Durante todo el camino fue como siempre, nadie hablaba.

Cuando llegamos a casa de Jungkook me dí cuenta que no estaban sus padres.

—¿Y tus padres?

—Están trabajando, ¿Por qué? ¿Te da miedo quedarte a solas conmigo? —dijo con una expresión divertida.

Yo fruncí el ceño levemente y negué con la cabeza.

—Solo tenía curiosidad. —susurré.

—¿Comenzamos o que? —preguntó

—Si...Pero... —lo miré y el simplemente hizo una mueca de disgusto al saber a que me refería.

—Estoy bien, no eres quien para preocuparte.

No sé porqué pero cuando dijo eso sentí en mi pecho una presión. No sabría como describir ese sentimiento. Pero sabía que tenía razón el y yo simplemente somos conocidos y nada más.

—Igualmente me molesta ver tu cara y más cuando está llena de sangre—dije en un tono serio mientras me dirigía al baño a coger alcohol y un algodón para desinfectar y curar la herida.

Hice que Jungkook se sentara en su cama y yo me arrodillé frente a él mientras empezaba a limpiar los restos de sangre que había en su cara.

Él solo emitió algunos quejidos de dolor cuando toqué sus heridas con el algodón.

—Ya está— dije con una sonrisa al ver que ya no se veía tan mal como antes.

Jungkook sin decir nada se levantó y se quitó su camiseta, lo que provocó un leve sonrojo en mis mejillas y que tapara mis ojos con mis manos al instante.

Escuché como soltaba un risita burlona.

—¿Q-que? ¿Po-por qué te has quitado la camiseta?

—Ya que has comenzado a curarme al menos podrías terminar, ¿no crees?...—no emití ninguna respuesta—Oh vamos, los dos somos chicos no vas a ver algo que no tienes—dijo divertido.

—Ya lo sé, idiota.

Quité mis manos de mis ojos y con el algodón me acerqué a él sin decir nada más y lo empujé hacia atrás haciendo que cayera sentado sobre la cama. Me volví a arrodillar frente a él para comenzar a curarle.

Tenía que admitir que Jungkook tenía un cuerpo que daba mucho de envidiar. Comparado conmigo su cuerpo era más tonificado. Se nota que el pasaba el día en el gym mientras yo estoy en casa leyendo algún libro.

—¿Como te has hecho esto? —pregunté con curiosidad.

—No te incumbe.

Cuando escuché eso apreté el algodón con alcohol fuerte contra una de sus heridas.

—¡Auch! Oye, ten más cuidado —me recriminó.

—No seas tan quejica, además ya terminé—dije levantándome del suelo.

—Gracias.

—No hay de que pero mejor si comenzamos con el trabajo quiero terminarlo hoy.

—Oh, si claro

El se puso la camiseta y encendió su ordenador para buscar información.

Hubiese querido que no se la volviera a poner.

¿Yo he pensado eso?

(...)

—¡Jungkook! —dije frustrado.

—¡¿Qué?! —dijo el de la misma manera.

—Te dije que no pusieras eso ahí.

—Que más da ponerlo más abajo que más arriba —dijo sin importancia

—Porque si no ponemos eso más arriba no nos va a caber las demás fotos, ¿entiendes? —dije obvio.

—Si, si, si, ya lo pongo más arriba no te alteres—dijo mientras rodaba los ojos.—exagerado—susurró.

—¿Qué has dicho? —dije mirándolo de forma amenazante.

—Nada...—musitó y volvió a lo suyo.

(...)

—¡Al fin! —dije contento al ver nuestro trabajo terminado.

No me podría creer que había pasado una tarde entera con Jungkook y hablando. Tae tenía razón a lo mejor esto sirvió para hacerme más cercano a él.

Jungkook iba a decir algo pero se vio interrumpido por el sonido de la puerta abriéndose.

—Oh chicos aquí estan—dijo él padre de Jungkook con una sonrisa que parecía algo falsa.

No sé porqué, pero siento que su padre me quiere matar con la mirada o eso parece.

—Si, papá, estábamos haciendo un trabajo pero ya terminamos así que Park ya te puedes ir.

—Oh claro—dije sin hacer caso al cambio de actitud que tomó Jungkook, ya que antes se veía más feliz y divertido y ahora está más serio y sin expresión. —Ya me voy.

Salí de la habitación y sin decir nada más me fuí de su casa.

Y pensar que al menos llegaría a ser su amigo...