Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

" Suerte. "

Soundtrack ~ The Last Day Alive ~ Chainsmokers

"No hay peor tormenta que las que se arma uno solito en la cabeza."

Capítulo 16: " Suerte."

¿Qué puede ser peor que tener que levantarse temprano entresemana? Estoy segura que la mayoría de las personas me podrían decir la respuesta sin pensárselo dos veces. Sin duda, lo malo no es levantarse pronto, hay una cosa que es aún más pésima. Venir al instituto.

Voy como un maldito zombie por los pasillos por no haber dormido lo suficiente esta noche. Siento como mis pies se arrastran por el suelo y mis párpados pesan en busca de un lugar donde descansar.

Lástima que no pueda tener un colchón en este momento.

Recorro cada corredor sin siquiera percatarme de donde estoy. No miro las puertas de las clases ni mi horario para saber a que asignatura tengo que ir. Maldigo internamente a aquella peliazul por haber irrumpido en mi sueño.

Toda la noche pensando, y esperando, que me mande un maldito mensaje para hablar. Quería platicar con ella un rato, unos minutos al menos. Su ausencia me dio la respuesta para saber que no podía hablar conmigo. Tampoco había leído mi mensaje y eso es como si me preocupara.

En su perfil podías observar como no se conectaba a la aplicación desde la mañana de ayer. Ni siquiera ahora, en la mañana, aparecía como que se había conectado.

Pensé toda la noche en donde estaría. Miles de situaciones pasaron por mi cabeza para deducir en que lugar estaría. Puede que suene muy acosador, pero no podía dejar de pensar cosas como esas. ¿Qué si ha ido a una carrera de las suyas? ¿Qué si ha quedado con su amigo, ese tal Bradley? ¿Qué si a lo mejor estaba con América? ¿Qué si no quería hablar conmigo?

Nada de eso debería importarme. No tengo que fijarme en si habla conmigo o no pues es su vida y no tiene que estar obligada a estar a mi disposición las veinticuatro horas del día.

Sin embargo, hablarle también tenía una razón justificada de mayor valor. Seguía preocupado por si había conseguido aquellos papeles sobre mí. No podía alcanzarlos pues, si lo hacía, iba a descubrir tantas cosas que no sabría ni como actuar. En esos papeles no está mi vida, es un documento falso que sirve para ingresar en este instituto. Así que, si consigue esos archivos, va a meterse en mi vida más de la cuenta.

- ¡Thiago! - escucho mi nombre ser pronunciado.

Detengo mi acción de llegar hasta mi taquilla para coger unos libros que necesito y me giro. Un par de cabeza caminan en mi dirección haciendo tonterías entre ellos. Ambos me dirigen la mirada divertida cuando niego con la cabeza.

Esos dos chicos tienen más pinta de infantiles que de adultos. Pienso en mi interior con diversión.

- ¿Habéis pensando en ir a un psiquiatra? - cuestiono retórico.

Saludo a ambos con diversión mientras ellos me dirigen una mala mirada. Apretan mi mano más de lo normal cuando me toca saludarles.

- No lo necesitamos. - responde Dylan.

- Oye. - nos llama Logan. - ¿Vendréis a tomar algo? Matthew va a hacer una quedada de amigos en su casa. Serán veinte personas como mínimo. - informa.

Sus ojos nos observan espectantes a ambos. Dylan forma una mueca de disgusto en su rostro. Está más que claro que él no va a venir y creo saber la razón por la que no lo hará.

- No puedo. - responde. - Tengo que hacer un trabajo de parejas.

Sonrío al saber con quien es ese trabajo del que habla. Puedo reconocer las reacciones que él puede llegar a formar. Los años me han hecho saber eso. Y, sin lugar a dudas, quiere asistir a esa tarea. La compañía seguro que vale la pena.

- ¿Y tú, Thiago? - pregunta mirándome suplicante.

Sonrío divertido. - Cuenta conmigo. - afirmo.

La sonrisa que se forma en el rostro de Logan es inigualable. Me agradece de mil formas e incluso con un idioma diferente. Juraría que era francés. Niego con mi cabeza observando la felicidad de las dos personas enfrente de mí.

Doy media vuelta dirigiéndome hacia mi casillero. Dylan observa para sus lados en busca de alguien, una persona que le trae de cabeza últimamente. No sé si aceptar o negar que me agrada con quien está.

- ¿A qué hora? - curioseo.

Sus ojos me observan de nuevo. Deja de mirar a aquellas chicas con las que coqueteaba sin disimulo alguno. Esa sonrisa socarrona trae locas a las chicas, incluso a las más cerradas. Sonrío al saber que con Liz no es lo mismo, incluso diría que odia cuando él hace ese tipo de saludos hacia ella.

- Matt dice que a las diez podemos empezar a llegar. - avisa.

Asiento mientras llego a mi casillero. Coloco el código de mi candado sin que me importe que los dos imbéciles a mis lados lo vean. A estas alturas los tres nos sabemos el código de cada uno de los presentes.

Unas risas salen al exterior de parte de mis amigos. Cierro un poco la puerta de la taquilla observándolos confundidos. Dirijo mi mirada a la distancia en la que ellos miran.

Mi vista recae en un cabello azul que camina a paso rápido hacia donde estoy. Sus pasos veloces no me dan tiempo a recapacitar el por qué de su prisa por llegar a mí. Vuelvo a mirar a mis amigos. Los dos me dedican una divertida mirada que no me resulta para nada graciosa.

- Suerte. - espetan antes de desaparecer entre la multitud de estudiantes.

Entrecierro mis ojos en su dirección. Escucho sus pasos cada vez más próximos. Me hago el desentendido esperando indirectamente a que llegue hasta mí. Guardo los libros que no necesito y retiro los que voy a utilizar.

- No hay información. - anuncia.

Observo su rostro con rapidez. No parece feliz en lo más mínimo, sus ojos demuestran una confusión impropia de ella. En mi cabeza se empiezan a formar razones totalmente lógicas por las que está así. Es normal que sepa lo que le pasa.

- ¿De qué? - disimulo.

Cierro la puerta de mi taquilla con estruendo. Ese maldito metal no dejará de irritarme nunca. Su sonido es horrible y no me agrada en lo absoluto. Camino en dirección a mi primera clase. Observo el rostro de Liz antes de emprender mi camino hasta ésta. Sus brazos en jarra mientras en su mano derecha sujeta unos papeles. Los cuales sé lo que son.

- No te hagas el idiota. - sisea.

Golpea mi pecho con su mano entregándome molesta los documentos. Los alcanzo al vuelo cuando éstos estaban a punto de caer.

Los intento alisar lo mejor posible para poder leer con detenimiento. Palabras, letras, información. La mayoría de cosas que hay ahí son falsas. Si alguien llega a buscar sobre mí como lo ha hecho ella habría encontrado una información irreal que no le serviría de nada.

- ¿Qué pasa con esto? - cuestiono con fingida confusión.

Suelta un bufido exasperado. Vuelvo a obligar a mis piernas a caminar mientras la peliazul me sigue a una prudente distancia. Sus ojos observan los míos intentando descifrar hasta la más mínima cosa. Retiro la mirada cuando me empiezo a incomodar más de la cuenta.

- Tus padres. - habla. - No existen, esos nombres y esos apellidos no corresponden a nadie.

Tiro la bola de papel que he formado con aquellos papeles a la papelera. Estoy completamente seguro de que ya habrá hecho una copia de esos archivos. Por la poca resistencia que me brinda Liz sé que es cierto lo que he dicho.

- ¿Cómo sabes que no existen? - intento desviar el tema.

Puede que si voy por esa dirección consiga también saber algo de su familia. Aún no tengo ni la mitad de las cosas sobre ellas. Sé que si pusiera cada reacción que tiene ante ciertas situaciones ya habría ocupado toda la lista de información sobre ella.

Sin embargo, quiero que mi enumeración sea diferente. Quiero saber que es lo peor que le ha sucedido en el pasado, las metas que quiere realizar en su futuro. Ansío saber acerca de sus gustos personales. Deseo adivinar como es su estilo de vida, su definición sobre la felicidad.

Quiero hacer algo que no he hecho en mi vida. Conocer hasta el último rincón de su cabeza. Adivinar que piensa en cada momento.

- En Internet no hay nada de ellos. Ni una entrada a una red social, ni a una localización de trabajo, no sale nada. - masculla deteniendo su paso.

Me paro a su lado. Empiezo a enfadarme sin sentido alguno. Sus pregunta me ponen nervioso y que me atosigue de esa forma solo consigue ponerme histérico.

- ¿Por qué mis padres tendrían que estar en Internet?

- Hoy en día todos utilizamos Internet. Estoy segura de que tus padres no son tan mayores. Como mucho rondaran los cuarenta o cincuenta años poniéndoles demasiada edad. Tienen que tener alguna entrada en Internet seguro. - declara.

Observo sorprendido como responde a mi pregunta dejándome sin palabras. Los pasillos empiezan a quedarse vacíos. No me he dado cuenta de que el timbre sonó, estoy más ocupado adivinando la próxima pregunta que ella va a formular.

- ¿Quiénes son tus padres, Thiago?

Sus ojos no se despegan de los míos. No sé si tomarme esa pregunta bien o mal pues yo también tengo muchas dudas que no se encarga de resolver. Ella es un enigma y yo no ando agobiándola como hace ella.

Prefiero buscar, informarme y adivinar por mi cuenta antes de preguntar directamente a dicha persona. Aunque para ello tenga que estar una semana sin dormir. Mi última opción sería cuestionar a la susodicha.

- Podría preguntarte lo mismo, Elizabeth. - pronuncio.

Me acerco hasta ella. En estos momento intento que no salga humo de mis orejas. Logro tranquilizarme lo suficiente como para hablar como si fuéramos las personas adultas que debemos ser. Tenemos diecisiete años y no podemos comportarnos como unos de siete.

- ¿Quieres saber cuánta información sé de ti? - cuestiono molesto.

Su mirada no se separa de la mía. Me observa esperando una respuesta de mi parte con miedo. Como si quisiera que dejara de hablar. En estos momentos es cuando deseo adentrarme en sus pensamiento. Saber que piensa, que recuerda, que quiere decir.

Mi nariz roza la suya de lo cerca que nos colocamos uno del otro. Pretendo que comprenda como me siento. No quiero contarle nada ahora porque no sé si puedo confiar en ella. No me ha dado motivos para hacerlo y, aunque en mi interior piense que es alguien de confianza, no puedo creerlo hasta que me lo demuestre como es debido.

- No sé una mierda porque ni siquiera tú tienes una maldita foto en tus redes sociales. - empiezo. Su respiración choca en mi rostro al ser ella más pequeña que yo. - Ni una fecha, ni un nombre, ni un familiar. Nada. Tu historial está desierto como si toda la información sobre ti hubiese sido tirada a una basura y echada al contenedor.

Admiro su tez blanca. Trato de no desconcentrarme demasiado. Su perfume es lo suficiente fuerte como para que a esta distancia pueda olerlo con más intensidad. Huele dulce y suave, mis fosas nasales se deleitan con ello más de la cuenta.

- No sé nada de ti. No sé si tus padres siquiera existen porque no he logrado saber nada de ti. - vuelvo de nuevo. - No me cuestiones sobre mis padres porque, a fin de cuentas, ambos estamos en el mismo bando. Tú no sabes nada de mis padres y yo tampoco de los tuyos. Así que, cuando tú consigas abrir tu vida a mí, aunque sea para esto, hablaremos sobre mis padres.

No termino de descifrar la reacción en su rostro. Salgo del lugar en el momento en que no puedo más conmigo mismo.

¿Cree que yo quiero vivir engañando a los que amo?

Si es así puede ir cogiendo un camino para salir de mi vida pues yo no quiero eso. No deseo mentir pero tengo que hacerlo si no quiero que la fama que posee mi hermana por su trabajo de modelo acabe con mi ser.

Eso sí. Me niego a contar más de mí que ninguna otra persona. Hablaré sobre mí cuando ella me demuestre que puedo hacerlo. Mientras tanto, me dedicaré a que la culpa me carcoma por haberla dejado en medio del pasillo sin una respuesta a sus preguntas.

Lo siento mucho por ella. Pero en estos momentos necesito un poco de aire fresco.

(***)

#FinDelMaratón

#MomentoThializabeth

#SoyHorribleParaLosShippeos

Amo que os esté gustando.

XOXO

PD: Es muy posible que el lunes soba otro. ¡Estoy de vacanciones!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro