Capítulo 29: ¿Qué es lo que nos rodea?
Ser demasiado honesta era arriesgado ante las reacciones. Xieli ponía sus manos en sus orejas para procesar todo o frenar mis palabras porque necesitaba respirar. Groina se mantenía a su lado para calmarla mientras que Urosia y mi madre podían seguir el hilo con cierta facilidad.
No culpaba a Xieli, cualquiera habría reaccionado así. Si las demás Elinas se enteraban de esto, el pánico podría aparecer de distintas maneras y era lo último que queríamos. Cuando terminé, Xieli me miró con ojos cristalinos, respirando hondo y cruzar sus brazos.
—Drasinos —susurró, tragando con dificultad—. Seres que son capaces de volar, tomar una apariencia animal y que no utilizan magia. Por Sensibilidad, me cuesta creer que en el otro lado haya seres como ellos y no los Fallos Musicales.
—De hecho, según Crowley, Fusis los confundió y nunca los dejó salir. Los consideraba un peligro que no era —expliqué.
—¿Fusis equivocándose? —preguntó Groina, viendo como afirmaba. Esperó a que algo ocurriera, como un castigo por supuestamente mentir, pero nada surgió y eso la puso más tensa —. Esto si que ya me parece una burla, ¿cómo que Fusis se ha equivocado? ¿Cómo puede Sensibilidad estar de acuerdo con tus palabras? ¿Acepta que Fusis se haya equivocado? ¿Cómo es posible eso?
—Groina —intervino mi madre, mirándola de reojo—. Mi hija no es capaz de saber todas esas respuestas, pero es lo que le dijo Crowley, por lo que es una versión que tienen. A lo mejor Sensibilidad no cree que Fusis se haya equivocado y sea en verdad una versión que debemos saber.
—Ya, pues hay un problema con ello porque no tenemos una Lia Innactia que nos dé los mensajes que necesitamos oír. No sabemos nada, pero de repente tu hija es capaz de venir y decir que los Drasinos, al tener una Lia Innactia, saben todo —respondió Groina, notándose el rencor hacia mi madre—. Eras la indicada, eras la ideal y por alguna razón...
—Fui rechazada, Groina.
—¡Te negaste a ello! —gritó, como tambores que anunciaban una horrible tormenta—. Me decías que te daba miedo y por ello mismo rechazaste para convertirte en madre y cuidar de una hija. Ahora ha tenido que vivir todo esto, ¡cuándo tendrías que haber sido tú!
—Groina, por favor un respeto. —La voz de Xieli sonó con fuerza, captando su atención—. Se que es una situación complicada, y más con todo esto, pero no puedes recriminarle algo así a Melian.
—Lo siento mucho Xieli, pero esta conversación la tuve muchísimas veces y coincidías en que era necesario. No comprendías el porqué Melian había rechazado —respondió, siendo consumida poco a poco por los nervios. Tras eso miró a mi madre, viéndose la rabia en sus ojos—. Ahora que la tenemos aquí, puede decirnos qué pasó, ¡di, venga!
Melian miró al otro lado por unos segundos, demostrando culpa y arrepentimiento. No sería por mucho tiempo porque al mirarme, apretó sus labios con cierta fuerza.
—Sí... Lo rechacé.
Groina se burló y recriminó sus acciones. Urosia y Xieli intentaban calmarla, pero no servía de mucho. Mis ojos prestaron atención a mi madre y escuchaba un susurro. Unas palabras que me dejaron sin aire y que pequeñas lágrimas cayeran.
Mi reacción no pasó desapercibida, siendo mi madre la primera en notar mi tristeza. Intentó calmarme, pero no pudo.
—Mientes. —Una palabra simple, que a todas les llamó la atención—. Mientes, mientes, eso no es así. ¿Por qué lo rechazarías si era un gran honor para ti?
—Hija, yo...
—No nos mientas, no me mientas mamá —pedí, siéndome más difícil el hecho de respirar—. Crowley incluso sospechaba del porqué no fuiste una Lia Innactia, sospechaba de todo.
—¡¿Le dijiste a ese Drasino que no teníamos una Lia Innactia?! —preguntó Groina.
—¡Claro que lo hice! Y se que puedes pensar que es arriesgado, pero son aliados, Groina. Lo son —grité, mirándola sin temor—. Tu no has visto como me ha cuidado y me han tratado. Era una luz de esperanza para ellos porque durante años buscaban esa alianza tan necesaria. ¡Tendríamos que habernos conocido antes cuando Sensibilidad siquiera era una Diosa! Pero si no fue posible fue por como sus actitudes fueron tomadas de la forma que no correspondía.
» Puedo asegurar con mi vida, Groina, que son de fiar. Son seres que han estado luchando contra los Fallos Musicales, o mejor dicho anomalías. Han estado sobreviviendo a amenazas que una Elina sola no podría haber hecho frente. Dudo que con la música hubiéramos hecho algo. Crowley estuvo a mi lado protegiéndome, demostrando sus buenas intenciones al igual que los demás.
» Solo quieren una alianza para acabar con los peligros y-y... —Intenté respirar hondo, cerrando mis ojos y luego abrirlos entre lágrimas—. ¡No podemos usar la magia por que somos las culpables de crear esos Fallos Musicales!
Grité aun sabiendo que no debía, pero me daba rabia saber que mi madre no estaba siendo honesta, que desconfiaba y temía. La miré una vez terminé mis palabras, encontrándome con sus notas destrozadas. Respiré hondo para hablar, pero esta vez mi madre me interrumpió:
—Yo ya los conocía.
Para revelar algo que nos dejó a todas atónitas.
—¿C-Cómo que los conocías? Melian, ¿qué estás...?
—Cuando hice la prueba, Sensibilidad me pidió que conociera el otro lado de las montañas. Fue con su ayuda —explicó, mirándonos a todas con un dolor palpable en su rostro—. Vi a os Drasinos y me preguntó que creía de ellos. Le respondí que su actitud era agresiva y que ellos serían un peligro para nosotras. Ella se mostró decepcionada.
» Me explicó lo que eran, cómo actuaban y como Sensibilidad deseaba contactar con Insensibilidad. Sabía que a pesar de sus actitudes tan brutas, tenían buen corazón. Mataban a los Fallos Musicales, o anomalías, como tu decías, hija mía.
» No me creía sus palabras, le dije que me parecían una amenaza y que sería traicionada. Sensibilidad comprendió, pero aseguró que desconocía demasiado, por ello me negó la opción de ser una Lia Innactia. —Respiró hondo y me miró—. Aunque me dio la opción de cuidarte a ti, Urchevole.
» Me pidió cuidarte porque contaba con que tú fueras la indicada. Acepté, pero los pensamientos empezaron a invadirme cuando supe lo que era ser una madre. Estar a tu lado, protegerte y verte crecer, fueron de las cosas que me hicieron dar cuenta.
» Por ello mismo no quise decirte nada para que fueras guerrera. Intentaba no motivarte a ello, pero Sensibilidad actuaba dándote habilidades únicas que te hacían especial. Era luchar contra un destino que estaba escrito, atrasar lo inevitable. —De pronto, pequeñas lágrimas cayeron de sus ojos, siéndole más difícil pronunciar las palabras—. Y-Y cuando supe q-que no es-estabas con las guerreras, t-tuve tanto miedo. E-Escuché miles de voces diciéndome que ibas a morir, que n-no ibas a poder salir de ahí con vida, hasta que... hasta que...
—Hasta que viste que estaba con vida —terminé, viendo como afirmaba cubriendo su rostro. Suspiré, tragando con dificultad—. Muchos decían que era porque Sensibilidad estaba de mi lado protegiéndome al igual que Crowley con Insensibilidad.
Mi madre afirmó, lo que fue la última nota de la melodía que nos dejó sin palabras. En medio del asombro, fui capaz de acercarme a mi madre para abrazarla con todas mis fuerzas.
—Me-Melian, por el amor a Se-Sensibilidad, ¿có-cómo nos has ocultado esto durante tanto tiempo? —preguntó Groina.
Mi madre miró de reojo a la líder para soltar un suspiro apenado.
—Creía que era un peligro, intenté avisar, pero decías que había que hacer frente a esos Fallos. Más de una vez intenté impedirlo —explicó, sus palabras no salían con fluidez—. Ahora veo que me he equivocado, que has salido viva y todo gracias a los que creía que eran un peligro cuando solo... solo...
—Solo son aliados —intervino Xieli con seriedad, poniendo las manos en sus caderas—. Aunque nos cueste creerlo, son aliados, sino no habrían intervenido para protegernos.
» Es una verdad que necesitábamos saber, pero decirlo es delicado. Si saben de dónde vienen estas palabras, no nos tomarán en cuenta porque Urchevole no es una Lia Innactia. Pensarán que eres una afortunada, una bendecida por Sensibilidad, pero no su mano derecha.
—Por ello mismo quiero hacer las pruebas —respondí con total decisión, sintiendo como mi madre me abrazaba con fuerza—. Mamá, se que te aterra este hecho, pero ahora que sé todo, no me puedo quedar de brazos cruzados. Quiero ser la Lia innactia de Sensibilidad. Decir la verdad y que podamos conocer a los Drasinos para esa alianza que necesitamos. Lo que hay ahí fuera...
—Es algo mucho peor —terminó mi madre, interrumpiendo con calma, sin aun mirarme y abrazándome.
Solté un suspiro largo, mirando hacia Groina, Urosia y Xieli, se veían un tanto angustiadas. Dirigí mi rostro hacia mi madre para hacerle una pregunta susurrada:
—¿Por qué no lo dijiste antes?
Mi madre no dio respuesta, solo lloró, arrepintiéndose de todo. Ahora empezaba a comprender las actitudes que tenía conmigo y los secretos que no me había revelado. Necesitaba que lo viera antes de ser influenciada, que tomara la decisión para luego saber lo que había detrás.
Cuando terminó de desahogarse, Groina pidió discreción en nuestras acciones. Sabiendo que era lo que nos rodeaba y en qué situación nos encontrábamos, tendríamos que ir con más cautela.
Actuaríamos como siempre, pero con la opción de conocer en secreto a los Drasinos. Groina me pidió que entrenara con más regularidad, no solo para recuperarme, sino para las pruebas. Se convencía de que pronto empezarían, más si Sensibilidad había tenido contacto a Insensibilidad gracias a mí.
—A las demás les diremos cierta verdad sobre lo ocurrido. Avisaremos que es un lugar peligroso por los animales y las condiciones ambientales. No has podido encontrar nada más que esos Fallos Musicales —explicó Groina, cruzando sus brazos—. Así evitaremos el tema de los Drasinos hasta que los conozcamos y superes las pruebas.
—Me parece bien —respondí para luego mirar a mi madre de reojo, sin saber bien qué decirle.
—Por ahora creo que lo más conveniente es que descanses y recuperes tu energía. Nosotras seguiremos protegiendo Sinea y saldremos a los Bosques de la Frialdad en unas horas concretas —sugirió Urosia, mirando hacia Xieli y Groina.
—Sí, el asunto es cómo podremos contactar con los Drasinos —murmuró Groina, poniendo la mano en su barbilla.
—Se que suelen estar atentos a los bosques, capaz escucharán nuestra melodía. Si lo empleamos, podríamos llamar su atención —comenté.
—Podría ser una opción, pero estando solas no será muy prudente con los fallos musicales —respondió Groina.
—Necesitaríamos a un grupo de guerreras que tengan experiencia —añadió Urosia.
—Se quiénes podrían servir —susurré con una sonrisa confiada.
—No se lo diremos a Urai si es lo que piensas, Urchevole —respondió Groina sin dudar, viendo mi sorpresa en mis ojos—. Desde que desapareciste ha actuado con total imprudencia. Jela ha tenido que controlarla, incluso Urosia. Si le dices algo como esto, se lo tomará muy mal. Creo que la más indicada sería Jela, como mucho Ina y Diea.
—E-Entiendo.
«Esto es por mi culpa. Tengo que hablar con ella y ver si la calmo antes de que sea peor».
Groina afirmó con delicadeza para luego mirar a mi madre. Seguía consumida por la manta de la vergüenza, sin pronunciar ni mirar a nadie.
—Por ahora es mejor descansar y pensarlo bien todo. Aun tenemos tiempo, o eso espero.
Al salir, me quedé al lado de mi madre para calmarla, aunque no podía negar que por dentro tenía aquella espina clavada. No se lo recriminé. Podía comprenderla y esperaba que ella tuviera las fuerzas para hablarme.
—Ve y queda con tus amigas, seguro que estarán preocupadas —habló mi madre en un hilo de voz apenas percibible—. Luego te visitaré para ver como te encuentras, ¿entendido?
—E-Está bien, mamá.
Hice caso, y en lo quedó de día, estuve en mi habitación de la enfermería con la mis amigas y mi hermana. Hablaban de cualquier cosa y trataban de ser cuidadosas. En ocasiones mi hermana me miraba en silencio, como si supiera que algo no iba bien.
Cuando Urai y Jela se marcharon, Aspaura cerró la puerta de mi habitación para así hacerme unas preguntas.
—¿Puedo saber cómo sobreviviste ahí?
—Mediante alimentos que había en los bosques —respondí sin dar mucho detalle.
—¿Y cómo acabaste con esos Fallos? Decían las demás que estabas encerrada por miles. Que, al usar un poder tan grandioso, fueron a por ti porque eras una amenaza.
Suspiré con pesadez.
—Quiero creer que fue Sensibilidad la que me protegió antes de que fuera peor mi destino —respondí. No era del todo una mentira si después de todo muchos decían que era la más apta para ser la mano derecha de Sensibilidad.
Aspaura puso una de sus manos en su barbilla para al final cerrar sus ojos, controlando sus ganas de llorar.
—Quería ser guerrera cuando me enteré de todo esto. Lo hablé incluso con mamá —admitió Aspaura.
—Hermana...
—Sé que no quería eso, pero las promesas que nos hicimos hacían que la rabia y la desesperación me consumieran. Entiende que cuando ocurrió, se pusieron a buscar de un lado a otro. Era arriesgado y trajo muchos conflictos con los profesores. Toda esta situación nos tomó por sorpresa y ha puesto en duda nuestras defensas a la vez que su forma de atacar. Nos ha hecho poner en necesidad la opción de tener ya a nuestra Lia Innactia.
—Comprendo, fue una de las cosas que me comentó Groina —admití, acercándome un poco a mi hermana, que estaba sentada en la cama—. Me dicen que podría participar.
—Lo pensé, pero me aterraba por todo lo que has pasado. Que ahora te digan eso porque has salido viva de ahí... —respondió, mirándome de reojo para al final abrazarme con todas sus fuerzas—. Por Sensibilidad, menos mal que estás viva.
Correspondí el abrazo, sonriendo con suavidad mientras acariciaba su cabello. No me dijo mucho porque era delicado el tema, tantas emociones fluyendo, que creía que era mejor decirlo poco a poco.
Con el pasar de las horas, mi madre intervino para querer hablar conmigo a solas. Esto tomó por sorpresa a Aspaura, pero no le molestó, de hecho, lo aprovechó para descansar porque no había dormido nada.
Cuando la puerta se cerró, mi madre creó en nuestro alrededor una grandiosa partitura que se incrustaron en las paredes. Era como una melodía tranquila que podía escuchar de fondo.
—Lo que quiero hablar aquí no es algo que le interese a las demás Elinas. Solo a ti, porque quiero ser honesta contigo. Quiero que sepas todo lo que he tenido que pasar desde principio a fin —explicó mi madre, sin mirarme aún y sin dar un paso más.
—Pero puedes estar a mi lado, no atormentarte por ello mamá. Aparte, creo que me has dicho todo, ¿no? —pregunté, acomodándome en la cama.
—Si bien es cierto que te conté, quiero decirte lo que viví y que es lo que pensé —respondió, mirándome para sentarse en la cama—. Sensibilidad hizo bien algo y era que no te dejara influenciar. Te impulsó a que descubrieras mientras yo te lo impedía. Era jugar contra una Diosa, era desobedecerla... Aún no sé porque no se enfadó conmigo.
—Capaz porque se lo temía. Teniendo esa verdad, era normal que actuaras así, una que Sensibilidad no buscaba.
Mi madre se quedó en silencio unos segundos, para luego afirmar.
—Déjame decir todo lo que he vivido para que luego tomes las decisiones y opiniones que tengas al respecto.
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