Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO NAVIDEÑO

EXTRA Nº1

(Esto ocurre en la navidad después de la reconciliación de Thiabez)

— Tienes que estar de broma, Thiago — susurro, soy incapaz de odiar esa sonrisa a pesar de todo lo que él está obligándome a hacer —. Abre la puerta del coche, cariño, no pienso hacerlo — endulzo, me olvido por difícil que sea de el estremecimiento y la calidez que recorre mi piel cuando él se ríe y dedico mi nerviosismo a cortarle la diversión con la mirada envenenada que mejor me sale.

— ¿Qué te van a hacer, hermosa? — Interroga deteniendo su sonrisa a medio camino. Me echa un vistazo antes de volver su vista a la carretera y torcer las esquinas de sus labios hacia sus ojos —. Además, estarán Dylan, Nora y mi hermana. ¿Con ellos te llevas bien, verdad? — Cuestiona.

Suelto un suspiro cargado de nerviosismo dirigiendo mi mirada a la punta de mis pies que se mueven de un lado a otro, balanceándose, aunque estemos en el interior de un vehículo. Me muerdo la lengua escondiendo de algún modo el nerviosismo que me invade de solo pensar en una cena, una cena que en mi vida he tenido.

Doy un respingo de sobresalto cuando la mano de mi novio se posa en mi muslo y trata de calmarme con unas caricias que, lo último que provocan, es tranquilidad. Volteo mi rostro hacia él quien, a pesar de no poder despegar demasiado su atención de la carretera interminable, gasta unos segundos en pegarme un vistazo comprobando mi situación emocional. Sé que sabe cómo me encuentro cuando él sonríe.

— No es para tanto, amor...

— Son tus padres, Thiago — le corto, vuelvo mi vista al frente espirando todo el aire que tengo en mis pulmones. Puede que, si dejo de respirar, Thiago dé media vuelta y podamos celebrar las Navidades en casa de una manera más productiva que esta, ¿no?

— Pero no muerden — debate —, ni se comen a las chicas que les presento — termina, eso capta mi atención de manera inmediata. Entrecierro mis ojos en su dirección y aplano mis labios, mi novio me mira por encima frunciendo el ceño ante mi cambio de humo injustificado —. ¿Qué? — Cuestiona, confuso.

— ¿Has traído a alguna chica a conocer a tus padres? — Interrogo, tarda un tiempo en reaccionar y, por la forma en la que su cuerpo, de repente, convulsiona en carcajadas, deduzco que se divierte con la situación. No solo se divierte sino que también es capaz de hacerme perder el control y provocar que mi rostro recree el personaje de una manzana totalmente roja en cuestión de segundos.

— ¿Celosa?

Me encojo de hombros probando a restarle importancia al asunto. La saliva se queda a medio camino en mi garganta cuando el lugar al que empezamos a llegar está dejando atrás las mediocres casas que tienen cierto parecido al apartamento donde vivo. Los dientes de mi mandíbula hacen su aparición quedándome boquiabierta con los increíbles establecimientos en los que nos adentramos.

Un carraspeo me saca de mi ensoñación, no suelo quedarme tan embobada con unas construcciones pero estas, sin dudas, provienen del barrio rico en el que mi novio está integrado desde que sus padres lo concibieron. Trato de recordar lo que tenía que responder y, cuando giro mi rostro en dirección a mi novio y él me dedica esa sonrisa moja-bragas, casi me hace olvidar lo que tenía que decir.

— Solo quiero saber si me enfrento a unos padres que tienen alguien con la que comparar a la actual novia de su hijo legítimo — expreso, mis miedos se basan en esas simples palabras que tantos sentimientos contradictorios alcanzan a ocasionar en mi alma. No me paro a contemplar el rostro del chico a mi lado, siento que el color sube a mis mofletes ante la vergüenza que me supone confesar este tipo de cosas.

— Incluso si tuvieran alguien que la que compararte — comenta —, estoy seguro de que tú serías mucho mejor que todas ellas — confiesa, por estúpido que suene, noto como una especie de opresión crece en el interior de mi garganta que me impide soltar un agradecimiento, es una suerte que mis labios se hayan puesto de acuerdo para formar una sonrisa.

El coche termina su trayecto antes de que me lo espere y no soy capaz de esperar para abalanzarme sobre él y atacar sus labios. Se sorprende en un primer momento y me da la bienvenida a su boca introduciendo su lengua en la mía. Sonrío sin poder evitarlo por más tiempo, mis manos escalan hasta su mandíbula acariciando sus puntos débiles.

Mi piel se estremece cuando sus dedos trazan abstractos dibujos en mi espalda, tanto que tengo que retener el escalofrío que consigue recorrer cada parte de mi cuerpo con una absoluta resolución. Parece que no haya tocado en años el cuerpo de mi novio cuando la verdad es que al salir de casa había catado sus labios con una perfección más intensa que esta.

— ¿Estas seguro de que quieres cenar con tus padres? — Bromeo jocosa, abre sus ojos aún cerrados hasta ahora y delineo sus labios enrojecidos con la punta mis dedos. Su sonrisa me descontrola y, cuando pellizca mi cintura y pego un grito al aire secundando una risa, reconozco que me he pasado de intensidad. Me dirige una mirada envenenada, entrecerrando sus ojos.

— Te odio — se divierte, río de la misma forma despegándome de su cuerpo y escondiendo lo que su toque ha encendido en mí. Salgo del coche con la intención de que el helado aire de diciembre detenga la calidez que ha tocado tantos puntos de mi cuerpo. No tengo duda de que mis labios estarán del mismo tono que mi novio tenía y, cuando los nervios hacen su aparición, me arrepiento de haberle besado a minutos antes de conocer a sus padres. A mis suegros.

Esa palabra suena bastante extraña relacionándola conmigo.

Me giro sobre mis talones y sonrío como una niña pequeña cuando me percato de que Thiago aún no ha salido y permanece con la cabeza pegada al cabecero de su sillón. Su pecho sube y baja en una tensa respiración que detengo al tocar varias veces en el cristal de el coche. Sus ojos se abren como dos enormes platos y su mandíbula se endurece al darse cuenta de mi presencia en el exterior.

— ¿Vas a salir hoy o tengo que llamar a emergencias?

Río como condenada cuando se atreve a sacarme su dedo medio. Me giro de nuevo esperando a escuchar el sonido de la puerta siendo cerrada y el pitido del vehículo al sellarlo con llave. Emprendo mi camino suponiendo que el restaurante al que vamos es el que está justo enfrente de nosotros, con las asombrosas luces del interior creando una sensación de acogimiento agradable.

Es menos apetecible entrar conforme Thiago planta sus manos en mi cadera, me acerca a él y deja un beso en el punto débil de mi cuello. Sofoco un gemido como me es posible y mis ojos se cierran como si fuera un control en un mando remoto que solo el chico detrás de mí puede controlar. Escala una serie de besos hasta llegar al lóbulo de mi oreja y la deja libre para que su aliento choque con ella.

— A este juego podemos jugar los dos, amor — murmura, me desequilibro y trato de incorporarme de nuevo cuando mi novio se aleja de mí a pasos agigantados. Inspiro todo el aire que puedo probando a distraerme describiendo el hermoso restaurante en el que Thiago será libre de no morir. En cuanto salgamos soy capaz de hacer cualquier cosa para que esto no se quede así.

Con el frío entumeciendo mis piernas se hace difícil caminar, aprieto los brazos a mi cuerpo y los froto con mis manos. El calor con el que Thiago me ha dejado se termina en menos de unos pocos segundos pero Thiago llega primero hasta la puerta del establecimiento y, que abra la puerta, provoca que mis pies caminen más rápido hasta el portador de tan agradecida calidez.

Llegar es como entrar en un infierno, el frío deja mi delicada piel y lo remplaza por una oleada de calor con el que tengo que interrumpir el gemido de placer que desea escapar de mi boca. Es un lugar demasiado refinado como para que una chica de un barrio mil veces más bajo que este haga algo tan indebido como disfrutar del fuego del interior del lujoso restaurante.

¿Qué problema tiene todo el mundo con hacer de una simple cena, una gala de alta calidad?

— ¿Tienen alguna mesa reservada? — No me paro a voltearme para responder a la mujer que nos pregunta pues la enorme lámpara de araña capta toda mi atención. Por no hablar de los elegantes vestidos que todas las personas que están sentadas en esas espectaculares sillas poseen. Me imagino que Thiago contesta a la recepcionista por mí porque, cuando me quiero dar cuenta, mi novio se acerca a mi encuentro y me sostiene de la cintura. Presuponía que caería en cualquier momento, esto es demasiado dinero como para no tocar el suelo con el trasero.

— ¿Cómo no me has dicho que vendríamos a un sitio de estos? — Pregunto, el simple vestido que Thiago me ha aconsejado que me pusiera llevaba en el armario bastantes años y, de no ser por él, un pantalón y un jersey habría sido mi primera elección. Tengo ganas de llorar cuando, a la distancia, distingo una cabellera morena seguida de otra más y una más pequeña en comparación. Thiago sigue con su tranquilizante masaje en mi cadera que más que calmarme me provoca nervios.

— ¿Habrías venido de habértelo dicho? — Cuestiona mirándome a los ojos con una ceja alzada. Suelto un bufido dejando de contemplar ese electrizante color azul en sus ojos, la luz de la maldita lámpara hace que se vean más intensos que de costumbre.

— Lo habría hecho — asiento, su mirada confirma que no se cree lo que digo. Es cierto que odio este tipo de cosas, más aún la tensa presentación que va a haber entre los padres de mi novio y yo. El típico saludo en el que querré causar buena impresión y ellos juzgarán hasta la mínima cosa que diga y que tenga. No quiero ser de nuevo el blanco de todas las miradas —. Pero me habría vestido más presentable y habría ensayado con Cassandra todo lo que podía salir de esta cena — aseguro.

Thiago ríe y lo único que provoca son las miradas de su familia sobre nosotros. Tras todo ese manto de nerviosismo que me inunda alcanzo a contemplar y agradecer la sonrisa sincera y emocionada de Skylar quien, a pesar de no habernos creído en un principio, se muestra contenta de vernos, o eso parece. Aún sigo agradeciendo que me dijera donde estaba Thiago aquella noche y que esa advertencia acerca de su hermano permaneciera en mi mente hasta ahora, y día tras día la recuerdo de nuevo.

— Lo harás perfecto, amor — endulza —. Solo son mis padres — repite.

— Prométeme que no me dejarás si meto la pata — ordeno, vuelve a reír a pesar de que a mí todo esto me causa una sensación de terror horrible. ¿Cómo es que él no se puso de la misma forma que yo cuando conoció a mi madre? ¡Por el amor de Dios! Mi madre nos pilló en una situación de lo más incómoda y Thiago se la cameló en menos de lo que yo tardé en hacer un chocolate caliente para los tres. El chocolate que mi madre al final no hizo por estar hablando con el increíble de mi novio.

— Lo prometo — susurra, ahora sí que me dirijo hacia él y sus labios impactan en un casto beso sobre los míos que, con mucha grandeza, logran calmar algunos de los muchos nervios que me controlan. Sonrío volviendo a caminar y trago saliva fuerte, con la sonrisa desapareciendo, cuando mis suegros —muy a mi pesar— se levantan de sus sillas y me dedican una sonrisa con la que es imposible no devolver el gesto.

— Feliz Navidad, chicos — sonríe, supongo que es su madre. Su mirada está clavada en mí, en mi forma de acercarme a ella a comenzar a repartir besos y saludar a todos y, debo decir por más espectáculo que haya montado, mis suegros no parecen tan espantosos como me imaginé en un principio. Permanecen con una sonrisa en sus rostros y dedicando halagos a mi vestido, el que tan poco me gustaba para una cena de este grado.

Dedico una mirada a Thiago tras habernos sentado en la mesa, sus ojos también buscan los míos y debo retener las enormes ganas de plantar un beso en sus labios y desearle Feliz Navidad del mismo modo que he hecho con todos los demás. Thiago alza su mano agarrando la mía en el camino y deja un beso sobre el dorso de esta, sonrío de lo más enternecida volviendo mi vista a mis suegros y, rezando todavía, por que les caiga bien.

Esta cena es muy diferente a lo que acostumbro y, por más que me queje, amo poder estar integrada en una especie de familia que no se odia, ni se abandona para después reencontrarse, ni un de sus integrantes muere. Es diferente de un modo tan especial que quitar la sonrisa de mi rostro es imposible.

¡CAPÍTULO SORPRESA!

Apuesto a que ningunx de ustedes se lo esperaba ;) 

El motivo era que quería desearles una Feliz Navidad esperando que les hayan traído todo lo que hubiera pasado por sus cabecitas. Yo estoy más que satisfecha con mis regalos :D

Y, para información de los que les interese NSLTC, tengo unas dos sorpresas que les diré a horas de Año Nuevo.

Besos y felices fiestas de parte de la nueva DimeyCLG

Besos y XOXO

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro