Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

"Al Doll's."

Soundtrack ~ Swish Swish ~ Katy Perry ft. Nicki Minaj

"No les cortes las alas a tus sueños, porque estos son los que le dan libertad a tu alma."

Capítulo 37: "Al Doll's."

— ¿Por qué tiene que venir ella en nuestro coche? — Décimo séptima vez que Dylan suelta la misma pregunta por su boca.

Tenso mi mandíbula sintiendo una vena palpitar sin poder detenerlo, evito girarme y gritarle cuatro cosas para que deje de hablar. Mis dedos aprietan el volante con fuerza, mis nudillos se vuelven completamente blancos.

Una mano suave y delicada se posa sobre la mía, mi cabeza se gira para encontrarse con ese par de ojos azulados e intensos que me cortan la respiración, le dedica un pequeño apretón a mi mano tensa. Dirijo de nuevo mi vista al espejo retrovisor para ver como Dylan hace una mueca de repugnancia.

Tuerzo una sonrisa deteniendo las ganas de echarle todo su enamoramiento, con mi hermana, en cara. Lo único que yo he hecho ha sido traer a Liz en mi coche, lo menos que él debía hacer era ponerse en el asiento trasero. Parece que no ha sido buena idea, al fin y al cabo.

— En realidad, es mi coche no el nuestro — su boca se abre dramatizando estar herido.

Lleva una mano a su pecho fingiendo de la forma más absurda que puede haber. La pequeña risa de Elizabeth es música para mis oídos mientras en lo único que puedo pensar es en la noche que pasamos.

Nadie debería pensar mal pues todo lo que hicimos fue compartir mimos y caricias mientras la película que emitía la televisión llenaba nuestros oídos. La realidad es una totalmente diferente, ni siquiera nos dimos cuenta que la película terminó hasta que llegaron los créditos finales. Aún así. nunca podría haber sido más feliz al saber que ella estaba conmigo y no en una estúpida carrera.

Jamás pensé que alguien podría llegar a gustarme de esa manera, menos alguien con una personalidad tan extraña como la que tiene ella. Cree que está tan rota que en realidad no se da cuenta de que es hermosa tal y como es. Nada consigue causar más rabia en mi interior como lo hace eso que piensa.

— Ahí tienes un sitio — Liz señala un lugar a nuestro lado, vacío.

Sonrío agradeciéndole y me dirijo hasta él. Realizo unas maniobras con el coche entrando por completo en el estacionamiento, el sonido de los murmullos a nuestro alrededor se escucha fuerte mientras consigo bajar del coche.

Dylan sale de él con la cabeza gacha maldiciendo en un tono lo suficiente alto para poder llegar a escucharlo. Sonrío negando con mi cabeza ante lo infantil que suena, una voz detrás de mí desordena mis pensamientos enviándolos al fondo de un armario.

— ¿De verdad se ha enfadado? — Suelto una risa sin poder evitar ver lo sorprendida que se ve.

Agarro su mano entrelazando nuestros dedos mientras volvemos a dirigirnos hasta el estúpido chico que nos ha dejado colgados en cuanto he llevado a Liz a mi coche. Nuestros pasos son ligeros mientras la risa que emitimos inunda el lugar.

Es algo completamente ridículo que se enfade por ello cuando él está saliendo con mi hermana y yo no le he echado nada en cara. Por el amor de Dios, ya son novios, una pareja formal y con etiqueta y no le he propinado un golpe a él en ningún momento. Ni siquiera por irrumpir la inocencia de mi hermana pequeña. Debería alegrarse si quiera de que no le mando a coger su coche propio para ir al instituto.

— Es Dylan — respondo mientras nos detenemos para mirarnos, sus ojos brillan al igual que puedo ver en los míos reflejados en su mirada.

Dejo un beso en su sien sintiendo el dulce olor a fresas que se extiende por su cabello. Más de mil veces me he preguntado como es que ella podía lograr tener ese aroma a cada segundo del día sin que éste se dispara.

— ¿Thiago? — una voz familiar suena a mis espaldas.

Separo mis labios de su rostro girándome para ver como una chica de increíble cuerpo se acerca hasta mí. Sus ojos azules como el mar chocan con los míos, una sonrisa nerviosa aparece en mi rostro. Liz observa con el ceño fruncido a la persona que me habla.

— Hola, Skylar — la sonrisa que mi hermana posee no tiene límites.

Dylan se aproxima hasta ella con una sonrisa de bobo en su rostro, deposita un beso en la mejilla de mi hermana simulando que yo no esté ahí. Permanece unos segundos en la misma posición, la sonrisa que me dedica después me deja ver el porqué.

— ¿Has visto a su novia, Cielo? — Agarra su mano dándole un apretón, ruedo mis ojos ante la mención del nombre de mi hermana en un horrible acento español.

Skylar no se detiene a recapacitar lo que Dylan ha dicho, me mira a mí intentando confirmar lo que le dice. Su rostro es un poema en el momento en el que asiento con mi cabeza con una pequeña sonrisa formándose en mi rostro.

Sus labios se curvan, sus pómulos se realzan dejando que unas pequeña arrugas aparezcan bajo sus ojos ante la acción que realiza. Puedo sentir como Liz está tensa a mi lado, su mano sujeta la mía con fuerza. Le dedico un pequeño apretón dándole ánimos injustificados, sus ojos chocan con los míos sin conseguir entender lo que sucede.

Skylar se acerca a la peliazul arrastrando de su novio quien no la deja separarse de él. Parece una maldita lapa al estar pegado al cien por cien, ruedo mis ojos sabiendo que mi reacción envenenada hacia ellos alimenta la diversión de Dylan.

— Soy Skylar — extiende una mano en dirección a mi novia.

Elizabeth la contempla mientras le devuelve el saludo, sus ojos analizan cada parte del rostro de mi hermana. Sonrío sabiendo que ya está intentando adivinar mi relación con ella, jamás podría saberlo por mucho que quisiera.

— Elizabeth — su sonrisa de boca cerrada me causan ganas de reír.

Ella lo nota, su fuerte apretón intencionado provoca cosquillas en mis dedos. Sus dientes demasiado notorios mientras la sonrisa en sus labios se expande. La pareja delante de nosotros nos mira sin entender, eso causa aún una risa más intensa en mi interior.

— Hemos quedado para tomar algo esta tarde — la mirada envenenada que le dirige Dylan solo consigue hacerme reír. Apuesto lo que sea a que algo quería hacer en esa cita —. ¿Por qué no venís? — Sus ojos chocan con los míos, el parecido entre nosotros es increíble.

Rompo el contacto visual con mi hermana, contemplo a Liz buscando su aprobación. Una sonrisa consigue desarmarme por completo mientras se encoge de hombros dándome la confirmación que necesito.

— ¿Dónde vamos a ir? — la pregunta sale de los labios de Liz, sonrío al ver que participa en lo que hablamos.

— Al Doll's, a las seis debéis estar ahí — refunfuña Dylan dándole golpecitos con la punta de los zapatos a las pequeñas piedras que llenan el suelo.

Coge la mano de Skylar separándola por completo de nuestro momento, las maldiciones que él lanza consiguen hacer reír a todos a nuestro alrededor. Miramos como desparecen, Sky nos dirige una mirada de disculpa mientras desaparece, con una rapidez inhumana, de nuestro campo de visión.

Siento los ojos de Liz en mi nuca, me preparo para las preguntas que va a soltar pues aún no sabe absolutamente nada de mi hermana. Estoy segura de que ya está intentando atar cabos para lograr averiguar algo.

— ¿Quién es ella? — La primera pregunta suena suave y demasiado rara para que ella lo diga de esa forma tan pacífica.

La acerco a mi cuerpo agarrando su cintura, su mirada molesta recordándome que no le agradan demasiado las muestras de cariño ante tanta gente. Aún así, se olvida de ello para posar sus brazos en mi pecho, sus ojos captando mi mirada.

— Es la novia de mi amigo — contesto mostrando una inocente sonrisa.

— Ella es algo más que eso — debería haber supuesto que no iba a ser tan fácil escapar de ella, es demasiado lista para eso.

Acerco mis labios a los suyos, un pequeño beso en el que consigo sentir más de lo que he sentido en toda mi vida. Una sonrisa de su parte interrumpe nuestro corto beso en el que casi ni nos tocamos. Gruño separándome por completo de ella aunque mis labios quieran quedarse pegados a los suyos por tiempo indefinido.

— Eres mala — consigo pronunciar cuando abro mis ojos.

— Tú eres el malo — su mirada impacta en la mía, las esquinas de sus ojos arrugándose al sonreír —. Deberías saber que unos besos no me van a hacer olvidarme de todo lo de Skylar — su confesión ya conocida para mí no permite que mis labios curvados en una sonrisa decaigan ni un milímetro.

— ¿Y qué es lo de Skylar? — Alza una de sus cejas sin poder creer lo que suelto por mi boca —. Te he dicho que es solo la novia de mi amigo — repito de nuevo, sus ojos ruedan con diversión.

— Sé que ella es más que eso — susurra como si quisiera que solo nosotros dos lo sepamos —. No estoy diciendo que haya sido tu revolcón de una noche ni nada por el estilo, solo digo que tenéis cierta familiaridad.

Abro mis ojos, sorprendido, mi boca igual de abierta mientras pellizco la cintura de Elizabeth sin piedad. Da un salto sin poder separase de mis brazos, la aprisiono contra mi cuerpo sintiéndome incapaz de alejarla.

— ¿Por quién me has tomado? — Mi dramatismo absurdo, su sonrisa a cambio —. No voy tirándome a cada chica que pasa por la calle, Elizabeth. Sé controlarme — bufa divertida mientras me observa, sus ojos transmiten más cariño del que debería merecer.

— Ya, claro — se mofa, su aroma dulce inunda mis fosas nasales, deleitándome —. Por eso cada chica que pasa te guiña un ojo como si no estuviera ahí — mira a un punto fijo detrás de mí, su ceño frunciéndose y mi sonrisa expandiéndose.

— ¿Estás celosa? — Vuelve a mirarme, sus manos escalan hasta llegar a mi nuca.

— No tengo razones para estarlo — alzo una ceja esperando a que siga, sus manos, trazando círculos sin control, logran poner mi piel de gallina —. No te has acercado a ninguna chica del modo que lo hacías antes, ni siquiera con Skylar lo has hecho, es una tontería enfadarse por algo que se sabe a distancia que no va a suceder.

Es increíble la confianza que deposita en nosotros, decir que no me gusta lo que ha dicho sería mentir pues ahora mis labios pican necesitando sentir los suyos. Las caricias en mi nuca solo logran que la requiera aún más.

Y, lo hago. mis labios tocan los suyos mientras intenta seguir el ritmo del beso exigente que quiero realizar. Me besa al mismo compás sin dejar de trazar figuras inimaginables en mi cabello. El aroma dulce que desprende junto a su piel tersa causa que mi piel lo note, la piel de gallina empezando a presentarse como si fuera un virus.

— Deberías dejar de ser tan adorable — sus ojos siguen cerrados cuando rompemos el beso, mi mirada analizando cada parte de su rostro como si en algún momento se fuera a ir de mi lado. Deposito un pequeño y corto beso en la punta de su nariz.

Quiero memorizar cada acción que realiza, cada mueca que forma, cada sonrisa que se expande por su rostro. Quiero saber cual es su acción en cada momento antes de que, por alguna extraña y dolorosa razón, ella se separe de mí.

— Es un don — contesta, no puedo evitar seguir el rastro de su sonrisa.

— Deja de ser tan arrogante — respondo divertido ante sus palabras.

Sus ojos me contemplan con la diversión inundando cada partícula de su mirada, su sonrisa ladeada al igual que la leve inclinación hacia la derecha que su cabeza realiza. Los mechones de cabello azul, empezando a tornarse rubio, invadiendo una pequeña parte de su rostro.

Retiro con mi mano el mechón peliazul que cubre su ojo derecho. Siento, al pasar mi mano por su oreja para después descenderla a través de su cuello, como su respiración deja de ser tan rápida para convertirse en un tira y afloja para dividir la tranquilidad del nerviosismo que provoca mi tacto. Sonrío al saber que ella causa lo mismo en mí.

— Dejaré de serlo cuando a ti te deje de gustar el chocolate caliente — mis ojos se entrecierran cuando suelta esas palabras.

— Tendré que soportar tu arrogancia, entonces — suelto un suspiro fingiendo que su compañía es lo peor que puedo tener.

Recibo un pellizco, siento que mi nuca ya es inmune a sus acciones pues ya no siento el mismo dolor de antes. Sonrío al saber que eso ya no causa nada en mí, al menos no lo suficiente como para llegar a lastimarme.

— Amas mi presencia — se alude a si misma, tuerzo una sonrisa, mis dientes capturan el labio inferior de mi rostro.

— No te equivoques — su ceja se alza esperando mi respuesta —. Solo te quiero por tu chocolate caliente — confieso, sus ojos se abren sorprendidos, una pizca de emoción invadiendo sus ojos.

— ¿Me quieres? — río sin poder evitarlo, su ceño fruncido recordándome que esa no es la mejor forma de responder.

— ¿Pensabas que no lo hacía? — su mirada decae mientras balbucea sin decir nada en realidad. Alzo su rostro de nuevo, me contempla con una pequeña sonrisa queriendo ser algo más —. Te quiero, preciosa — sus ojos brillan al mirarme.

Deja un beso en mi mejilla, gruño ansiando algo mucho más grande que eso. Me contempla divertida, mi gruñido se pierde en su mirada tierna. La multitud que se adentra al instituto para empezar sus clases es invisible ante mis ojos, un borrón que ni siquiera quiero detenerme a mirar.

— Yo también te quiero, adicto al chocolate — río apretando la cintura de Liz a mi cuerpo sintiendo una lavadora centrifugando en mi estómago ante su cercanía. Está chica me va a volver loco si no lo ha hecho ya.

(***)

¡Nuevo capítulo!

No tengo mucho que decir, simplemente espero que le guste. Mañana habrá otro.

#PequeñosMaratoncitosDelVerano

XOXO

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro