" ¿Dónde están? "
Soundtrack ~ Call on Me ~ Starley (Ryan Riback Remix)
" ¿Qué sería de la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo? "
Capítulo 14: " ¿Dónde están? "
— ¿Qué diré si me pregunta algo que no sé contestar? — pregunta Dylan, histérico. — No quiero parecer estúpido a su lado. — contesta.
Hago una mueca intentando que se parezca a una sonrisa. Fallo en el intento visiblemente. Eso no hace que Dylan deje de hablar de ella. Día tras día, hora tras hora, minuto tras minuto. Solo le falta que a la medianoche me escriba un mensaje de texto por el móvil.
Puedo asegurar que si hace eso no voy a responder de mis acciones.
Observo por el lugar intentando encontrar esa melena azul. El recreo es algo de lo que más me gusta de estar en clases, creo que es la única cosa buena que hay en esta cárcel llamada instituto.
Después de aquella charla no hicimos mucho más. Yo me fui a mi casa pocos segundos después, cuando me curó la herida. Aún puedo sentir el frío de su piel sujetando mi mano. Es algo extraño sentir este tipo de cosas. Más que nada porque nunca las he sentido tan fuertes y temo caer fácilmente.
Observo a América sentada en un banco sin acompañante. Ni siquiera Elizabeth está con ella, algo que me hace extrañar pues aquel día pensaba que no iba a dejarla ir. Por muy raro que eso parezca.
Unos pasos a su lado me hace mover mi cabeza hasta ese punto. Trato de enfocar encontrándome con esa melena azul, esa tez blanca y esa ropa oscura tan característica de ella. América no se percata de que está ahí hasta que ella le avisa.
Puedo presenciar el momento exacto en el que ambas se sientan a hablar como si fueran amigas de toda la vida. Una sonrisa se me posa en el rostro al observarlo pues consigo ver por primera vez como Liz logra socializar con alguien del instituto. Al igual que América conseguirá una nueva amiga para que lo que le ha pasado no le resulte tan difícil de superar.
Liz mira para todas partes buscando algo. Sus ojos chocan con los míos en pocos segundos. Una sonrisa para nada simpática se extiende por toda su cara, esa sonrisa es malvada, misteriosa. Vuelve a girar su cabeza a América, se acerca a su oído y le susurra algo que no consigo llegar a leer. Pues con su mano se tapa la boca impidiéndome leerle los labios.
América se ríe de lo que le dice mientras abre la boca con sorpresa. Observa a Liz con diversión mientras ésta se encoge de hombros como si no fuera con ella la cosa. América asiente a lo que le comenta y ambas se levantan del banco en el que estaban sentadas.
Se dirigen con paso rápido hasta el interior del instituto. Antes de que entre recibo una mirada de Liz, me guiña el ojo mientras la sonrisa se conserva en sus labios.
Un escalofrío recorre cada parte de mi cuerpo ante esa muestra de afecto.
Contemplo como entran al edificio. Se funden entre los demás alumnos que están saliendo. Entrecierro los ojos como si intentara traspasar las paredes con la mirada para poder observar hacia donde van y que van a hacer. Sacudo la cabeza al ver que no lo voy a conseguir a no ser que tenga poderes o algo parecido.
—... Y luego el cocodrilo me comió. ¿Sabes cuánto duele eso Thiago? — parlotea Dylan.
— Claro, duele mucho. — contesto sin enterarme.
Sigo pensando en qué hacer cuando recibo un golpe en la parte trasera de mi cabeza. Me giro sorprendido encontrándome con el rostro de molestia fingida de parte de Dylan. Lo observo dedicándole una fulminante mirada.
— ¿Qué cojones haces? — cuestiono molesto.
— Me acabas de decir que sabes cuanto duele que un cocodrilo me coma. ¿En qué mundo estás? — argumenta.
— ¿Tenías que golpearme?
— Era la única forma en la que reaccionarías. — se encoge de hombros.
Vuelvo a fulminarlo deseando en este momento que esté lo más lejos posible de mí. Simplemente no quiero darle un golpe sin poder evitarlo. Aunque por dentro esté deseando hacerlo.
— Eres un idiota. — ataco.
— Lo he escuchado bastante. — una sonrisa se extiende por su rostro. Una mueca se forma en mis labios al deducir lo que piensa en este mismo momento.
Simplemente espero equivocarme porque si no ya pueden ir trayéndome un cubo para vomitar arcoíris.
— Te dejo con tu amor, Dylan. — me despido golpeándole lo espalda con suavidad. — Tengo que hacer unas cosas. — salgo de aquel lugar.
— ¿Dónde vas? — pregunta gritando.
Percibo como las miradas de los alumnos que andan por ahí se posan en nosotros. Me dedico a ignorarles mientras me giro para responderle.
— ¡Asuntos personales! — respondo con misterio.
Dylan entrecierra los ojos en mi dirección intentando sin éxito saber acerca de mis futuras intenciones. Me giro antes de que pueda conseguirlo.
Sacudo la cabeza cuando termino de hacer eso. Debo juntarme menos con Liz si no quiero terminar convirtiéndome en un enigma al igual que lo es ella.
Me adentro con mi mochila a mi espalda. Agarro el tirante de éste con la mano derecha mientras el tirante izquierdo no está siendo sujetado por mi hombro. Coloco mi mano izquierda en el bolsillo y camino hasta la puerta del instituto.
Lo más difícil, ahora, va a ser conseguir encontrar a esas dos inusuales chicas aquí dentro. No sé si va a haber mucha gente pero tampoco creo que sea tan difícil encontrarlas.
Entro al interior del infierno pensando como he podido terminar de nuevo aquí si todavía me queda más de un cuarto de hora para disfrutar de mi libertad limitada. Se supone que las horas, más bien minutos, que tenemos libres no se deberían desperdiciar de esta forma.
Camino por los pasillos recibiendo las miradas de diferentes alumnos que permanecen dentro de la cueva. Vuelven a sus asuntos en el momento que reparan en mí. Me fijo en cada rostro en busca de las dos locas que acaban de entrar. Niego con mi cabeza al fijarme que aquí no están.
No servirá de nada que me quede unos cuantos minutos esperando a ver si salen de alguna sala pues sería perder segundos de mi valioso tiempo.
Por mi cabeza no paran de pasar las razones por la que ambas han entrado. Tiene que ser algo relacionado conmigo pues, si no lo hubiera sido, Liz no me habría mirado de esa forma tan enigmática. Aunque esa sea su mirada normal, esta tenía algo diferente, era más malvada que las otras. Como si supiera algo que yo voy a tardar en saber.
Obligo a mis pies a andar cuando me percato, al fin, de que esas dos personitas que tengo en mi cabeza no van a salir. Algo demasiado raro tienen que estar haciendo para que Liz se haya acercado a América a preguntarle.
No me parece mal que Liz socialice, al contrario, me encanta. Pero su sonrisa es la que me preocupa, aún más que América se haya ido con ella a hacer a-saber-qué.
— ¡Hey, Thiago! — saluda Logan parándose a mi lado.
Miro hacia él con una sonrisa de saludo formándose en mi rostro. Chocamos nuestras manos como bienvenida habitual.
— Hola Logan. — le respondo.
— ¿Qué haces por aquí? — cuestiona confundido. — No esperaba verte.
Una mueca se forma en mi rostro mientras una sonrisa divertida tira de sus labios. Sé perfectamente que ahora podría estar tan a gusto disfrutando de mi tiempo libre pero tengo que averiguar lo que le sucede a una peliazul algo diferente.
— Una apuesta. — contesto simplemente.
Abre los ojos sorprendido. Frunzo el ceño al observar que parece que sabe de lo que hablo.
— ¿La apuesta? — pregunta con impresión. Asiento. — ¿La de la chica con el pelo azul? Creo que se llamaba Lisa. — comenta.
— Elizabeth, sí. — defiendo. — Es con ella. Tengo que ganar esa apuesta. — respondo.
— Pues ten mucha suerte. Por lo que he oído hace unos segundos tiene bastantes puntos para ganar. — confiesa con una sonrisa formándose en su rostro.
— ¿Las has visto? — pregunto esperanzado.
Lo agarro de los brazos como si eso fuera a ayudarme a que eso me contestara más rápido.
— Sí. — contesta divertido.
Le dirijo una mala mirada. — ¿Dónde están? — vuelvo a dudar.
Se remueve en mi brazo. Perfectamente podría soltarse sin dificultad. Es jugador de fútbol americano conmigo y no le costaría mucho salirse de mi agarre. Al parecer alguien está cansado hoy y no quiere ni moverse.
— ¿Dónde podría una alumna encontrar información de ti, Thiago? — cuestiona con lógica.
Mi cabeza empieza a crear cincuenta mil escenarios de lugares en el instituto. Una sonrisa se expande por toda mi cara como si se me hubiera ido la cabeza.
Me abalanzo sobre Logan eufórico dándole las gracias. Salgo del lugar a paso rápido para llegar lo antes posible al lugar donde deduzco que se encuentran.
Por sentido común solo hay un lugar en el que podría Liz podría buscar información de mí con facilidad. Un lugar donde normalmente no te suelen decir nada pues la persona que tiene que estar vigilando ese lugar nunca está en su puesto de trabajo. Muchas veces me pregunto porqué gastan tanto dinero en contratar a gente tan inepta que no sabe realizar su tarea. Hasta la más simple, omo lo puede ser cuidar un maldito cuarto para que nadie entre.
Admiro por el camino a mi hermana. No me paro a observar mucho la escena. Sin embargo, puedo observar como ella está con esa pareja tan extraña. Lo único diferente es que ahora les acompaña un chico rubio, el cual desconozco.
Dejo de mirar y sacudo la cabeza cuando observo que aquel chico tiene un libro en su mano. Sin duda, suena mucho a los amigos que desearía tener mi hermana.
Solo espero que Dylan no se moleste. Me burlo en mi interior.
Acelero mi paso al ver que dejo de caminar con rapidez por estar viendo las amistades de mi hermana. En este momento mi prioridad es saber qué narices están haciendo esas dos traviesas.
Llego hasta mi destino. Observo por el vidrio que el cuarto me concede. No consigo ver mucho pues el cristal por el que miro está lleno de suciedad. Una mueca de asco se forma en mi rostro.
Cojo el pomo de la puerta con fuerza. Lo giro bruscamente y me adentro en el interior al segundo. Entro al cuarto sin espera respuesta de parte de nadie y, esperando, no tener mala suerte como para que ellas no estén aquí.
Casi quiero reírme como loco cuando observo que ambas saltan de los lugares en los que estaban. Elizabeth estaba mirando un cajón donde está la información registrada de todos los alumnos del centro. América está en la fotocopiadora esperando a que algo salga de ésta.
— ¿Qué hacéis aquí? — pregunto.
Mi voz tiembla al querer reírme como desquiciado y no permitírmelo.
— Sabéis que no se puede entrar. ¿Por qué estáis aquí? — pregunto de nuevo.
Ambas se dedican una mirada. Contemplo como Liz le dedica una mirada de súplica a América como si esperara que ella me contara una mentira medianamente creíble para lo que están haciendo.
— Nosotras... — comienza América soltando un suspiro.
Mis mejillas suben al aparecer una sonrisa divertida en mi rostro. América retuerce sus manos con nerviosismo mientras una mirada de desorientación se posa en sus ojos al no saber qué decir.
El sonido de la fotocopiadora suena cuando la copia que estaban realizando ha terminado. Me acerco a pasos agigantados hasta la máquina.
América reacciona tarde. Para cuando intenta retirar el papel de la impresora yo ya lo he agarrado y me dedico a observar la información que mi perfil del instituto proporciona.
Hago ruidos de afirmación con mi garganta como si estuviera observando algo que me parece interesante. Levanto la vista de la hoja de papel y contemplo a ambas chicas delante de mí. La peliazul me observa fulminante mientras la castaña mira al suelo sin atreverse a levantar su vista del suelo.
— ¿No es que era un libro abierto? — pregunto con diversión.
Liz se acerca molesta hasta que está delante de mí a una distancia bastante pequeña. Alza su mano intentando agarrar el papel en mis manos. Alzo el brazo consiguiendo que no llegue a cogerlo. Suelta un bufido totalmente molesto al percatarse de que no va a lograrlo.
— Lo eres. — responde. Alzo una ceja con burla. — Solo necesitaba saber de tu familia y habré ganado la apuesta. — confiesa enojada.
— Tendrás que conseguir otros medios para saber de mi familia. — argumento.
Una sonrisa de suficiencia se forma en mi rostro mientras Liz observa en mi dirección. Su mirada no parece para nada la de ayer. Aquella que estaba tranquila y medianamente alegre. La de ahora posee una maldad con un toque de diversión. Como si con saber acerca de mi familia fuera a conseguir ganar la apuesta.
— ¿No puedes dármelo? — cuestiona de nuevo.
Se acerca al cajón anteriormente abierto y lo cierra con un movimiento de cadera mientras continúa mirándome. Esa vista que tantos escalofríos me causa. Una mirada sorprendida es dirigida en su dirección.
— No. — respondo.
El sonido de la puerta siendo abierta de nuevo capta mi atención.
Observo algo aterrado como un empleado de mantenimiento entra al cuarto y nos mira enfadado. Nos apunta con la escoba mientras el color rojizo empieza a subir por su rostro.
Me percato de cómo Liz se agacha y recoge su mochila al igual que repite América. Formo discretamente una bola arrugada del papel intentando que no se entere de lo que tengo en mi mano.
— ¡¿Qué hacéis aquí?! — grita.
Va a entrar al cuarto cuando el cuerpo de Liz se abalanza hacia él. El empleado se aparta antes de que ella le golpee. Salgo detrás de ella al igual que hace América. Escucho detrás de mí los graves gritos del trabajador mientras me río como un niño.
Salimos al exterior con velocidad. Observo a mi espalda fijándome si viene. Una sonrisa vuelve a formarse en mi rostro al observa que no es así y que hemos conseguido salir de ahí sin ningún incidente más.
— Supongo que tendrás que conseguir otra forma de investigar sobre mí. — me burlo.— Si quieres puedo contarte lo que desees bebé. — digo en su oído.
Los vellos de su cuello se erizan ante el contacto de mis labios en su oído. Algo que causa mi sonrisa, de nuevo.
Paso por su lado escuchando su pesada respiración a causa de la carrera. Gruñe cuando cruzo por su costado. Una sonrisa tira de mis labios mientras vuelvo a disfrutar de los pocos minutos que me quedan libres.
(***)
¡Capítulo nuevo! Lo subo hoy porque mañana no estaré en casa y no quiero hacerles esperar más tiempo.
Por cierto... ¡Haré maratón!
Cuando la historia tenga los primeros cinco votos subiré el siguiente así que...
¡VOTAR, VOTAR, VOTAR!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro