Al salir del examen de griego (se me ha dado genial) me encuentro con una persona...mi ex.
- ¡Lorena!- Me llama.
Me quedo callada, no quiero hablar con el tío que me hizo no creer en el amor, he tenido muchos royos de una noche y a la mañana siguiente si te he visto no me acuerdo, pero algo serio...por favor, no.
Me coge del brazo y me hace girar-. Mi amor yo...-. Le interrumpo.
- ¿Cómo? No me digas amor, no me llames como llamas a todas.
- Lo siento, yo no la quise pero me envolvió de una manera que no pude resistir.
- Claro que la querías para decirle "Te quiero amor" "Sí, voy a dejar a mi novia y así podré ser todo para ti"-. Digo haciendo una mala imitación de su voz.
- Lo siento, fue un error.
- Mira, dejame en paz ¿vale?
Me coge del brazo y le hace girar para él, esta vez, con más fuerza que antes.
- Dejame, me haces daño.
- Te vas a arrepentir de haberme dejado.
- Te vas a arrepentir de haber venido.
Esa voz...¿Michael? Sí, era él.
-¿Quieres pelea?- Dice poniendo los muños como en boxeo.
- No me gusta pelear con niñatos como tú.
- Tienes miedo, ¿verdad?
- Sí, mucho-. Dice con sarcasmo.
Michael me desengancha del fuerte agarre de Ruben, me rodea con sus brazos y me susurra un "Todo va a ir bien"...escucharlo, lo he escuchado mucho, pero que se haga verdad...no mucho la verdad.
Desde el momento que supe que mi ex me había engañado con otra...yo...yo me sentí utilizada y esa sensación era de lo peor.
- ¿Por ese capullo ya no crees en el amor?- Me pregunta sacándome de mis pensamientos.
- Ocho meses atrás ese capullo me importaba.
- Y...¿ahora?
- Me dejó por una rubia oxidada de tetas operadas, claro que no-. Le digo molesta.
- Lo siento si te he ofendido.
- Pues no lo sientas porque estoy arta de que me confundas besándome y luego que te vayas, si esto es un juego, no juegues más porque este juego, este juego no divierte.
- Hace un par de meses puede que fuera un juego, pero, Lorena, me importas.
- ¡Yo sólo le importo a mi hermano!- Le grito furiosa.
Cuando me quiero dar cuenta estaba su cuerpo muy junto del mío, estoy retenida, no veo ninguna escapatoria.
Miré sus labios, esos labios tan apetecibles, los quiero probar una vez más, de pronto, me pongo muy nerviosa y me dice:
- No le importas tanto como piensas o te hace pensar.
¿Qué? ¿Qué ha querido decir con eso?
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