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23🖍

Misel miró hacia la puerta cuando los toques lo desconcentraron de su miseria, no importa que estuviese en la cama, no importa cuánto tiempo pasó, no pudo dormir ni siquiera un segundo.

Estaba muriendo de preocupación y nadie lo había llamado.

Se puso de pie y abrió la puerta, Yulián estaba ahí esperando por él.

—Ya sabemos dónde están, ¿irás con nosotros?

—Sí —dijo agarrando su chaqueta y bajando con él—. ¿Cómo supieron?

—Al parecer tu cachorro estuvo haciendo mucho ruido —mencionó, Misel gruñó, esperaba que su cachorro estuviese bien si ese era el caso.

—Maldición.

Luego de una media hora de camino llegaron a algún lugar en medio de la nada, los hombres de Yulián se desplegaron y él entró sosteniendo una pistola, Misel caminó a su lado.

Dos Alfas fueron reducidos y luego los otros dos que corrieron hacia ellos, Misel abrió los ojos viendo a su cachorro, Mikel alzó los brazos y lloró en su dirección, era un completo desastre.

Tenía sangre en la boca, raspones y su ropa estaba manchada de sangre, Misel lo revisó rápidamente sin encontrar nada más que los raspones, la sangre no era suya.

—¿Dónde está Damon? —preguntó Yulián apuntándole a uno de los secuestradores, el negó efusivamente.

Misel se quitó la chaqueta y envolvió a su cachorro con ella antes de cargarlo.

—Mikel, esconde la cabeza en mi cuello, cierra los ojos hasta que papá te diga, ¿entendido?

—Sí —murmuró Mikel haciendo exactamente eso, Misel lo cubrió lo mejor que pudo con la chaqueta.

Se paralizó al escuchar un disparo, Yulián corrió hacia donde lo escuchó, no a tiempo, se escucharon otros dos disparos seguidos del primero.

Yulián abrió la trampilla que fue descubierta gracias a los disparos y bajó las escaleras, Misel pudo ver desde arriba un poco de la escena sangrienta. 

—Misel, saca a Damon de aquí —ordenó Yulián.

Misel le dijo a uno de los guardias que cargara a Mikel, él no hizo berrinche alguno y se abrazó al hombre sin abrir los ojos luego de sus indicaciones.

Bajó rápidamente viendo a Damon en el suelo, parecía tener lo peor mientras Itzel sólo tenía una herida en el abdomen, aún seguía consciente, pero en el suelo tratando de recuperarse.

Yulián tenía un pie sobre la herida haciendo presión sólo para que le doliera más, estaba apuntándole mientras veía a Damon con preocupación.

Misel se agachó, Damon tenía sangre en la cabeza, y dos heridas de bala, una en el abdomen y la otra en el hombro.

—Dime que no está muerto —Misel se quitó la camisa y presionó la herida más grave.

—Sigue vivo —murmuró colocando la mano de Damon a presionar la herida, moverlo no era lo adecuado, pero no había tiempo, Misel deslizó un brazo por debajo de sus rodillas y otro por su espalda, miró a Yulián antes de levantarlo—. Me adelantaré.

—Te veo en el hospital —gruñó presionando la herida de Itzel haciéndolo gritar.

Misel subió las escaleras y miró al Alfa que sostenía a su cachorro, esperaba que Mikel se hubiese dormido una vez vio que estaba a salvo porque no quería que viese a Damon de esta forma.

Misel suspiró cuando los paramédicos que habían acabado de llegar alcanzaban una camilla, él lo colocó y enseguida comenzaron a hacer lo suyo.

Tomó a su cachorro que efectivamente parecía estar dormido y corrió tras los paramédicos, subió a la ambulancia y mordió su labio inferior.

Le habían colocado un inmovilizador de cuello, oxígeno y trataban de taponear sus heridas con urgencia.

Misel agarró con fuerza a su cachorro cuando se dieron cuenta de que Damon no respiraba, comenzaron a resucitarlo haciéndolo estremecer.

Dios, se veía tan mal que si lograba sobrevivir sería un milagro.

En algún momento lograron estabilizarlo y llegar al hospital, los paramédicos se apuraron a hablar con los médicos, Misel no pudo llegar más lejos, ellos dijeron que estaría un buen tiempo encargándose de él.

Se sentó y destapó a su cachorro, Mikel estaba bien, al menos lo parecía, Misel caminó a emergencias y pidió que un médico lo examinara, mejor precaver.

El doctor confirmó que estaba bien y colocó curitas en algunas de sus heridas, evidentemente Mikel mordió a uno de los secuestradores y por eso tenía la boca llena de sangre.

Misel lo limpió y volvió a la sala de espera, el cachorro se quedó dormido de nuevo, se sentó junto a Yulián y suspiró.

—¿Dijeron algo?

—No mucho, tiene un edema cerebral, tres costillas rotas, dos heridas de balas y no sé qué más, están en cirugía tratando de hacer algo.

—Madre mía.

—Él estará bien, Damon es fuerte —murmuró suavemente, Misel se dio cuenta de que esas palabras eran para sí mismo, Yulián estaba a punto de entrar en pánico.

—Es fuerte —aceptó colocando una mano en su hombro, Yulián lo miró, sus ojos cayeron sobre el cachorro dormido.

—¿Él está bien?

—Sí, sólo son raspones, creo que toda la sangre que tiene encima es de Damon —Yulián apretó la mandíbula—. ¿Qué pasó con el Alfa?

Yulián no respondió enseguida, suspiró.

—Quería matarlo, pero lo pensé mejor, dejé que le diesen tratamiento médico, pero va a podrirse en la cárcel y me encargaré personalmente de que todos se enteren de a quien ofendió, con quien intentó meterse —especificó—.  No durará una semana.

Misel se puso de pie diciendo que llamaría a su madre, ella llegó quince minutos más tarde y cargó a Mikel con lágrimas en los ojos, el cachorro estaba llorando, luego de esto tendría que ir a varias sesiones de terapia.

—Mamá, llévate a Mikel, no quiero que siga aquí.

—¿Dónde está? —preguntó mirando su camiseta ensangrentada, Misel mordió su labio inferior.

—En el salón de operaciones, no salió sólo con unos rasguños.

—Llámame cuando sepas algo —dijo Regina abrazándolo y llevándose al cachorro.

Misel se sentó de nuevo, los doctores salieron cinco horas después y se detuvieron frente a ellos.

—Logramos estabilizarlo por el momento, las primeras veinticuatro horas son críticas, ahora está en la unidad de cuidados intensivos, las costillas no perforaron los pulmones y los disparos no dañaron ningún órgano, ahora todo depende de él.

Misel se llevó las manos a la cabeza y gimió, no podía perderlo de esta forma, nunca se lo perdonaría.

……

Damon abrió los ojos lentamente enfocando el techo, parecía estar en un hospital, confirmó la situación al ver a Yulián sentado en un incómodo asiento de hospital.

Maldición, Yulián pronto tendría cachorros y aquí estaba él dándole más problemas que soluciones, él se puso de pie en cuanto lo vio consciente y comenzó a hacerle un montón de preguntas.

Pareció calmarse una vez vio su cara de confusión.

—Me alegra verte despierto por fin —murmuró, Damon achicó los ojos, casi no podía escuchar, Yulián parecía demasiado lejano, raspó su garganta.

—¿C-cuanto tiem-ppo?

—Dos semanas, llevas dormido dos semanas, ¿quieres un poco de agua? —Damon asintió, Yulián le alcanzó un vaso con una pajita, un sorbo fue suficiente—. Llamaré al doctor y a Misel.

—N-no —Yulián arqueó una ceja.

—Tenemos que llamar al doctor.

—No llames a Misel —corrigió, Yulián le acarició el pelo suavemente.

—Damon, él estuvo cuidándote todo este tiempo.

—No —repitió obstinadamente, su voz comenzaba a ser mucho más firme ahora.

—Lo que quieras —replicó Yulián saliendo de la habitación.

El doctor entró unos minutos después acompañado de Yulián, preguntó cómo estaba y luego revisó sus signos vitales, los ojos, también sus heridas.

—Yulián —murmuró mirándolo fijamente, Yulián arqueó una ceja.

—¿Quieres que me vaya?

—Sí.

—No puedo creer esto — gruñó mientras salía de la habitación.

—Con dolor de cabeza, mi visión está borrosa.

—Es normal luego del traumatismo, no creo que su visión sufriera algún problema permanente, dime, ¿qué tal el oído?

—No escucho mucho, las voces parecen un poco lejanas, ¿no es eso transitorio también?

—Estábamos esperando a que despertara para confirmarlo, fue un gran traumatismo craneoencefálico, algunas cosas no volverán a ser iguales, muchos de los síntomas pueden ser temporales, pero el nervio auditivo está lesionado y no es reversible, no podrá escuchar nada de su oído izquierdo —Damon levantó su mano tocando la venda que aún estaba en su cabeza.

—¿Qué consecuencias traerá eso?

—Puede sentirse aturdido, con náuseas, vómitos, tenga cuidado al levantarse ya que presentará vértigo, las voces son más bajas y quizás note sonidos dentro del oído.

Estaba jodido, completamente jodido teniendo en cuenta el trabajo que tenía, tendría que dejar de hacer lo único en lo que era bueno, ahora estaba más roto que antes.

—Sólo me ha dicho esto a mí, ¿verdad?

—Sí —dijo con un asentimiento, Damon sonrió.

—Manténgalo así, por favor.

—Claro, vendré más tarde a examinarlo otra vez.

—¿Por qué no me dejaste escuchar? —preguntó Yulián mientras entraba de nuevo, sonrió, al menos eso intentó.

—Porque no.

Yulián se quedó en silencio, Damon tragó, eso lo ponía nervioso, él no solía ser silencioso son Damon, cada vez que pasaba terminaba regañándolo.

—Si hubiese sabido que follar con ese Alfa terminaría así ni siquiera lo hubiese mirado —murmuró mirando por la ventana, Yulián gruñó fulminándolo con la mirada, Damon podía sentir rayos en su piel.

—No es gracioso.

—Lo sé, ¿qué pasó con él?

—Ya está muerto —Damon abrió los ojos con sorpresa mirándolo.

—¿Lo hiciste tú?

—No, dejé que sufriera un poco en la cárcel.

—Bien, me alegro que no lo hicieras —dijo con un suspiro.

—Y yo estoy enojado porque tú no lo hiciste y permitiste que pasara esto. ¿Ya puedo llamar a Misel?

—No, dile que no lo recuerdo, que el golpe fue tan fuerte que olvidé los últimos años —Yulián negó.

—¿Qué estás tratando de hacer, huirás de nuevo?

—Déjame en paz.

—No voy a decir esa mentira por ti —Damon mordió su labio inferior.

—Está bien, yo mismo lo haré.

—Te desconozco, no eres así de cobarde —Damon lo ignoró a propósito, no caería en eso, ciertamente era un cobarde.

—¿Cómo está Darien?

—Bien.

—Siento darte problemas ahora —Yulián acarició su mano.

—Está bien, no te disculpes por algo que no fue tu culpa.

—¿El niño está bien?

—Sí, sólo fueron rasguños —respondió, Damon suspiró de alivio—. ¿En serio te alejarás de nuevo?

—Es lo mejor, ¿puedes dejarme un tiempo a solas?

—Sí, si necesitas algo estaré del otro lado.

—Yulián —Yulián se giró y lo vio con confusión.

—¿Qué pasa?

—¿Puedes prestarme tu teléfono? Necesito hablar con Misel.

Yulián apretó la mandíbula, pero no dijo nada al respecto, el sacó el teléfono de su bolsillo y lo dejó en su mano antes de retirarse.

—Aquí tienes.

Damon suspiró mirando el teléfono, necesitaba hacer esto por el bien de ambos, Misel no podía hacerse la idea equivocada de que volverían a estar juntos, él todavía no lo amaba y le daría mucho más trabajo ahora que estaba medio averiado.

Sin pensarlo más buscó entre los contactos de Yulián, pinchó el nombre de Misel y se colocó el teléfono del lado derecho.

Yulián, ¿pasó algo? —Misel respondió al segundo timbre, Damon suspiró.

—Soy yo.

¿Damon?

—Sí, Yulián dijo que estuviste cuidándome.

Ah, sí —murmuró de forma nerviosa.

—Gracias, pero ya puedes dejar de hacerlo —Damon mordió su labio inferior, tenía que pensar que era lo mejor para todos los involucrados, él no importaba en absoluto.

¿Qué?

—No quiero que vengas de nuevo, debes sentirte culpable luego de que me secuestraran tratando de encontrar a tu hijo y creer que lo protegí, deja de sentirte así, todo esto pasó por mi culpa.

Damon

—Lo mejor es que regreses a tu vida con tu cachorro y olvides venir aquí.

¿Por qué me dices esto?

—Porque necesitamos alejarnos, no vengas, no podrás entrar.

Damon… yo te… —Damon colgó.

Se quedó mirando el teléfono durante unos minutos viendo el nombre de Misel en el contacto, Damon lloriqueó dejando caer unas cuantas lágrimas sobre la pantalla.

Eso era lo mejor, no podía meterse en la vida de Misel y ponerla patas arriba sólo porque era un jodido egoísta.

Se merecía cada cosa.

Secuestraron a ese cachorro debido a él.

Damon escogió a la persona incorrecta, no se encargó bien de él y para colmo lo provocó peleando con él cuando no se sentía bien por alejarse de Misel.

Él se buscó todo esto, era demasiado inmaduro.

Alejarse de Misel y ese cachorro era su forma de pedir perdón.


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