Capítulo 23: ¿Puedes dar esa confianza?
Volver a la rutina fue rápido, aunque era incómodo por como las guerreras me observaban. La duda existía, pero poco a poco fue resuelta gracias a que Groina y Urosia respondieron todo con medias verdades.
—Sabemos, según nos dijo Urchevole, que no somos las únicas que estamos peleando, sino que hay otros supervivientes —explicó Urosia.
Los murmullos aparecieron y las miradas se intensificaron.
—¿Y no podíamos hablar con ellos? ¿Ver si hacemos una alianza? —preguntó una de las presentes.
—No digas tonterías, siendo supervivientes, es posible que no sigan con vida si ahí es donde viven los fallos. Aparte, Urchevole, tú eres la que más sabes del tema, ¿qué es lo que viste en verdad? Porque no parecen ser solo fallos Musicales.
Quien había hablado era Urai. Si bien su preocupación había estado presente en los días anteriores, notaba la desconfianza clavada en mi pecho.
—Urai, no deberías...
—Siento ser maleducada, Jela, pero la duda se la hice a Urchevole, no a ti. Dudo que esté aún afectada por lo ocurrido, ¿no?
Solté un largo suspiro.
—Puedo decir que lo que viví no fue del todo fácil. Sí, había otros seres, supervivientes, pero también había otros peligros aparte de los Fallos. También había animales de gran tamaño y peligrosos de hacer frente —expliqué.
—¡Ja! Entonces es muy poco probable que pueda haber supervivientes. Somos las únicas, no hay otra —contestó, poniendo las manos en sus caderas.
—A lo mejor esos supervivientes viven en otras zonas, recuerda que en el otro lado hay grandes selvas y montañas. Es un terreno totalmente distinto al nuestro —respondí con calma.
—Por ello mismo vivir ahí y sobrevivir me parece im-po-si-ble. —Urai mostraba una actitud infantil frente a mí, pero no me dejaba llevar a su terreno—. Recordemos. Terreno irregular, montañas imposibles de escalar, selvas peligrosas con animales monstruosos y constante frío. ¿Cómo es posible vivir ahí?
Me mordí la lengua por unos segundos, para al final respirar hondo y contestar:
—Cuevas.
—¡JA! ¡Cuevas! —Urai se rio, girándose para mirar a las demás—. Lo que me faltaba, Urchevole. ¿Cómo van a vivir en cuevas si eso es lo menos cómodo y útil para sobrevivir? Te compraría que fueran chozas o casas menos desarrolladas que las nuestras, ¿¡pero cuevas!?
—Urai, nosotras al principio vivíamos en cuevas—intervino Ouia con los ojos entrecerrados—. No sería tan descabellado.
—Mira Ouia, es cierto, pero también muchas vivíamos en los árboles junto con la naturaleza. No fue más adelante que nos adaptamos y creamos nuestra ciudad —recordó Croisa.
—¡Exacto, Croisa! —gritó Urai, girándose hacia ella con una sonrisa aliviada—. Vale, te compro que vivan en cuevas, pero será de forma temporal y no creo que sea para siempre.
Me quedé en silencio, soltando un suspiro para mis adentros. Si Urai supiera una pequeña parte de lo que sabía, ¿seguiría cuestionándolo o comprendería que no todos eran como nosotras?
La mirada de Urosia me dejaba en claro que era suficiente por hoy. Al menos agradecía que lo intentara, pero hasta que no fuera una Lia Innactia, no iba a conseguir mucho. Capaz algunas me creían y me querían escuchar, pero gente como Urai sería la que se cegaría en lo mismo.
Jela y Ouia eran las que más estaban a mi lado demostrándome apoyo y credibilidad. Cuando veía su interés, más ganas tenía de decirle toda la verdad, pero le había prometido a Groina y Urosia que no mencionaría nada hasta la reunión con Crowley.
El problema era cómo.
En mis adentros me arrepentía de no haberle dicho a Crowley la opción de reunirnos en algún lugar, pero tampoco iba a ser fácil si ellos no se caracterizaban por su discreción. Mi cabezas no paraba de darle vueltas a ello, y eso que solo era por la mañana, cuando aun no había revisado los libros de historia.
—Oye, Urchevole. —La voz de Jela logró sorprenderme, mirándola de reojo—. Tu hermana me ha dicho que necesitaba mi ayuda para las clases de historia porque este último año le está siendo difícil. No te importa que la ayude, ¿verdad?
Abrí mi boca un poco.
«Pequeña traviesa, ¡qué escusa más buena!»
—Claro, no hay problema. Creo que también nos vendrá bien para repasar un poco a ambas con todo lo que está pasando. Puede que así consigamos alguna información.
—Me adelanté a ello en verdad, estos días que estabas recuperándote, revisé los libros de historia y con lo que se ha dicho... Da para pensar un poco —comentó, poniendo la mano en su barbilla.
—Entiendo. ¿Te parece bien esta tarde en la biblioteca?
Jela afirmó, mostrando una sonrisa que me dio muchísima más seguridad. Puede que decirlo directamente no fuera del todo necesario si iban descubriendo poco a poco las pistas que pudiéramos dejar.
Por la tarde, nos reunimos las tres para darle vueltas a varios de los libros que hablaban de la historia sobre Sinea, nuestra diosa, Fusis y otras que hablaban sobre teorías poco precisas. Mis manos agarraban estos últimos porque lo que me encontraba por encima era lo que me había mencionado Crowley alguna vez.
"No nos debemos cegar solo por lo que nuestros ojos nos muestran a nuestro alrededor. Mirar al cielo, ampliar la mente y comprender que hay más allí fuera.
Hubo unas pocas Elinas que eran capaces de ver algo más que Sinea. Veían el cielo, veían el espacio y murmuraban palabras extrañas que no tenían correlación. Muchas, por no decir todas, las tomaban como locas, yo me adentraba a investigar un poco más al interesarme por la psicología de cada una de las Elinas, pero descubrí que había algo más que había oculto a fuera.
Por desgracia no tuve mucha oportunidad de saber sobre esa información porque me tomarían como una más entre las ignoradas. Al menos tuve la oportunidad de escribirlo en libros como este los cuales antiguas profesoras me han dejado relatar.
Solo puedo afirmar que todas las que le hacía las preguntas, veían unos bosques inusuales y con ello una niña que sujetaba un objeto inusual. Les señalaba, les hacía flotar y les enseñaba miles de términos que no eran capaces de procesar. Se les quedaba grabado en su mente y no eran capaces de retirárselo de su cabeza a no ser que se les diera la terapia que necesitaban.
Y traté de no darle mucha importancia, pero cuando se repetían los mismos patrones, me pregunté si realmente existían esos términos como los Documentos, Códigos, Planetas Desechos y demás.
Poder, protección, desprotección... Tanta información que solo puedo dejar escrita como una teoría vacía en este extenso universo Ji."
Dejé el libro a un lado en un suspiro, mirando de reojo a Jela y mi hermana
«Ulbosa lo había mencionado alguna vez, esas teorías que consideraba vacías sobre el universo Ji —pensé, ojeando las páginas—. Creo que a lo mejor no son tan huecas como pensaba».
Me acerqué y me senté al lado de ellas, escuchando varias de las historias que relataban los orígenes de Sinea. Los libros, muchos de ellos, repetían lo mismo y aportaban muy poca información. No fue hasta el último de ellos que nos dejó algo más que palabras repetidas.
"El origen de este vasto planeta permaneció desconocido, cual lienzo en blanco que cobró color y forma, gestándose todo bajo un poder que todas reconocíamos como proveniente de Sensibilidad. A ella debíamos rendir tributo, pues su fuerza infinita nos resguardaba y nos alentaba a evolucionar como sociedad.
No transcurrió mucho tiempo antes de descubrir que no estábamos solas. De entre los bosques surgieron amenazas que exigieron la formación de defensas para contenerlas. En medio de tal caos, Sensibilidad halló una aliada, a quien todas conocemos bajo el nombre de Fusis
Rumores, pocos, dicen que se encontraron con algo inusual. Que esas bestias luchaban entre sí, como si no se comprendieran ante sus objetivos. La confusión dio oportunidad a un ataque crucial, uno que permitió la paz en Sinea durante unos pocos años."
—¡Mira! —Señaló Jela, marcando los dos últimos párrafos—. ¡MIRA!
La bibliotecaria le mandó a callar. Jela agachó su cabeza, cubriendo su boca con sus manos.
—¡Mira! —gritó en un susurro, señalando tímidamente el libro—. ¡Se pelearon entre sí! ¡Eso no tiene sentido! ¡Tuvieron que ser esos supervivientes!
—B-Baja el volumen, Jela —susurré, mirándola de reojo.
Aspaura miró de un lado a otro, tragando saliva.
—¿A-A qué os referís? —preguntó, fingiendo inocencia.
—Eh... —Jela abrió la boca un poco, en una mueca que me pareció estúpida. Jamás pensé que la vería tan emocionada con unos libros—. Esto. Eh... Bueno, digamos. Eh... ¡Sí! ¡Sí! Muy importante, Aspaura. ¡Esto cae para examen! ¡Como no te lo aprendas suspendes de una!
—Oh... —Mi hermana me miró de reojo, conteniendo su risa—. Entiendo, gracias Jela.
—¡N-Nada nada! —Jela me miró con una sonrisa aliviada, guiñando el ojo como si todo estuviera bajo control.
Las horas transcurrieron rápido y con ello no nos quedó otra que despedirnos al tener que ir a nuestras respectivas casas para dormir. Una vez nos alejamos, nos tomó por sorpresa ver en la plaza de la Música a nuestra madre con Xieli, Groina y Urosia.
Al vernos, se mostraron aliviadas, pidiéndonos que todas nos reuniéramos en la segunda planta, incluida mi hermana. Al parecer, mi madre sabía que le había dicho todo a mi hermana.
Una vez juntas en la misma sala, Groina miró hacia Aspaura con desprecio, fijándose en el parche que aun tenía en su ojo derecho.
—¿Por qué tiene que saberlo? —preguntó Groina sin rodeos.
—Es de la familia, era obvio que tarde o temprano lo sabría —respondí.
—Esto no es un tema del que se debería decir, y lo sabes bien. Da igual que Aspaura sea de la familia —recordó Groina.
—En ese sentido estoy de acuerdo con Groina —añadió Urosia, poniéndose al lado suya—. No es un tema del que se debería comentar, y más si últimamente las reacciones no son del todo agradables.
—Lo sé, pero mi hermana no es como las demás, tiene la capacidad de comprender y no discriminar ni dudar mi palabra —respondí.
En medio de la discusión, mi hermana dio un pequeño paso adelante, poniendo la mano en su Leia.
—Prometo no decir nada sobre esto porque comprendo la situación en la que estamos metidas —habló con educación.
—Esto no se trata de promesas, Aspaura. Esto es un tema del que ya involucra a las guerreras y tú no lo eres —respondió Groina.
—Aun si no lo es, es de mi familia y tiene el derecho a saberlo —intervino mi madre con un tono poco agradable.
—Comprendo que sea tu hija, pero repito y remarco, no los conocemos. No sabemos qué tienen en manos y con ello muchos temas que debemos ir solucionando —explicó Groina.
—¿Desconfías de ellos?
Groina se quedó en silencio observándome, y a punto de hablar, Xieli intervino:
—Esto es un tema del que he hablado con la líder y sublíder. —Su tono calmado y suave logró que los nervios en la sala fueran desapareciendo, con la atención solo puesta en ella—. Creemos que puede haber buenas intenciones, pero no sabemos lo que quieren, aunque juraras que Crowley fuera una Lia Innactia. ¿Qué tan cierto es?
—Juró por su dios, si me mentía se haría daño a sí mismo.
—Una cosa es mentir, otra es ocultar, Urchevole —recordó Xieli—. Comprendo que confíes en él porque no te mintió, pero a lo mejor ocultó algunas verdades que nos podría poner en riesgo.
Respiré hondo y hablé en un tono más firme:
—Crowley no tendría ninguna mala intención al protegerme y más si habían Drasinos de todo tipo de edades que me tuvieron respeto. Otros incluso lloraron por conocernos y tener esa posible alianza se hacía cada vez más viable, ¿¡es que no lo entendéis?!
Recibía miradas que cuestionaban mis palabras. Esto me sacaba de quicio.
—Aun así, esto no es por lo que nos hemos reunido —intervino mi madre, tratando de centrar el tema a lo que importaba—. Necesitamos ir hacia el Templo de Sensibilidad, o al menos a una zona cercana.
—¿Para qué? ¿Acaso ahí es donde nos reuniremos con los Drasinos? —preguntó Groina. Hubo un silencio que daba la respuesta. Groina soltó una risa leve—. No, definitivamente no. Ahí no se van a reunir, es un lugar privado y del que solo las Elinas pueden acceder.
—No es del todo así la situación, Groina —aclaró mi madre—. Creo que podría ser un punto de importancia para que podamos buscar alguna comunicación con ellos. Un tipo de señal.
—Demasiado llamativo y muy pronto —intervino Xieli—. De hacerlo, tendríamos que informarlo.
—¿Cómo vamos a informar? Las reacciones de las Elinas no fueron agradables ante lo dicho hoy y como se enteren de esto, sospecharán aún más. Si todo se desvela y saben que las fuentes vienen de una Elina cualquiera, no nos creerán —contestó Groina.
Vi de reojo como mi madre arqueaba la ceja. No leía los pensamientos, pero sabía que "una Elina cualquiera" eran unas palabras mal escogidas.
—Sensibilidad no dio ni una señal de las próximas pruebas tampoco —añadió Urosia.
Groina soltó un gruñido largo, dando vueltas alrededor de la mesa. Varias podríamos ver como ponía la mano en su barbilla, pensando en qué hacer. Mientras tanto, mi hermana me miraba preocupada, sin saber bien qué decir.
En medio de esas dudas, mis ojos se dirigieron hacia el techo de madera donde las vigas eran envueltas por las enredaderas. Mantuve la posición así hasta que de pronto vi como estas cambiaban a un color azul.
—Con una situación así de compleja, no creo que lo conveniente sea decirlo —volvió a hablar Groina.
—¿Y cuándo crees que es idóneo hablar? —preguntó mi madre.
Luego a una rojiza.
—Melian, no me digas que es crees que es mejor decirlo ya.
—¿Cuándo sino? Cuanto antes se diga la verdad, más fácil de tolerar será.
—Tú estás loca, no puedes decir algo así.
Luego a una más oscura.
—Creo que Melian tiene razón, ocultarlo no es lo ideal —añadió Xieli.
—Las guerreras no se creen que pueda haber supervivientes. Creen que es todo culpa de los Fallos Musicales. No es tan buena idea —intervino Urosia.
—Podríamos decirlo y que vean que son supervivientes —intervino mi hermana tras tanto silencio de su parte.
—Ni en broma —contestó Groina.
Y luego, el pasó a ser multicolor. ¿Acaso nadie se daba cuenta de lo que ocurría?
—¿Cómo puedes decir que no? ¿Qué es lo que temes? —preguntó mi madre, ya cansada de la negativa que tenían Groina y Urosia.
¿Nadie se daba cuenta? ¿De verdad era la única que la veía sentada en las vigas?
—A-Arriba —tartamudeé con cierta dificultad.
Logré que algunas me miraran hacia lo alto del techo, encontrándose con la niña de cabellos azulados manchados por lo que parecía ser pintura. Sus ojos eran como el cielo oscuro cubierto de estrellas, prestando atención hasta que fue descubierta.
—¡Ah! ¡No digas que estoy aquí! Vuestra discusión era divertida, aunque demasiado pacífica con lo que he visto —comentó. Hablaba nuestro idioma a la perfección, muy fluido para ser una joven que no era una Elina—. Genial que os hayáis reunido, ¡maravilloso! ¡Ahora toca pintar y aligerar el trabajo de Sensibilidad!
—¿Cómo conoces a...?
Groina no pudo terminar sus palabras cuando la joven movió su pincel oculto a sus espaldas. Con un giro rápido de su brazo, cubrió todo de pintura blanca, una que no nos manchó, pero sí el escenario que nos rodeaba. Tuvimos que cubrir nuestros ojos ante la luminosidad, aunque no sería por mucho tiempo.
El silencio llenó el lugar, parecíamos estar en el mismo sitio por como el sonido del agua resonaba en la cueva. Mis sentidos podían percibir dos presencias que me hicieron alzar las orejas y que retirara las manos.
—¡C-Crowley!
Sin pensarlo, le abracé, aliviada de que estuviera aún con vida. A su lado también estaba Colen, dando varios pasos hacia atrás al encontrarnos con nosotras. Por otro lado, Crowley no supo reaccionar, menos ante las demás Elinas.
—V-Veo que h-has llegado a salvo a tu hogar —contestó Crowley, sin corresponderme aun al abrazo por miedo a como pudieran reaccionar—. Por alguna razón, la-la niña nos ha logrado reunir.
—¿¡La visteis también?! —pregunté, separándome del abrazo.
—Nos habló directamente, que es más distinto —me corrigió, para luego mirar a las demás—. Creo que tenemos una larga conversación por delante, ¿no es así?
Las cuevas se situaban en el Templo de los Tres Sabios, donde solo Crowley y Colen podían acceder. Padre e hijo, respondían a todas las dudas, pero para que vieran que no mentían, juraron por Insensibilidad. En medio de las explicaciones, mi hermana se quedaba abrazada observando todo.
—Es posible que a futuro lo sepamos —susurré sin interrumpir la explicación que daban a las demás.
—Eso espero, pero Groina y Urosia parecen desconfiar a diferencia de Xieli y mamá —me respondió en un susurro.
Groina estaba con los brazos cruzados, analizando cada palabra y gesto que hicieran. Mismo ocurría con Urosia, aunque no era tan agresivo. A pesar de esas actitudes, Crowley y Colen lograban mantenerse calmados y responder.
—Insinúas que Fusis ha sido la culpable de que no hayamos podido conoceros. ¿Cómo es posible eso? —preguntó Groina.
—La razón de ello es que se nos ha asociado a un bando que no nos corresponde. Creía que nuestras acciones destructivas se debían a ser devotos al desastre —explicó Colen.
—¿Desastre? —preguntó, frunciendo el ceño.
—Groina, es a lo que nosotras asociamos con la mala suerte al tomar acciones con el lado izquierdo —le recordé.
Me miró de reojo, pero rápidamente la dirigió a Colen para fruncir el ceño.
—También se asocia a tomar acciones con el lado izquierdo, pero en nuestro caso no era así. Tendíamos a ser destructivos por culpa de las anomalías, o como vosotras llamáis, Fallos Musicales —explicó Colen—. Nos confundían y por ello nos impidieron el paso por la propia Fusis interviniendo.
—Conocieron a Fusis, estos desagradecidos no deberían haber tenido tal privilegio —susurró Urosia. Aclaró su garganta y puso las manos en sus caderas—, pero ahora al parecer tenéis el acceso, por lo que parece que Fusis ha comprendido todo.
—Eso fue porque tuvimos largas charlas, demostramos que no éramos devotos del desastre y que seríamos más cuidadosos, aunque es complicado con las anomalías —explicó esta vez Crowley.
—Afirmáis sin parar que nuestro destino era encontrarnos, pero que Fusis nos lo impidió. Decís que Insensibilidad y Sensibilidad tendrían que haberse unido, pero eso nunca ocurrió. ¿Por qué? —preguntó Groina con cierta exigencia en su tono.
—Son Dioses Universales. Creo que tienen mucho trabajo como para que encima puedan hacer algo, ¿no crees?
—¿Qué insinúas? ¿¡Dices que nuestra Diosa es débil?!
—¡No! ¡No! Digo que vuestra diosa, eh...
—No se ha podido organizar de la forma más adecuada —respondió Colen con paciencia—. Es complejo de explicar, pero lo que hay aquí es un tema que tendría que ser solventado por la mano derecha e izquierda de la Diosa para que pueda protegernos de lo que hay en el exterior.
—¿Qué hay en el exterior? —preguntó Xieli en un tono más calmado a diferencia de las demás.
—Si las anomalías lo consideráis un problema, no queréis conocer a los seres similares a ellos. Esperan el mejor momento para destruirlo, y si la cantidad de anomalías que veis ahora, os parece abrumadora, no queréis ver de lo que son capaces si le dais esa libertad.
» Cuando hablamos de alianza, no es solo un plano mortal, sino divino. Nuestros dioses no pueden hablar si no tenemos un contacto entre nosotros. Esto les salva, esto les ayuda, les permite unir fuerzas, protegernos de lo que hay ahí fuera. Por ello pedimos una alianza, para proteger Elinas y Drasinos y evitar la destrucción, pero para ello, es necesario que vuestra diosa busque a vuestra Lia I-Innactia.
Las palabras de Colen fueron duras y contundentes, dejando claro un mensaje que a muchas les crearon esa angustia. No duró mucho cuando las presentes empezaron a mirarme
—U-Un momento, yo no soy la más indicada. Hay varias más y, aparte, Groina, Urosia o incluso mi mamá, tenéis la opción de ser la Lia Innactia de...
—Urchevole, ¿te recuerdo que solo se puede hacer la prueba una vez en la vida? Dos, si tienes la oportunidad de la diosa —preguntó Groina, mirándome con total seriedad.
Mis manos temblaban solas, no sabía dónde mirar. Sentía el abrazo de mi hermana, pero no me tranquilizaba, solo me daba más responsabilidad encima.
—Urchevole, no me gusta decir esto, pero me temo que eres de las más indicadas, aunque no lo creas. De igual forma, por lo que tengo entendido, esta prueba no la hace ella sola —recordó Crowley.
Veía de reojo como quería acercarse para darme un abrazo, pero no creía que fuera buena idea estando enfrente de las Elinas... Enfrente de mi madre.
—Sí. Varias de las guerreras serán partícipes, aunque no todas son conscientes de la dificultad. En el caso de Urchevole, creo que podría conseguirlo —explicó Groina.
—Cierto, y más si logró que Sensibilidad e Insensibilidad se vieron —añadió Colen.
—¿Al final sí se consiguió? —pregunté.
—Sí, se consiguió gracias a ti, Urchevole.
Todo se me volvía borroso, iba a caerme, pero por suerte sentí como Crowley me agarraba a tiempo. Esto tomó por sorpresa a las demás.
—Creo que lo más ideal es que regresen. Supongo que esa joven niña aún nos estará observando, esperando el momento ideal para volver —supuso Crowley, dejándome con cuidado en el suelo.
—¿Confías en esa joven niña? —preguntó mi madre.
—Es un tanto extraña, pero según sé, es de fiar. No es alguien que tenga malas intenciones, al menos es lo que nos dejó caer. Desea aligerar el trabajo que hay y protegernos de lo que nos viene encima —explicó Crowley con calma.
Era obvio que las dudas existían y más ante esta situación donde cada vez se nos escapaba más de las manos. Podía ver como mi hermana se quedaba a mi lado, asegurándose de que estuviera bien, pero sin quitarle ojo a Crowley.
—El problema es que no sabemos cuándo hará las pruebas —murmuró Xieli un tanto angustiada—. Solía hacerlo cada diez años, pero al parecer esto no se ha cumplido del todo y tememos que tarde demasiado.
—¿No tenéis alguna información sobre ella? ¿O como sabéis cuando son las pruebas? —preguntó Colen.
—No tenemos algo que nos lo comunique más que la propia diosa... —respondió en un murmullo.
—Así que vuestra diosa se encargaba de todo en vez de organizarlo. Menudo peso lleva encima —me susurró Crowley.
Solté un suspiro y afirmé.
—Puede que ahora que se ha reunido con Insensibilidad, haga las Pruebas —supuso Colen.
—Y más con esa niña que no parece estarse quieta —añadió Crowley, mirando a su alrededor, esperando su intervención.
No hubo una palabra de vuelta, pero si una acción muy clara que los presentes pudimos ver. La luz de nuestros cuerpos empezaba a brillar con más intensidad. Era un mensaje claro, estaba dispuesta a llevarnos a nuestro hogar.
Miré hacia Crowley, recibiendo la mirada agradable y cariñosa que hizo sonrojarme. No pude despedirme, pero antes de desaparecer, sentí algo en mi mejilla derecha. Esto me hizo girar, escuchando unas palabras:
—Tienes la bendición de los Drasinos en esta prueba. Contamos contigo, Urchevole.
Al regresar los rostros de sorpresa y temor se reflejaron, pero pudieron decidir. Xieli creyó conveniente reforzar las defensas de la ciudad y no adentrarse a los bosques. Prepararse con entrenamientos más severos, en especial los que implicaban la defensa personal ya que la magia era una desventaja. Groina y Urosia estaban de acuerdo y mañana darían el aviso de las nuevas medidas.
Fingir que nada había ocurrido iba a ser difícil, pero tampoco había otra opción, más si en nada iba a tener mi turno de vigilancia nocturna.
—Cuando regreses a casa, me gustaría hablar bien esto, si es posible —pidió mi madre, antes de irme.
—Sin problema, mamá —respondí, mirando las escaleras que daban al primer piso para luego mirar a mi familia—. Cualquier cosa, por favor, decirme.
El abrazo de ambas hizo que mi Leia entonara una canción relajada que me hizo sentir más segura y atenta.
Era complicado mantener una melodía falsa mientras vigilaba por la noche desde lo alto de los techos o los árboles. Sentía escalofríos en toda mi piel que no me permitía calmar el sonido del tambor en mi cabeza.
A punto de moverme, el viento brusco hizo que mi cabello se moviera hacia la derecha. Frené mis pasos, escuchando una sinfonía más rápida, un inicio del que a cualquier Elina la ponía en alerta.
—No puede ser...
Sin pensarlo, bajé del techo para ir en dirección al Gran Árbol de Enlia. En mi camino, Jela me agarró la mano.
—Urchevole, dime que has oído lo mismo —preguntó un tanto apurada.
—No lo sé. Según nos decía Urosia, la sinfonía era similar a ésta —respondí, escuchando como las pulsaciones de mi Leia iban a la par que la canción—. Jela, tenemos que ir ya.
Me siguió hasta llegar a la plaza de la Sensibilidad. Las presentes Elinas veían como la estatua de nuestra diosa empezaba a brillar en colores blancos. Creaba a su alrededor una partitura que se movía hacia el cielo. Cada nota era un mensaje del que todas las presentes comprendíamos.
De pronto sentí como alguien me agarraba de la mano. Al girarme vi que era Urai.
—¡Al fin son las Pruebas! —gritó emocionada—. ¡Tuve que venir corriendo hasta aquí porque no me creía que esos tambores sonaban por fin! ¡Es la señal! ¡Hay que prepararse!
—S-Sí h-hay que prepararse...
Urai se río, dándome un golpe en la espalda.
—¡Sin miedo! ¡Sé que tú quieres participar! ¡Se podrá con esto!
—Pero sabéis que nos enfrentaremos en las pruebas —intervino Jela un tanto angustiada.
—¡Lo sé! Esto será genial porque nos pondremos a prueba y veremos quién es la indicada. Ya os aseguro que no me quedaré corta, pienso demostrar todo lo que tengo.
—Tampoco te obsesiones, que nos conocemos —susurró Jela.
—¡No prometo nada y esta vez es un motivo más que justificado! —Urai me miró, dándose cuenta de que mi emoción no era igual a la suya—. Urchevole, ¿qué ocurre?¡Esto es genial! ¡Por fin son las pruebas! ¡Por fin podremos hacer algo más! ¡Salir ahí fuera y acabar con los Fallos M-
—Recuerda que no es fácil ser la Lia Innactia de Sensibilidad —interrumpí. Urai me miró con el ceño fruncido—. No está mal, pero no parecen ser pruebas estúpidas, y lo sabes bien por la anterior prueba que ocurrió hace varios años atrás.
—Sí, sí, lo sé, pero no me seas negativa, esta vez se conseguirá.
Sonreí con delicadeza mientras miraba hacia Jela. También estaba preocupada por enfrentarnos en las pruebas. Lo comprendía, aunque también había algo más, la presión en mi Leia no era normal.
—Siestes diiaisi —Siete días, pronunció una voz suave y delicada que logró llamar la atención de todas las presentes.
—E-Es s-s-su voz —tartamudeó Urai, abriendo su boca con asombro.
—E-E-Es hermosa —añadió Jela.
Varios comentarios de ese estilo se escucharon. Esto solo me ponía en tensión.
Siete días para prepararnos. Siete días para las pruebas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro