ella por fin lo miró—. Lo siento si mi nieto lo molestó.
Damon sonrió con incomodidad.
—No, en absoluto, es un buen chico —dijo acariciándole la cabeza.
Damon miró hacia atrás viendo a la persona con la que se suponía se encontraría, se puso de pie con el niño aún aferrado a él y le tendió una mano al Alfa, él la tomó enseguida.
—Señor Parsons, tome asiento, enseguida estoy con usted —él asintió tomando el asiento contrario al suyo.
Damon acarició al niño intentado soltarlo, él se aferró con más fuerza.
—Ugh, Mikel tu abuela está aquí, necesitas irte con ella —él comenzó a llorar haciendo que toda la atención se dirigiese hacia ellos, Damon tragó—. ¿Qué pasa?
—Mikel, no hagas una rabieta por favor.
—Quiero ir contigo, por favor —gritó, al menos Damon creyó que había dicho eso, pero apenas se entendía, él se sentó en su lugar y despegó al niño colocándolo de pie sobre sus muslos, Mikel manoteó tratando de agarrarlo otra vez.
El pelo rojo rizado era un desastre total, sus ojos estaban cerrados, con las mejillas mojadas e incluso estaba moqueando debido al llanto, Damon se echó a reír y tomó un pañuelo de su bolsillo.
Mikel se detuvo viendo su sonrisa, él aprovechó para secarle las mejillas y limpiarle la nariz.
—Te ves feo cuando lloras —el niño hizo un puchero—. No llores otra vez, escucha, puedo ir a tu casa y jugar contigo un rato.
—¿En serio? —preguntó con los ojos iluminados, Damon abrió los ojos y miró a la abuela dándose cuenta de que no había pedido permiso.
—¿Eso está bien, señora?
Los ojos de la mujer se cristalizaron, Damon tragó.
—Sí, estoy agradecida, no tiene padres y parece que se apegó un poco a ti.
—¿De verdad vas? —preguntó Mikel jalando su camisa.
—Sí, ¿puede anotarme la dirección aquí? —preguntó tendiendo una servilleta, el Alfa de su cita fue quien prestó el lapicero, ella escribió y la devolvió—. ¿Ves? Ya tengo tu dirección, iré a verte mañana.
Mikel lo miró y tiró de su camisa otra vez.
—Nombre.
—Damon —él volvió a mirarlo con esos verdes ojos que tanto le recordaban a Misel.
—Te espero mañana.
—Sí, ahí estaré —prometió con una sonrisa, Mikel por fin cedió y dejó que su abuela lo cargara, ella le agradeció de nuevo y se marchó, Damon por fin le dio atención a su compañía, le tendió el lapicero—. Gracias.
Él asintió, Damon guardó la servilleta en su bolsillo y suspiró.
—Lo cité aquí porque yo fui el responsable de lo que pasó con su Omega, fui yo quien publicó esa noticia y quería disculparme, sé que estuve mal y esto no cambia nada, pero…
Parsons sonrió de medio lado y rascó su cuello.
—Gracias por disculparte, yo también me disculpo por Misel, supe que te golpeó.
—Oh, me lo merecía —él se encogió de hombros.
—No diré lo contrario.
—Si hay algo que pueda hacer para compensarlo…
—Sí que hay algo —dijo colocando dos dedos bajo su mentón, Damon haría lo que fuese mientras estuviese dentro de sus posibilidades.
—¿Y eso es…?
—La persona que contactó conmigo, es un Omega, ¿verdad?
Damon arqueó una ceja, le había pedido a Karl como favor que contactara con este Alfa y lo citara aquí, pero esta pregunta era tremendamente rara.
—¿Karl? Sí, es un Omega, pero…
—¿Está casado, o con novio?
—Uhh… yo… esto es extraño, pero creo que no —Parsons se puso de pie y sonrió, él ya había tenido suficiente de la conversación.
—Bien, considera tu deuda pagada.
Damon lo tomó del brazo antes de que se retirara por completo, sentía la necesidad de recalcar que Karl no era una persona sin importancia, era el mejor amigo de Darien y Yulián podría actuar si sentía que algo le molestaba.
—Señor, por favor, no juegue con esta persona, él es importante para Darien.
Parsons sonrió.
—No te preocupes, Damon, yo no juego con ellos, como comprobaste, ellos suelen hacerlo conmigo, no olvides tu promesa con ese niño.
—Gracias —murmuró.
—Damon, habla con Yulián y ofrécele mi contacto, dile que le interesará.
Damon asintió, Parsons se despidió con un gesto dejándolo solo y con un vaso de refresco empezado, ahora tendría que ir a ver a ese Alfa y tenía que admitir que estaba nervioso después de lo que había hecho ayer.
Al menos ya no podía decir que no lo había besado.
No había arrepentimiento alguno.
……
Misel miró hacia arriba disimuladamente viendo entrar a Damon, lo saludó casualmente y se sentó en su lugar, no había pasado mucho tiempo, pero definitivamente se veía mejor.
Tragó mirándolo de reojo, el cabello rubio de Damon estaba recogido con una cinta, los ojos oscuros miraban hacia el teléfono mientras hacía algo ahí, sus labios estaban rosados, nada que ver con el rojo del día anterior.
Misel apretó los puños, ¿por qué estaba mirando sus labios?
Maldición, después de lo de ayer hizo un pacto consigo mismo sobre olvidar lo que había acontecido con este Alfa.
No hablaría sobre el tema, haría como si nunca hubiese pasado y esperaba que Damon no lo mencionara.
Sin embargo, a pesar de saber que tan malo era pensar en ello no podía evitarlo, sus finos labios se sintieron bien contra los suyos, era una sensación caliente y electrizante que ni siquiera había sentido cuando besó a Darien, la persona que le gustaba, Misel culpaba a su rango, quizás besarlo era demasiado emocionante.
Besar a un Alfa era un tabú, algo prohibido que nunca pensó hacer y quizás ese era el motivo por el que estaba sintiéndose así.
Damon mordió su labio inferior haciendo que este estuviese rojo, Misel se puso de pie haciendo un ruido, Damon por fin lo miró directamente.
—¿Pasa algo?
—Sí, no pued… —los toques en la puerta lo interrumpieron, Karl entró.
—Misel, aquí está la persona de tu cita.
—Hazlo pasar —murmuró.
Karl se retiró y el Omega contratante saludó mientras caminaba hacia el escritorio, extendió su mano con una sonrisa, Misel la tomó enseguida, tenía el pelo castaño y unos bonitos ojos aguamarina.
Damon gruñó, Misel lo soltó enseguida, por alguna extraña razón había notado que el Alfa odiaba que tuviese ese contacto, las feromonas del Omega aumentaron un poco, Damon se quejó y se cubrió la nariz con el borde de su camisa, no estaba cómodo.
—Lo llamé para decirle que Darien no podrá trabajar en su centro comercial, pero puedo hacerlo yo, ¿está de acuerdo? —el Omega se echó a reír mirándolo de forma coqueta.
—Estaría encantado.
—Entonces me gustaría verificar las notas.
El Omega era más agradable de lo necesario, incluso se puso de pie y dio la vuelta para estar cerca de él y poder ver el plano, sus manos tocaban de vez en cuando las suyas e incluso los brazos.
Misel miró a Damon, el Alfa tenía los ojos dorados y sus feromonas se estaban espesando, se puso de pie y despidió al Omega, recordaba que Damon había dicho claramente que solía ser violento con los Omegas cuando se enojaba, no sabía si era el caso o no, pero decidió no arriesgarse.
Se despidió con una sonrisa y cerró la puerta, las feromonas de Damon lo hicieron estremecer, estaba muy enojado, caminó y lo vio frente al cristal, Misel se acercó.
—No te acerques a mí —gruñó aún de espalda, Misel podía ver por el reflejo del cristal sus ojos dorados y los colmillos alargados.
—Maldición, hueles a ese Omega —se quejó.
—Bien, pero necesito seguir trabajando y falta bastante para terminar, así que tenemos un problema —Damon se giró y lo miró directamente.
—No creo que lo tengamos por mucho tiempo —murmuró por lo bajo—. ¿Te molesta mi aroma, Misel?
—No, ¿por qué preguntas eso? —Damon se acercó acorralándolo contra el escritorio, él deslizó una pierna entre las suyas y se juntó a él haciéndolo sentir nervios.
—Porque voy a deshacerme de esas molestas feromonas —dijo deslizando una mano por detrás de su nuca, Misel pensó que sería besado, que uniría los labios con los suyos, pero eso no pasó.
Sus dedos se desplazaron al cuello, la nuez de Adam e incluso las clavículas, Damon se veía concentrado en lo que estaba haciendo, acarició sus brazos y finalmente tomó sus manos.
Todos los lugares que el Omega había tocado disimuladamente él los había vuelto a repasar quitando su aroma, Damon había estado más al pendiente de ellos de lo que creía.
Él lo miró, sus ojos completamente dorados, Damon acercó su rostro haciéndolo estremecer de anticipación.
—Para la próxima evita sus toques, es desagradable —murmuró contra sus labios.
Damon se alejó y volvió a su asiento.
No lo besó.
Misel se quedó de espaldas mirando el cielo a través del cristal, llevó una mano a sus labios y apretó la mandíbula.
No podía creerlo.
Esto era terrible.
Damon lo había marcado con sus feromonas como si fuese de su propiedad, podía sentir el cuello caliente y cada lugar que rozó con sus toques, incluso por encima de la ropa.
Sus labios hormiguearon recordándole que Damon no lo besó y cuanto lo quería, había deseado que lo besara, otro Alfa.
Misel suspiró, estaba mal, demasiado mal desear a otro alfa, no podía ignorar su reacción fisiológica hacia este Alfa, estaba excitado por él, nunca le había pasado esto, pero Damon seguía empujando y terminaría por encontrarlo.
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