"El rodillo es mejor."
Soundtrack ~ Carita de buena ~ Efecto Pasillo
"Hay dos grandes días en la vida de una persona; el día en que nace y el día en que descubre para que."
Capítulo 43: "El rodillo es mejor."
No podría describir un mejor lugar en el que estar. Pintar no era lo único que estábamos haciendo bien, el color de las paredes estaba adquiriendo un tono de ensueño. La sonrisa y las risas de todas las personas con las que permanecía era cada vez más intensa.
Pasar el rodillo y las brochas por todo el lugar provocaba la emoción de alguno de los presentes mientras mi corazón se llenaba de esa emoción que se veía en la mirada de los demás. Scott se divertía pasando la brocha por el piso de arriba. Peter estaba con nosotros en el exterior divirtiéndose al mismo tiempo que lo hacía Elizabeth.
El tiempo que hemos utilizado solo para colocar los papeles en el suelo para que este no se manchara valía le pena por verles de este modo. Olvidándose por un momento de los problemas que se les venían encima conforme su uso de razón se hiciera presente.
Me costaba pensar en la manera que actuaría Pete en caso de que verdaderamente se diera cuenta de lo que sucede y de que su madre no se ha ido por cuestiones de trabajo. Era una ardía tarea saber que, en algún momento, él sabría lo que realmente sucedía.
Puede que ya se haya percatado, y la esperanza de que eso seguirá así nos llena a todos por saber lo bien que lo acepta. Su inocencia tan acentuada en su cuerpo como si los problema resbalaran por su piel. A veces envidiaba esa felicidad e ingenuidad.
— Thiago — Liz habla a mi lado, dejo de mover mi rodillo arriba y abajo por la alta pared, aún falta pensar la forma en la que pintaremos toda la parte de arriba.
— Di... — mis palabras se detienen en el momento en el que un frío y espeso líquido se extiende por todo mi rostro, manchando mi cabello en el intento.
Abro mi boca cerrándola al instante al ver como la pintura se adentra en mi cavidad. Mis ojos permanecen más abiertos que los de un búho a medianoche. La sonrisa en los labios de Liz provoca la risa de Peter quien se encarga de mirarnos con diversión.
— Estás muerta — susurro, me agacho para coger una buena cantidad de pintura en mi rodillo. Sus pasos empiezan a alejarse de mí mientras los míos son lentos e intimidantes —. Peter — susurro, tapo mi boca con la mano como si fuera un entrenador en medio de un partido y no quisiera que el equipo contrario se enterara de las tácticas que le doy a mis muchachos.
— ¿Sí? — La emoción que sale de su voz hace que las esquinas de mis labios se alcen en una sonrisa al igual que lo hacen mis pómulos y mis ojos se entrecierran.
— Da la vuelta a la casa y coge a Liz por la cintura — ordeno, veo por el rabillo de mis ojos como asiente dando media vuelta. Puedo ver como la sonrisa temerosa de Liz está presente en su rostro aunque quiera demostrar lo contrario.
— ¿Qué le has dicho? — Pregunta con la voz temblando, la risa que quiere escapar de sus labios burbujea en su tono. Me sigo acercando hasta ella sabiendo que cuando Pete llegue será incapaz de escapar.
El miedo que tiene a hacerle daño a cualquiera de estos niños es mucho más fuerte que la pintura que le ponga en el rostro. Si Pete llega a cogerla sé que no le asestaría ningún golpe a como podría hacer conmigo.
Teme con fuerza lastimarles tanto psicológica como físicamente y eso puede jugar a mi favor en este momento pues sé que ella jamás sería capaz de ponerles la mano encima a alguno de ellos, menos aún a Pete.
— Tenía que ir a por más pintura — miento, ella lo sabe perfectamente. Sus pasos siguen alejándose mientras siento el líquido secarse en mi rostro. Parece como si me hubieran puesto botox y mi rostro se hubiera paralizado ante el veneno.
— Eso no es verdad — reconoce, sonrío sabiendo que yo soy tan mal mentiroso como lo puede ser ella al no decirme la verdad a mí. Por mi mente pasan la cantidad de veces que ella me ha dicho algo que no era del todo cierto y la de veces que yo no he creído sus palabras.
Podemos reconocer lo que dice el otro sin necesidad de mentirnos pues sabemos que seremos capaces de saber cuando lo hace. Y, si lo pasamos por alto, es porque queremos ser mentidos. Eso era algo que no quería por nada del mundo.
Un grito resuena por el lugar mientras la cabeza de Liz se gira con una velocidad sobrenatural hasta el causante de ese grito. Un cuerpo aplaca a mi Liz mientras ella se tambalea en medio de un chillido que se escucharía hasta en China.
— ¡No, por favor! — Intenta separarse sin oponer mucha resistencia como había supuesto en un principio. Acelero mis pasos viendo como ella se remueve en su lugar, Pete me observa con una sonrisa.
Asentimos sabiendo lo que se avecina.
— Es solo un poco de pintura, Liz — sonrío, las esquinas de su boca se crispan intentando no reír. Sé reconocer que en el fondo se divierte de la situación tanto como yo, el brillo de emoción en su rostro lo demuestra.
Su expresión es igual a como lo era la mía cuando ella estampo la brocha en mi cara. Sus ojos se cierran al igual que su boca mientras el color pastel mancha su tez blanca. Impacta su mirada en la mía permitiendo que admire el mismo tono de azul que sus ojos poseen.
Cambia la emoción de su rostro mirando por unos breves segundos al peque que la tiene sujeta, las carcajadas escapan de su boca. La inocencia de su rostro provocándonos la sonrisa más extensa que se puede poseer con un chico como él.
— Aún falta alguien, Thiago — masculla Liz como si fuera un secreto, sus dedos se enrosca alrededor de los brazos de Pete mientras la risa del pequeño se detiene de forma abrupta. Intenta separarse de la cintura de Liz mientras una expresión de terror inunda su tez.
— ¡Pensaba que éramos aliados, Thiago! — Su voz se escucha con fuerza, retengo las ganas de reír al igual que Liz. Mi sonrisa vacilante se acerca hasta él con los mismo pasos lentos y pausados que he utilizado para intimidar a Liz.
— He cambiado de compinches — respondo, parece que sea unos de esos dibujos animados cuando los gestos de todos se repiten pues el rostro de Pete se convierte en una expresión de sorpresa.
Su rostro cambia en relación con los otro pues él abre su boca dejando escapar una larga inhalación en medio de su poco fuerte grito. Intenta quitarse la pintura de su piel mientras con eso solo consigue extenderla más.
Ahora no solo tiene un tono azul en su cara sino que también la posee en sus manos al probar de quitársela. Nuestras miradas están expectantes en el niño, en el momento en el que sonríe con fastidio pero diversión, nuestras garganta burbujean para dejar que la risa salga de nuestros pintados y azules labios.
— ¿Qué está pasando aquí? — Una voz se hace presente, mis ojos se cierran con irritación al escuchar la voz del grano en el trasero detrás de mí.
— ¡Bradley! — El pequeño confirma su teoría mientras se aleja de nosotros. Sus pasos resuenan por el lugar hasta que se detienen, me imagino que él ya ha llegado a su destino —. ¡Ayúdame a pintarles! — Grita, por más que odie la presencia del mayor no puedo evitar que una sonrisa se pose en mi rostro al escuchar al pecoso —. ¡Han hecho trampa! — Reclama como si fuera la mayor traición del universo.
Puedo sentir unos labios sobre mi mejilla pintada, abro los ojos viendo como el cielo en el iris de Liz se posa sobre mí. Sonríe dejándome ver esos relucientes y contrastados dientes blanco con respecto al azul que tiene por su piel.
— Es solo Bradley, Thiago — susurra sabiendo como reacciono ante él. Sus manos se posan sobre mis puños de nudillos blancos relajando mis músculo —. Sé que no te cae bien pero sabes cómo es él — asiento dejando de lado la frustración que ese sujeto me brinda —. Solo quiere hacerte enfadar, le divierte — sonríe mientras lo dice, mira por detrás de mi hombre donde puedo escuchar a Bradley murmurar algo que no puedo llegar a reconocer.
— Lo consigue — susurro con una sonrisa de boca cerrada, suelto un suspiro sabiendo que eso es lo único que no quiero que esté dispuesto a lograr.
Puede que me caiga mal y que me parezca la persona más inoportuna del mundo pero, al fin y al cabo, y la única razón por la que lo soporto, es por la bondad que su alma posee en ese falso interior de oscuridad y amargura.
Parece el tipo más oscuro y frío del universo pero muy pocas personas pueden saber la cantidad de secretos que se esconden en su interior, se podía ver en su mirada. Cualquiera con dos dedos de frente podría percatarse de ello.
— ¿Qué haces aquí, Bradley? — La voz de mi novia se hace presente soltando mi mano, siento una brisa de frío aire calando en mi interior al no sentir su calidez contra mi cuerpo como hace unos segundos estaba haciendo —. Pensaba que no vendrías.
Que suerte. Pienso. Yo también lo esperaba.
Me giro para contemplar la forma en la que Bradley sostiene al pequeño Pete bañado de pintura azul entre sus brazos. Sus facciones marcada que causan una terrible envidia mientras sus ojos verdes se posan en los de mi novia.
Se encoge de hombros pareciendo despreocupado, veo al exterior percatándome de su coche estacionado delante del nuestro, formo una mueca al saber que estábamos tan envueltos en nuestra burbuja de diversión que no nos había dado cuenta de que él estaba llegando hasta nosotros.
— Scott me ha llamado — ruedo los ojos al saber que ese quinceañero solo podía vacilar a la gente, sabe como me comporto cuando él está delante de mí —. Me ha dicho que una pareja había venido a pintar — sus ojos se posan por primera vez en los míos, la diversión que le inunda la mirada logra que la irritación se acentúe en mi cuerpo —. Quería verlo para creerlo — aprieto mi mandíbula sabiendo las verdaderas razones por las que está aquí.
Liz tiene razón y solo viene hasta el orfanato para joderme y para seguir siendo ese grano en el trasero. El cual, cada día, se encarga de hacerlo más real sin importarle ni un poco, intento que no se note en mi rostro aunque ya haya fracasado.
— ¿Brocha o rodillo? — Pregunta Liz mientras le sonríe, la admiración que tiene por ese chico consigue frustrarme. Sé que se tratan como hermanos pero que no lo sean de verdad logra inquietar a mis miedos internos.
— No lo sé — sus ojos se vuelven a posar sobre lo míos, la necesidad de asestarle un golpe aumentan. Calmo mis intenciones solo por no ver esa mirada de advertencia en el rostro de Liz —. ¿Qué me recomiendas, Thiago? — aprieto mi mandíbula. Me siento agradecido cuando Liz le manda una mirada envenenada a su amigo, Peter solo mira nuestra conversación como si fuera un partido de tenis. Su sonrisa me alegra pues es el único que se alegra de la situación en la que nos encontramos.
— Te recomiendo que te vayas — suelto con el enojo acumulado, su diversión se hace presente cuando suelta un suspiro tembloroso a causa de la risa que quiere escapar. Liz rueda los ojos mientras sus brazos se colocan a la altura de su cuerpo, bufa con la mirada a cada uno de nosotros.
— Me rindo — masculla, nos deja solo en el lugar retirándose a solo unos pasos de nosotros donde se encuentra la pared —. Seguid molestándoos, pero en dos minutos os quiero ver a los dos pintando con una sonrisa — nos apunta con la brocha luciendo realmente adorable e intimidante. Los adjetivos son los más contradictorio que he escuchado nunca pero, aún así, no puedo describir otra forma de mirar la situación.
Peter se remueve en los brazos de Bradley, lo deja en el suelo caminando hasta Liz. Al parecer la verdadera alfa del lugar es ella y no podíamos hacer nada para retirarle ese puesto. Ella podía ser una verdadera guerrera cuando se lo propone.
— El rodillo es mejor — espeto volviendo a mi tarea, contemplo la sonrisa que Liz me dedica mientras vuelvo a mi trabajo.
Niego sacudiendo mi cabeza de izquierda a derecha esperando que lo que he dicho no me venga en contra. No me importaría darle un golpe si de verdad lo necesita y sabía que Liz podría reconocerlo aunque no se lo dijera.
Señor, dame paciencia, por favor.
(***)
Mátenme por favor. Aún no sé como es que se me ha olvidado colocar a Logan en la ronda de pregunta así que, ahora, hacedle todas las preguntas que queráis. Intentaré hacer las preguntas mañana ;)
Espero que os guste el capítulo de hoy, como ya he dicho. los problemas se avecinan así que esperad una larga parte de problemas. ¿Os he dicho que quedan casi cuarenta capítulo de esta historia?
Besos. ¡XOXO!
Presione sobre este apartado para dejar preguntas Logan Wilkinson.
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