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Capitulo 27: Recuerda tu mensaje.

Disfrutaba dormir, más cuando era una cama donde podía reposar en condiciones, pero a la vez traía la consecuencia de soñar. Y en esta ocasión, este era un poco más nítido.

Estaba en unos bosques que no se asemejaban a los de Sinea o Ineas. Eran anaranjados, donde las hojas caían para formar el camino. Diferentes tipos de animales se escuchaban, pero no se mostraban. El motivo, era por una voz infantil, una niña que debía cuidar.

No podía describirla. Era una sombra, aunque tenía un pincel similar a la altura de la cría. Correteaba de un lado a otro, se reía con total inocencia, moviendo su pincel para crear cualquier cosa. Lo hacía sin temor, expulsando la pintura para dibujar cualquier cosa. Frené y la miré con asombro.

—¿C-Cómo has...?

—¿Has visto lo que hice? —me habló, girándose para ver sus ojos azulados con miles de estrellas que parecían convivir ahí dentro—. Esto es solo un fragmento de lo que puedo crear.

Su voz... no era dulce. No era inocente. Era grave y con su sonrisa ladeaba, lograba que los bosques se volvieran tenebrosos. Me observaba con los ojos bien abiertos. Su sonrisa desapareció. Bajó su pincel y ladeó la cabeza hacia la derecha.

—¿Cuándo lo vas hacer? —habló, apuntándome con su pincel—. ¿Cuándo nos veremos de nuevo?

—¿A qué...?

—El Tiempo no va a ser compasivo. Nunca lo será. —Sus ojos azul cielo cambiaron a unos más oscuros. Era como si viera la profundidad del universo—. ¿Cuándo vas a dejar de llorar?

Entre lágrimas y con un grito, me levanté de la cama. Puse las manos en mi cabeza, sintiendo el sudor cayendo por mi frente. Respiré con dificultad hasta que escuché la voz de Crowley en el otro lado de la puerta. Entró de inmediato para ver que necesitaba.

Tuvo la paciencia para ayudarme a relajar mis sentimientos. Quise cerrar mis ojos por unos segundos, pero veía la niña una vez más. Esa mirada que mezclaba la curiosidad y la maldad. Una que parecía ser destructora. La rodeaban notas musicales desorganizadas, miles de colores y sinfonías hiperactivas.

—Urchevole —La voz de Crowley hizo que me mirara. Aun me era difícil respirar—. Siento si suena raro, pero ¿me permites abrazarte?

Afirmé, sintiendo la calidez de su abrazo. La tensión de mis músculos fue relajándose. Respiraba un poco mejor, más al apoyarme a su hombro.

—L-Lo siento. El sueño q-que he tenido h-ha sido de los más inusuales.

—¿Sueños? Eso no me lo has mencionado.

Solté un breve suspiro.

—A veces tengo sueños que no puedo comprender. No me dejan ver o escuchar, otras en cambio son muy nítidas, pero no los conozco.

Crowley afirmó, mirándome con calma.

—¿Podría saber qué sueños son? Si no te es problema.

—No, no tengo problema. Puede que hablarlo puede me ayude a entenderlo mejor.

Crowley en todo momento me prestó atención. Sus expresiones me dejaban en claro que lo que vivía no era normal. Al terminar, puso la mano en su barbilla.

—Ciertamente es curioso. por ejemplo, la chica de fuego parece ser valiente, pero cegada por sus errores. O por ejemplo la del joven excéntrico de buen corazón junto a la leal guerrera. También el sueño de esa joven niña —murmuró mientras soltaba apretaba un poco sus labios y fruncía el ceño —. ¿Qué opinas de esos sueños?

—Una parte de mi se engaña diciendo que no es nada. La otra me dice que puede ser visiones del pasado o futuro.

Crowley cruzó sus brazos, sonriendo con sutileza.

—Es una opción, no digo que no. ¿Sabes? No es algo que crea del todo, pero mi padre sí. Dice que es posible que en nuestros sueños podamos ver visiones del pasado y futuro, ¿cómo? No lo sabemos muy bien —explicó, poniendo la mano en su barbilla—. Todo esto es complejo y, siendo honesto, es bueno que en parte lo "ignores" porque obsesionarse con ello no trae nada bueno. Es posible que puedas saber el porqué de ello si lo conversas con tu madre o con Sensibilidad.

—¿Tú padre acaso tenía ese tipo de sueños?

—Más o menos. Decía que veía a diversos seres que no conocía. Me veía con alguien a mi lado, en otras simplemente eran sueños muy absurdos. Al final le preguntó a Insensibilidad y su respuesta era que nuestra alma puede recordar de otros cuerpos.

—¿Alma? ¿Recordar otros cuerpos?

Crowley afirmó sin dudar.

—Dicen que no solo es el cuerpo y la mente, sino que también está el alma. Es algo espiritual, que no se puede tocar, pero que solo unos pocos pueden ver, escuchar o sentir incluso.

—Creo comprender... Pero ¿cómo puede recordar?

—Según respondió Insensibilidad, nuestra alma siempre está buscando saber más para alcanzar la perfección, mejor dicho, la iluminación. Se alcanza con todo el conocimiento alcanzado. Pagar por los fallos y aprender de estos. —Miró hacia otro lado por unos segundos para al final soltar una risa leve—. Si soy honesto, es un poco complejo de creer. Creía que sí todo era por el destino, y en parte lo es. En verdad, es mucho más complejo de lo que pensé. Cuestioné a Insensibilidad hasta que lo conocí, y menuda forma de hacerme callar.

Reí con sutileza. Siendo él, me lo podía esperar.

—Pero aun así no quito que pueda ser algo viable, sino ¿qué tan triste seríamos si solo fuese una vida? Sí, claro que la debes aprovechar al máximo, pero ¿eso sería todo? ¿No hay algo más? —se cuestionó, para luego mirarme con calma—. La verdad es que soy alguien poco conformista y dudo que el universo en sí lo sea. Ya que por el momento se sabe que hay otras vidas ahí afuera, así que a lo mejor no todo es una locura.

En silencio me quedé mirando las sábanas de la cama para ver la sonrisa de Crowley.

—Es posible, pero no quiero pensar en ello. Aún debo procesar todo.

—Eso es tiempo, Urchevole —respondió, separándose del abrazo para levantarse—. Por ahora creo que es mejor recuperar energías y volver a casa, ¿no?

—¿Nos queda poco ya?

—Parece que alguien no se quiere ir —respondió con una sonrisa traviesa, una que me hizo sonrojar—. Sí, nos queda poco, pero no creo que esto sea un adiós definitivo, ¿no crees?

Me quedé en silencio mirándole con atención, para al final negar con mi cabeza.

—S-Si es posible me gustaría tener la opción de visitaros, hablaros y conoceros.

—Entonces ya sabes bien cuál es tu misión.

Sus palabras me quedaron bien grabadas mientras nos levantábamos y preparábamos. Mientras comía, mis ojos se desviaron a los techos. La iluminación sutil y las paredes blancas y lisas reflejaban mi apariencia. Podía verme a duras penas, encontrándome con mi cansancio en mis ojos y en mi cabello un poco despeinado.

Me avergonzaba verme en estas condiciones. Intenté arreglar mi cabello, intentando no darle vueltas. Al terminar, vi como Crowley volvía de una pequeña reunión con su padre.

—Oye, siento por estas pintas tan desastrosas —murmuré con cierta timidez.

—¿Por qué lo dices?

—Mis ojeras o mi cabello...

—Ah, no te preocupes, se entiende y, no voy a mentir, que no es algo que me haya fijado. Después de todo estos días han sido duros, es normal que no estuvieras tan cómoda con tus necesidades.

Un suave "lo siento" se escapó de mis labios, sintiendo como Crowley me abrazaba de un lado.

—Hoy vas a tener cierta suerte —comentó con una sonrisa traviesa.

—¿A qué te refieres? —pregunté, arqueando la ceja.

—No lo sabrás hasta que salgamos.

Fingí hacerme la molesta, lo que le hizo reír.

—Solo diré, que el viaje será movidito.

Afirmé, siguiéndole por los pasillos para salir del Templo de los Tres Sabios. Antes de irme, me despedí con educación y respeto hacia Colen. Un gesto que le tomó por sorpresa al padre de Crowley, sonriéndome.

—Solo pido que vayáis con cuidado, en especial tú, Urchevole. Te deseo mucha suerte y que Sensibilidad te acompañe hasta el final.

—O-Oh. —No supe donde mirar, solo moví mi cabeza en un gesto calmado—. G-Gracias por todo, señor Colen.

Era tan raro. Esa actitud que me hacía sentir demasiado especial cuando no me lo merecía del todo si aún era una guerrera. Tras alejarnos un poco del templo, Crowley frenó sus pasos y me miró de reojo con una sonrisa traviesa.

—Bien, Urchevole. —Crowley tenía sus manos en las caderas mientras ponía parte de sus pies en el río del que debíamos cruzar—. ¿Dónde crees que debemos ir?

—¿Eh? ¿Cómo? —pregunté, viendo como Crowley mantenía esa postura—. N-No sé, no conozco este lugar, pero mencionaste algo de los Lagos del Cuidado.

—Sí, pero ese sitio está un poco lejos, aparte de que las montañas que hay de por medio interrumpen el paso.

—¿No podemos ir por el río y rodear las montañas?

—Peligroso y mucho tiempo perdido.

Puse mi mano en barbilla, viendo como poco a poco el brillo oscuro de sus cuernos se hacía más presente en Crowley.

—U-Un momento, ¿es lo que creo que es?

—¿Y qué crees?

—¿V-Volar?

Crowley afirmó sin dudar, viendo mi ilusión ante su respuesta.

—Lo malo es que no podré comunicarme contigo. Tendré que sobrevolar un poco más de las montañas para luego dejarte cerca de los Bosques de la Frialdad. No podré adentrarme porque como sabrás, una vez me transformo, pasará un tiempo largo para recuperar mi forma. Requiere, por desgracia, de ciertas magias.

—¿P-Pero no decías que las magias creaban anomalías?

—Lo es, pero la primera vez fue por un motivo obvio por el que tuve que usar mi transformación. La segunda es porque no quiero perder más tiempo. Llevas aquí tres días, cuatro si nos tardamos demasiado. No quiero que tu familia, amigas y todas las Elinas se preocupen y se hagan ideas que no son. Es algo que tanto mi padre y yo estamos de acuerdo.

Pensar que Crowley había usado esa transformación mediante magia hacía que la culpa me azotara.

—Urchevole —me llamó, captando mi atención—, creo que le estás dando vueltas demasiado. No te culpes, ¿entendido? Ahora mismo lo que importa es regresar. —Tras eso, miró a mis orejas—. Eso y calmar tus orejas de conejo, se me hace gracioso verte así, es la primera vez que lo veo.

Traté de calmar mis orejas con mis manos. A la vez que hacía esto, Crowley me explicó todo lo que era necesario una vez que empezara el vuelo. Tras las advertencias, cerró sus ojos hasta que el brillo oscuro le envolvió. Regresó esa grandiosa bestia, aumentando hasta tomar la forma de dragón.

Una vez listo, se acomodó en el río para que me subiera a su lomo. Con cuidado me agarré a las escamas para darle la señal a Crowley de que podía empezar el viaje.

No paraba de escuchar las pulsaciones de mi Leia. Sentía el aire a mi alrededor moverse con brusquedad mientras veía como nos separábamos del suelo. Grité de emoción, cerrando mis ojos a la vez que me agarraba a su cuerpo escamoso.

Tumbada y agarrada con todas mis fuerzas, pronto sentí como el aire dejaba de ser tan brusco a mi alrededor. Abrí mis ojos para ver los cielos, encontrándome con todo lo que había cruzado antes. Abrí mi boca con asombro, aunque no por mucho tiempo porque el aire parecía desaparecer.

Casi tumbada en su lomo, miré de un lado a otro, subiendo un poco más para poder cruzar las montañas. Cuando Crowley tomaba un camino más recto, alzaba la mano para sentir las nubes junto al frío en todo mi cuerpo. Esto me obligó arroparme mejor a la vez que me acomodaba porque las montañas eran más altas.

No era capaz de hablar, pero si hubiera podido, le habría agradecido tal experiencia a Crowley. Sentía una relajación en todos mis músculos, aunque tuviera que estar bien agarrada a su lomo. Me mantuve así hasta que empezó a dar giros. Eran abruptos, tanto que me obligaba a agarrarme bien. Cuando pude, alcé la mirada para encontrarme por los cielos a diversos seres aéreos que me dejaron sin habla.

«So-Son Búeon. ¡N-No pueden...!»

Su mirada rojiza tras la máscara hizo que mi piel se pusiera de punta, más al ver cómo iba a por mí para intentar agarrarme. Su plan no funcionó porque Crowley descendió con brusquedad. Chillé como nunca, agarrándome a lo que podía mientras rezaba a Sensibilidad.

Todo iba a una gran velocidad. Eran como miles de imágenes que transcurrían una detrás de otra sin poder procesarlas. Al final Crowley tuvo que impactar contra el suelo, destrozando varios de los árboles que había en su camino.

No dudé en bajarme para ver si necesitaba algo, pero cuando sus ojos se encontraron conmigo, Crowley no dudó en levantarse para tomar el vuelo y hacer frente a los Búeon.

«¿P-Por qué los atacan? ¿P-Por qué...?»

Pronto me di cuenta de la realidad. Estaba totalmente sola. Crowley hacía lo posible para protegerme. Tragué en seco y salí lo más rápido posible, adentrándome hacia los bosques donde la oscuridad y el frío se adentraban como agujas.

A duras penas di un salto para empezar a moverme por las ramas de los árboles, ¿cómo me iba a ubicar para llegar a mi hogar? No me quedaba otra más que usar mis oídos por si escuchaba alguna melodía. Eran mis pocas opciones disponibles, y más al saber que aún era de día.

Seguí avanzando. Mi respiración se iba acelerando, frenando en ocasiones para poder escuchar alguna melodía, pero no había nada más que pequeñas notas musicales de los animales que se mantenían ocultos.

Si a ellos les asustaba un lugar así, no me quería imaginar como reaccionarían con las selvas que había alrededor de Ineas. Si Las Elinas sabían la verdad que había detrás de estas montañas, ¿cómo reaccionarían? ¿Cómo actuarían? Eran las dudas que más se repetían en mi cabeza, hasta que por fin escuché una melodía.

Y era una familiar.

—¡Mamá! —grité con todas mis fuerzas al reconocerla de inmediato.

Hice sonar mi melodía con más fuerza, aun sabiendo las consecuencias. Seguí adelante a la vez que escuchaba su canción, una que lograba sacar las lágrimas. Iba hacia delante, sin vigilar mi alrededor. Sin darme cuenta que unos pocos ojos blancos observaban desde la lejanía.

Verme ahí, sola, en medio de los bosques, era como un regalo para ellos.

Intervinieron en medio de mi camino, obligándome a frenar y que cayera de espaldas. No estaba con una anomalía, sino con un grupo de cinco. Todas estas me rodeaban formando un círculo, retirando el espacio y mi opción de escapar.

No era capaz de usar mi poder. La magia los creaba. Los veía junto a esa sonrisa y ojos que no conocían la compasión. Adoptaban formas que duplicaban su altura, dejando ese horrible y vomitivo hedor que no podía aguantar más.

—Sianitia ionimigio Sensibilidad, diainiza des lai uiolenisia.

Hasta que una voz hizo que las anomalías presentes se estamparan contra el suelo. La brusca intervención de los tambores simulaba un grandioso terremoto. Miraban desconcertados hasta que se encontraron con los tatuajes brillantes de varias Elinas. No eran unas cualquieras, sino de Melian, Groina y Urosia junto a varias guerreras.

Todo fue borroso y lento. Imágenes que pasaban como si fuera la niebla interviniendo en mi visión. Quería hablar, pero no podía pronunciar ni una sola palabra. Lo único que escuchaba, era mi Leia. Acelerado, angustiado y asustado. ¿Se habrían dado cuenta de Crowley? ¿Se habrían dado cuenta de lo ocurrido?

Miles de preguntas que no pude responder al caer inconsciente. 

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