
"Te amo, Thiago."
Soundtrack ~ Jonhy met June ~ Shelby Lynne
"Te vi, te pensé, te soñé, me enamoré.
Y no pienso perderte."
Capítulo 83: "Te amo, Thiago."
Apago el motor de la moto, me quito el casco y miro delante de mí como la enorme casa se alza sobre de mí tan imponente que me acobardo con solo contemplarla e imaginar qué sucederá una vez que el timbre resuene, me abran la puerta y deje mi futuro en sus manos.
Por un momento, no me atrevo a tocar a la puerta a pesar de estar caminando, mis pies con vida propia, hasta las pequeñas escaleras que contiene la vivienda. Me debato entre salir corriendo de nuevo, huir del seguro enfado de América y seguir retorciéndome en mi cama.
Sacudo la cabeza olvidando que esos pensamientos oscuros nublen mi juicio y me hagan arrepentirme en cuanto llegue al apartamento. Ni mil tazas de chocolate caliente harán que deje de martirizarme por nuestra situación y, hasta que no la enfrente y descubra el resultado, nada lo arreglará.
Mis dedos palpan la superficie de plástico del menudo timbre al lado de los bordes del pórtico, medito mis palabras tal y como lo habría hecho esta mañana, las repito una y otra vez para que no se me escape ni el más pequeño punto de mi discurso. Me siento incluso estúpida de haber estado escribiendo los temas por los que disculparme durante toda la noche pero no podía soportar restar importancia a alguno de ellos.
Cojo el valor necesario para presionar y escuchar en el interior la música que me resultaría irritante de haber sido la persona de dentro pero que, ahora, solo hace que mi corazón lata a ritmos desmesurados. Me centro en el sonido de mi respiración, en inspirar y espirar para no dejar de inhalar bocanadas enormes de aire.
La puerta se abre y, con ello, mi pecho se desinfla con decepción al encontrar a una persona totalmente diferente a la que quería en la entrada de la casa de mi exnovio. Su mirada confusa al abrir la puerta va transformándose en una de diversión que no quiero en este momento, una sonrisa comienza a formarse en sus labios y eso me irrita aún más.
- Hola, Skylar - saludo educada, miro por encima de su hombro buscando al chico de ojos azules como una tormenta y cabello moreno que me tiene con una congoja imposible de disipar. Bajo mi mirada de nuevo hacia ella cuando no encuentro lo que me desespera localizar -. ¿Está Thiago? - Pregunto dejando salir una bocanada temblorosa de aire.
Si me dice que no quiere hablar conmigo soy capaz de pasar por su lado a la fuerza y obligarle a que hable conmigo. Si me niega la entrada porque no está le ordenaría a que me diera la dirección exacta de donde está porque no soporto estar así. Si me impide verle haré todo lo posible para que, hoy, todo este miedo y tristeza deje de presentarse en mi cuerpo como un virus que se niega a salir de mi organismo.
- Salió hace una hora - responde, su mirada es emocionada. Quiero creer que no he interrumpido ningún momento pues esa expresión no tiene sentido si se dirige a mí. Estoy más hundida que antes de haber venido aquí y todo tiene el nombre de una persona a la que necesito abrazar, besar y querer hasta que muera.
- ¿Sabes dónde está? - Interrogo volviendo a alzar la atención del suelo. Entrelazo mis dedos y luego separo mis manos pensando que soy estúpida pero que necesito una manera de tranquilizarme. Mira al interior de la sala como si necesitara la respuesta de alguien y, cuando me centro en el rostro de un moreno con la cara magullada, aseguro de que sí interrumpía algo, al parecer.
Dylan asiente a su novia, como si, sin necesidad de palabras, le concediera la solución que quiere escuchar, o, en este caso, observar. Vuelve a rotar su rostro hacia mí mostrando su mejor sonrisa, se gira para coger algo del aparador y enseguida tiene el móvil entre sus manos y su atención sobre él.
- ¿Sabes dónde está la playa a dos manzanas de Doll's? - Cuestiona echando una mirada rápida hacia mí cuando asiento con la cabeza, desesperada. La esquina derecha de su boca se alza más que la otra, con un suspiro divertido escapando de sus labios. Debo haberme visto más exasperada que de costumbre porque, al parecer, le ha hecho gracia.
- ¿Está ahí? - Pregunto, una bocanada enorme de aire sale por mi boca cuando un sonido de afirmación suena en su garganta. Esa playa solo está a unos pocos kilómetros de aquí, menos de diez minutos y el menor combustible para que mi moto, casi sin gasolina, aguante.
Agarro el casco de la moto con fuerza, rezando por que siga ahí y no haya decidido dar una vuelta para despejarse. Le mataría en caso de que fuera así. Me giro sin despedirme porque, lo que más quiero, es estar junto a él y soltar tal diarrea verbal que no sepa ni qué decir. Eso me dará el tiempo necesario para que acepte y, con suerte, sorprenderle para besarle y que me perdone de verdad.
- ¿Elizabeth? - Me llama, me volteo y miro por encima de mi hombro. Su ceño está fruncido en mi dirección y siento que no me tomaré a la ligera lo que ella diga. Asiento y, la simple acción, consigue que mechones de mi cabello rubio caiga a ambos lados de mis hombros -. Sé que te arrepientes de lo que has hecho, yo también lo hice en su momento. Pero es mi hermano y siento que debo decirlo - sonríe, dejando que las palabras pierdan un poco de la tensión que se acumula en mi espalda -. Ni se te ocurra volver a hacer que mi hermano llore hasta quedarse dormido - ordena.
Tengo la necesidad de sonreír, y lo hago. Las esquinas de mis labios se alzan para formar una sonrisa genuina que quería escapar, no es forzada, ni para la tranquilidad de los demás. Es una que me da esperanzas pues, antes de asustarme, me da energías renovadas en su totalidad para enfrentarme a lo que se encuentra en esa playa, a quién está en ese trozo de arena y mar.
- No se me ocurriría - declaro, mi respuesta la convence pues deja escapar una risa casi inaudible y me permite irme de la casa. No lo siento como una huida ni como una urgencia por dejar de ver a la hermana del chico que quiero recuperar, es como una ofrenda para que sepa que volveré allí y que, si tengo suerte, me verá durante mucho tiempo.
No tardo ni cinco minutos hasta llegar allí. Excediendo los límites de seguridad y saltándome un que otro semáforo sin provocar un accidente, llego en lo que se podría describir como tres minutos bastante bien aprovechados. Me quito el casco de nuevo dejándolo colgado en el manillar de la moto y rezando porque no tenga que volver a cogerlo hasta que todo esté dicho.
Camino unos cuantos pasos revisando la enorme playa con una vista de lince, analizo cada parte sin dejarme ni un centímetro pues, aunque haya personas paseando a las once de la noche, reconocería a Thiago con solo escucharle respirar, con la textura de sus manos o, como ahora, reconociendo su espalda y sus brazos abrazando sus piernas encogidas.
Emprendo mi camino con el corazón latiendo cada vez más fuerte conforme muevo mi pie derecho y el izquierdo le sigue. Me permito respirar profundamente, no creo que, cuando esté allí, pueda saber la manera en la que tengo que coger aire y después expulsarlo. Me convertiré en un manojo de nervios y debo controlarlos mientras lo logre.
No encuentro otra manera de comenzar una conversación así que, a falta de palabras que encontrar en mi maldita mente olvidadiza, me siento a su lado. Adopto su posición observando su rostro en todo momento y en como, cuando sus ojos chocan con los míos, todo mi mundo se desmorona.
Su mirada está tan perdida que me deja sin habla, abre sus ojos, supongo que sorprendiéndose de hallarme justo a su lado. En menos de lo que se podría tomar una profunda inhalación, él se levanta y obliga a sus pasos a alejarse de mí. Me impulso para alzarme y le miro secando una lagrima que cae por mi mejilla.
- Thiago, espera - suplico. Mi voz sale temblorosa negándome a pensar que volveré a mi casa sola otra vez. Su cuerpo está tenso cuando se detiene y me hecha un vistazo de refilón, da la sensación de que mirarme le duele y a mí se me encoge el pecho de solo imaginarlo -. Tienes que escucharme - demando -, por favor.
Parezco un terremoto a punto de atacar, un volcán por entrar en erupción. Se me olvida todo lo que tenía preparado para decir, su cuerpo se voltea y se planta ante mí. Nos separan unos centímetros que desearía hacer desaparecer para que lo único que pasará entre nosotros fueran las ráfagas de aire que vienen a trompicones en la oscuridad de la noche.
Distingo como los bordes de sus ojos adquieren un color rojizo, sus labios están fruncidos formando una fina línea que me indica que debo apresurarme antes de perder mi oportunidad. No muestra esa actitud indiferente, diviso vulnerabilidad en su mirada y, por muy cruel que pueda parecer, me da fuerzas para continuar.
- Fui una estúpida, Thiago - empiezo, no distingo ni una sola emoción más a parte de la confusión de que yo me encuentre delante de él hablando de lo que debería haber contado hace mucho tiempo -. Creí que si me las apañaba yo sola sin necesidad de contar contigo demostraría algo de independencia. Me he vuelto tan pegada a ti que temía no poder sostenerme si no estaba a tu lado, quería sentir que seguía siendo lo misma chica que podía con todo.
- ¿Y por eso tenías que mentirme? - Cuestiona, se siente como una patada en el trasero pero, aún así, no dejo que vuelva a quedarme sin palabras tras sus preguntas cortantes -. Solo quería que no te mataras en esas estúpidas carreras, Elizabeth - menciona, mi nombre completo en sus labios suena como una porquería.
- Lo hice mal, Thiago, no hay nada de lo que más me arrepienta que de haberte escondido una cosa así - confieso, veo que sus hombros dejan de estar tan tensos, mi corazón se hincha en mi pecho sabiendo que eso es un signo de calma que necesito de su parte. Doy un paso que no percibe, o, al menos, eso es lo que parece pues no desplaza su vista de la mía en ningún momento -. Lo peor es que no solo no conseguí pagar la fianza, te perdí a ti y eso fue aún más terrorífico que todo aquello. No te tenía para que me regañaras por llenarte a chocolate, ni para que me aconsejaras sobre cómo tratar a mi madre, ni para que te acurrucaras a mi lado cuando veíamos una película - varias lágrimas caen por mis mejillas, se me desenfoca la mirada con la capa de agua que impido dejar caer.
» - Mandy me llamó - continúo, sus ojos se sorprender al escucharme soltar eso -. Me contó que tú pagaste la fianza del orfanato, no he visto persona más emocionada a como lo estaba ella - declaro, ahora sí que su mirada transmite una profundidad que añoraba tanto que podría tumbarme en el suelo y soñar con ella a todas horas -. Solo podía pensar en ti, Thiago. Solo podía pensar en que sería una estúpida si te dejaba marchar otra vez. Te amo, Thiago, yo no puedo perderte. Te nece...
Pero no puedo seguir, no puedo necesitarle más de lo que lo hago ahora cuando él pega una zancada y acuna mi rostro entre sus manos. Deslizo como un acto reflejo mis manos por su pecho, me trago el suspiro que quiere salir de mis labios cuando siento que las piezas del rompecabezas que ha desordenado mi corazón vuelven a encajar.
Y es aún más fuerte cuando siento el sabor de su boca con la mía, sus labios junto a los míos y el gemido de placer que me otorga volver a sentir que es mío. Agarro su camiseta con fuerza temiendo que se arrepienta y se aleje de mí. Él lo comprende cuando una sonrisa se cuela entre nuestra batalla de labios y besos y sus manos comienzan a descender hasta sostener mi cintura y arrimarme a él tanto que ni siquiera el aire se atrevería a cruzarse en nuestro camino.
Los besos se ralentizan, a pesar de no querer parar, me detiene, sus besos se convierten en pequeñas muestras de cariño sobre mis labios entreabiertos y mis ojos cerrados que se encarga de mostrarles amor a ellos también, como un indicio para que los abra.
Lo que me encuentro no se parece en nada a lo que llevo viendo desde hace días, ahora hay un sentimiento de amor tan puro y profundo que me tengo que agarrar a él con más fuerzas porque tengo miedo de derretirme y caerme. Sonrío como una boba contemplando como no hay felicidad más intensa que la que abunda en mi pecho ahora.
- ¿Me prometes nada más de mentiras? - Cuestiona, se siente tan bien escucharle sin miradas de decepción y ceños fruncido que su expresión de tranquilidad y calma me llenan de una alegría tan inmensa que casi no puedo aguantarla.
- Prometo contarte hasta la más mínima cosa - prometo, sello el pacto con sus labios de nuevo sobre los míos. La sonrisa en mi rostro entorpeciéndolo todo y nuestras risas llenando la playa desierta que hace unos segundo odiaba de solo pensar que terminaría mal.
Ha sido todo lo contrario, pues mientras nos besamos y compartimos algo tan íntimo como este momento, solo puedo tener en mi cabeza que los milagros existen. Que no perderé ni por un segundo a Thiago y que, él, es el amor de mi vida.
- Te amo - susurro, siento su sonrisa cuando mis dedos tocan su labio inferior. Abro los ojos sintiendo su mirada fija en mí, mi corazón late tan fuerte que lo noto en la garganta deseosa de salir al exterior.
- No sabes cuanto deseaba volver a oírte decirlo - murmura, vuelve su atención a mis labios. El hambre presente en su manera de observarme -. También te amo, amor - musita, y vuelve a besarme haciéndome olvidar todo lo que hemos pasado.
Porque estoy bien, estamos juntos y eso es todo lo que importa.
(***)
N/A CORTA PORQUE ESTOY MUERTA DE SUEÑO
Simplemente deciros que queda el capítulo siguiente y el epílogo y que estoy super mega requete emocionada de empezar la de Logan y terminar esta.
Espero que os haya gustado tanto como a mí y...
Bueno, ya os escribiré más en los agradecimientos.
PD: Necesito pañuelos, estoy por llorar.
PD2: De verdad espero que améis el cap.
¡Besos y XOXO!
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