Era una mañana cálida de primavera, las aves cantaban y se respiraba tranquilidad en las inmediaciones del castillo en el reino de Lonegrin, hasta que la realeza recibió una petición muy especial: juntar a sus mejores guerreros para encontrar a una ninfa que fue secuestrada en la villa de Sisuni, su hogar. Claramente, la guardia real no podía realizar dicha hazaña, por lo cual, era necesario requerir a elfos guerreros y gnomos para cumplir esta misión.

Así, la reina envío un ave mensajera con aquella petición especial. Al cabo de unos minutos, llegaron un par de elfos y un par de gnomos atendiendo al llamado.

—Gracias por venir —dijo la reina con suma calma—, como han podido enterarse, la misión es encontrar a una ninfa llamada Coralia, al parecer ha sido un trol el que se la ha llevado; aunque desconocemos el motivo, sabemos que ha cruzado el desierto para llegar hasta las montañas del sur donde tienen su territorio. Confío en que alguno de ustedes la encontrará y, a quien lo realice, recibirá una gran cantidad de monedas de oro como recompensa.

Los rostros de los espectadores se iluminaron, sobre todo el de Zinric, que al escuchar la palabra «oro», no pudo evitar sonreír, tenía todo el semblante de ser un hombre tramposo y soberbio, pero nadie hizo alguna mención en especial; tal vez, se debí a sus rasgos faciales: un rostro diamantado y prominente, una nariz aguileña como una bruja, unas cejas anchas que adornan unos ojos negros como boca de lobo y unos labios carnosos que le dan un aire muy atractivo. A pesar de su aire desgarbado, se trataba un hombre fuerte y que, sin duda, vivía de las peleas y de estar en medio en contiendas.

Junto a él, se hallaba otro elfo y tres gnomos que acudieron al llamado. Sin ninguna palabra más por parte de la reina, cada uno de los presentes se dispersó en caminos distintos. Zinric, quien se caracterizaba por ser orgulloso y un malandrín, decidió a seguir a uno de los gnomos que se presentó en el castillo.

Caminó con suma cautela, siendo tan sigiloso como un gato. Tras cruzar el valle de las ninfas, se adentraron en el desierto, vio que el gnomo peleó con un par de bandidos que lo tomaron por sorpresa para robarlo, pero él mostró que, independientemente de su tamaño, era un hueso duro de roer. El sol en su máxima potencia los acompañaba en el camino; afortunadamente, Zinric era cauteloso y estaba preparado para cualquier hazaña, por lo que sacó una cantimplora con agua y bebió con energía; no habría ningún obstáculo que lo detuviera y, por supuesto, no dejaría que ese pequeñín lo descubriera.

Sin embargo, en un parpadeo le perdió la pista. Gruñó de frustración y retomó el camino, sabía que no debía distraerse bebiendo agua, pero el clima no era el más favorable y la humedad del ambiente amenazaba con debilitarlo con cada paso que daba.

Camino varios kilómetros, se adentró en un bosque deshabitado, el cual era preámbulo para las montañas donde vivían los troles; pero, una vez se adentró en el territorio no halló nada sospechoso, los habitantes estaban ensimismados en sus asuntos y no había ni un rastro de la ninfa en cuestión y ya había gastado horas, no solo buscando a la ninfa, sino al astuto gnomo que perdió de vista en el trayecto.

—¡Maldita sea! —chillaba con frustración.

¿Cómo era posible que un ser tan diminuto fuese tan sigiloso? Ese ser lo era y mucho más que él, lo que lo ponía en una situación muy incómoda. Tendría que encontrarlo, de lo contrario, no podía llevarse a casa las monedas de oro que prometió la reina, su ego estaba herido y no estaba dispuesto a rendirse.

Decidió caminar hasta Meedford, la ciudad de los elfos oscuros, algo le decía que visitar aquel lugar le daría claves para su siguiente movimiento. Robo un caballo, pues el regreso al castillo supondría gastar muchas horas de regreso, además, nunca optaba por tener sus propias herramientas para transportarse, prefería tomar el camino más fácil que era robar y, si se trataba de trayectos cortos, lo hacía caminando; de cualquier forma, le gustaba aventurarse y conocer todos los rincones que se dispersaban por el reino de Lonegrin.

Un elfo le proporcionó información del paradero del gnomo, señalando hacia el norte, justo en dirección al castillo real; lo cual le pareció absurdo, sentía que había caminado en círculos.

—Pero no puedes irte hasta pagar por la información —indicó el elfo y le cortó el paso.

—Nada de amenazas —contraatacó.

Y, sin darle tiempo de reaccionar, atacó con sus dagas al informante. El elfo se desplomó en el suelo. Zinric, tras observar las inmediaciones, recayó en que nadie lo había notado. Arrastró el cuerpo sin vida hasta unos matorrales y siguió su camino.

Preguntó a quien se cruzaba en su camino, pero nadie sabía sobre el paradero de alguno de los implicados. Si no hubiese seguido sus estúpidos instintos, seguro hubiese triunfado y ya hubiese encontrado a la ninfa secuestrada.

Al caer la noche, decidió que debía regresar al castillo y una vez allí se percató que el gnomo que había seguido había encontrado a la ninfa.

—¡Así que ahí estás! —chilló Zinric, se acercó hasta el gnomo y lo atacó con sus dagas hasta dejarlo sin vida.

La reina y su séquito se sorprendieron y pidieron por una explicación, para lo cual, Zinric respondió que él la había encontrado a la ninfa, pero que el gnomo lo había engañado para salirse victorioso y obtener el oro, no obstante, el implicado no estaba vivo para reafirmar o desmentir lo sucedido, por lo que la duda seguía latente.

—Llévenlo a los calabozos —pidió la reina—, y escolten a Coralia hasta su villa.

Sus guardias atendieron a las palabras.

Y, como quien había encontrado a la ninfa ya no estaba vivo, no hubo recompensa para nadie.  

Este relato fue creado para participar en la dinámica que crearon las mentes creativas detrás de AntologiaLight debía incluir un elfo, un desierto, unas dagas y un pecado, el que yo elegí fue la soberbia.  

Fun fact: la historia transcurre en Lonegrin, una región que he creado para una futura novela de fantasía de la que ya les he hablado en alguna oportunidad en mi blog. Los relatos: "entre las rocas" y "noticia desde el reino de las hadas" disponibles en mi libro "catarsis", también forman parte de este mundo mágico, si no se han pasado por allá, corran a leer. 

Este cuento vendría a ser un capítulo extra a la historia principal y ocurre antes de los relatos anteriormente mencionados. Espero les haya gustado.