"Una chica curiosa."
Soundtrack ~ She's kinda hot ~ 5 SOS
"Nunca hagas lo que no desearías que te hicieran a ti."
Capítulo 47: "Una chica curiosa."
Nunca sabes cuando la vida va a propinarle un golpe a tus pensamientos o a tus recuerdos en general. Es todo tan rápido, sucede con tanta prisa, como si solo fueran unos segundos insignificantes para ti, que tardas más tiempo del necesario en analizarlo y, cuando lo haces, es demasiado tarde para remendar lo que has hecho.
Pensaba que todo iba bien, y la verdad es que cualquier cosa que sucedía en mi vida parecía ser un golpe de suerte que nunca había tenido. Creía que la vida por fin se estaba dando cuenta de lo hija de puta que estaba siendo conmigo; dejándome en un orfanato sin amor de padres para después arriesgar mi vida por un dinero que tardaría meses en conseguir.
Era un maldito reloj de arena inesperado que había comenzado la cuenta atrás antes de darme cuenta siquiera de que lo habían girado. No tenía idea de cómo hacer para que todo ese tiempo fuera a mi favor porque, tal parecía, solo estaba siendo una piedra más en el tormentoso camino que estamos teniendo que cruzar.
A mi cabeza siempre pasaba la imagen de todos los críos que están allí, cada uno con una historia diferente que merece ser contada algún día. Todos hemos soportado y superado millones de cosas por la simple razón de no poder estar al lado de nuestro padres por alguna u otra razón que solo nosotros sabemos. Una familia tan rota que no merecía quebrarse de nuevo.
Mi madre vivió durante meses enteros con la culpa de saber que se enfadó con mi padre horas antes de su fatídica muerte, aún sigo sin saber si sigue sin martirizarse por ello. Nunca se podría haber perdonado esa discusión, ella lo amaba tanto. No le estoy librando por esto, ni olvidándome de todo lo que me hizo pero, ella, le quería como si fuera su vida.
Puedo comprobar ahora lo que sentía cuando eso ocurrió, no me puedo, no deseo, imaginar ni un momento en el que Thiago no pueda estar conmigo. Incluso cuando está simplemente a una puerta de distancia, la simple y a la vez compleja idea de que la persona que amo muera hace que quiera hacerlo yo segundos después.
Suelto un suspiro dirigiendo mi atención de nuevo a la pantalla que tengo delante de mí, en el pequeño portátil con el que no tengo otra opción que sobrevivir. Restriego mis ojos con las manos ya temblorosas de tanto teclear y buscar algún indicio de que pudiera trabajar. Ya había superado la edad para poder ponerme a trabajar y, aún así, a cada lugar que llamaba me decían lo mismo.
"Lo sentimos, señorita. Pero queremos personas con más experiencia."
¿Cómo me iban a dejar ganar experiencia si no me daban la opción de poder trabajar con ellos?
Es literalmente imposible ganar la desconfianza de una persona al trabajar si dices que tienes experiencia pero una persona sin ella también puede aprender a poseerla. Solo tienes que dejarle hacer su trabajo, darle unas pocas lecciones, para que pueda adivinar que puede conseguirlo, sin esa posibilidad es muy poco probable que logre algo.
Sigo revisando los puestos de trabajo más cercano, es una suerte vivir en un lugar donde, a cada paso que das, encuentras un restaurante, una tienda de recuerdos o de ropa. Pero nunca consigo estar del parte del bando vencedor pues, tras seis largos y desesperantes días, sigo sin conseguir un trabajo.
Las visitas al orfanato, como si fuera un maldito cementerio, resquebraja mi corazón. Lo despedaza como si de un peluche lleno de algodón se tratara, sin ningún cuidado. Todos supones que podrás volver a recomponerte cuando la herida que esa situación ha provocado nunca podrás borrarla de tu mente por más que desees hacerlo. Se quedará grabado en tu mente como si un cuchillo afilado de hierro ardiente te hubiera dejado una marca.
No voy a conseguir nada de dinero con solo una semana trabajando pero no puedo hacer otra cosa. El maldito cascarrabias del banco no ha hecho nada, cosa que me cabrea cada vez que evito pensar en ello. El dinero es literalmente difícil de conseguir y, aunque pidamos un préstamo, tampoco podríamos pagarlo en menos de dos meses que es lo que nos piden para salvar la deuda. Eso si el hombre del banco no se ha desesperado con nosotros y nos ha adelantado la fecha de vencimiento del pago correspondiente.
Si lo demandamos solo seríamos capaces de pagar la deuda pues tampoco podríamos retirar algo de dinero para la comida de los ciento de niños que viven en ese lugar. Tendrían un techo para vivir, sí. Pero no podrían tener ni una migaja de pan para meterse a la boca lo cual nos deja en el mismo apuro, o incluso peor, del que nos encontrábamos.
Un ruido del exterior capta mi atención, me incorporo en la cama de mi habitación intentando adivinar que es lo que está haciendo ahí fuera. Lleva acompañándome en mi apartamento día y noche. No quiero creer que la razón de eso es por si vuelvo a las carreras tras este bache que aún no consigo superar pero, pese a que no quiero romper el respeto que le tengo a Thiago, se me ha pasado bastantes veces por la cabeza pedirle a Bradley que me vuelva a incorporar en esas malditas carreras–quita–vidas.
— ¿Thiago? — Llamo, intento levantarme de mi cama. Mis pies tocan el frío suelo enviando una corriente a todo mi cuerpo al sentir como el cambio de temperaturas es horrible. Mi vista se funde por un color negro con puntos aleatorios que hacen mi cabeza girar una y otra vez. Llevo una calina que no creo poder disipar en bastante tiempo y, una ducha, no me vendría nada mal en estos momento.
No recibo respuesta de su parte, un nuevo golpe se escucha filtrándose por el pequeño hueco bajo la puerta de mi habitación cerrada. Cualquier rastro de oscuridad en mis ojos se detiene permitiendo que vuelva a ver con claridad cualquier cosa que suceda a mi alrededor.
Recuerdo que él cerró aquel trozo rectangular de madera sin decirme la razón pues siempre la mantenía abierta. Más aún si era él el que estaba al otro lado. Me sentía más tranquila y renovada de esperanzas cuando chocaba esos eléctricos ojos en los míos y una sonrisa era dedicada para mí.
— ¡Un momento! — Me alzo por completo de mi cama al escuchar su voz estrangulada —. ¡No salgas aún, Elizabeth! — Grita, frunzo el ceño sin entender nada de lo que dice. Detengo mis pasos sintiendo que lo estoy haciendo mal pues su voz amortiguada no logra calmar los latidos frenéticos que mi estúpido corazón se encarga de bombear sobre mi pecho con fuerza desmesurada.
— ¿Qué está pasando, Thiago? — Mis manos tocan el pomo de la puerta dispuesta a girarlo lo más rápido posible en caso de que algo suceda. Escucho una maldición saliendo de sus labios, frunzo el ceño intentando, por un milagro del universo, escuchar algo que pueda darme la más mínima pista de lo que está sucediendo.
— Es solo un pequeño problema,amor, pero... — giro el pomo de la puerta sin poder evitarlo más. Mis ojos captan todo lo que hay a mi alrededor, la boca se me seca completamente cuando veo la razón de su nerviosismo —... no salgas — termina él.
Contemplo a mi alrededor, sin fijarme realmente en él. Las luces están levemente apagadas dándole un toque más íntimo al lugar. Una pequeña y redonda mesa que utilizo para estudiar o hacer mis trabajos ahora está cubierta por un mantel rojo con un candelabro en medio haciendo que las luces parezcan inútiles.
Abro mi boca dejando escapar un suspiro, la sorpresa se cala por cada partícula de mi cuerpo sin hacer que consiga pensar en otra cosa. La desesperación de hace unos segundos por no poder conseguir un trabajo se disipa como si nunca hubiera existido, esto es mil veces mejor que agobiarme por esos estúpidos autoritarios jefes que no me permiten desarrollar mi experiencia.
—¿Qué...? — No puedo hacer que las palabras salgan de mi boca, tengo una piedra atascada justo donde deberían funcionar mis cuerdas vocales y no tengo la fuerza que necesito para retirarla de ahí. Esto es simplemente increíble —. ¿Qué es todo esto, Thiago? — Obligo a mi voz, no puedo dirigir la vista a mi novio pues estoy completamente enamorada del trabajo que ha tenido que hacer para que mi destartalado apartamento parezca un maldito restaurante de lujo.
Puedo sentir como él se acerca a mí, mi cuerpo entero lo nota cuando se coloca frente a mis ojos impidiendo que siga admirando lo precioso que ha dejado este lugar. Alzo mi vista contemplando por primera vez en horas ese soporte que necesito tener en mi vida. Esa mirada de amor y admiración que no siento en mí pero que él si puede ver aunque esté enterrado con kilos y kilos de arena.
— Esperaba que no fueras tan curiosa como para abrir la puerta si te decía que esperabas — ríe contemplando mi rostro, cada parte de mí es consciente de cómo me mira. Coloca sus manos en mi cintura, una oleada de calidez abrasa mi cuerpo al sentirle tan cerca. Esconde sus manos bajo mi camiseta comenzando a hacerme temblar con su tacto suave y su aroma dulce.
— ¿Qué es todo esto, Thiago? — Apoyo ambos brazos sobre su cuerpo, una sonrisa surca mis labios sintiendo como su corazón reacciona igual que el mío ante mi tacto. Deja una beso sobre mi frente sonriendo como un nene chiquito haciendo que desee serlo si puedo seguir viendo esa hermosa sonrisa en su rostro.
— Sabía que si te decía que íbamos a un restaurante de lujo te negarías — acierta, sacudo mi cabeza reconociendo la verdad de sus palabras. Sigue acariciando mi espalda, he perdido la cuenta de la cantidad de escalofríos he sufrido gracias a su suave piel —. Así que, si tu no vas al restaurante de lujo, el restaurante de lujo vendrá a ti — alzo mi vista de nuevo viendo como sonríe con orgullo.
Me alzo sobre la punta de mis pies descalzos para dejar un corto beso sobre sus labios. Gruñe cuando no consigue recibir más de mis labios aún cuando estos pican por seguir pegados a los suyos. Sonrío contemplando mi reflejo en el brillo de su mirada, esos ojos tan parecidos a una corriente eléctrica creando una horrible paradoja al ser completamente lo más contrariado que he visto nunca. Él es pura calma.
— Necesitas descansar de todo esto, dulzura — sonrío como una boba, quiero dejar un beso más prolongado sobre sus labios para agradecerle todo lo que hace por mí aún cuando no permanezco a su lado el tiempo que debería.
Es él quien me trae las tazas de chocolate caliente por la mañana cuando me despierto para poder seguir con la búsqueda. Es él quien desayuna a mi lado haciéndome olvidar, como ahora y, por unos segundos, cualquier rastro de ansiedad. Es él quien me sujeta de los tobillos cuando pienso que no estoy completamente con los pies en este mundo.
Es mi vuelta a la realidad y mi misma partida de esta. Sabe en qué momento hacer cada cosa, como si conociera al cien por cien todo lo que sucederá. No logro entender como es que una persona que, según él, no ha tenido demasiadas relaciones serías sea tan experto en ellas. Me ha tocado la lotería con este chico y no pienso ni por un segundo desperdiciar toda esa fortuna que me brinda.
— ¿Cómo sabes qué hacer en cada momento? — Suelto las palabras antes de que puedan seguir permaneciendo en mi cabeza traviesa y llena de dudas sin respuestas. Su pecho vibra en una carcajada, alza sus manos colocándola sobre mi barbilla para acercarme a su rostro.
Vuelvo a tener la boca seca cuando él me contempla con tanto amor que temo no poder soportarlo. Ese brillo en la mirada que tantas personas dicen que existe puede confirmarlo en este momento mientras sonríe con toda la felicidad que puede albergar en el momento y dándome una gran parte a mí.
— La mayoría de veces ni siquiera sé que lo que hago está bien — confiesa, alzo una ceja sin llegar a entender como es que no comprende que todo lo que está haciendo ayuda a mi cuerpo a recomponerse de tantas caídas y tantos obstáculos. Ha salvado a tanta gente que no consigo hacer que mi cabeza comprenda como es que no está contento de lo que provoca en los demás.
— Lo haces increíble, Thiago — confieso, sus ojos se dirigen a mis labios. Los humedezco sintiéndolos secos de nuevo cuando él imita mi acción. Junto nuestros labios como ambos esperábamos ahogando el jadeo que Thiago deja escapar de su boca.
Mis ojos se cierran cayendo al merced de sus caricias en mi espalda sin ser capaz de pensar en algo más que en cómo acaricia mi espalda y sostiene con su otra mano mi rostro como si fuera a escaparme de ese increíble beso que no tardamos en profundizar.
Desgastamos nuestros labios siendo él la persona que, de nuevo, vuelve a anclarme los pies en la tierra para hacerme respirar. Descansa su frente sobre la mía dejándome otro corto beso sobre mi nariz. Sonrío con mi corazón bombeando a cada segundo y mi respiración calmándose tras largos minutos de entrecortadas inhalaciones.
— La comida se va a enfriar, preciosa — río admirando como mi novio desliza su mano a través de mi cuerpo para agarrar mi mano. Tira de mí, una chica que está completamente enamorada de lo que su inimaginable chico ha preparado para alguien como ella.
Por que nunca iba a terminar de agradecerle todo lo que estaba haciendo por mí.
(***)
Maratón 1/3 de Ignórame.
Espero que os guste.
Subiré el siguiente dentro de poco.
¡Pregunta Random!: ¿Color/comida favorito?
¡XOXO!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro