Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 3

°VISIONES DE UN BRILLANTE AMOR°

— ¿Cuándo vas a volver? – pregunta el menor de los chicos que se encuentran en medio de la pequeña llamada telefónica que comenzó hace más de una hora.

— No lo sé, quizá en un par de días. – contesta su novio. – Tom quiere que vayamos a todos los malditos museos de la ciudad.

El de cabello negro ríe ante la declaración, era obvio que su cuñado iba a arrastrar a su hermano por todos los sitios culturales, cosa que al castaño no le hacía mucha gracia.

— No te rías, no es gracioso cuando se pone de nerd. – se quejó Oliver, por más que amara pasar tiempo con su hermano menor a veces podía ser tedioso escucharlo hablar por horas de la guerra entre países en dónde él ni siquiera ha estado.

Oye! Yo no me quejo cuando te la pasas hablando de Andy" fueron las palabras gritadas que se pudieron escuchar por el auricular, la inconfundible voz de Tom hizo que Andy soltara otra risita, imaginando a Oliver hablar de él con un tono de voz dulce.

— ¡Largo de aquí, pequeño entrometido! – dijo el castaño, para después dejar que se escuchara por la línea un golpe seco seguido de un "¡auch!"

Oye, deja de lanzarle almohadas a Tom. Él es quién me mantiene al tanto de lo que haces cuando yo estoy lejos.

— Así que el pequeño Andy es todo un pequeño acosador. – molesto Oliver, cayendo en el recuerdo de cuando recién se estaban conociendo.

— No es acoso, es una pequeña investigación sobre lo que hace mi novio... Tómalo como precaución.

Después de la risa de Oliver la línea quedo en silencio por algunos segundos, eran las vacaciones de fin de año para ambos, Andy acababa de terminar su segundo año y para su mala suerte tendrían que estar un tiempo más distanciados de lo normal pues Oliver entraba a su primer año de carrera en la universidad.

La sola idea de permanecer si quiera un poco alejados no le agradaba a ninguno de los chicos, ¿a quién mierda le va a estar gustando estar lejos del amor de su vida? Con problemas y soportaban estar en salones distintos, aprovechando cada cambio de clases y cada descanso que tuviesen para volver a verse, como si fuera la primera vez.

Pero así tendría que ser, al menos hasta que Andy terminara su último año de preparatoria y pudiera entrar a la universidad, estar en la misma escuela, estar cerca el uno del otro.

Te extraño. – Y era cierto, el muchacho de ojos azules en verdad lo extrañaba, con cada fibra de su ser. – Espero una compensación en tu regreso.

Oh por supuesto que lo tendrás, cariño. No tienes ni idea de las cosas que pienso hacer con tu...

OLIVER!" – gritaron los cuñados al unísono, evitando que el castaño terminara lo que iba a decir. Consiguiendo una risa del mayor.

Habían tenido que pasar por muchas cosas y a pesar de todo lo lograron, Andy había terminado la prepa y Oliver había salido vivo de su primer año de universidad. A la semana consiguieron lo que ahora era su pequeño departamento y con eso se dieron cuenta de que podrían superar cualquier obstáculo.

Era una mañana complicada para el castaño, era sábado, era tarde y tenía resaca.
Se encontraba en su departamento cubierto por cobijas hasta la cabeza. Había sido una gran fiesta la de anoche en casa de su mejor amigo Matt Nicholls.

Le dolía la cabeza como el infierno y el grito que le dio la señora Eleonor a su hijo Mark para que fuera a un mandando, le taladro el cerebro.

Debía encontrar otra forma de festejar el haber pasado sus primeras evaluaciones, tal vez debería de festejar hasta que termine el semestre.

Era una mierda la resequedad en su garganta y sus ganas de levantarse para ir a orinar. Retiro de su cuerpo las cobijas que lo cubrían, pero no se levantó de la cama, le dolía la maldita alma. Lentamente se fue sentando al borde del colchón, mentalizándose que hoy no podía morir.

Se paró totalmente y se encamino al baño de la habitación, no se molestó en cerrar la puerta, no tenía importancia sí de todas maneras no había nadie en su hogar más que él mismo. Había estado pensando constantemente en su novio y lo mucho que lo extrañaba. Era extraño, pero había ocasiones en donde al caminar por los pasillos del campus podía oír su voz o incluso verlo.

Pero en una universidad siempre hay muchas personas, algunas muy similares a otras.

Se había convencido así mismo que el único remedio para su tristeza, era recordar que cada día que pasaba, era una día más a su calendario de seis meses de tortura. Ya habían pasado dos meses, podría soportar otros cuatro.

Salió de su baño, pasando de lleno el ropero y la cama. Hoy era sábado, día de pasearse en ropa interior mientras Andy no estaba. ¿Quién se podía negar a un día sin pantalones puestos?

Los sonidos a su alrededor eran un volumen más alto de lo normal, he incluso podía escuchar y hasta oler el desayuno que seguramente estaba preparando alguna de sus vecinas cerca. El castaño tenía hambre y asombro por su súper poder de ser capaz de casi degustar con todos los sentidos el delicioso aroma del café matutino.

Una sorpresa enorme se llevó al ver a cierto castaño menear las caderas de un lado a otro mientras cantaba con el cucharon en su mano, se veía radiante, feliz, como sí hubiera pasado la mejor noche de su vida.

Franceschi llevaba una camisa rota, muy conocida y peculiar para el propio gusto de Oliver, él conocía esa prenda, claro, la había retirado de la figura más hermosa del mundo un millar de veces, era una de las camisetas favoritas de Andy. Y Josh la tenía sobre él cubriéndole el trasero y parte de los muslos.

Un malestar se instaló en su estómago, haciendo que Sykes quiera regresar al baño a vaciar su estómago.

— Buenos días, Oli. – hablo gustoso el menor, casi regodeándose en sí mismo. – Espero que no te haya molestado. Pero nos hice el desayuno, debes estar cansado.

Se inspecciono unos segundos y luego al otro dándose cuenta de todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Recordando todos los sucesos de la noche anterior.

Estaba seguro de que había cometido un error y no dudaría en arreglarlo de una vez por todas. Sólo tenía una pregunta que no podía sacar de su cabeza.

¿Por qué Josh Franceschi, uno de los chicos más populares y conocidos por toda la universidad, se estaba aferrando a querer estar con alguien como él?

Él era un desastre, un chico problema, en ocasiones un cabrón de mierda y en definitiva, alguien más que tomado por otro hombre.

El hombre de sus sueños.

Él amaba a Andy y de eso no había ninguna duda. Y le dolía tener que decirlo, pero Josh ya estaba enterrado en su obscuro pasado.

— Josh. – por un instante la voz de Sykes tuvo en tono elevado, erizando los cabellos en la nuca de Franceschi, su ceño fruncido y su voz profunda daban indicios de molestia.

— ¿Si? – el tono incesante y nervioso en Josh delataban lo asustado que estaba. Oliver nunca fue un pan de Dios en ningún sentido y eso no era secreto para nadie.

Sí por algo era conocido, era por ser el chico con el mejor derechazo en la prepa, sus tantas peleas en su primer año de escuela lo respaldaban.

— ¿Puedes decirme que haces con la camiseta de mi novio? – sus ojos perfilaban molestia y algo de culpabilidad.

Debió haber alejado a Josh desde un principio.

Había sido lindo que el menor tratara de ayudar incondicionalmente a Sykes. Oliver no podía negar que le agradaba su compañía y lo mucho que había extrañado a su amigo. No por nada habían compartido en el pasado momentos íntimos, Josh era la mezcla perfecta entre lo inteligente y lo atractivo, pero antes sus ojos ya tenía a alguien... alguien aún más perfecto.

Oliver Sykes no sólo tenía mala fama, también cargaba con la envidia de mujeres y hombres al ser el único que ha poseído el cuerpo de Andy Biersack y eso era algo que llenaba de rabia el corazón de Franceschi.

Él había tenido en primera instancia el cuerpo de Oliver, él lo había besado primero y él había sido el que dormía en su cama durante el primer año de preparatoria, hasta que cierto niñato de piel clara apareció en los pasillos de la escuela entre todos los novatos de primer año y se robó el corazón de Sykes, el chico problema.

En los primeros días de estar juntos, más de una persona se había dado cuenta del gran cambio en el castaño. Al principio parecía ser un asunto de una noche, pero al pasar de los días todos los pasillos se estaban llenando del mismo chisme: Oliver Sykes estaba enamorado.

Y eso, al parecer no había cambiado en lo absoluto.

― Voy a tener que pedirte que abandones mi hogar y...

― ¿Por qué mierda me haces esto si apenas ayer...?

La risa seca del mayor retumbo en todo el lugar, sin gracia y con toda la intención de humillar al de enfrente.

― No me vengas con tu mierda Franceschi, estaba ebrio no inconsciente. Se las pendejadas que hago y con quien. Me conozco, me conoces... Yo no dudaría en marcar lo que es mío. Así que hazme el puto favor de irte de mi casa... Y deja esa camiseta en su lugar, es una de sus favoritas.

Conteniendo las lágrimas dentro de sus ojos y tratando de no verse como un completo imbécil, Josh se quitó inmediatamente la camiseta que tenía puesta, aventándosela con frustración y coraje al rostro de Sykes.

― ¡ÉL NO TE MERECE! ¡CARAJO, YO LLEGUE PRIMERO A TU VIDA, YO FUI EL PRIMERO! – las lágrimas que no quería sacar terminaron saliendo solas, deslizándose por su rostro. – ¡PERO TENIA QUE LLEGAR EL IDIOTA DE ANDREW A JODERME TODO CON SU CARA BONITA! ¿QUÉ MIERDA TIENE ÉL QUE NO TENGA YO? – la desesperación en sus gritos combinado con su miseria misma, hicieron sentir muy mal a Sykes, era cierto que su relación no había terminado del todo bien. Ni siquiera había algo a lo que pudieran llamar relación, con ellos todo se basaba en tener sexo un par de veces y quizá algunos besos en los pasillos de la prepa. Pero todo había cambiado iniciando segundo. Todo había cambiado con la llegada de Andy.

Vio el cuerpo de Josh mientras caía sobre sus rodillas en el azulejo frio y sintió pena. Él también tenía cierta culpa, ellos tendrían que empezar a arreglar las cosas.

― Lo siento, no debí de haberte gritado de esa manera. – El mayor en verdad se arrepentía, Josh no era más que un chico con el corazón esperanzado al pensar que el amor de su vida iba a regresar. – Pero tienes que entender que no te amo. – lentamente se acercó hasta el chico en el piso, levantándolo de manera suave y compasiva. Secando sus lágrimas con los pulgares de sus manos y acercándolo a su cuerpo para envolverlo en un abrazo.

― Te fuiste tan de repente. – sollozo el menor de los castaños.

― Así es el amor, nos llega de repente.

(*****)


― Muy bien chicos, lo hermoso del dramatismo es lo que podemos descubrir de nosotros mismos, nos hace tener personalidades diferentes, hace que tómenos diferentes papeles en la vida, además del de nuestra propia realidad. Y eso chicos... Les ayudara a encontrar quienes son realmente.

Andy no podía estar más que emocionado, era la segunda semana de clases con su nuevo profesor favorito.

― No puedo enseñarles teatro a base de simple y llana teoría, así que hoy comenzaremos con el verdadero espectáculo. Quiero parejas al frente, ya. – ordeno el hombre de cabello castaño.

El chico de ojos azules habías hecho amigos, claro, él no era un antisocial de mierda... Bueno quizá sí lo era, pero no le había importado mucho antes, tenía a Oliver y eso le bastaba y sobraba para estar a gusto, nunca supero el hecho de hablar con gente extraña y a pesar de que su novio le había ayudado a ser un poco más sociable él prefería ser un poco más invisible ante los demás, pero no importo mucho cuando su propio compañero de habitación se acercó rápidamente a él, ofreciéndole su compañía en la clase de teatro del señor Owen, compañía que no rechazo, por más indiscreto que había sido Ash con sus insinuaciones él menos le había dejado en claro que nada iba a pasar entre ellos, cosa que le tatuado pareció entender. Pues en los últimos días habían estado saliendo en un modo únicamente de amistad, al menos así era para los ojos de Andy.

Le gustaba la persona que podía llegar a ser Ash, sin esa facha de chico popular y engreído, le agradaba que lo trataba amablemente e incluso lo protegía – aunque a veces podía llegar a verse posesivo – cosa que le hizo recordar a su novio.

En un principio Oliver había sido un chico muy controlador y a pesar de que su posesividad no se fue del todo, comenzó a aprender en que manera debía tratar al menor. Claro que con el tiempo se había vuelto el hombre más cursi y romántico del mundo, aunque fuera sólo con él.

Por fuera, Oliver Sykes podía parecer el tipo más cretino en el mundo, y eso era porque sólo cierto hombre de cabello negro lo conocía en todas sus facetas. Sólo él, lo sabía el maravilloso hombre que era Oliver.

Les había tocado un guion muy específico, para el disgusto de Andy, uno muy romántico y un maldito clásico en la historia del teatro. Él podía manejar el romanticismo a la perfección, sólo que necesitaba al hombre ideal para hacer eso. Necesitaba al chico que lo hacía sentir glorioso y amado.

Mientras las parejas pasaban al frente a representar los pequeños fragmentos de obras clásicas, Andy trataba de memorizar sus líneas y mentalizar que sólo era un trabajo de escuela, no contaba como engaño, ¿cierto?

― Biersack, Purdy. Al escenario.

<< Sólo es actuación, sólo es actuación. >> son las palabras que se iba repitiendo el pelinegro al ir subiendo las escaleras que daban al gran escenario del inmenso teatro. Sus piernas temblaban y sintió por primera vez que haría el ridículo de su vida.

― Bien. – presiono el profesor, sentado en una de las butacas de la tercera fila.

Ash había comenzado a decir sus líneas, y Andy se había paralizado por completo, pero trato de arreglárselas rápidamente para no hacer algo estúpido. Pero todo se fue a la mierda en cuanto Ash tomo la mano de Andy, continuando con la escena.

― Si con mi mano, por demás indigna profano este santo relicario, he aquí la gentil expiación: Mis labios, como dos ruborosos peregrinos, están prontos, están prontos a suavizar con un tierno beso tan rudo contacto.

En verdad que no quiere seguir, pues sabe a dónde va esto y no le gusta en lo absoluto

― El peregrino ha errado la senda aunque parece devoto. El palmero sólo ha de besar manos de santo.

― Pues oídme serena mientras mis labios rezan, y los vuestros me purifican. – Es entonces cuando Ash se inclina para poner sus labios sobre los de Andy, sintiendo la textura suave y delicado que tiene el chico, no es un beso profundo, es más como un leve contacto.

― ¿Eso es un beso, chicos? – pregunta su profesor. – no veo ni un poco de amor en este acto. – él no espera una respuesta con palabras y eso Andy lo sabe, así que toma todo el coraje que puede juntar y continua con sus líneas.

― En mis labios queda la marca de vuestro pecado.

― ¿Del pecado de mis labios? Ellos se arrepentirán con otro beso. – esta vez, Ash no repara en pequeñeces, tomando por el cuello a Andy acercándolo de manera brutal, casi violenta contra sus labios, obteniendo un jadeo de Andy que no desaprovecha en lo absoluto.

<< Sólo es actuación, sólo es actuación. >> Se sigue repitiéndose el pequeño Andy, tomando el impulso necesario para responder el acalorado beso.

Había terminado la clase del señor Owen.

Había tomado otras dos clases más.

Había ido a comer a la cafetería.

Había paseado por las calles cercanas a la residencia estudiantil.

Carajo.

Había hecho mucho tiempo fuera sólo porque no quería volver temprano a su habitación.

Pero no podría evitarlo más tiempo.

Tendría que afrontar todas las ideas que estaban en su mente.

Abrió la puerta lentamente, esperando que Purdy no se encontrara cerca, para su mala suerte, su compañero estaba sentado en la orilla de su cama.

Las mejillas de Andy se habían sonrojado a sobre manera y antes de poderlo evitar cruzo la habitación en tres pasos, llegando frente al mayor, tomándolo del cuello para besarlo frenéticamente. Unos segundos después, Ashley había tomado la cintura de Andy entre sus manos y sin mucho esfuerzo, lo jalo hacia él, sentándolo en sus piernas para tener una mayor cercanía.

Sus lenguas conectaban con vigor y necesidad. Con violencia y rudeza.

En años pasados esto hubiera asustado al chico de ojos azules, antes de conocer a Oliver y probar lo que enserio era alguien posesivo y rudo. Ahora sin embargo lo hacían recordad el error que estaba cometiendo, el gran pecado que estaba llevando acabo.

Y sin pensarlo dos veces se separó de Ash intentando retroceder, cosa que el mayor no le permitió. Estaban muy lejos como para empezar a echarse para atrás.

― Shhh. – le dijo Ash al chico sobre sus piernas al ver sus ojos asustados. – Tranquilo. – y ahora de manera más lenta bajo hacia el cuello de piel pálida para dejar algunos besos y leves mordidas. Andy se retorcía ante el tacto que iba de su espalda hasta sus nalgas, sin siquiera saber si era por el placer o por la incomodidad. Y prefirió no saberlo, prefirió quedarse justo en donde estaba. Perdido, con culpa y una gran carga encima.


N/A: Muajajaja esa no se la esperaban. :v

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro