12🖍
Damon aceptó la propuesta, por supuesto que lo hizo, estaba en esa casa para eso y aunque nunca esperó ese tipo de desenlace estaba conforme, al menos no se llevarían al cachorro.
Misel correspondió el beso y deslizó las manos bajo su camisa, Damon gimió contra su boca haciéndolo sonreír.
El Alfa lo hizo retroceder hacia el sofá, lo acostó y subió sobre sus piernas, ya estaba excitado a pesar de que durante su celo casi gastan todas las cajas de la gaveta, gracias a eso su casa era un desastre.
El Alfa levantó su camisa y mordisqueó sus pezones, Damon cerró los ojos, podía sentir claramente cada una de sus caricias, pero estaba cansado y no lograba excitarse.
—¿Damon? —Damon lo escuchó e incluso respondió, pero no recordó nada más de eso.
Abrió los ojos y gruñó mirando alrededor, el sol estaba comenzando a filtrarse por el cristal de las ventanas bañando de luz la espalda de Misel, él estaba cubierto por una fina sábana verde hasta su cintura.
Damon se sentó y comprobó que aún tenía ropa, probablemente se durmió en algún momento, maldijo internamente, ni siquiera llamó a Mikel después de lo mal que lo trató.
Damon rebuscó en el baño por un cepillo nuevo y se dio una ducha, no iría a casa, así que debía estar lo más presentable posible.
—Aún es temprano —dijo Misel cuando lo vio salir del baño, se peinó el cabello hacia atrás regalándole una vista increíble.
El pelo rojo desordenado, sus ojos soñolientos y algo de la luz del sol iluminando su torso, recalcando cada lunar, Damon negó y tomó la chaqueta que estaba colgando de la silla.
—Hoy no iré, voy a ver a Yulián —Misel se echó a reír, se veía más molesto que divertido.
—Carajo ¿en serio, vas a pedirle permiso?
—No, eso no es necesario, pero Yulián es mi encargado y por ende debe saber sobre mí.
—Ya no eres menor de edad —recalcó con furia, Damon arqueó una ceja.
—No es mi maldito problema que Yulián no te caiga bien, no voy a dejar de hablarle sólo porque no te gusta.
Misel torció los ojos.
—Ya vete y no olvides que me debes algo.
—Sí, y tú no olvides lo que prometiste —Misel se levantó, la ropa interior estaba intrincada debido a su erección, se frotó el cuello.
—Estaré ahí en la tarde, llamé a la trabajadora social y alguien me ayudará con las maletas, te veré ahí, lleva todas tus cosas.
—Bien —Misel tomó su mano y lo miró de medio lado.
—¿No olvidas algo?
—¿Qué? —preguntó arqueando una ceja.
—Un beso.
—No voy a besarte, aún no te cepillas los dientes —Misel sonrió de medio lado y tocó su mejilla, Damon lo fulminó con la mirada y dejó un beso ahí, el Alfa se echó a reír.
—Te veo allí.
Damon torció los ojos y salió, condujo hacia la casa de Yulián y suspiró antes de entrar, Darien ya estaba despierto y por recomendación del doctor haciendo reposo, Yulián lo mantenía al tanto de todo.
Tocó la puerta, una señora lo recibió con una sonrisa.
—¿Puedo hacer algo por usted?
—Sí, necesito ver a Yulián —ella hizo una mueca.
—Ah, ¿dijo que vendría?
—No.
—Entonces debería… —Yulián tocó el hombro de la mujer y le sonrió.
—Está bien, él es Damon, es como mi hermano menor, puede venir cuando quiera.
—Lo siento.
—Está bien, ven —dijo tomando su mano y arrastrándolo dentro, Damon miró alrededor—. Toma asiento.
—¿Cómo está Darien? —preguntó sentándose en el sofá, Yulián también tomó asiento a su lado.
—Irritable debido a que no puede trabajar.
—¿Los gemelos?
— Los doctores dicen que están bien a pesar del lazo con el otro Alfa, dijeron que debía estar el mayor tiempo posible con Darien y quitar un poco de su carga.
—¿No vas a deshacerte del Alfa? —Yulián negó.
—Aún no, es raro que estés aquí, ¿qué pasa?
—Voy a mudarme —admitió, Yulián achicó los ojos, él sabía que no tenía otro lugar a donde ir.
—¿Qué?
—Pasaron muchas cosas y…
—Te di ese apartamento para que tuvieras un lugar propio, Damon, ¿a dónde vas a irte?
—Eso no es importante, voy a seguir atendiendo la casa, sólo quería que lo supieras de mí.
—¿Pasó algo?
—¿Por qué preguntas eso?
—Enviaste a varias personas a preguntar sobre un Alfa —Damon se peinó hacia atrás y suspiró.
—Te contaron.
—Sí, ¿qué pasó?
—Ese es mi problema, Yulián, no soy un niño —gruñó, Yulián pellizcó sus mejillas.
—Si tienes problemas sabes muy bien que voy a estar aquí para ti, ¿verdad?
—Lo sé y gracias —Yulián se alejó.
—¿Qué hay de Misel?
—¿Qué hay con él?
—Espero que no esté dando problemas.
—No, todo bien con él ¿Puedo ver a Darien?
—Sí —Damon lo miró con sorpresa.
Por lo general un Alfa no dejaba que otro se acercara a su Omega embarazado cuando estaba así de frágil.
—Es extraño que no seas territorial —Yulián se echó a reír.
—¿Contigo? Ni de broma.
Damon habló un poco con Darien, se veía bien y feliz junto a Yulián, aunque sus feromonas estaban un tanto descontroladas, Darien se disculpó alegando que no tenía demasiado control sobre ellas, por ese motivo se fue más rápido.
Fue a casa, limpió el desastre y empacó su ropa en dos maletas, Damon condujo a casa de Regina y tomó las dos maletas para entrar, le tomó un poco de tiempo, Mikel lo atacó en cuanto llegó a la puerta abierta llorando.
Damon soltó las maletas y lo cargó, el cachorro se aferró a él llorando con más fuerza.
—¿Qué pasó?
—Mi hijo pasó —dijo Regina caminando hacia la puerta, Damon apretó la mandíbula, agarró una de sus maletas, Regina le ayudó con la otra y finalmente entraron.
—Misel, ¿qué le dijiste?
Misel se puso de pie y miró al cachorro entre sus brazos, se veía molesto.
—¿Qué quieres que le diga? Sólo dije lo que pasará, no quiero verlo o que hable conmigo, no lo quiero, ¿es tan difícil de entender?
—¿Por qué no esperaste a que llegara?
—¿Es en serio? ¿Vas a regañarme porque el chiquillo se puso a llorar?
—No tienes corazón — Misel resopló mirando hacia su madre y se sentó de nuevo.
Damon no entendía el porqué de su odio irrazonable hacia un niño pequeño, pero tarde o temprano se enteraría de qué había pasado y si Misel de verdad tenía motivos para odiarlo.
……
Misel apretó la mandíbula mirando hacia Damon cargar al cachorro, sí que fue una maldita sorpresa verlo, era como estar viendo una foto suya de pequeño.
Estaba enojado viendo como ese cachorro se aferraba a Damon y lo peor es que este no dejaba de fulminarlo con la mirada.
Maldición, a penas conocía a esa cosa y ya le estaba dando problemas, como siempre.
Misel se puso de pie cuando la trabajadora social entró, su madre, quien la había dejado entrar se veía preocupada.
—Tome asiento —dijo apuntando frente a él, Misel se sentó y sonrió—. Soy Misel, el padre del niño.
La mujer arqueó una ceja casi de forma imperceptible.
—Debo decir que es una sorpresa verlo aquí, se me informó que no quería hacerse cargo de él.
—Para nada, sólo me llevaba mal con su madre y no pudimos tenerlo juntos —la mujer resopló, era grosera.
—La Omega murió hace un año, ¿no se le ocurrió reclamarlo antes? —Misel se encogió de hombros y sonrió de medio lado, no lo atraparía.
—Recién acabo de enterarme de lo que pasó, corté toda comunicación con mi madre, ya que ella apoyaba a la madre del cachorro —la mujer anotó todo en una pequeña libreta, ella lo miró con ojos filosos.
—¿Puede cargar al niño? —preguntó con una sonrisa.
Misel caminó hacia Damon, él estaba aterrado, Mikel se agarró a él con fuerza negándose a despegarse, Misel se acercó y susurró en su oído, ni siquiera Damon pudo escucharlo.
—Niño, si no quieres que Damon se vaya ven conmigo, sólo será un momento —Mikel pareció entender, soltó a Damon y extendió los brazos hacia él.
Misel lo cargó y regresó a su asiento sin problema alguno, pretendiendo estar cómodo, el niño lo agarró del frente de la camisa con una mano y colocó el otro brazo alrededor de su cuello aferrándose.
—Misel, ¿cómo se llama el cachorro?
—Mikel —respondió, el cachorro lo miró, la beta también lo hizo.
—¿Y por qué tiene ese nombre?
—Ese siempre fue el nombre que quise ponerle a mi hijo.
—¿Qué edad tiene? —Damon hizo un ruido desde su asiento, Misel lo miró, decidió hacer esto por una razón, sabía que podía.
—Tiene tres, casi cuatro.
—¿Y que día nació?
—Diez de junio.
La mujer asintió, luego apuntó hacia Damon.
—¿Quién es él?
—Mi pareja —dijo sin problema alguno, la mujer sonrió de medio lado.
—Soy una beta, pero él indudablemente es un Alfa, ¿está diciéndome que tiene una relación de ese tipo con otro Alfa?
—Le agradecería que no opinara así sobre mi relación y con quien yo salga no es de su interés, sólo le corresponde velar por el niño no por lo que hago con mi vida privada —ella se puso de pie.
—Vendré de nuevo con un inspector.
—Gracias, que tenga una buena tarde, enviaré a mi abogado —dijo con una sonrisa, ella apretó la mandíbula y lo fulminó con la mirada antes de irse, Misel levantó las manos y miró a Damon—. Tómalo.
Damon cargó al niño, él otra vez estaba lloriqueando, Misel frunció los labios con molestia.
—¿Por qué le dijiste eso de nosotros? Ellos no van a aceptarte si piensan que soy tu pareja.
—¿Cómo querías que explicara que vivirás aquí con nosotros?
—¿Aquí? —preguntó el cachorro mirándolo, Damon sonrió secándole las lágrimas.
—Sí, voy a estar aquí contigo —el niño también sonríe haciéndolo enojar aún más—. ¿No estás enojado porque te regañé ayer?
—No.
—¿Jugamos?
—Ujum…
—Busca los juguetes —dijo dejándolo en el suelo, el niño echó a correr, Damon lo miró de nuevo.
—No de esa forma, ellos no lo aprobarán.
Misel torció los ojos y se puso de pie.
—Un carajo, no me importa, y a ellos no puede importarles lo que hago con mi vida privada, si quiero follarme a un Omega o un Alfa, ese es mi maldito problema —Damon siseó.
—No hables así, vives con un niño.
—Joder, ¿por qué hay tantas reglas ahora? —Misel vio al cachorro cargando varios juguetes, él señaló hacia el niño—. Juega con eso, pero sabes que tienes que pagarme.
—Sí.
—Compartiremos habitación —sentenció subiendo.
Misel se quitó la camisa que había tocado el cachorro y la tiró al baño, no quería su aroma encima, nada que tuviese que ver con eso, sus manos aún estaban temblando, su cabeza dolía.
Esperaba no tener que hacerlo de nuevo.
Alguien dio unos toques en la puerta, Misel agarró una camisa de su maleta y se la puso antes de abrir la puerta, ya sabía quien era.
—No quiero hablar —dijo mirándola, su madre mordió su labio inferior.
—Misel…
—No, mamá, hiciste tu elección ese día y yo no estuve incluido ahí —dijo cerrando la puerta, Misel fue directo al baño y se dio un largo baño, necesitaba dormir, pero antes tenía que quitarse esa extraña sensación de encima.
Su madre le avisó de la cena, pero no tenía ganas de bajar o incluso comer luego de interactuar con ese niño, su estómago estaba revuelto y su cabeza no dejaba de doler, así que siguió durmiendo.
Damon entró mucho más tarde y dejó sus maletas en el closet, él fue directo al baño y luego se acostó a su lado despertándolo por completo, Misel lo abrazó por la espalda y mordisqueó su cuello, su mano se deslizó directamente hacia su entrepierna haciéndolo gemir.
—Pensé que dormías —susurró, Misel chupó dejando una marca.
—Lo hacía —dijo deslizando la mano por el interior de su pantalón de piyama y acariciándolo—. Pero planeo hacer que empieces a pagarme.
Misel se frotó contra él y mordisqueó su oreja, por lo menos se quitaría ese mal sabor de boca que había adquirido desde la tarde gracias a los acontecimientos.
Planeaba disfrutarlo por completo.
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