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Tomo I: Sentimiento.

━━━Una historia original de la autora━━

Escrito por OmegaAlfa / AllFan_






Desde el origen de los tiempos, las mismas magias y leyendas han de repetirse. En cada una de ellas, la balanza se manifiesta, preservando el equilibrio inmutable que rige la creación. Sea en el principio o en el final, siempre existe ese equilibrio que, bajo múltiples nombres y colores, todos reconocen como el eterno dualismo del bien y mal.

Érase una vez una galaxia olvidada, dos universos misteriosos, cientos de planetas recién formados.
Érase una vez una galaxia condenada, dos sistemas desgarrados, cientos de mundos corrompidos.

Sus nombres y los que lo habitaron no fueron grabados en la memoria del cosmos, ni siquiera pudieron dejar un eco de advertencia para que su historia no fuera olvidada. Fueron los últimos, pero no por ello invisibles, más bien, eran los más vulnerables y la llave que desataría lo innombrable.

Huir, ya no es opción posible. Enfrentarlos... solo si el Tiempo y la Muerte deciden acudir en vuestro auxilio. Si no, contemplad el final de este Núcleo, y la disolución de todo cuanto conocéis.

—Leyendas escritas en la Galaxia del Equilibrio.





La presión bajo mis arterias era como el inicio de una canción frenética. El tambor daba inicio a lo que había estado preparándome por años. Firme, constante y un mensaje que me dejaba grabado en mi mente, atenta a lo que mis oídos me chivaban. Cada mínimo sonido de mi alrededor era una pista crucial para saber que teníamos que hacer a continuación.

—Urchevole... —La voz temblorosa de mi compañera hizo que abriera los ojos con lentitud—. ¿Acaso no tienes miedo? ¿Acaso no te preocupa estar... así?

La miraba de reojo en un gesto tranquilo, manteniendo mi posición agachada en lo alto de los árboles. No podía negarlo, ¿acaso no escuchaba las pulsaciones de mi corazón? ¿No oía ese tambor resonar como una tormenta lejana que se acercaba?

—Tranquila, Croisa —contesté con una sonrisa calmada—. Aunque sea la prueba para ser una guerrera, no nos debemos preocupar. Estamos bajo buena protección y tenemos la bendición de nuestra diosa.

La mirada nerviosa de Croisa me daba a entender lo que pensaba, y podía saberlo con más exactitud cuando desde su corazón era capaz de leer la partitura. Una melodía donde las cuerdas de sus instrumentos no estaban bien afinadas. Suspiré, bajando la mirada hacia el suelo verdoso.

—No estamos en los Bosques de la Frialdad —le recordé con un tono más firme—. Si con esto te asustas, deberías considerar si seguir adelante con la prueba.

Chasqueó la lengua y soltó un largo suspiro de resignación.

—Al menos no tengo esa mala suerte que tuvo Urai —comentó a modo de alivio, aunque no logró sacarme una sonrisa—. S-Se que es tu amiga, pero...

—Céntrate, Croisa.

Su boca se quedó entreabierta, pero rápidamente la cerró. La miré de reojo, las notas de su corazón eran un poco más firmes y los instrumentos entonaban algo mejor.

—Reúnete con las demás, ahora iré con vosotras —pedí.

—¿Segura? No nos podemos separar como grupo —recordó Croisa.

—Solo dame un rato, ¿vale? —volví a pedir, cerrando de nuevo los ojos y centrándome a mi alrededor.

Croisa suspiró, alejándose mediante saltos que daba entre las ramas de los imponentes árboles que había en el barrio de nuestra ciudad. Si era sincera, aun me costaba creer que nuestra líder nos llevara a uno de los puntos más peligrosos para hacer la prueba, pero a su vez era una forma ideal para afrontar los problemas que nos rodeaba en Sinea.

Esos Fallos Musicales... no eran seres que debiéramos subestimar, más por los encuentros que había tenido.

—No escucho nada —susurré, abriendo un poco los ojos y levantándome—. Aquí no están los maniquíes de prueba, deben de estar en otra zona.

Empecé a saltar entre las ramas con precisión y sigilo. Aun mantenía la atención en los ruidos que me rodeaban, mi oído era la mayor aliada que tenía al igual que todas las Elinas. Sabiendo que no había ningún maniquí cerca, seguía escuchando por si alguna emitía alguna melodía de auxilio.

—Debo reunirme con ellas, capaz hayan encontrado a otr-

Mis pasos frenaron ante el llorar de unos violines desde la lejanía. Tan débil era la sinfonía que apenas podía percibir si no me mantenía quieta. Cerré mis ojos, tratando de escuchar mejor de donde provenía, pero las últimas notas dejaban un grito ahogado en un silencio devastador.

—Jela —susurré, girando mi cabeza a la izquierda—. ¡No puede ser!

Desde lo profundo de mi corazón me aseguré que los tambores sonaran con fuerza. El brillo de mis tatuajes se hizo más presente al igual que la partitura que me rodeaba. Notas salían desde diversos lados donde cada instrumento de viento y cuerda se organizaban en un ataque organizado hacia la amenaza que acechaba a mi amiga.

—¡Aguanta! ¡Aguanta!

Saltaba entre las ramas de un lado a otro, pudiendo así ver como entre los arbustos, Jela trataba de escapar como mejor podía, moviendo sus manos para soltar las últimas notas que desde su corazón podía crear. Heridas estaban presentes en su rostro junto al cansancio, cayendo sin remedio contra el suelo.

A sabiendas de que era arriesgado, aterricé contra el suelo para crear un escenario musical a mi alrededor. Los bosques se presentaban amenazantes con la oscuridad que creaban las hojas, siendo movidas en ocasiones por el viento gélido que traspasaba la piel.

—Sal de ahí...

Miraba atenta entre los arbustos y me atreví a cerrar los ojos para concentrarme mejor en la melodía que creaban esos maniquíes. El sudor cayó por mi cuello, la respiración se cortó y me quedé paralizada.

Esa sinfonía tan desastrosa...

—¡Ni hablar! —En un gesto ascendente de mi mano derecha, logre sacudir las hojas como si hubiera soplado cientos de instrumentos de viento—. ¡Sal de ahí! ¡Muéstrate!

La risa repetitiva de tonalidades graves y agudas sonó a mi alrededor. Los sudores caían sin darme tiempo a pensar mejor mis acciones, menos cuando pude ver la presencia de esos seres que nos amenazaban sin descanso.

Esa sonrisa presente y de ojos blancos, apariencia indefinida, goteando y contaminando todo lo que nos rodeaba.

Aun con las manos temblorosas, logré darle un puñetazo. Sacudí mi mano derecha, entrando en pánico al darme cuenta que al tacto parecía ser de goma. Alcé la mirada lo suficiente para ver cómo se movía de un lado a otro entre los árboles como un charco de agua contaminado.

«No conseguirás tu propósito. Por Sensibilidad juro que de aquí no saldrás con vida», pensé mientras movía de nuevo mis manos, pero el temblor de esta delataba mis sentimientos.

La burla no tardó en llegar en aquella bestia. Se acercó una vez más a mí, listo para atacar, pero no le di el permiso al dar una patada contra el suelo, generando una presión contra su cuerpo que le estampó contra el suelo.

«Si el viento no te intimida, lo harán los tambores. Lo hará el que marca el ritmo —pensé, apuntando con mis dos manos hacia el fallo—. Esto es por las Elinas que asesinasteis sin piedad».

Disparé desde mis brazos un coro de voces agudas, dispuestas a destrozar el cuerpo de la bestia, pero este logró moverse a tiempo. La velocidad que alcanzó me dejó desprevenida, recibiendo un golpe en la cabeza que me tiró directa al suelo.

Traté de alzarme, pero su pie en mi espalda hacía que poco a poco la angustia me inundara. La melodía de mi corazón se aceleraba cada vez más, como un grito de auxilio, un intento de defensa para salir de ahí, pero nada parecía funcionar cuando lo único que tenía era la vista presente en la apariencia de ese fallo que deformaba su cuerpo, mostrándome su última sonrisa.

¿Qué sería de mi madre? Puede que la culpa la carcomerá a pesar de haber intentado detener mis motivaciones.

¿Qué sería de mi hermana? No deseaba que dejara su pasión por ser luthier y que tomara el camino similar al mío.

¿Y de mis amigas? Desconocía tanto a estas alturas...

Solo podía llorar en silencio donde la figura de ese fallo desapareció de mi vista. Ya no me dolía nada, tampoco veía esa mirada, solo me encontraba con los bosques...

Con una figura imponente y masculina con alas presentes en su espalda, acabando con la vida de esa bestia, dándome un día más para respirar.

➳ 𝐂𝐨𝐩𝐲𝐫𝐢𝐠𝐡𝐭: Esta historia es completamente original de la propia autora. La historia contendrá referencias de otras franquicias, canciones, películas... Su mención a ella tendrá sus respectivos derechos de autor. Las referencias son:

◇Artistas musicales como Ronan Hardiman, Ivan Torrent, "La Música de los Dioses -Vol2", el grupo musical y de baile "Riverdance"

➳ 𝐀𝐯𝐢𝐬𝐨𝐬: Esta historia contiene:

◇ Escenas violentas, engaño, traición, agresión... Se pide comprensión y discreción ante estas escenas. Mención de problemas de salud y mentales.

◇ Terminología complicada, pero se intentará dar la explicación mediante el diccionario o en la propia historia.

➳ 𝐍𝐨𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐚𝐮𝐭𝐨𝐫:

Esta historia se lee a la par que Las pruebas de la Muerte, por lo que si vienes de ese libro... POP, ¡bienvenido! Espero que disfrutes de este librito y que, cuando lo termines, te pases por el segundo tomo y los otros como la Saga de El Último Sistema, a no ser que vengas de esos, entonces esto es más un añadido de las historias de Urchevole y otro personaje que aparecerá en el segundo tomo.

No me enrollaré mucho más. Espero que lo disfrutes al igual que yo escribiendo esto :3

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