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"Salva a tu Julieta."

Soundtrack ~1-800-273-8255 ~ Logic

"Todo tiene una solución. Solo tienes que ser capaz de encontrarla."

Capítulo 81: "Salva a tu Julieta."

— ¿Por qué no estás en el instituto? — Cuestiona mi hermana nada más aparecer en el hospital. Se cruza de brazos arqueando una ceja y mirando por encima de mi hombro, trata de buscar a alguien y eso me hace fruncir el ceño —. ¿No vienes con Liz? Nora me había dicho que lo solucionasteis — menciona.

Mi mandíbula se aprieta y me gustaría reír al ver la cara de sorpresa que se instala en el rostro de mi hermana cuando vuelve su atención a mí. Pero es tan doloroso que una mueca se forma en mi boca sin saber qué más hacer.

— Nora está equivocada — respondo tranquilo, por más que desee irme por donde he venido y sumirme en la miseria que es mi vida ahora mismo, una persona se encuentra dentro y quería hablar con él unos minutos antes de aparecer por los pasillos del instituto. Si consigo tardar lo suficiente como para que se me haga tarde y no presentarme por clases, sería perfecto.

— Pero... — su frase queda inconclusa, la incertidumbre en su voz despierta mi curiosidad y aunque quiera pasar de largo y hablar con Dylan, no me atrevo a largarme sin saber la forma por la que actúa así.

— ¿Pero? — Interrogo, su mirada se posa sobre la mía, esos preciosos ojos azules como el hielo que congelaría hasta el mismo infierno. Dibuja una sonrisa en sus finos y rosados labios al tiempo que se disculpa con solo observarme, aún así, la curiosidad permanece en mi interior.

— Mamá llamó para saber cómo estaba Dylan — explica, arqueo un ceja sin unir los cables en mi cabeza para que tengan algún sentido con la idea que había en su cabeza y por la que pensaba que Liz vendría —. Dijo que le pediste dinero para solucionar un problema — confiesa.

Suelto una pequeña risa, estaba claro que mamá no se podría callar lo que había necesitado de ella. Tampoco el hecho de que me pidiera una explicación detallada de todo lo que ha sucedido para que yo, su hijo que nunca ha reclamado nada del dinero familiar, le pidiera una cantidad de dólares tan elevada.

— Pensaba que sería para que volvierais juntos — declara, su cabeza baja dejando que sus ojos se fijen en el suelo, mostrando una faceta vulnerable de ella que veo en pocas ocasiones. Ante mi silencio, ella me mira evaluando mi estado de ánimo. Me encojo de hombros restando importancia a un asunto que me atormenta cada noche.

— Solo quería decirle adiós de una forma diferente — susurro, la expresión confusa de antes de mi hermana se transforma en menos de dos segundos en una molesta, frunce sus labios intentando guardar las palabras que retiene dentro de su boca —. Suéltalo — hablo con diversión fingida, estoy seguro de que lo que diga dolerá más que mil clavos en la espalda.

— ¿Has visto tus ojeras? — Interroga, suelto una carcajada sin poder evitarlo mientras su mirada molesta arde en llamas, más enfadada que nunca. Retiro una lágrima imaginaria de mis ojos recordando cuando fue la vez que unas simples palabras me hicieron reír tanto.

— ¿Vas a darme clases de maquillaje ahora, Sky? — Cuestiono, hace un sonido exasperado levantando las manos como si le rezara a Dios que la ayudara. Esbozo una sonrisa sin disipar mi diversión pero, ver su mirada tan severa, hace que las esquinas de mis labios se curven en la dirección contraria.

— ¿Quién es la causante de tus ojos inyectados en sangre y tus ojeras, Thiago? — Pregunta brusca, me lo tomo como una venganza por haberme reído de ella hace dos segundos y, la verdad, es que duele como el infierno. Aún viéndome, no se traga su pregunta y me ordena responder sin necesidad de palabras.

— No empieces tú también, Skylar — impido, escuchar su nombre completo salir de mis labios le sorprende, lo noto en cómo entreabre su boca y suelta un suspiro que nadie podría percibir si no la analizas con tanto esmero como yo en este momento —. He venido a llevar a Dylan a casa, no a que me den un sermón para volver con una chica que me ha mentido — debato.

Visualizo un movimiento en el interior de la sala, no le hago caso por estar con la atención dedicada exclusivamente a mi hermana. No desviamos nuestras miradas, una guerra que no estoy dispuesto a perder y que gano cuando ella se rinde.

— ¿Cómo no entiendes que os estáis haciendo daño los dos? — Pregunta, trago saliva fuerte sabiendo que ella no se dará por vencida a menos que le dé una respuesta con la que se quede tranquila, suelto un bufido al reconocer que no la conseguirá por más que diga las palabras más compasivas y acertadas del mundo. Ni la más fuerte frase hará que deje de pensar cómo estoy pensando.

— De la misma forma que tu novio no lo entendió cuando cortó contigo — contesto, me arrepiento al instante al contemplar la mirada herida y que, en dos segundos, se muestra perdida, adentrándose en los recuerdos de la semana que tan mal lo pasó y de la que aún se está recomponiendo.

— ¿Y nos sirvió de algo? — Cuestiona de nuevo, estoy dispuesto a irme y dejar la conversación en ese punto. Ni ella ni yo estamos dispuestos a dejarnos vencer y ambos somos igual de tercos, esta charla solo nos llevará a molestarnos el uno con el otro y no tengo ganas de más problemas de lo que ya tengo.

Paso por su lado deseando entrar al interior de la habitación donde estoy seguro que Dylan habrá escuchado cada palabra que salía de nuestras bocas. Me lo imagino poniendo la oreja para después hablar conmigo aunque no consiga nada a cambio, él ya es feliz y que yo esté enfadado o triste no afectará en su forma nueva de vida.

Mis planes se van al garete cuando sostiene mi muñeca para que no salga, me retiene en contra de mi voluntad y, aún sabiendo que con un solo tirón estaré libre de ella, me detengo y clavo mis pies en el suelo. La miro de refilón esperando escuchar sis próximas palabras, aquellas que serán como un balde de agua fría derramándose en mi cuerpo y congelándome hasta que muera.

— No te vas a ir hasta que reconozcas que te arrepientes de lo que has hecho, Thiago — declara, mis manos se convierten en puños y siento que mi garganta se cierra. Busco aire al instante para no saltar sobre ella y gritarle que no puedo arrepentirme que, de todas formas y, aunque lo hiciera, ya es demasiado tarde para ello.

— ¿Qué pasa si no me arrepiento de haberlo hecho? — Le devuelvo, sus ojos se entrecierran como dos rendijas de una celda, analiza mi mirada, no la despega hasta que comprueba que, al bajar la mirada un segundo, le he dado la razón. Sonríe al contemplar que trago saliva y suelto un largo suspiro.

— Por esto sé que lo haces, Thiago — admite con voz dulce, parezco un niño pequeño siendo consentido por su madre y eso me rompe el corazón. Saber que estoy siendo débil de nuevo después de que hayan pasado tres días y siga de la misma forma, aún quedan muchas más horas hasta que no sienta que muero por ella. Llegaría a creer que soy un zombie de no ser que me miro al espejo y reconozco que soy yo el que está ahí, demacrado y más solo que nunca.

— No puedo confiar en ella, otra vez, Skylar — acepto, mis miedos se estampan en ella siendo mi salvavidas por unos minutos, descargo mi maleta de secretos para ella y le permito que me los desempaque para volver a respirar con normalidad. Su sonrisa me descoloca pero no puedo hacer nada cuando mis ojos comienzan a llenarse de esas malditas lágrimas que se vuelven tan familiares.

— Sí que puedes, Thiago — reclama con un tono tan suave que dudo que ella sea mi hermana, nunca ha hablado con tanta simpatía y tranquilidad —. He estado en la misma situación que Elizabeth y, tú, has estado en la misma que Dylan — recuerda dando una cabezada al interior de la habitación señalando al pelinegro que hay dentro.

— Tú lo hacías para ser feliz — replico, busco alguna forma para hacerle ver a la gente que no puedo confiar en ella. ¿Quién me dice que no va a hacer lo mismo de nuevo? ¿Qué no me volverá a mentir para salvar algo que podemos hacer juntos? A fin de cuentas, es cuestión de tiempo que Mandy la llame para decirle que se ha pagado la deuda y será feliz de poder ser feliz de nuevo sin nada que la retenga. Ni siquiera yo.

— Y Elizabeth lo hacía para cuidar a su familia — rebate, mis cejas se fruncen cuando ella sabe tanto de mi exnovia sin que yo se lo haya contado. El recuerdo de la morena se instala en mi cabeza e imagino que ha sido ella la que ha puesto a Skylar al día para poder convencerme. Esa niña tiene cincuenta ases bajo la manga, siempre sabe por donde tirar frente a un problema —. ¿Tú no habrías hecho lo mismo para ayudarnos?

Dirijo una mala mirada, no puede convencerme de esa forma, no puede sabiendo la respuesta. Me obliga con la mirada a contestarle, la sonrisa se presenta en su boca como un recordatorio de que ella tiene razón y yo empiezo a ver las cosas de otra manera.

— Le habría contado a Elizabeth lo que sucedía — protesto, pone los ojos en blanco hartándose de mí. Suelta mi mano de un tirón y me contempla exasperada, cuando me molesto soy difícil de poner de nuevo sobre mis cabales, y no va a ser fácil que lo logre.

— No te lo contó porque le habrías obligado a dejarlo, quería salvar a su familia, Thiago — intente explicar, me impide hablar cuando levanta su mano para detenerme —. Admite de una vez que habrías hecho exactamente lo mismo si hubiéramos sido nosotros los que estuviéramos en esa situación. Te tirarías a una piscina sin agua por nosotros y ella ha hecho lo mismo — confiesa —. No lo ha hecho bien, eso dejo que lo pienses. Pero quiere volver a ti, Thiago, quiere estar contigo otra vez — recuerda.

Frunzo el ceño, mis labios se aplanas. Sus manos dejan de moverse para darle énfasis a sus palabras, las deja caer a cada lado de su cuerpo derrotada. Mis cejas vuelven a su estado original, me cruzo de brazos para volver al ataque, aunque me desarme por completo deseo saber la razón por la que intenta con tanta devoción volver a juntarme con Elizabeth.

— ¿Cómo sabes que quiere estar conmigo, otra vez? — Cuestiono, necesito un motivo lógico que me explique lo que sucede. Me sonríe como si hubiera esperado esa pregunta desde que comenzamos a hablar, saca su móvil del bolsillo trasero y teclea un par de veces en la pantalla.

Entreabro mis labios reteniendo mi cuerpo para no acercarme a ella y mirar que es lo que hace que la tiene tan emocionada, de un momento a otro. Alza su mirada con una enorme sonrisa curvando sus labios, bajo la mía para quedarme observando su brazo extendido en mi dirección y su móvil en la mano.

— No me habría estado hablando y preguntando por ti cada día de no ser por que quiere estar contigo — Admite, intercalo mi mirada del móvil a su rostro. Me impulsa a agarrarlo con un nervioso movimiento, lo cojo entre mis manos temblorosas y analizo la ventana en la que tanto parecen haber hablado.

«Quiero estar con él, Skylar.»

«Cuídalo, por favor.»

«¿Me ayudas?»

«Le quiero, Skylar»

Mi cabeza da vueltas, sobretodo en la última frase antes de que se acabe. Al parecer sigue esperando la respuesta de mi hermana. Levanto mi atención a ella, me sonríe al contemplar mi expresión descolocada, siento que todo pierde el sentido y mi corazón galopa con fuerza en mi pecho amenazando con salir y dejarme sin vida.

Después de todo, ¿sigue queriendo estar conmigo? He golpeado a su mejor amigo, le he gritdo mil cosas, le he hecho llorar hasta temblar. No sé si eso es ser masoquista o sonreír como un loco por saber que aún quiere estar conmigo. Mi maldita mente juega malas pasadas, me debato entre ir a por la felicidad que puedo obtener en menos de dos segundos o esperar a que otra oportunidad de vivir alegre se presente en mi vida.

— ¿Suena eso a alguien que no quiere estar contigo, hermano? — Pregunta divertida.

Desearía acercarme y decirle que no estoy para bromas pero ni yo mismo sé qué hacer para pensar con claridad. Quiero un poco de aire, necesito no sentirme como si no respirara, como si ansiara que un tanque de oxígeno llegara a mis pulmones y me permitiera notar que vivo. Quiero no creer que permanezco en una cueva de la que no me permiten salir.

— Necesito un poco de aire — murmuro, sacudo mi cabeza dando un paso al exterior. Ni siquiera sé si seré capaz de conducir a casa de nuevo sin romper el coche en el acto por estar metido en mis pensamientos. Miro por encima de mi hombro como mi hermana sonríe en mi dirección como lo haría una chica que acaba de conseguir lo que desea —. Avísame cuando vayáis a salir. Os ayudaré — recuerdo.

— Descuida, hermanito — habla divertida —. Trata de salvar a tu Julieta — ríe, no suelto una carcajada con ella pero mis labios sí dibujan una sonrisa sin poder evitarlo.

¿Qué voy a hacer ahora?

(***)

Dulce, Thiago... Una cabeza revuelta no siempre puede ser bueno, y una mente solucionada a veces no te da la respuesta correcta.

¡Os lo dejo a vosotros! 

Thiabeth SÍ ->

Thiabeth NUNCA ->

Y ahora...

Matar a Bradley ->

Dejarle vivir y hacerle sufrir en una historia ->

¡Besos y XOXO!

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