
" No es de tu incumbencia. "
Capítulo 9: " No es de tu incumbencia. "
"Si quieres conocer a una persona no escuches sus palabras.
Observa su comportamiento. "
Soundtrack ~ How Deep Is Your Love ~ Calvin Harris
El ritmo de la música entra mis oídos con fuerza. Mis tímpanos va a estallar de un momento a otro. Coloco mis manos en las caderas de aquella chica de nombre desconocido para mí. Nuestros cuerpos se mueven al compás.
Mis labios rozan su oído. - ¿Quieres algo de beber? - grito.
Ella me mira por encima de su hombro con una sonrisa divertida. Niega con la cabeza al mismo tiempo que se separa de mí completamente para irse con otro. Miro enfadado a la chica. Ya he perdido a una.
Salgo de la multitud dirigiéndome hasta la barra. Me siento en uno de los taburetes de la barra improvisada. Levanto la mano para llamar la atención de Logan, el barman de esta noche. Estoy seguro de que habrá dejado a otra persona para que se encargue de la música.
- ¿Qué quieres, Thiago? - pregunta por encima de la música.
- Una cerveza. - chillo.
Siento como un cuerpo se sienta a mi lado. - Que sean dos. - escucho su voz.
Dirijo mi mirada hacia ella con una expresión divertida. Sus ojos están puestos en los movimientos de Logan como si se quisiera asegurar de que no le va a meter nada en la bebida. En menos de diez segundo tenemos los dos nuestras botellas de cerveza enfrente de nosotros.
- ¿Cómo va la noche? - cuestiona acercándose la cerveza a la boca.
Sonrío con pena fingida. - Podría estar mejor. - respondo simple.
Agarro la fría botella y la acerco a mis labios. Puedo notar como mi nuez sube y baja por cada trago que hay. El alcohol llenando mi cuerpo como si fuera una descarga eléctrica.
- ¿Ya te han rechazado? - dice divertida. - ¿No se supone que eres unos de los chicos más calientes del instituto? - se burla.
Le dedico una mirada fulminante. - Estoy calentando. - me defiendo.
Ella se ríe con gracia. Divirtiéndose de la situación.
- ¿Tú has estado con alguien o también te han rechazado? - intento devolver.
No pienso dejar que se ría de mí. Puede que me hayan rechazado y que esté perdiendo mi racha pero no voy a permitir que se burle. Mi orgullo no podría soportarlo.
Sus ojos me retan, como si quisiera que retirara esas palabras de mi boca. No lo voy a hacer, quiero ver hasta donde puede llegar esto. Una sonrisa se abre paso a través de sus labios.
Me señala con la botella un lugar en concreto de la fiesta. - ¿Ves ese chico rubio? - pregunta.
Dirijo mi mirada a la muchedumbre. Diviso un cabello rubio a lo lejos. No lo he visto en mi vida, juraría que ni siquiera es del instituto. Es alto, lo suficiente para sacarle dos cabeza a Elizabeth. Tiene los ojos azules y baila con una chica como si hace un momento no hubiera estado con Elizabeth.
Inconscientemente, una oleada de molestia recorre mi cuerpo. Tuerzo la boca en lo que se supone que es una sonrisa.
- Yo habría elegido mejor. - digo altanero.
Sus ojos me observan sorprendidos. - ¿Mejor que eso? - repite. - Creo que no has visto a los chicos que hay aquí. ¡Son todos horribles! - grita aunque por la música tan alta no lo parece.
- ¡Oye! - reprendo. - Yo no soy horrible. - me defiendo dándome por aludido.
Suelta una risa. Casi quiero reírme yo porque ha estado a punto de que se le caiga la cerveza.
- Yo no he dicho que tú lo seas.
Una sonrisa socarrona aparece en mi rostro. - Así que sí que te parezco guapo. - la acuso.
Una mirada divertida es dirigida hacia mí. Saca su móvil de su bolsillo derecho ignorando mi acusación. Abre los ojos como platos al ver la hora y con rapidez se bebe de un trago todo lo que le queda en la botella.
- Me tengo que ir. Gracias por haberme invitado. - habla rápido.
La miro sorprendido por haber admirado la velocidad con la que se ha tomado la cerveza. Nunca he conocido a una chica que se bebiera así una bebida alcohólica.
No reparo cuando se ha ido hasta que vuelvo a ser consciente de ello. La busco entre el gentío, se me es fácil diferenciar su melena azul. Está saliendo por la puerta y se va a ir en cuestión de segundos.
- ¡Logan! - le llamo. Él me observa atento. - Hazte cargo de la fiesta un momento. - aviso.
Él entiendo lo que digo, con una sonrisa maliciosa asiente. No me fío demasiado de haberle dejado a cargo de la casa pero mi cerebro no reacciona ante esas decisiones. Mi cuerpo se levanta de la silla con velocidad y corren esquivando personas a través de la casa.
Por el camino observo como por el suelo hay tirados vasos, bebida derramada y juraría haber visto algún preservativo. Una mueca aparece en mi cara de solo pensar que luego me tocara limpiarlo a mí.
- ¡Elizabeth! - grito cuando la veo con el casco puesto a punto de salir.
Su cabeza se gira en mi dirección. Levanta la visera de éste dejándome ver sus ojos azules ahora mucho más oscuros que de costumbre.
- ¿Qué quieres? - pregunta brusca a través del casco.
Llego hasta donde ella está y me posiciono delante de su moto para que no salga corriendo si tiene la intención de hacerlo.
- ¿Dónde vas? - interrogo.
Su mirada molesta me dice que quiere irse ya. Sin embargo, por una extraña razón no quiero que se largue. La poca conversación que hemos tenido me ha gustado y deseo platicar un poco más con ella.
- Te dije que tenía una carrera. - responde su voz amortiguada por el casco.
Joder, la carrera. No me he acordado ni por un momento. Daba por hecho que se iba a quedar toda la noche. Es por eso que antes he bailado con esa chica. Esperaba que después de eso podía hablar con ella e intentar saber más cosas de su vida.
- ¿Puedo ir contigo? - cuestiono sin pensar.
No me doy cuenta de lo que sale de mi boca. Simplemente las palabras se expulsan sin mi consentimiento. Ahora hablar con ella se ha convertido en un acto involuntario que no puedo controlar.
- No. - contesta decidida.
Alzo una ceja al escuchar su respuesta. Parece que a esta chica le gusta rechazar cada petición que sale de mi boca. Las comisuras de mi boca se levantan con una sonrisa y con altanería camino hasta la parte trasera de la moto.
Está a punto de arrancar pues piensa que he aceptado su decisión. Mi cuerpo quiere reír ante ese pensamiento. Yo nunca me rindo, por nada ni por nadie.
Paso una pierna por encima del asiento y me acomodo en el lugar. Su cabeza se gira sorprendida en mi dirección y, a diferencia de antes, ahora no puedo admirar su mirada.
- ¿Por qué te sientas? - demanda.
- Me voy a ir contigo quieras o no. - sentencio.
Un gruñido sale de su garganta como si fuera un león enjaulado. Mi sonrisa se hace más grande al escucharlo.
- Cógete fuerte. - avisa.
Ni siquiera me da tiempo a pensarlo cuando arranca y sale de ahí como una bala. Casi me caigo de la moto de no ser porque me agarro a su cintura antes de que eso pase. Me apego más a ella notando mi pecho tocar su espalda, sintiendo los latidos rápidos de su corazón a causa de la velocidad con la que conduce. Rodeo su cintura con mis brazos. Quiero reír al percatarme de que perfectamente mis brazos pueden dar una vuelta completa a su cuerpo si me lo propongo.
- ¿Vas bien? - me pregunta después de un rato conduciendo.
Perfectamente podría llevarme a un manicomio que yo no me enteraría. Estoy tan entretenido pensando en su piel contra la mía que no me percato de nada a mi alrededor.
- Sí. - arguyo.
Gira su cabeza de nuevo mirando a la carretera. Levanto mi rostro con la adrenalina en mi cuerpo. Mi cabello se mueve con brusquedad ante la fuerza del aire. Tengo que cerrar los ojos para que éstos no empiecen a lagrimear.
Los abro de nuevo cuando siento que baja la velocidad de la moto. Mi cabello no se remueve con tanto ímpetu.
Observo a mi alrededor como diferentes personas aparecen con sus motos. Un lugar diferente al otro que visité hace unos día pero con el mismo tipo de personas que allí. Desde drogadictos hasta ludópatas buscando su apuesta perfecta.
Admito que nunca me ha gustado este tipo de cosas, nunca he estado en lugares como estos. Esta es una de las razones por las que he querido hacer esta apuesta que tenemos entre manos. Por extraño que parezca quiero saber por qué frecuenta estos lugares.
No sé mucho de ella y es por eso que he decidido venir con ella. Que Dylan no haya descubierto nada de ella me parece raro y eso solo consigue que mi curiosidad por ella se incremente. Toda ella parece un enigma esperando ser descubierto algún día. Y, aunque suene inusual, quiero ser yo quien lo descubra.
- Baja de la moto. - ordena cuando llegamos a un punto fijo.
La observo confundido. - Thiago no voy a correr contigo, menos si no tienes casco. Baja de la moto. - repite de nuevo.
Con algo de desánimo hago lo que me dice. Me quedo al lado de una multitud de gente que me observa, algunos sorprendidos.
Miro para ambos lados de mi posición. Soy nuevo en este lugar, ni siquiera sé como funciona esto. Diviso un cuerpo viniendo hasta mí, terminando su paso cuando está a mi lado. Mi mirada se dirige al lugar en el que está Elizabeth preparándose, intento parecer indiferente.
- ¿Quién eres tú? - pregunta brusco.
Muevo mi mirada hasta él con una ceja enarcada. Su rostro está demasiado marcado, se nota su mandíbula tensa cuando me observa. Sus ojos son oscuros e intimidantes, como los de ella. Pero no pienso dejar que cause ese miedo en mi interior.
- Thiago. -respondo a la defensiva.
- No has entendido mi pregunta. - devuelve. - ¿Quién eres para ella? - cuestiona de nuevo.
Doy por echo que habla de Elizabeth. Es la única persona con la que he llegado y no he hablado con nadie más aparte de él.
No sé porque pero una oleada de enfado recorre mi cuerpo ante su pregunta. Siento como en mi bolsillo vibra mi móvil a la entrada de una llamada. No lo cojo para mirar quien es. Me quedo observando su rostro intentando aniquilarlo con la mirada.
- No es de tu incumbencia. - escupo.
Me doy media vuelta dando por terminada la conversación. No quiero hablar más con ese sujeto desconocido para mí. No sé si tiene alguna relación con la peliazul pero en mi interior deseo que no sea así. Me ha caído demasiado mal esa persona.
- ¿Diga? - pregunto respondiendo la llamada de mi móvil.
- Cariño. - habla una voz familiar. - ¿Estás en casa? - pregunta.
- Hola mamá. - respondo con una sonrisa.
Me retiro del lugar sin irme demasiado lejos. Estoy seguro de que la carrera está apunto de empezar y no tengo ganas de que mi madre se entere de donde esto. Ella sería capaz de venir de México a echarme la bronca.
- Sí estoy en casa. ¿Por qué lo dices? - miento.
- Escucho mucho ruido de fondo. - argumenta.
Suelto una risa nerviosa. - E-es una película. - invento. - ¿Por qué llamabas? - intento despistarla.
- ¿Acaso no puedo llamar a mi hijo porque sí? - pregunta molesta.
La estoy cagando hoy con ella. Me reprendo a mí mismo.
- Sí, por supuesto. Es solo que...
- Guárdatelo. - interrumpe divertida. - Escucha, estamos en un avión para ir a tu casa. Estaremos por ahí entre las diez o las once de la mañana. - explica.
Mi cara se convierte en leche. Palidezco en cuestión de segundos al escucharla y un escalofrío recorre mi columna vertebral.
Es imposible que me dé tiempo a recoger toda la mierda que hay en mi casa por la fiesta. A la gente la puedo echar con rapidez pero lo demás no creo que pueda hacerlo.
- ¿Por qué venís? - pregunto tosco.
- Tenemos una cena de empresa. ¿Hay algún problema?
- No, claro que no.Hasta luego, mamá. - cuelgo.
Estoy seguro de que cuando ella venga a casa me va a reprender por haberle colgado pero en estos momentos solo puedo pensar en una cosa. Observo mi reloj para observar la hora. Abro los ojos como platos.
¿Cómo voy a hacer para recoger mi casa en menos de siete horas?
Si le quitas las horas que voy a tardar en que Elizabeth me lleve a casa y las que voy a necesitar para tirar a todas las personas que hay dentro, además de la que necesite para convencer a Sky de que me ayude. Contando todo eso solo me queda cinco horas para recoger y para que la casa parezca un museo.
Mierda. Tengo que salir de aquí ya.
(***)
Capítulo del domingo.
Espero que os guste.
Besos <3<3<3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro