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Trabajo en equipo (Fanfic de Harry Potter)

Era extraño que estuviese despierta a esas horas, sobre todo por Filch, quien tenía un ojo agudo para que ningún estudiante estuviese merodeando por el castillo a altas horas de la noche; sin embargo, había preocupación en la mente de Hermione, tal vez eran los TIMOS, mas no estaba del todo segura.

Para no ser descubierta por Filch pidió a Harry prestado el mapa del merodeador y él a regañadientes decidió ayudarla; después de todo, ella lo había ayudado mucho los últimos años y la única forma de dejar a un lado esa ansiedad que se apoderaba en su mente era dando un paseo; despejar su mente antes de volver a su dormitorio y así descansar para el día siguiente.

Sí, sin duda era los TIMOS los causantes de su nerviosismo, lo cual era gracioso, pues con su paso en Hogwarts, había demostrado ser una alumna excepcional. O tal vez ¿pensar en alguien la mantenía así? No, eso era absurdo, no tenía tiempo para pensar en chicos. Tal vez eran las condiciones en que vivían los elfos, sí, eso era lo más seguro.

Saliendo de sus pensamientos y sin necesidad de usar el mapa del merodeador, vio a un estudiante conocido y en una posición bastante sospechosa: Draco Malfoy, oculto tras una pared, como mirando hacia algún lugar. Curiosa por saber qué hacía ahí, se acercó hasta él.

—¿Qué tramas, Draco? —preguntó Hermione, en voz baja.

El rubio dio un respingo y soltó un gruñido cuando ante sus ojos se topó aquella chica de melena alborotada y ojos almendrados.

—Lárgate de aquí, sangre sucia, no es asunto tuyo —le respondió ceñudo.

Hermione puso los ojos en blanco, tuvo deseos de sacar su varita, pero se contuvo. Odiaba ser llamada de esa forma.

—Sería una pena que Filch te encontrara —atajó Hermione, con un tono divertido en su voz—. De hecho, está muy cerca.

—¿Cómo sabes eso? Y más importante aún, ¿qué haces tú aquí? —Al parecer, Draco estaba perdiendo la paciencia, pues subió un poco el tono de su voz y se regañó internamente por eso.

—Eso no es asunto tuyo —lo retó con sus mismas palabras—. Cosas de chicas, diría yo.

Draco gruñó nuevamente, no iba a ser tan fácil deshacerse de ella.

—Intento llegar al aula de pociones —contestó el rubio y dio unos cuantos pasos para acercarse a las escaleras que daban a las mazmorras.

—La sala común de Slytherin está en las mazmorras, muy cerca de la sala de pociones; lo que significa que de allá no vienes.

—Estaba atendiendo otro asunto —dijo Draco en su defensa—. Ahora, deja de ser entrometida y piérdete.

Esa era la señal de que debía marcharse; pero, por alguna razón, espiar a Draco y hacerle conversación la hacía sentir menos tensa. Eso era extraño. Sin que Draco lo notara sacó el mapa del merodeador y comprobó la ubicación del conserje del Colegio de Magia y Hechicería.

—Odio decir esto, pero te voy a ayudar —soltó Hermione, empujando a Draco hasta el salón de pociones.

Ya en el lugar, Draco comenzó a juntar los ingredientes para la poción misteriosa; momento que Hermione aprovechó para verificar el mapa una vez más. En el pasado, había roto las reglas en más de una ocasión, pero fueron ocasiones justificadas. Esta vez no tenía justificación y eso era lo que la mantenía bastante inquieta.

—Bien, parece que Filch decidió cambiar de ruta —dijo ella y pasó saliva al darse cuenta que fueron sus pensamientos dichos en voz alta, y con un movimiento de varita encendió las luces del aula.

—¿Cómo sabes los movimientos de Filch? —quiso saber Draco mientras añadía en el mortero ingrediente estándar.

—No puedo decirlo, es un secreto —confesó Hermione caminando de un lado a otro. Bajo su capa escondía el mapa y le preocupaba que se cayera entre tantos movimientos.

—De acuerdo, haremos un trato, Granger —dijo Draco a la vez que removía el caldero—. Tú me cuentas por qué estás tan rara y cómo sabes la ubicación de Filch y yo te diré para qué necesito la poción.

Hermione lo pensó por un momento, manteniendo su mirada de ojos ambarinos sobre la mirada gélida del joven Slytherin. Podía perfectamente huir y ser descubierta, comprometiendo a su casa, o, podía quedarse con Draco y comprometer  a ambas casas a una baja de puntos. Y, por alguna razón que no supo descifrar, sentía la necesidad de quedarse y averiguar qué tramaba aquel chico.

Finalmente decidió confesar. Le mencionó que el mapa había sido un préstamo de Harry y le pidió que prometiera que no hablara sobre el tema o lo convertiría en un horrible sapo. Aquel comentario hizo reír a Draco.

—¿Puedo ver? —preguntó Draco con curiosidad.

Ella apretó los dientes y no tuvo más opción que hacerlo; señaló con su dedo que el conserje del castillo se dirigía hacia el invernadero. También mencionó su falta de sueño, la cual, probablemente era por los exámenes, por la condición en la que vivían los elfos o por alguna situación que no lograba descifrar. Por su parte, Draco mencionó que necesitaba una poción de despertares para mejorar sus notas y para atender algunos asuntos familiares que, por lealtad y seguridad, no podía contar.

La poción ya casi estaba. En el tiempo en que se terminaba de cocer, hablaron de muchos temas; entre ellos, las expectativas que tenían sobre el torneo de los tres magos que estaba próximo a comenzar, entre otras cuestiones más personales. Hermione reparó en lo divertido que era Draco, tal vez un poco presumido y antipático en algunos aspectos, pero sintió que era alguien diferente a la persona que había conocido años atrás, y estaba segura que en otras condiciones, tal vez hubieran sido amigos.

—Ahora debes agregar el acónito —señaló Hermione mandando sus manos a las plantas que reposaban junto al caldero.

Justo cuando iba a tomar la planta, su mano rozó con la mano de Draco; vislumbró como de sus pálidas mejillas se atisbaba un leve rubor, y en ella, volvió aquel nerviosismo que sintió cuando escapó de su habitación.

¿Qué sensación era aquella? ¿Acaso una señal de atracción? Draco no dijo ni una sola palabra y ella también optó por el silencio. Los siguientes minutos se movían en cámara lenta, esos minutos estaban llenos de misterio y de un silencio que no se podía descifrar.

—B-bien, parece que esto ya está —rompió Draco aquel silencio sepulcral—. Gra-gracias por la compañía. Parece que hace frío ¿no?

—Sí, sí —contestó Hermione rápidamente—. Creo que es hora de ir a la cama.

—Nos veremos por ahí, supongo —respondió el rubio, mientras guardaba en el bolsillo de su pantalón un tarrito con la poción.

Hermione asintió y, sin esperar réplica, caminó a la salida del aula de pociones.

—Una cosa más, Granger —dijo Draco, haciendo que ella detuviera su caminar—. ¿Puedes ver dónde está Filch?

Con temor sacó el mapa del merodeador y observó las inmediaciones del castillo.

—Está con el profesor Dumbledore en su oficina, tus tontos amigos parece que están en problemas —respondió ella—. Y Snape... está cruzando esta aula, justo... en este... momento.

La chica agitó su varita para quedar a oscuras y arrastró a Draco hasta un lugar donde pudieran estar ocultas de la vista de Snape, por si decidía entrar. Jamás se le pasó por la mente que estaría escondida en un salón de clases con aquel chico antipático, pero se le antojaba como una situación divertida y llena de adrenalina, sentía que hacían un buen equipo a pesar de sus grandes diferencias y diferentes personalidades. Hasta pudo pensar que el asunto de la poción fue solo una excusa para estar tiempo con ella, pero esa idea se le antojaba demasiado irreal.

—Se está moviendo —dijo Hermione, aguantando las risas y pudo notar como Draco también aguantaba la risa—. Bien, por esta noche no necesito más esto.

Sacó su varita para darle fin a su travesía nocturna, pero antes de hacerlo, Draco la detuvo.

—¿Puedo hacerlo? —preguntó a la chica y ella inmediatamente supo a qué se refería.

Draco había averiguado cómo funcionaba aquel artefacto mágico, pero no le daría detalles a Hermione sobre dónde lo averiguó o cómo lo hizo y ella tampoco se molestó en preguntar sobre el particular.

—Hagámoslo juntos —respondió Hermione.

Al unísono pronunciaron: «travesura realizada».

Luego de ello, rieron como locos.

Soy fan del Dramione, y esta historia nació tras escuchar la canción "Team" de Lorde. 

El relato estuvo publicado en una antología de relatos inspirados en canciones, pero muchos de ellos no me terminaron de gustar después de publicados, así que decidí reciclar algunos cuentos para tenerlos en esta compilación. 

Espero les haya gustado y nos vemos en un próximo cuento. 


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