Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 13: Como un muro de hielo.

Desde lo ocurrido, los días serían demasiado monótonos. Eilu mostraba una gran angustia, sin dejar de vigilar los cielos y atento a cualquier sonido. Se arriesgaba a salir solo, y con ello, las dudas sobre su salud iban aumentando cuando tardaba en llegar más de lo habitual.

La duda sobre porqué tenía esa actitud los Drasinos era creciente. ¿Privar una zona como los Lagos de la Frialdad? ¿E iban hacer lo mismo con los demás? ¿Por qué?

Se mostraba menos hablador conmigo, no le culpaba cuando la preocupación iba cada vez a más. El silencio se volvió parte de nuestro hogar, hasta que decidió hablarme cuando las nubes se mostraron un poco más oscuras de lo normal y apenas había luz.

—Te enseñaré a volar, Kemi —murmuró, sin quitarle ojo a nuestro alrededor—. En casos como este, es necesario aprender a volar de inmediato. Serás mucho más rápido, por lo que podrás escapar antes.

—Pero Eilu, tú...

—De mí no me importa nada, Kemi. Quiero que sepas defenderte, atacar o huir en caso de que sea necesario —aseguró, soltando un leve suspiro—. Por ello pido tu atención en todo momento. ¿Entendido?

Sus ojos mostraban un color rojizo del que me dejó inmóvil. Una violencia clara por el miedo a lo que vivíamos, y no le culpaba, después de todo nos dábamos cuenta que las cosas ahí fuera no eran lo mejor. Aun con ello, me sorprendía que fuera en estas condiciones en el exterior.

—La resistencia que has estado entrenando durante esos largos meses no ha sido en vano. Es hora de que empieces a volar y controlarlo a su vez. —Me analizó por unos segundos—. Empezarás por lo más básico como control del fuego, volar y luego aumentaremos la dificultad hasta controlar tu poder insensible.

Mi estómago se revolvía de la emoción y pánico.

—Eilu, si consigo dominar el vuelo, ¿podré ir contigo a los bosques y ayudarte?

Su mirada mostraba una clara angustia, cruzado de brazos frente a mí.

—Eso habrá que verlo, Kemi.

La respuesta me generaba estrés, pero no me negaba la opción. Después de todo, iba a cumplir doce años, y si no me ponía a entrenar, nunca comprendería las capacidades de ser un Drasinos.

Durante las siguientes semanas le metí todo mi esfuerzo, incluso cuando llovía para poder concentrarme mejor en cualquier situación que me viera envuelto. En esos entrenamientos, Ichi y Seiño se quedaban en la cueva observando. Volar de por sí era complicado, pero si llevaba a alguien conmigo, le haría daño por mis caídas constantes.

—Mueves las alas demasiado rápido y cuando estás en el aire miras al suelo o todo lo que te rodea —comentó Eilu con firmeza al verme por décima vez en el suelo.

Gruñí adolorido, intentando levantar del suelo con un temblor notorio en mis brazos. Le miré de reojo, apretando mis dientes.

—¿A qué tienes miedo, Kemi? —me preguntó sin rodeos.

Bajé mi mirada, agarrando la tierra con fuerza. Intenté levantarme una vez más, ignorando el dolor de mis brazos y piernas.

—Kemi, frena. —La voz de Eilu se volvió más grave, lo que me dejó inmóvil, sintiendo escalofríos en mi espalda—. ¿Qué te he dicho que nos centraríamos hoy?

—E-En vo-volar.

—Exacto. Volar. No pienses en lo demás. Cierto es que te dije que como Drasino uno tiene que concentrarse en miles de cosas, pero eso es algo que se tiene en cuenta cuando tienes ya la práctica —aclaró, mirándome con detenimiento—. Ahora estamos solos. Nadie te va a atacar.

Desvié la mirada a otro lado afirmando en silencio para mirar mis manos. El polvo y rasguños eran presentes, pero solo hacían que mi mente se centrara para envolver mi corazón en esa caja oscura.

Moví mis alas una vez más y tomé el vuelo de inmediato. La sonrisa de Eilu se dibujó, y no niego que también lo hacía, pero las angustias inundaron todo mi cuerpo como puñetazos que iban a mi estómago y pecho.

¿Y sí el viento me desestabilizaba? ¿Y sí me veía algún Drasino? ¿Y sí llamaba la atención de alguna bestia? ¿Y sí... mi padre me veía?

—¡Kemi!

Todo a mi alrededor parecía paralizarse. Caía, sabía que estaba cayendo. La sangre se me helaba. Mis músculos se tensaban. Lágrimas delataban mis emociones. Labios temblaban sin descanso. Una voz desde mi interior deseaba gritar desde lo más profundo, pero no lo dejaba salir, es más, lo envolvía en esa oscuridad que generaba más odio en mi interior, uno del que podía ver a mi padre.

«No me harás caer».

Logré estabilizarme a tiempo, volando con cierta velocidad para mantenerme en los aires. A estas alturas, ignoraba todo lo que pudiera sentir mi cuerpo, solo veía oscuridad, una que me dejaba ciego, pero era capaz de percibirlo todo. Estuve así por un buen rato, mirando hacia enfrente para encontrarme con la naturaleza, mejor dicho, con la selva que una vez mi padre me tiró sin temor.

Si supiera volar en aquel entonces, habría huido... o a lo mejor, le habría hecho frente aun sabiendo que era mi perdición.

—¡Eso es Kemi! —gritó Eilu con emoción—. ¡Intenta moverte un poco! ¡Con calma, sin miedo!

Eso era lo que me hacía falta. Durante todo este tiempo veía todo lo que me rodeaba con temor, pero había tenido suerte, una inusual suerte. No estaba solo, sabía cómo defenderme, no por nada había entrenado para ello. Tenía a Ichi y Seiño, y para colmo, Eilu estaba a mi lado enseñándome para evitar caer en esta selva que mi padre me había tirado bajo mi destino.

«Son oportunidades... ¡Unas que no puedo dejar de lado!»

—¡Lo tienes, Kemi!

No me había dado cuenta, pero podía moverme de un lado a otro con cierta ligereza. No era lo mismo que un Drasino con experiencia, pero ya era mucho más de lo que había estado entrenando estos días atrás.

—¡Ichi!

La voz de mi pequeño amigo hizo que me girara, sonriéndole para luego ir bajando con cuidado, aunque el cansancio hizo su trabajo, por suerte Eilu me agarró a tiempo. Gruñí un poco de dolor, pero mantenía esa sonrisa en mis labios mientras iba cerrando mis ojos, soltando un largo suspiro de alivio.

—Nada mal, Kemi. —Rio calmado—. Has avanzado muchísimo. Creo que te mereces un buen descanso con una buena comida, ¿te parece?

—M-Maravilloso —susurré, agotado.

Despertarme con el calor del fuego era agradable. Tumbado en la cama hecha de hierbas y hojas que componían la almohada, miré hacia Eilu con una media sonrisa. Estaba calentando la carne con unas pocas verduras que habíamos conseguido. Ichi y Seiño estaban a mi lado, cubriéndose con un pequeño trocito de manta mientras dormían.

—¿He dormido demasiado? —pregunté en un susurro.

Eilu giró su cabeza para mirarme con una ligera sonrisa.

—Bastante, pero era necesario con el esfuerzo que le has metido —respondió en un susurro.

Afirmé con lentitud mientras miraba hacia el fuego. Mi sonrisa se fue desvaneciendo.

—Eilu, ¿tendremos que estar así para siempre?

Suspiró, cruzando sus brazos.

—Veo que a nada más despiertas ya te pones pensativo —comentó con una leve risa—. Eso se tendrá que ver, Kemi. Crowley no parece tener la intención de buscarte y no sé qué es lo que deseas hacer, pero teniendo en cuenta que querías aprender todo lo necesario para ser un Drasino ya que nadie te tolera...

Cerré mis ojos.

—Han pasado años desde lo ocurrido, pero parece mucho más, como una eternidad.

—Porque estuviste recuperándote de ese ataque, Kemi. Créeme que los siguientes días pasarán rápido si sigues entrenando.

—Sí. —Abrí mis ojos, mirándole—. Según sé me queda aprender el vuelo, mi habilidad de escupir fuego y mi transformación.

—Volar es lo que tendremos que priorizar durante estos largos meses. Lo demás irá viniendo. Yo no aprendí a soltar fuego hasta los trece años y transformarse toma mucho tiempo y energía. Algunos tardan hasta los dieciséis o dieciocho años.

—S-Sí que toma tiempo —murmuré, parpadeando varias veces mis ojos.

—Claro. No es nada fácil, menos en cómo nos encontramos en la actualidad —aclaró. Bajé un poco la mirada, apretando un poco mis labios. Eilu se percató con rapidez—. ¿Qué es lo que piensas, Kemi?

—Enfrentarme a mi padre —admití sin mirarle, apretando mis puños—. Me echó, me puso esto como prueba y si ve que estoy vivo con las capacidades de un Drasino, es posible que pueda vivir allí y...

—No suena muy convincente, Kemi —me interrumpió, alzando la ceja con una media sonrisa—. Estás ansioso y asustado, quieres hacer frente a tu padre, pero no quieres sentirte limitado como Drasino, sino saber toda la verdad que hay detrás.

Chasqueé la lengua. Eilu soltó una pequeña risa.

—Mira Kemi. No soy quién para decirte que debes hacer o no, pero antes de enfrentarte a tu padre, deberías hablarlo bien —sugirió Eilu.

—Me niego a hablar con alguien que le da igual a su hijo. Quiero acabar con él, quiero...

—En tus condiciones, enfrentarte a él es un suicidio —me interrumpió, y la verdad era que tenía razón, demasiada—. Si es lo que quieres, adelante, no te detendré.

La dureza de esas palabras hizo que soltara el aire con cierta dificultad, sintiendo un escalofrío en toda mi espalda. Acababa de decir una tontería. ¿Cómo podía hacer frente a mi padre si era un crío de doce años?

—Entiendo tu rabia, Kemi, pero así no llegarás a nada —continuó hablando con paciencia—. ¿Quieres saber la verdad de quién eres y lo que ocurrió tiempo atrás? Tomate tu tiempo, háblalo con tu padre, consigue su confianza y podrás saberlo todo, sino no llegarás a ningún lado.

» Cuando lo obtengas, será ahí cuando tengas todas tus respuestas, pero ya te aseguro que ese proceso será muy lento porque tu padre te pondrá a prueba todo el tiempo. Asegurándote que tú no tengas ninguna magia de las Elinas en tu cuerpo.

Solté un pequeño gruñido de frustración, cubriendo mis manos con mi cabeza mientras miraba el techo.

—Mi recomendación, Kemi, es que ahora te quedes aquí —siguió hablando, acomodándose mientras miraba el fuego—. ¿Cuánto tiempo? No lo tengo claro ni yo, pero... creo que es lo mejor hasta que crezcas lo suficiente como para dominar el fuego y tengas la fuerza suficiente. Cuando te presentes ante tu padre, verá que has podido sobrevivir "solo" y te considerará como un elegido apto. Solo ahí tendrás las respuestas. Tardará, pero vendrán.

Fruncí un poco el ceño.

—¿No será muy arriesgado? ¿Y si me busca mi padre?

—Debería haberlo hecho si se preocupaba por ti, pero como no lo ha hecho. Puede que te esté poniendo a prueba o espera que tú solo vayas a la ciudad —supuso, alzando sus hombros—. Como te dije, no leo la mente de tu padre, pero son las opciones que se me cruzan ahora mismo.

Sus ojos me miraban con calma a pesar de decirme esas palabras tan severas. No podía ser impaciente. El tiempo era algo que tenía de mi lado, pero no podía cometer fallos que delataran mi posición por sí otros Drasinos nos detectaban.

—Está bien —respondí con un largo suspiro—. Solo espero que estos años sean buenos con nosotros.

—Eso no es algo que pueda decidir, pero deseo lo mismo. —Acomodándose, apoyó las manos en el suelo para estirar las piernas —. Eso mismo deseo...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro